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jueves, 12 de julio de 2018

LA POSTAL. EL WHATS-APP DEL AYER




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     Mateo vino de muy lejos en busca de fortuna y no se equivocó, aunque el trabajo en las minas era agotador, bien valía la pena el esfuerzo. Era día de pago y algunos pesos relucientes penden de su cintura atravesados por un grueso alambre, es la manera de portar el dinero en esos tiempos. Tomaba raudo rumbo por Calle Nuevo Mundo hasta doblar por Lamar en dirección al correo (oficina Postal) solo faltaba un trámite por hacer antes de enviar la remeza acostumbrada, escribir la carta en donde se impregnarían los sentimientos y muy especialmente las indicaciones de cómo gastar el dinero, esto no lo hace Mateo, él no sabe escribir y tampoco leer, de esto se encargaba el Escritor de Oficio, personaje característico de nuestro pasado quienes con su mesita, su silla, su pequeño toldo, pluma y papel iban plasmando las ideas desordenadas que brotaban de la boca de hombres y mujeres, en más de las veces solo resumía las ideas, total los mandantes no se darían cuenta de este detalle ya que eran analfabetas. Los Escritores de oficio eran personas que tenían - en más de las veces - la educación mínima para este oficio, pero el tiempo y alguna que otra cualidad - especialmente la discreción - los fue haciendo los preferidos entre la población.

     El escritor de oficio no solo ejercía como escribano, también y por una módica suma, leía las cartas y postales llegadas en los vapores de carrera que surcaban las aguas del norte, unas contaban alegrías, otras de tristezas y era ahí cuando las cualidades del lector (escritor) le daba lustre al oficio.

Sobre cuando aparecen las Postales en Chile y en Antofagasta.

Pues bien. Primero hemos de saber que las primeras tarjetas postales chilenas se dividían en varias categorías:

-        Las tarjetas provisorias (Cartas Tarjetas)
-        Las postales con sello impreso
-        Las tarjetas de servicio
-        Las postales privadas

Las Tarjetas Provisorias (Cartas Tarjetas)

     Chile no estuvo ajeno a las innovaciones que adoptaban los correos extranjeros y fue el primer país de América que introdujo en sus servicios de correo la primitiva “Carta Tarjeta”, oficialmente el 24 de diciembre de 1871, siendo Juan Miguel Riesco el Director General de Correos, al inicio de la administración de Federico Errázuriz Zañartu.

     En noviembre de 1871 se encargó a la Imprenta Albión en Santiago, de propiedad de los señores Cox y Taylor, la confección de seis mil Cartas Tarjetas, provisionalmente sin franqueo, a fin de no retardar este invento reciente y de gran éxito en Europa. Estas primeras tarjetas, "provisorias", puestas en servicio previa publicidad en la prensa local de Valparaíso y Santiago y registradas en la Memoria Anual de la Dirección General de Correos de Chile, del mismo año, serían, a la postre, las primeras tarjetas chilenas de emisión definitiva.

     Esta “Carta Tarjeta”, con formato de 11,5 x 8.2 cms. consistía en un marco formado por una línea ondulada, una sucesión de pequeños rombos con un punto al medio, y una línea directa, dentro del marco con las palabras: “Carta Tarjeta”. Más abajo llevaba un bigote litográfico y enseguida: Sr. D. o Sra. Doña. De las primeras postales se hicieron tres impresiones con caracteres filatélicos diferentes. Las primeras y segundas ediciones se imprimieron en noviembre y diciembre de 1871 y una tercera edición en 1872.

     El total de tarjetas impresas fue de 126.000 ejemplares y se conocen veinte variedades provenientes de las diversas clases de papel empleado y de los errores o fallas de los caracteres tipográficos utilizados. El sorprendente éxito que tuvo en nuestro país la aparición de este innovador medio postal hizo que, por disposición suprema del 8 de enero de 1872, se utilizaran con estampillas de dos centavos las destinadas a circular en el interior del país por los correos de tierra, y con sellos de cinco centavos, las que debían enviarse por los vapores de cabotaje (nacionales o extranjeros), no estando autorizado el despacho al extranjero.

Las Postales con Sello Impreso

     Las primeras ediciones llegaron a Valparaíso en el vapor “Garonne”, el 23 de octubre de 1872 y el resto de la partida, en el vapor “Aconcagua”, el 21 de noviembre del mismo año. Habían sido confeccionadas en Londres por “Thomas de la Rue & Co.”, en cartulina color ante, en formato de 122 x 87 mm. y con valores de 2 y 5 centavos de franqueo; de esta manera se constituyeron en las primeras tarjetas chilenas con sello impreso. Según los diarios del 26 de noviembre de 1872 (“La Patria”, Nº 2.856 de Valparaíso y “El Ferrocarril”, Nº 5.304 de Santiago), estas Cartas Tarjetas se vendían en las Oficinas de Estanco y en el Correo de ambas ciudades (las Cartas Tarjetas de dos centavos y los sobres de cinco centavos, fue lo único que hasta entonces se había recibido). A fines de noviembre de 1872, los Correos de Talca y de Coquimbo consultaban la posibilidad de disponer de estas tarjetas. Resulta interesante observar algunos aspectos de estas primitivas postales con sello impreso, en lo referente a sus ediciones principales con diversos valores y diseños.

Las Tarjetas de Servicio

     Las Tarjetas de Servicio no llevaban indicación de valor y fueron utilizadas por las Administraciones de Correos de Valparaíso, Taltal y Santiago, entre los años 1889 y 1900, aproximadamente. 30 éstas, que no eran de uso público, presentaban diseños semejantes a aquellas con sello impreso, más una impresión con la lectura “Administración Principal de Correos Valparaíso”, “Administración Principal de Correos Santiago”, o “Administración de Correos Taltal”.

Las Postales Privadas

     Una cuarta clasificación son las postales privadas. Aparecieron con imagen y publicidad de privados, siendo normada la reducción de franqueo en 1903, mediante la circular de la Dirección General de Correos, Nº 3454, fechada en Santiago el 3 de septiembre del mismo año: "Por decreto del 24 de agosto último, Nº 3729, se ha otorgado la reducción de porte (franqueo) a las tarjetas sencillas provenientes de la industria privada, destinadas a circular en el interior del país, bajo las siguientes condiciones:



1. Que deben llevar en el anverso las inscripciones "Tarjeta Postal" y "en este lado debe escribirse únicamente la dirección".

2. Que el franqueo que deben satisfacer es el de dos centavos, $0.02, para las destinadas a circular por toda la república y de un centavo para las que circulen dentro de un mismo departamento, no pudiendo tener estas, otras indicaciones manuscritas que las relativas a la dirección.

3. Quedan sometidas en lo demás a las mismas condiciones que se exigen a las destinadas al extranjero (circular nº 234 del 31 del mes pasado, de esta Dirección).



Centros editores de Postales en la Región de Antofagasta

Justo Arce S. & Cía. 1915 Editor propietario de la Librería de El Mercurio. Registra ediciones en Antofagasta y Viña del Mar. Sus ediciones se presentan, a través de los años, con diferentes procesos de impresión: fotolitografía, huecograbado y también las cotizadas postales iluminadas. Se destaca la edición iluminada, Nº 16: Miramar – “Restaurant Schaub”, Viña del Mar. Editó hasta 1925, estimativamente.

Pinnau & Co. Antofagasta 1904

Imprenta Barcelona Antofagasta 1904

Librería Española 1920. Ediciones con temas regionales, en blanco y negro, e impresas en papel fotográfico.

Glasinovic 1925. Se destacan algunos temas alusivos a la ciudad. Tarjetas hechas con proceso fotográfico.

Fernández y Heras 1930. Series numeradas del 1 al 20, con prepicado para utilizarlas individualmente. Impresas con proceso en huecograbado, con tinta azul en cartulinas delgadas. Temática: la ciudad de Antofagasta. Los retiros registran los créditos: “Edición Fernández y Heras, Calle Prat-Antofagasta”. Editaron hasta aproximadamente 1943.

Casa Cosmópolis 1935. Contaban con local en calle Prat Nº 403, en la ciudad de Antofagasta. Las postales editadas hacia 1935 (fecha estimativa) muestran temas locales. Fueron hechas con proceso fotográfico y llevan impresos en el tiro el tema, la ciudad y los créditos del editor (pie de imprenta).

J. Quiroga V. 1935. Postales hechas con proceso fotográfico en blanco y negro. Presentó escasos temas. Registró dirección en Antofagasta, en la calle Prat Nº 325. Se destaca: “Mercado de Antofagasta”.

Lemare & Co. 1950. Tarjetas confeccionadas con proceso fotográfico, en blanco y negro, en formatos de 9 x 14 cms. Retiro: preimpreso, sin eje divisor, registra el tema, el centro editor y el pie de imprenta indica: “Lemare & Co.-Antof.”

Prontofoto 1950. Postales editadas en papel fotográfico. Escasos temas con vistas de la zona.

Tolosa 1950. Presenta escasos temas de Antofagasta (todos en papel fotográfico).

Disney´s Foto 1955. Pequeñas ediciones con vistas de Antofagasta, hechas en papel fotográfico. Los retiros carecen de impresiones de todo orden. En el tiro se registran, sobreimpresos, el pie de imprenta y la siguiente ubicación: Antofagasta, Chile, S.A.

Centro Editor: Mejillones

Foto Rivera 1930. Tarjetas confeccionadas en papel fotográfico de la Casa Hans Frey. Presenta algunas vistas de Mejillones, en blanco y negro.

Centro Editor: Tocopilla

Casa Yñesta 1938. Tarjetas editadas en papel fotográfico. Presenta temáticas sobre las salitreras, paisaje urbano y la estación ferroviaria.


Contamos en la actualidad con un catálogo de sobre 400 imágenes de Postales de Antofagasta resumidos en una publicación de sobre 200 hojas en formato libro virtual muy fácil de portar y descargar, para tener acceso a este nos debes escribir a caminantesdeldesierto@gmail.com


Referencia:

La Tarjeta Postal en Chile
http://arpa.ucv.cl/postales/intro.pdf

DON JOSÉ



Imagen de José Papic Radnic tomada del escrito Recuerdos de una Changa, Concurso Literario de la I.M.A. 1987.

     Es evidente que en la actualidad y producto de nuestra formación, nos resulta muy difícil entender ciertas acciones y/o aplicar algunas palabras en nuestro diario vivir, ejemplos como: empatía, altruismo, sabemos muy bien sus significados puesto que forman parte de nuestro vocabulario social, pero realmente no las entendemos cuando son puestas en acción. eso de hacer algo por alguien y gratuitamente.

     Esto nos lleva a visitar nuestra historia e indagar sobre los motivos que tuvieron ciertos personajes para sacrificarlo todo, sus bienes e inclusive su vida en pro de la gente y de sus convicciones, acción que, por demás, los hizo trascender en la historia nacional o local y dejaron una huella, pero los motivos son personales y en muchos de los casos, son los autores quienes determinan el porqué.

     Algunos de estos personajes han corrido con mayor suerte y su entrega es recordada y mantenida en la memoria popular, otros, con igual o mayor relevancia van quedando olvidados en el tiempo, relegados al recuerdo de pocos.  

     Es el caso de Don José Papic Radnic, un notable personaje antofagastino del cuál conocimos su existencia al visitar el sector Los Morros y comprobar que en la cumbre había una construcción muy especial que la gente llamaba la “Casa de Cristal” o “Nido de Águilas”, al preguntar por Don José, todas las referencias nos indicaban sobre la tal mentada casa y no sobre la persona. Al buscar información esta era siempre muy escueta hasta que pudimos dar con ciertos escritos que nos llevaron a reafirmar algunos comentarios - los menos - Don José Papic fue uno de los grandes personajes de nuestra ciudad, señor del Ancla dorada, noble merecedor de su sitial de honor y del recuerdo eterno de Antofagasta.  

José Papic Radnic

     Don José Papic Radnic, nació en Antofagasta, el 14 de marzo de 1909. Fueron sus padres don Juan Papić Dragivecić y doña Francisca Radnić Yacsić. siendo el único varón entre siete hijos. Sus primeros estudios los hizo en el Liceo de Hombres de Antofagasta y Liceo de La Serena. Realizó su bachillerato en Santiago de Chile, continuando sus estudios universitarios en los campos de las ciencias políticas y económicas, estudios consulares y estudios internacionales en universidades inglesas, alemanas y francesas.   A través de toda su vida fue un gran deportista y, en lo espiritual, sintió la influencia de personajes importantes de Antofagasta como fueron Manuel Oyarzún, Rector del Liceo de Hombres, el reverendo padre Florián Blümell, Rector Colegio San Luis, don Zacarías Gómez inmigrante español, periodista, escritor, amigo personal de Gabriela Mistral y don Demetrio Salas, destacado pensador residente en La Serena. Su actividad literaria fue pequeña pero fructífera, remitiéndose a artículos de prensa, folletos múltiples de bien público y otros de tipo similar. Por otra parte, su actividad comercial la desarrolló en el rubro de la panadería, en su calidad de industrial, habiéndose hecho cargo de los negocios heredados de su padre. 

Imagen de José Papic Radnic tomada del escrito Recuerdos de una Changa, Concurso Literario de la I.M.A. 1987.

     Perteneció al Partido Liberal y, en representación de esta agrupación política, fue regidor de la Municipalidad de Antofagasta en dos períodos, entre los años 1935 y 1941. Toda su actividad pública estuvo centrada en su máximo objetivo: el progreso de Antofagasta. Esto se comprueba a través de múltiples actividades relacionadas con los deportes y aún más, desde su cargo de presidente del Centro para el Progreso de Antofagasta.   Así obtuvo la Ley de la Frontera Libre alimenticia y la Ley del Cobre, que proporcionó, durante muchos años, cuantiosos recursos que permitieron la realización de todas las obras públicas del Norte, como la Ruta Panamericana y otras de gran envergadura.   A través de las innumerables instituciones a las que perteneció.  Recibió diversas distinciones tales como: el "Ancla de Oro", de la Municipalidad de Antofagasta en 1956, la condecoración de "La orden de la bandera yugoslava con guirnalda de oro", del gobierno yugoslavo, más otras del gobierno argentino, por su positiva labor de integración entre dos ciudades hermanas, Antofagasta y Salta. Una población, en el sector Norte de la ciudad de Antofagasta, lleva el nombre "José Papić ".   
     Don José nunca se casó ni tuvo hijos.   Falleció en Antofagasta, su ciudad natal, el 18 de febrero de 1983.


Escrito de Andrés Sabella sobre José Papic Radnic, sábado 19 febrero 1983.

       Con la muerte de José Papic Radnic muere, en cierta medida, casi toda la fe en Antofagasta muere la esperanza de saberlo un puerto en plenitud. Decimos, así, porque Pepe Papic vivió para ser, sin fatigas ni desalientos, el verdadero impulsor de cuanto bien pudo acrecentarnos.

       En su estampa, alta de hombre y de alto caballero parecía levantarse el porvenir. 

       Esta palabra profunda y misteriosa, porvenir, no fue para él uno cualquiera: fue el porvenir feliz de su Antofagasta.

       En instantes de amarga memoria, cuando la luz eléctrica lloraba en su pobreza, cuando el agua nos mordía en su ausencia, cuando el Centro para el Progreso latía en fuego, cuando el Comando Pro Frontera Libre Alimenticio era clamado por todos los hogares antofagastinos, cuando el Ferrocarril a Salta se convertía en realidad de rieles, Papic encabezaba protestas y desfiles y, sin cálculos pequeños, colocaba su dinero para los gastos que exigían estos anhelos.

       Luchó por nuestra ciudad, por la suya en derechos de conciencia y corazón, alentando prosperidades, seguro que era la única y honrada manera de construirla en futuro sólido.

       Desde Antofagasta, Pepe miró hacia el mundo, sin extraviar nunca la fuerza de sus raíces: ¡cuánto nos beneficiaria, que llegase a nosotros! De este modo, su americanismo se manifestó en obras de afecto americano auténtico, bregando porque los países hermanos más próximos a nosotros formasen con Antofagasta una férrea unidad de acciones creadoras. Esta fue, sin duda, su ansiedad más pura.

Imagen de José Papic Radnic tomada del escrito Recuerdos de una Changa, Concurso Literario de la I.M.A. 1987.

       Por este amor desinteresado, hondo y límpido, José Papic Radnic pertenecía, sin insignias ni saraos, a todas las instituciones de Antofagasta, porque era parte sustantiva de cuanta obra importaba progresos para nuestra capitanía de cobres y salitres.

       Sin Pepe Papic, ¿cuánto habríamos demorado en conseguir la ciudad que disfrutamos hoy? En esta pregunta se halla la medida exacta de sus valores    morales, intelectuales y solidarios; se halla todo Pepe, con su cordialidad su generosidad, con su modestia y su ánimo de servicio permanente a cuantos tocaron a su puerta.

       Es historia sabida que don José, como le llamaba, familiarmente, daba “el pan de cada día” a los que se lo demandaban en su miseria. Y en esta acción de dar, que fue la suya constante, démosle, de corazón ardiendo, nuestro agradecimiento de hermanos suyos en el Ancla y en la ternura por esta ciudad, que ya le debe una hermosa avenida que perpetúe su memoria bienhechora.

Un gran escrito no llega desde el ayer. 

Recuerdos de una Changa, Concurso Literario de la I.M.A. 1987.





Carta de pablo Neruda a José Papic aparecida en el Mercurio el día martes 21 de marzo del año 2000