Saludos visitantes. Esta es la morada de Caminantes del Desierto, Corporación Ecológica y Cultural, Laica y Territorial asentada en Antofagasta-Chile. Tenemos por misión, proteger y difundir el Patrimonio de nuestra región, muy especialmente el patrimonio Natural.
Seas bienvenido
Imagen del Sr. Nestor Dubo. Algarrobo en Quebrada norte de Tocopilla
Resulta factible el asegurar que había árboles en quebrada Mamilla
(Tocopilla) a la llegada de los primeros occidentales, esto lo dan a entender los
diversos escritos y estudios aquí expuestos, pero… ¿Serán vestigios de una
naturaleza remota o fueron los Changos quienes se dieron a la tarea de
plantarlos en el lugar?
Antaño se nos confidenció, que por los inicios históricos de
Antofagasta (1866-1868), era posible encontrar algunos árboles en la entrada
principal de Quebrada La Chimba, quebrada ubicada al norte de nuestra ciudad, de
las especies se citan al pimiento y el algarrobo, pero debemos suponer que estos
acabaron definitivamente como leña, sin quedar vestigio alguno de su antigua
presencia. Esta referencia es exclusivamente oral y se basa en una carta
enviada desde nuestra ciudad por un hijo a su madre en donde se detallaba esta
minucia histórica.
¿De la carta? Solo sabemos que llegó a manos de un
coleccionista local al cual constantemente solicitamos una copia para brindar
testimonio de aquella referencia.
Pero al parecer no es tan descabellada la idea de encontrar
árboles en las entradas de las quebradas más importantes de este norte,
especialmente en la cordillera costera y tan próximas al mar, zonas consideradas
de aridez extrema. En una de las páginas
del libro “Esploración Hidrográfica Del Litoral de Antofagasta” del Capitán
Luís Pomar Ávalos, asoma este pequeño inserto que nos llamó la atención y que
corrobora nuestro planteamiento:
“El tramo de costa que media entré Caleta Duendes i punta
Paquica es más o menos recto, escarpado i un tanto-sucio. Por su medianía se
abre la quebrada de Mamilla, alta, poco pronunciada i en la cual, se encuentra
una buena aguada a más de 100 metros de elevación i alguna vejetacion
arborescente, resaltando los; algarrobos, pimientos i algunas plantas
trepadoras que se perciben desde el mar. ', Mamilla es, pues, un pequeño oasis
en esta parte del litoral. En la bocana de esta quebrada hai un mediocre
desembarcadero que sirvió en tiempos pasados, cuando no tenían otra aguada que
la suya. de donde proveerse los primitivos mineros changos de Tocopilla”
Costa norte de Tocopilla. Quebrada Mamilla
Hasta aquí llega la referencia sobre los antiguos árboles de
Tocopilla, su ubicación e inclusive su descripción. Para el lector podría
resultar un detalle mínimo, para el investigador es una primicia que merece
atención. Viajemos entonces a Tocopilla y al sitio en cuestión.
La quebrada de Mamilla se encuentra a unos 10 km. al Norte de
Tocopilla, siguiendo la ruta costera que une a esta ciudad con Iquique.
Corresponde a una quebrada de corta extensión que corre en dirección W-E, desde
el cerro Tolar en el margen occidental de la Cordillera de la Costa hasta el
borde litoral. En esta parte del borde costero de Tocopilla, la Cordillera de
la Costa cae abruptamente hacia el mar, pero en algunos sectores fue posible la
formación de terrazas litorales angostas producto de la erosión de esta
cordillera y de los conos de deyección de las quebradas.
Quebrada Mamilla. Gentileza del Sr. Nestor Dubó
En el sector medio de la quebrada se encuentra una aguada de
importancia histórica, dada la calidad de su agua dulce y su cantidad. Las importantes
ocupaciones humanas se relacionan sin duda con la presencia de esta fuente de
agua ya que en ellitoral desértico de
la costa arreica del norte de Chile, las posibilidades de vida humana se
encuentran estrechamente limitadas al desarrollo de aguadas producidas por el
aporte de la camanchaca y/o los escurrimientos subterráneos alimentados por
aguas fósiles de la depresión intermedia (Núñez y Varela 1967, Craig 1983,
Llagostera 1989, Schiappacasse et al. 1989, Larraín et al. 2001).
Vertiente de Mamilla. Imagen Gentileza del Sr. Nestor Dubó
Más. ¿Porqué tocar el tema arqueológico de Quebrada Mamilla
cuando estamos hablando de árboles?
El escrito agrega: El potencial arqueológico de la quebrada Mamilla ya fue
reconocido en 1967 por Núñez y Varela cuando señalan que “las excelentes
condiciones del acuífero sugieren campañas de prospección sistemáticas” (Núñez
y Varela 1967:25). Schiappacasse y colaboradores (1989:205) son aún más
específicos al señalar que la cantidad y calidad del acuífero de Mamilla permite
suponer que fue ocupada durante el Intermedio Tardío. De hecho, entre la
desembocadura del río Loa (Caleta Huelén) y Tocopilla, de las tres aguadas
identificadas por Núñez y Varela (1967), la de la quebrada Mamilla es la más
abundante y de mejor calidad. Información histórica señala que durante las
primeras décadas del puerto de Tocopilla (segunda mitad del siglo XIX), el agua
potable era transportada desde la aguada de Mamilla (Collao 2001). Hacia finales
del siglo XIX se extraían de esta aguada 6000 galones diarios de agua (3,7
litros por galón) y existían cultivos ya abandonados de higueras, molles y
perales (Núñez y Varela 1967). Risopatrón señala que la quebrada Mamilla
“ofrece abundante i buena agua, que da márjen al crecimiento de vejetación
arborescente i al cultivo de algarrobos, pimientos etc.” (Risopatrón 1924:520).
Además de los importantes recursos hídricos de la quebrada, ésta presenta una
buena posibilidad de comunicación con la Cordillera de la Costa y la Depresión
Intermedia, lo que le otorga ventajas desde el punto de vista de la circulación
regional y el abastecimiento de recursos complementarios a los disponibles en
la plataforma litoral. Entre estos últimos, debe mencionarse la presencia de
minas históricas de cobre, plata y oro en dicha quebrada.
¿Podríamos finalmente explicar - con este inserto - la
presencia de árboles en la quebrada Mamilla? Estos espacios habrían sido reocupados
en forma más intensiva durante la época colonial y republicana, dada la
cercanía del sitio al recurso de agua de la quebrada. Para estos momentos
históricos es sabido que los pescadores “changos” tenían también rebaños de
cabras en algunos sectores (Bittmann 1984 b), por lo que la ocupación más
intensa de este sector de la quebrada en desmedro de la línea de costa se
explicaría por esta situación, así como por la instalación de cultivos a partir
de un sistema de terrazas y canales de regadío parcialmente visibles hasta
hoy.
Quebrada Mamilla. Imagen Gentileza del Sr. Nestor Dubó
Podemos agregar - basados en el estudio - que en esta
quebrada se han encontrado inclusive restos de guanacos.
(Textual) Lo cierto es que los artefactos en piedra, hueso,
textil y metal de la segunda ocupación de Mamilla 7 dan cuenta de la
importancia de las actividades de caza y pesca a inicios del Intermedio Tardío.
El material zoo arqueológico recuperado no hace sino ratificar lo anterior, toda
vez que se observa un notable aumento de restos óseos tanto en términos
cuantitativos como en la variedad de taxones representados. Estos últimos
incluyen taxones como Lama sp. (posiblemente guanaco).
El Capitán Luis Pomar Ávalos visitó la zona de Tocopilla (Mamilla)
el año 1885 época donde aún eran visibles estos árboles. ¿Qué fue de ellos? Probablemente
acabaron como leña o fueron arrancados y arrastrados por los aluviones que
ocurren cada cierto tiempo – producto de las lluvias – en el norte de chile.
Entonces ¿Sería dable el asegurar que los árboles de las quebradas de nuestro norte
fueron tarea afanosa de los antiguos habitantes de la costa? Buena pregunta,
pero eso queda para los especialistas. Nosotros solo planteamos la interrogante.
Don Luís Pomar Ávalos
Referencias:
- “Esploración
Hidrográfica Del Litoral de Antofagasta”
Los Capellanes en Antofagasta y en la Guerra del Salitre
La Paz en la Guerra
Hemos comprobado que nuestra historia
cuenta con muchas referencias, hechos y detalles que se van repitiendo en el
tiempo y estos van en continuo crecimiento por el aporte de los nuevos historiadores.
Más. Siempre están esas pequeñas minucias que algunos consideran misceláneas y
la siguiente historia se podría considerar como tal, pero, para la gente de
aquella época fue de trascendental importancia. Los médicos sanaban el cuerpo y
los capellanes el alma.
Capellán Correa absolviendo al ejército chileno en las alturas de Calama
Las crónicas nos dicen:
Al comienzo de las operaciones de
guerra, la otorgación de sacramentos era los más importante y necesario, a raíz
de que la mayoría de los reclutas eran de origen campesino y no habían recibido
ni siquiera el bautismo. A pesar de ello, las tropas demostraron ser bastante
creyentes, y debido a esto, las misas pasaron a ser parte de la cotidianidad,
realizándose todos los domingos, no importando dónde estuvieran. Extraído de http://gdp1879.blogspot.cl
La victoria de Chile en la Guerra del
Pacifico, no solo se alcanzó mediante el sacrificio de los soldados
combatientes, sino que también de aquellos que acudieron raudamente a los
servicios de apoyo en los campos de operaciones, me refiero a médicos, ingenieros,
periodistas y también sacerdotes. Y dentro de este selecto grupo quiero
destacar a los sacerdotes que, con su servicio de asistencia moral y
espiritual, supieron infundir en las tropas, animo, confianza y paz, lo cual
resulta indispensable en tiempos de guerra.
En el caso de Chile esta asistencia a
estado vinculada estrechamente a la función guiadora de la Iglesia y tal
compromiso también estuvo presente en 1879 , en que el clero dio ejemplo de
patriotismo , ofreciendo sus servicios personales , creando ambulancias ,
estableciendo hospitales de sangre , recolectando fondos para el auxilio de las
viudas , fundando asilos para los huérfanos de la guerra , creando talleres
para la fabricación de vestuario militar , hilas y vendas para los hospitales
etc. , etc. .
Iniciado el conflicto con Perú y
Bolivia en 1879, la iglesia organiza "el cuerpo de capellanes" fue
una tarea difícil para las autoridades eclesiásticas de Chile, pues no existía
en la iglesia Chilena una institución dedicada a atender las necesidades
espirituales castrenses, o sea no se contaba con un vicariato canónicamente
organizado, esto dificultaba la creación y posterior desempeño de los
capellanes que partirían al frente de guerra, a servir la espiritualidad de
nuestras tropas, también se debería evaluar la cantidad de estos , donde se
instalarían y su funcionamiento .
La prensa hizo un llamado público al
gobierno, sobre la urgente necesidad de enviar capellanes junto con el
ejército. La solicitud del gobierno de Chile a sus hijos para defender la causa,
encontró de inmediato eco en sacerdotes como, Florencio Fontecilla y Ruperto
Marchant Pereira a ellos se agregarían otros seis más que fueron nombrados por
el arzobispo Joaquín Larraín Gandarillas.
Ruperto Marchant Pereira
Como vemos el número de capellanes en
un principio era muy modesto, en relación con el contingente total de nuestras
fuerzas armadas, que alcanzaban aproximadamente a los 2.440.- hombres al inicio
de la guerra, cifra que, por supuesto aumentaría conforme al desarrollo de
esta, es decir cada capellán velaría espiritualmente por 305 hombres,
repartidos en un frente tanto marítimo como continental de varios miles de
kilómetros cuadrados.
Otra preocupación eclesiástica, fue
si se designaba a un capellán para cada cuerpo de ejército o bastarían los 8 ya
nombrados, se decidió que no habría capellanes particulares para ningún
regimiento o batallón y que todos serian capellanes del Ejército de Chile, que
prestarían servicios a donde los destinase el Capellán Superior conforme a las
órdenes del General en Jefe, de esta forma seria más unitario el trabajo de los
capellanes y se consultarían mejor sus necesidades.
Así fue como se propuso a capellán
mayor a don Florencio Fontecilla. El sería el encargado de dirigir el trabajo
de sus compañeros.
Capellán Florencio Fontecilla
A fines de 1879 el número de capellanes
había aumentado de 8 a 19, aun así, se hacían pocos para las necesidades del
frente de guerra.
Su financiamiento, estadía, y
sustento en el frente era otro tema complicado, aunque ellos iban integrados a
las divisiones del ejército y por lo tanto la alimentación y habitación era
provista por este, el vestuario y útiles personales eran costeados por los
propios sacerdotes.
Según consta en documentos los
capellanes se ofrecían voluntariamente a prestar servicios al ejército,
rehusando recibir salario por sus servicios, como ven completo desinterés de
los sacerdotes por los beneficios económicos por su labor en el ejército
expedicionario, lo que realzaba más sus espíritus patrióticos y de servicio.
Sin embargo, la autoridad
eclesiástica, previendo las necesidades en campaña, asigna una cantidad de
dinero que se enviaba al capellán mayor para solventar gastos, pero este aporte
no siempre fue constante o bien se atrasaba durante meses.
Una vez desembarcados en Antofagasta,
los capellanes no tenían una labor asignada en ningún cuerpo de ejército, así
el cuerpo de capellanes quedo disperso, sin posibilidad que los sacerdotes
pudieran ayudarse o relevarse mutuamente, varios de ellos en ciertos momentos
debieron ejecutar una labor extenuante, en la más completa soledad y
aislamiento de sus compañeros.
Luego de su reunificación. Estos
entraron inmediatamente a someterse a una ardua instrucción sobre la vida
militar en campaña y comenzar su primera labor, las actividades pastorales muy
bien recibidas por la población.
Esto significó una creciente demanda
de sacerdotes que atendiesen a la población civil, de los territorios que
nuestras tropas iban ocupando, todo esto debido a que, con la ocupación de
Antofagasta, comenzó también la huida de sacerdotes peruanos y bolivianos de
las zonas controladas por Chile.
Esta situación no evaluada en un
principio, recargo aún más la labor de los pocos capellanes incluso algunos se
dieron el tiempo y sacrificio, de misionar en algunos de los más apartados
poblados del norte, desarrollando su función de "curas”.
En cartas enviadas a Santiago
Florencio Fontecilla y Ruperto Marchant Pereira, expresan la urgente necesidad
de más sacerdotes, pues ellos estaban con la doble y a veces triple función de
párrocos de la población, capellanes de hospitales de sangre y asistiendo
soldados en el frente de batalla en esos duros momentos.
Pisagua fue el bautismo de guerra de
los capellanes, en los días siguientes fueron de grandes sacrificios atendiendo
a soldados heridos y moribundos de las batallas y de las plagas que aumentaban
día a día. Un soldado comentaba: eran pasado las seis de tarde en Pisagua el
día del desembarco en la playa los heridos aún estaban allí, por no sé qué
motivo no había ni ambulancias ni camillas, pero los curitas estaban allí,
ellos en medio de las balas estaban socorriendo a los heridos, su valentía
evito una mortandad mayor.
Capellanes en la Guerra del Pacífico
José Clemente Larraín, refiriéndose a
los sucesos posteriores a la batalla de Tarapacá expresa: Los capellanes de
nuestro ejército, no abandonaron en ningún momento a nuestros heridos en los
consuelos de la religión.
Otro capellán relata: eran cerca de
las 2 de la tarde, el campo de Tacna estaba sembrado de cadáveres y heridos
estos alzaban sus rifles para llamar la atención y fuesen en su auxilio, era
preciso ir uno a uno dando la extremaunción, ungiéndoles en la frente y tomando
sus encargos y ultimas disposiciones ...Dios mío....
El trasladarse con los ejércitos, era
más penoso y agotador para ellos ya que a sus comisiones castrenses debía de
sumarse sus labores civiles de pastor, y en base a esto trasladarse a los
pueblos del interior todas las semanas a ejercer sus labores de cura en
alejados poblados, todo esto a pie o carreta de acuerdo de la disponibilidad.
M. Pereira y Javier Valdez narran en
cartas como debían atravesar el árido desierto nortino a pie , Valdez narra
cómo camino desde Junín a Dolores cuando supo que comenzara la batalla , y
viendo la necesidad de estar allí marcho a pie 8 leguas hasta encontrar el tren
que lo llevo hasta Dolores , fray Pacheco , también cuenta que el llego a
Dolores cuando recién terminaba la batalla desde allí seguí al ejército a San
Francisco de donde salieron a las 4 p.m. caminando toda la noche y llegando a
estación Dibujo , para luego seguir a Tarapacá a 11 leguas de allí , todas a
pie .
La gran facilidad de desplazamiento
de los capellanes se debió a que la gran mayoría de estos eran jóvenes, aunque
igual marchaban sin la vestimenta adecuada para esta zona ni la preparación
militar, es decir puro corazón y coraje.
Pese a esto , ellos no estaban
acostumbrados a la vida militar y el constante peregrinar , afecto en mayor o
menor medida la salud de la mayoría de ellos , Así lo hizo saber el capellán
mayor al alto mando , solicitando reemplazos , porque ellos ya estaban gastados
y muchos muy enfermos , los capellanes Madariaga , Valdez , Cruzat , Christie ,
Astete y el propio Fontecilla entre otros más vieron sus vidas peligrar por el
tifus , tuberculosis , hepatitis y disentería , incluso luego de recuperarse
muchos volvieron y fallecieron cumpliendo su labor en las filas de nuestro
ejército.
Lo que sí está claro, es el intenso
patriotismo que estos capellanes tenían, M. Pereira escribía, mi anhelo es
acompañar al ejército donde este vaya, le solicito a F. Fontecilla hablar con
el general en jefe, para ver si el ejército se moviliza más al norte, a Lima,
ellos que fueron los primeros sean considerados para esa avanzada, decía:
debemos ir con la tropa a la vanguardia.
El capellán Triviño participo casi en
todas las batallas, siendo un soldado de Cristo, estuvo siempre junto a los
heridos en combate, lleno de entusiasmo, querido por la tropa.
El capellán Madariaga, participo en
el desembarco de Pisagua, todos vieron al padre Madariaga en medio del fuego,
en la proa de los lanchones de desembarco, con un Cristo en la mano derecha,
alentando a la tropa para que cumpliese con su deber.
El capellán Vivanco, en Chorrillos
avanzando junto con la tropa del Atacama, en momentos que las balas pasaban
silbando sobre sus cabezas y salvando a un joven oficial peruano herido en
combate.
El capellán Ortúzar que viendo al
Manco-Cápac alistarse, se trasladó al puente para transformarse en un soldado
más y combatir en nombre de Dios y de Chile.
Incluso Alberto del Solar en su
diario recuerda un encuentro de el con el capellán Donoso en la batalla de
Chorrillos, el cura había desembarcado de uno de nuestros buques de guerra y se
dirigió rápidamente a el campo de batalla para asistir a los heridos y
moribundos en plena batalla.
Otra de las funciones casi
desconocidas de los capellanes, se refería a la sepultación de los soldados
fallecidos en el campo de batalla, estos en su mayoría eran enterrados en fosas
comunes para evitar las epidemias, estas labores junto con el servicio fúnebre
que se efectuaba con tan mínimas comodidades, era una de las labores más
íntimas y delicadas de los capellanes realizada en estrecha comunión con los
soldados.
Sacerdote Enrique Christie Gutierrez
Fueron estos hombres de profundas
convicciones sacerdotales y patrióticas, ambos planos a veces inexplicables
para los hombres que vivimos los comienzos del siglo XXI.
Sin embargo, el contexto en el que se
generó la guerra en 1879, podemos apreciar que la iglesia tanto chilena como
peruana y boliviana, se comprometió con la causa de sus respectivos países y
puso a sus hombres a disposición del estado.
Uno de los aspectos más mencionados
en los diarios de vida de los soldados, eran los efectos benéficos que lograban
los capellanes castrenses, al impartir la absolución antes de entrar en
batallas o la simple confesión.
El oficial Arturo Benavides relata:
en la mañana llego al campamento un sacerdote y se instaló bajo un algodonero,
fue visitado por oficiales, clases y soldados, unos llegaban arrogantes y otros
cabizbajos y pensativos........ Pero todos se retiraban radiantes de gozo e
instaban a otros a ir donde el " padrecito"
Vicuña Mackenna, cuenta que la noche
antes de la batalla de Tacna pocos soldados durmieron, muchos oraron, nadie
tuvo miedo. Los capellanes del ejército, sentados en la arena o en sus recados
de montar, escucharon las últimas confesiones de los que llevaban en su corazón
el presentimiento de la muerte cercana.
Extraido de: GUERRA DEL PACIFICO , HONOR A SUS
HEROES
De los 47 capellanes que sirvieron en
las filas de las fuerzas armadas chilenas y viajaron al norte, la mayoría eran
sacerdotes Diocesanos, el resto fueron Franciscanos, Jesuitas, orden de María,
dominicos y otros.
El nombramiento del "Capellán
jefe o Capellán mayor" como se le denomino, y que ejerció su ministerio en
el escenario del conflicto, fue fundamental, porque aunó voluntades, estableció
coordinación y destino a los sacerdotes a los lugares donde más se les
necesitaba.
Desde Santiago eran dirigidos por el
vicario Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas quien, de acuerdo con el gobierno,
hacia los nombramientos oficiales de los capellanes castrenses.
Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas
Luego de llegar a algún puerto del
norte, los capellanes eran destinados ya sea a los buques de guerra de nuestra
armada, hospitales de sangre o a alguna de las divisiones del ejército, y desde
allí atender al personal de los diferentes batallones.
El cuerpo de capellanes nunca tuvo
personal suficiente como para poder destinar uno a cada regimiento, claro hay
algunas excepciones, como el capellán Pacheco, que estuvo siempre en el
regimiento Bulnes.
Algunos capellanes fueron más
conocidos que otros, en parte porque estuvieron más tiempo en el servicio, que
ocuparon algún cargo importante, o por que realizaron una labor más destacada
en este campo se da la paradoja de que hay algunos con 2 o 4 años que nadie
recuerda, mientras que otros con 2 o 3 meses son muy mencionados por sus
contemporáneos, como ejemplo el caso del capellán Donoso.
Capellán Camilo Ortuzar Montt
Lo que está claro es el trabajo de
los religiosos castrenses, y lo beneficioso que resulto para la tropa,
abarcando aspectos mucho más allá de su propia misión de capellán ellos no solo
evangelizaron, misionaron y administraron sacramentos, sino también auxiliaron
a enfermos y moribundos, consolaron, tranquilizaron y animaron a las tropas,
fueron consejeros espirituales y además " rivalizaron durante la guerra en
su celo apostólico y caritativo”
Francisco Machuca opinaba que desde
el primer día hicieron labor cristiana y patriótica, visitando a los enfermos,
aconsejando a los indecisos, alentando el espíritu de todos y más que nada
predicando la sobriedad y combatiendo el alcoholismo.
José Clemente Larraín oficial del 7º
de Línea señalaba, nos gustaría decir lo que hay de admirable, de sublime en
aquellos sacerdotes que con su piedad su risa y sus consuelos estaban siempre
al lado del soldado, en particular en la hora del peligro o en su lecho de
dolor, eran estos entonces su único alivio y esperanzas.
El historiador Gonzalo Bulnes dice,
corresponde recordar la labor del servicio religioso y me limitare a decir.”
que los capellanes dieron pruebas de abnegación, distribuyéndose en todas las
zonas de peligro de los campos de combate para atender a los heridos y
moribundos”.
Capellán Salvador Donoso
Los capellanes cumplieron una
extenuante labor a lo ancho y largo del desierto nortino, satisfaciendo las
necesidades espirituales de las tropas y de la población civil de los
territorios ocupados, aparte del apoyo a las ambulancias con heridos que cada
día crecían más, tuvieron que vivir el dia a dia de los soldados en sus mismas
condiciones, ya sea en los desembarcos o en las fatigosas marchas por el desierto.
Para concluir diré que la labor del
capellán se concentró en una sola cosa. Caridad para los soldados. Testimonios
de estos hay muchos.
Nicanor Molinare decía, fray José
María Madariaga que en Antofagasta había llamado mucho la atención por su
carisma, inteligencia y caridad sin límites había demostrado una caridad
angelical, una constancia digna de elogios para curar soldados, consolarlos y
confortarlos... de palabra fácil, de purísimas costumbres llano en su trato con
toda persona, vivía con nuestra tropa y con ellos compartía la vida de
campamento.
Fray José María Madariaga
Un hecho que a muchos contemporáneos
impactó, puesto que muchos lo relataron, fue cuando el padre Marchant Pereira,
después de la batalla de Tacna, se bajó de su caballo para colocar sobre el a
dos soldados chilenos heridos, el señor Marchant Pereira marchaba a pie tirando
de la brida de su caballo, esto sin importarle las balas que le rosaban el
cuerpo y consolando a los soldados heridos con cariñosas palabras.
Se consigna este hecho que enaltece a
los capellanes de nuestro ejército que como Marchant Pereira no abandonaron un
solo momento a los heridos prodigándoles toda clase de atenciones y los
consuelos de la religión.
La Canción del Cura y la Beata. Película Caliche Sangriento.
(Fue el primero en tomar nota de nuestra inquietud)
Si habláramos de las
Chinchillas de Antofagasta (comuna y región) más de alguno diría que estamos
equivocados, afectados por el inclemente sol o ya nos dio la fiebre de los
Molinos de Viento, pero no es la primera vez que tocamos este tema y en esta
oportunidad quisiéramos aportar algunas referencias que brindarán luces para
determinar su antigua presencia en nuestra naturaleza.
Buscando en la literatura
histórica, esa que nos da referencias sobre el pasado de nuestra región. Nos
encontramos con el siguiente párrafo:
ESPLORACIÓN HIDROGRÁFICA DEL LITORAL DE ANTOFAGASTA por DON
LUIS POMAR Capitán de fragata.
Punta i caleta
Chacaya. La punta es el primer accidente roqueño que se halla al norte de la
playa de Mejillones; no es prominente, pero se hace reparable por su
naturaleza. Por su centro i en una playuela arenosa se halla la caleta de
Chacaya, con regular desembarcadero para botes i en sus inmediaciones, un
establecimiento minero de poca importancia, que queda como 4.5 quilometros al
oriente.
El camino que
conduce a él sigue una quebrada que lleva el mismo nombre; pero los trabajos
están paralizados desde algunos años atrás. Hai en este asiento aguada de
regular calidad, combustible i escasos recursos para el viajero terrestre.
Entre los cerros i la costa abundan las chinchillas. A pocos metros al sur de
punta Chacaya se halla una columna que indica el grado 23 de latitud.
¿Qué es Caleta Chacaya en la actualidad y este punto
geográfico sigue presente a sobre 100 años de su referencia?
Chacaya es en la
actualidad un punto turístico de la comuna de Mejillones. Se ubica a 79
kilómetros al norte de Antofagasta, posee excelente arena, aguas cálidas. Tiene
camping, kioscos, duchas y servicios higiénicos, es ideal para pesca y deportes
náuticos, para el descanso y para tomar sol. Desde ahora (previa comprobación)
se podría determinar como el antiguo hogar de las Chinchillas.
Basados en lo
anterior. El espacio más propicio para la vida y sobrevida de este roedor
-según nuestras apreciaciones- sería el oasis de niebla de Paposo. Espacio que
se encuentra ubicado en el extremo sur de la región de Antofagasta y cercano a
los límites históricos - determinados por los estudios - para la presencia de
la Chinchilla. 80 kms. al norte de Chañaral. Más. No hemos encontrado
referencias – sean estas vestigios o anotaciones- que nos aporten datos sobre
su probable presencia en este importante punto geográfico y en la actualidad
los estudios e investigaciones no incluyen a esta especie como parte de la
biodiversidad local ni siquiera como extinta para el sector.
¿Y cómo poder explicar esta paradoja?
En Antofagasta
(Comuna) al adentrarnos muy profundamente en uno de los sitios de mayor
importancia natural -Quebrada La Chimba- Hemos encontrado muchos vestigios de
su presencia en un pasado remoto. La quebrada en cuestión se encuentra por
sobre los 800 m.s.n.m. y cuenta con bastante vegetación producto de la
camanchaca.
Bajo las grandes
rocas y acarreos del lugar y en presencia de un gran número de cactáceas del
Género Copiapoa y Eulychnias. Hemos encontrado sus heces en grandes montículos
de tierra, como si hubiesen excavado para formar madrigueras. Sabemos que este animal se come sus heces, por lo cual resulta importante determinar si se trata de Chinchillas. Todo el lugar
permanece indeterminado para el común de las personas e inalterado, con la
esperanza de que algún investigador (Especialista) pueda concurrir al lugar, para
hacer los correspondientes estudios y levantamientos.
Pero hablemos de la especie y de su estado actual.
La Chinchilla (Chinchilla
lanigera Molina, 1782) es una especie endémica de Chile que tuvo una distribución
histórica que iba desde los 80 km al norte de Chañaral (III Región) hasta la
provincia de Petorca (V Región). En la actualidad sólo existe cerca de Illapel
(31°38’S, 71°06’W; probablemente el rango sur de su distribución original) en
la Reserva Nacional Las Chinchillas y sus alrededores. Además, en una población
aislada aproximadamente a 100 km al norte de Coquimbo (29°33’S, 71°04’W)
(Jiménez 1996). La amplia distribución de las chinchillas en el pasado no está
del todo clara ya que Grau (1986), indica la presencia de chinchillas entre
Talca, Chile (35°30’S), y en el norte hasta Perú. Longitudinalmente la
distribución va desde la Cordillera de la Costa chilena hasta Los Andes y la
puna de Argentina, Bolivia y Perú.
Los individuos viven
en colonias que varían en tamaño desde unos pocos individuos hasta varios
cientos, en que varias colonias forman una agregación tipo archipiélago con
frecuentes extinciones locales y recolonización de parches con hábitat
favorable (Mollis 1983, Jiménez 1995). Albert (1900) reporta que es usual
encontrar colonias de cerca de 100 individuos, mientras que en las poblaciones
estudiadas por Jiménez (1990) dos colonias tenían entre 450-500 individuos. El
tamaño de la población no fluctúa entre años de alta o baja pluviosidad.
(Jiménez et al 1992).
En un sector de la
IV región (Zona en estudio) explican que habita en áreas con matorral xerófito,
con presencia marginal de bosque esclerófilo mediterráneo. Las condiciones de
aridez de su hábitat determinan una vegetación arbustiva con estrato herbáceo
de geófitas y plantas anuales. Habita zonas caracterizadas por estar enclavadas
en laderas rocosas de más de 600 m de altura, de preferencia con exposición
norte, con declives variables entre los 18 y 40°, siendo el sustrato una
combinación de tierra arenosa, ripio fino y talud, con una predominancia rocosa
que va entre el 30 y el 100 %. La presencia de cardón (Puya) constituye un buen
indicador para la probable presencia de chinchillas ya que ésta la utiliza en
sus madrigueras y como refugio (Mohlis 1983, Jiménez 1990). Por su parte
Rodríguez (1983) señala que la mayor cantidad de capturas y por lo tanto de
abundancia relativa de chinchillas se obtuvo en las localidades que presentaban
grandes rocas o puyas, sin la presencia de caprinos. Hemos encontrado vestigios
de Puyas en la zona y en gran parte de la cordillera costera de la II región ¿Es
un buen indicador?
Es herbívoro, el
99,2% de su dieta está compuesta por tejido vegetal y el 0,8% restante por
semillas (Silva 2005). En cuanto al consumo. El más importante durante el año
sería la Cordia decandra, Llagunoa glandulosa y Puya berteroana en las zonas en
estudio. Entre las especies herbáceas prefiere las gramíneas cespitosas Stipa
plumosa y Nassella chilensis. Durante un año lluvioso, se expande su nicho
trófico (H’ = 0,78) consumiendo 55,5% de las especies de plantas disponibles en
su ambiente, en comparación con el nicho trófico para un año seco (H’ = 0,65)
en que consumió el 40,7% de las 27 especies vegetales disponibles. Durante el
año lluvioso la dieta mostró mayor similitud entre invierno y verano en
comparación al año seco, (Cortés et al 2002). C. lanígera no consume agua en
estado silvestre obteniéndola de las partes verdes de los vegetales (Von Brand
1986). Competiría con Octodon, Abrocoma y Phyllotis por los mismos recursos
alimentarios debido a las rigurosas condiciones del medio, lo que condiciona
una baja diversidad de especies y una menor variabilidad estacional (Muñoz-Pedreros
2000). Es depredado por el pequén (Athene cunicularia), el tucúquere (Bubo
magellanicus), el águila de pecho negro (Geranoaetus melanoleucus) y zorros
(Pseudalopex sp.) (Mohlis 1983, Jiménez 1995).
Más datos no daremos para asegurar los sitios y procurar que
sean los especialistas los que aborden el tema. Ahora bien. Eso de que iremos,
denlo por hecho.
Referencias:
-Chinchilla
lanigera - Ministerio del Medio Ambiente
Huanchaca en quechua significa Puente de las Penas
Tuve la fortuna de visitar esta imponente estructura allá por
1984 cuando apenas tenía 17 años. El lugar era - como su nombre lo indica – solo
ruinas. La historia pasó y pisó muy fuerte en este sitio, transformándolo en
anfiteatro de ritos satánicos, vertedero ilegal, lugar de pendencias y
reyertas, escondrijo del amor y amparo – dormitorio - del desesperado que
buscaba en esta tierra mejores horizontes. La comunidad clamaba a intervalos
por su protección efectiva, los medios de comunicación levantaban la voz a coro,
pero había cosas más importantes por solucionar en esos años. El agua, la
cesantía, la distancia.
Se podría pensar que ante tamaño abandono esta estructura ya
no existiría en la actualidad. Las ruinas de la antigua fundición permanecen
más vigentes que nunca, brindando a nuestra ciudad y comuna un nuevo polo de
desarrollo – el turístico - y es motivo de
nuestro orgullo patrimonial.
Pero ¿Que fue la Fundición Huanchaca o Playa Blanca?
Fundición de Metales de Huanchaca fueron los cimientos
estructurales del Establecimiento Industrial Playa Blanca de la Compañía Minera
de Huanchaca de Bolivia (empresa de intereses bolivianos, chilenos e ingleses).
Esta compañía era dueña de las minas de plata de Pulacayo (a 10 km al noroeste
de Uyuni) y Oruro, de donde llegaba el mineral hasta Antofagasta.
Pulacayo
Entrada a la mina Pulacayo
Comenzó su construcción en 1888, tras el acuerdo pactado
entre la Compañía Minera de Huanchaca y la Compañía de Salitres y Ferrocarril
de Antofagasta (tras las negociaciones entre el chileno Melchor de Concha y
Toro y el boliviano Aniceto Arce) para el transporte del mineral desde las
minas bolivianas hasta la futura refinadora en suelo antofagastino. En abril de
1889, Arturo Wendt y A. Gmehling entregaron los planos de la construcción.
Melchor de Concha y Toro y Aniceto Arce
Inaugurada en 1892, entró en pleno funcionamiento en 1893,
realizando la actividad de amalgamación y refinación de los minerales de plata,
llegando a producir 3,85 toneladas de plata refinada al mes.
Debido a lo poco beneficioso desde el punto de vista
económico, la empresa cesó sus actividades en 1902 producto de la inestabilidad
de los precios de la plata en el mercado mundial y a que su tecnología fue
superada. Además, la mina de Pulacayo sufrió una inundación de la cual no se
pudo recuperar. Tras esto, se llevó a cabo el desarme y remate del patrimonio.
Traslado Pulacayo-Huanchaca
Ferrocarril Huanchaca
En el año de su construcción, era la refinadora más moderna
de Sudamérica. Contaba con una central eléctrica propia para el suministro de
las faenas y la maestranza. El alumbrado del barrio era proporcionado por una
fábrica de gas, también propiedad de la compañía.
Tras años a manos del Fisco de Chile, la mayor parte fue
transferida a propiedad de la Universidad del Norte (hoy llamada Universidad Católica
del Norte) el año 1964.
Fue declarado el 7 de enero de 1974 como Monumento Histórico
Nacional, según el Decreto Supremo nº 9 del Consejo de Monumentos Nacionales de
Chile.
(De esto poco sabemos y nos basamos solo en referencias) Tras
la confirmación del 14 de julio de 2006 por parte de la Superintendencia de
Casinos de Juego de Chile, el grupo AM Corp se adjudicó la licencia de casino
bajo el proyecto Enjoy Antofagasta. Este proyecto construyó un casino de juegos
frente al monumento histórico, además creó el Parque Cultural Huanchaca,
compuesto por el Museo del Desierto de Atacama (obra de los arquitectos Ramón
Coz, Marco Polidura, Eugenia Soto e Iñaki Volante), además de un pequeño
anfiteatro. Para la administración del recinto, se creó la Fundación Ruinas de
Huanchaca, sociedad entre el casino y la universidad.
Hoy en día, las ruinas poseen cuatro sectores diferenciables:
la gran masa central corresponde a lo que fueron las oficinas y maestranza de
la compañía, el bloque ubicado en Avenida Argentina que corresponde a un horno
de la refinadora, las escaleras ubicadas frente al horno y la Casa de Piedra,
antigua sala de máquinas y actualmente la Capilla Militar Nuestra Señora del
Carmen, inaugurada el 30 de noviembre de 1942.
Fundición de Metales de Huanchaca1900
Pero no solo las estructuras de aquella fundición nos quedan
como legado patrimonial, también es posible encontrar en el centro de nuestra ciudad, un
conjunto habitacional que es conocido como “casas del ferrocarril”,
originalmente formaban parte del campamento de la Fundición Playa Blanca de la
Compañía Huanchaca, al sur de la ciudad, junto a lo que se conoce como ruinas
de Huanchaca. Allí junto al complejo industrial, se levantaba un campamento con
viviendas y servicios para los trabajadores.
Esas viviendas datan aproximadamente de 1885, a pesar de que
las obras de la fundición se iniciaron en 1888. Una vez cerrada Huanchaca en
1902, las casas fueron adquiridas en 1907 por el Ferrocarril de Antofagasta a
Bolivia (FCAB) y reubicadas en dos manzanas sobre el centro de la ciudad, sobre
avenida Argentina, entre las calles Baquedano y Maipú, y sobre calle Atacama y
Curicó. (Agullo, 1979, p.101).
Son cinco tipos de casas, que fueron investigadas por los
arquitectos Eugenio Garcés Feliú y Patricio Morgado, más otros colaboradores,
en el tiempo que fueron profesores de la Escuela de Arquitectura de la
Universidad Católica del Norte. El conjunto, que sintetiza un legado de la
arquitectura residencial de un asentamiento industrial de fines del siglo XIX,
cuando Antofagasta cumplía recién diecinueve años de su primer poblamiento.
(Zazzali y Galeno, 2013)
Ruinas de la antigua Fundición de Metales de Huanchaca
Documentación para saber más.
Referencias principales:
- Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) (2013). Decreto
nº0374/21.06.2013.
- Garcés, Eugenio, et al. (1985). [Casas] FF.CC. Antofagasta
Bolivia, 1885. Revista Ciudad y Arquitectura (CA), nº41, sept. 1985, p.50.
- La Estrella (Antofagasta) (18 de abril de 2012). “Nos quieren
demoler la historia de Antofagasta”. La Estrella (Antofagasta), año 46, nº
12981, p.5. Disponible en: <http://www.estrellaantofagasta.cl/impresa/2012/04/18/full/5/>
- Zazzali, Claudia; Galeno, Claudio, “Crónica de una muerte
anunciada” [de las casas de ferrocarril], Tell Magazine, febrero 2013. Versión
online disponible en:
<http://www.tell.cl/magazine/8137/antofagasta/febrero/2013/espacios/cronica-de-una-muerte-anunciada.html>.