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martes, 17 de julio de 2018

EL HUMEDAL DEL KILÓMETRO 12



      Todo aquello que consideramos hermoso y representa en parte a la vida natural de Antofagasta, está condenado a desaparecer. Todo va por la ambición de unos pocos y por la apatía de los demás. Nadie protege lo que no conoce.


      El bien o mal llamado Humedal de Antofagasta o también denominado Vega, es un espacio con bastante historia que se remonta a los orígenes de Antofagasta y que sobrevive exclusivamente por la tozudez de la naturaleza, puesto que si fuera por la acción del hombre ya hubiese desparecido definitivamente. Este maravilloso y enigmático lugar, se encuentra ubicado a un costado del camino que nos conduce a la ciudad de Calama, específicamente en el km. 12 de la ruta Salar del Carmen. La gran mayoría de los oriundos de nuestra región recuerdan el lugar con nostalgia, puesto que era considerado un sitio de visita obligada durante los fines de semana por la gran cantidad de huertas que surtían de verduras a la gente de nuestra ciudad, además, su vegetación única permitía la sobrevida de varias especies consideradas extrañas para este desierto (especies introducidas) nos referimos a sapos (Pleurodema thaul) peces (Gambusia affinis) y tortugas terrestres probablemente la Chelonoidis chilensis, en cuanto a la vegetación la historia no es distinta, decenas de especies consideradas comunes en el centro de país, enraizaron en este espacio creciendo entre las colas de zorro (Cortaderia atacamensis (Phil.) Pilg.) tan características de las riveras del rio Loa. 

Sapo de Cuatro Ojos
Galega officinalis
Queltehue (Vanellus chilensis)

      Sobre su origen las opiniones son disímiles. Los más entendidos en la materia nos refieren que en este lugar se depositaban las aguas lluvia provenientes de los sectores altos (eventos muy alejados) y también afloraban en algunos puntos las aguas que se encuentran en la depresión intermedia, aguas freáticas profundas. Con el tiempo y la modernidad, se estableció en el lugar una planta industrial de abatimiento de arsénico, planta que filtraba las aguas provenientes del interior de la región y que eran usadas para el consumo de los antofagastinos. El material filtrado era vertido en el terreno y permitió que la vida natural se fijase de manera permanente y no sujeta a eventos naturales.


      En cuanto a la historia de este sitio no nos es posible fijar fechas exactas de su ocupación y de los fines a los que se destinó, solo podemos teorizar basados en los vestigios encontrados.

      Primero, este lugar fue utilizado por la Compañía de Salitres de Antofagasta como lugar de acopio y de descanso, estableciéndose en el lugar una estación de ferrocarril de tránsito llamada Salar del Carmen, El caliche proveniente del interior era acopiado en este sitio y luego se embarcaba con rumbo a la planta de procesamiento que se encontraba ubicada en la misma ciudad, con el tiempo se establecieron varias construcciones más, entre las que destacan los grandes estanques de almacenamiento de agua, canchas de acopio de carbón y los establos en donde se mantenían animales vivos para el sacrificio y el consumo en las oficinas salitreras del cantón (inclusive de guanacos) constatamos que también hubieron pequeñas fundiciones y aún quedan los vestigios de la construcción de profundos pozos que nos hace suponer que la búsqueda del agua - en sus profundidades - fue un tema relevante.  



Un gran legado.

      En este sitio se establecieron algunas empresas (en décadas pasadas) que dejaron su bien conocida herencia de muerte. Una de estas empresas mantenía sus acopios de ácido y azufre al aire libre y cuando se retiraron del sector, no se llevaron o por último cubrieron estos, era el tiempo en donde no existía conciencia ambiental (si es que la hay actualmente) el viento se encargó de transportar estos contaminantes y aniquilar (esa es la palabra) a los sapos y peces del lugar.

      Para los inicios del nuevo milenio, se determinó que las verduras del sector eran nocivas para la salud por el alto contenido de arsénico, puesto que eran regadas con las aguas tratadas y el lugar poco a poco se fue despoblando y llegaron los actuales vecinos, especialmente empresas, cuyos dueños no han visto con muy buena cara la existencia de este pulmón verde, puesto que resulta ser un lugar económicamente atractivo siempre y cuando salga la vegetación. He ahí que hemos visto cómo constantemente se mueve la línea límite, se depositan materiales nocivos, se vierten aguas contaminadas, etc. La idea final es eliminar todo vestigio de vida y dar el paso a lo económicamente rentable.



      Han de saber que, de acuerdo con lo establecido en las normas internacionales, si reconocemos a este espacio como un Humedal, la obligación es proteger, pero son muy inteligentes y le llaman simplemente Vega.

Zorro entre Colas de zorro (Cortaderia atacamensis)