PRÓXIMAS RUTAS

viernes, 17 de mayo de 2019

EL ORO DEL MENTA´O NARANJO



    Algunos tesoros ya son leyenda como el de Guayacán en Coquimbo, otros se han ido perdiendo inexorablemente en el tiempo como aquel del Gringo Loco en Arica y otros (los más) yacen en el olvido como los de Antofagasta, pero cada cierto tiempo, la llama del buscador de fortunas que va inmerso en los genes de cada uno de los chilenos y muy especialmente en los nortinos se aviva, especialmente en nosotros, los antofagastinos… Es el vívido sueño de la riqueza que se encuentra ahí, ahí…. Al alcance de nuestras manos. Solo debemos tener presente un detalle, al parecer los muertos custodian sus posesiones.

Alturas del Cerro Coloso. Antofagasta-Chile.

     Permítanme entonces contarte una de aquellas historias que hablan de fortunas y riquezas dispersas por esta tierra y ….. Si aún quieres salir en su búsqueda, solo te diremos que está por atrás del Coloso, en alguno de sus escabrosos farellones. No lo olvides, en su entrada hay una barreta, es el indicativo que estás en el lugar correcto…  

EL DERROTERO DE NARANJO

     Don Isaac Arce Ramírez, En su libro “Narraciones Históricas de Antofagasta” nos cuenta.


     Nicolás Naranjo, el famoso y desventurado dueño y descubridor del derrotero de oro de su nombre, hasta hoy ímprobamente buscado a lo largo de toda la costa de la zona, y especialmente en las inmediaciones de Coloso, en cuyo sector creen muchos está el sitio de su ubicación.

     En efecto, en, 1806, en la plazuela del convento de San Francisco, de la ciudad de La Serena, con la venia del Cabildo, a vista de todos los vecinos, Naranjo acometió la construcción de un barco que debía destinarlo al comercio del congrio que se pescaba en abundancia en la costa de Atacama.

     El buque debía llegar hasta el Perú, de donde traería, de retomo, los productos peculiares de ese país. El negocio prometía ser espléndido. Tanto las autoridades como los serenenses, sin distinción de clases, miraron con simpatía esta empresa que demostraba la entereza de carácter de Naranjo; y tanto fue así, que cuatrocientos soldados, por orden del Subdelegado Corregidor, y una multitud de oficiosos, transportaron la flamante embarcación, sobre ruedas, hasta la Cruz del Molino.

     Esto ocurría el día de San Bartolomé, patrono de la ciudad, en que era de rigor la festividad o algarada conocida con el nombre de ALARDE GENTIL, con que los serenenses manifestaban su regocijo en honor del santo de su devoción.

     Por fin, Naranjo se hizo a la vela con rumbo al puerto viejo de Caldera. Aquí vendió su barco, sin duda a buen precio, con la idea de adquirir después otro, si no mejor, al menos de mayores dimensiones. Excursionó la costa y el interior del desierto, donde se encontró con un indio sumamente extenuado por una larga y penosa enfermedad, a quien le suministró algunos medicamentos con los cuales el paciente se restableció por completo; y este, en compensación, lo llevó a un sitio donde sabía que existía una riquísima mina de oro, de aquí el origen del derrotero, según cuenta la tradición.

     Viéndose poseedor de tan inmensa fortuna Naranjo desistió de su primitiva industria del congrio seco, por creerla demasiado insignificante ante la seductora expectativa que tan casualmente se le presentara.

     En tal emergencia, regresó a La Serena en una pequeña embarcación, de propiedad de don Santiago Irarrázaval, del marquesado de la Pica, de la era colonial y se trajo en su maleta un bolsón de piedras que, beneficiadas, dieron por resultado diez libras de oro.

     Había que explotar aquella riqueza con qué tan pródigamente le brindara el destino; y sin tiempo que perder, Naranjo alistó otra nueva embarcación, con las herramientas necesarias para los trabajos que debía acometer.

     Invitó a su empresa, en calidad de mayordomo o empleado, a un amigo llamado Juan Pastenes, descendiente del almirante compañero de Pedro de Valdivia, y se convino en que el barco debía zarpar en la mañana del 25 de diciembre de aquel mismo año, 1806, con proa hacia el lugar del rico derrotero.

     Ese mismo día, muy temprano. Naranjo llamó a la puerta de Pastenes para decirle que estaba listo para embarcarse; pero como fuera día de Navidades éste le contestó que iría a bordo después de haber oído la misa del Rosario, circunstancia feliz que lo libró de perecer en el naufragio en que, horas después, sucumbiría el intrépido Naranjo.

     Oída su misa, Pastenes se trasladó al puerto; pero ya el buque navegaba viento en popa rumbo al norte. A poco andar, y en la misma bahía de Coquimbo, empezó a inclinarse de costado, tal vez por mal estiba de la carga, y frente a la Punta de Teatinos, el débil barquichuelo se fue por ojo, ahogándose ocho hombres de la tripulación y el propio don Nicolás Naranjo.

     Consecuencia de este naufragio, es el desconocimiento absoluto que hasta hoy se tiene sobre la verdadera ubicación del histórico derrotero.

     La leyenda ha tejido muchos relatos alrededor de esta riqueza; pero cuanto se ha dicho, son puras fantasías, simples hipótesis que a nada práctico conducen. Lo efectivo es, que la fabulosa riqueza ha existido y que, siguiendo los indicios de la tradición, ésta se ha buscado en todo tiempo y las caravanas organizadas en uno o en otro lugar, todas han convergido a las inmediaciones de las Caletas o ensenadas de Jorjillo, Bolfín, Botija, etc., hasta Coloso.

     Naranjo era oriundo de Sevilla, capital de Andalucía, hijo de don Joaquín Naranjo y de doña Ana Vargas Machuca. Hasta 1871, sobrevivía aún en La Serena, doña Carmen Naranjo, hija de don Nicolás.

    Hacia 1867, un minero entusiasta, don Juan de Dios Picarte, se había establecido con un campamento en la caleta de Jorjillo, al sur de Coloso, como ya se ha dicho, en busca del derrotero de Naranjo. Tenía una buena casa de madera y contaba con veinte trabajadores y muchos recursos. Picarte explotaba una mina y, a la vez, buscaba el derrotero, todo por cuenta de don José Antonio Moreno.



     Posteriormente, y en distintas ocasiones, se han organizado cateos en este puerto, que han ido tras las riquezas de que habla la tradición; pero ninguno ha tenido suerte en sus exploraciones.

     Así, el 17 de diciembre de 1928, el Dr. Don Gregorio Carranza, que dedicaba también sus actividades a la minería, se internó en las cercanías de Coloso, en compañía de algunas personas, tras la búsqueda de este derrotero, encontrando allí la muerte, pues ascendiendo en su exploración a la cima de uno de los altos cerros cercanos al mar, sufrió una caída, de la cual falleció.

Caminantes en recorrido al sur del Coloso.



El Mercurio de Antofagasta. Marzo de 1918

miércoles, 15 de mayo de 2019

EN LA GOLF. SE JUGABA GOLF



     Es evidente. Las ciudades se van renovando, eso es parte innegable del progreso, especialmente en los sectores más céntricos, pero en aquellos espacios considerados marginales o periféricos, en donde proliferaban las construcciones antiguas - en muchas de las veces de material ligero – no nos resulta tan evidente o, mejor dicho, no es de mucho interés. En algunos de estos espacios, hoy se pueden levantar grandes edificios o enormes residencias y de aquellas polvorientas calles en donde transitaban las penurias y vivían los mocosos junto a sus improvisadas pelotas de trapo, la modernidad le ganó al tiempo, llevándose al descanso eterno a sus antiguos moradores, borrando los recuerdos en las nuevas generaciones.

     Un ejemplo vívido se nos viene al presente al observar algunas antiguas imágenes de los años 1940-1950 en donde podemos observar a múltiples jugadores de Golf en un espacio destinado para dicho deporte ¿Dónde quedaba aquel lugar en la ciudad de Antofagasta? En el mismo lugar en donde se encuentra actualmente la Población que lleva el mismo nombre. El Golf, lugar que ha sufrido la deformación fonética que la ha llevado a ser llamada o mejor dicho conocida como “La Golfo” o “La Golf”.


     Sobre los años de construcción de dichas canchas no hay referencias y sobre sus fundadores solo se hace mención de la colectividad inglesa asentada en nuestra región. Ahora bien. El año de fundación de dicho asentamiento (Población) se remonta a la década del ´50 en donde se entregaron 151 sitios para que se instalaran viviendas, sitios que en esos años fueron entregados por Bienes Nacionales. Luego y como es común en la historia, el origen de este espacio se fue perdiendo (Para muchos) y solo quedó en la memoria local, el establecimiento de algunos locales y grupos que marcaron las páginas periodísticas de la época. Esas páginas que hablaban de los “Robert Taylor”, “Los Gitanos”, “Los Melena”, los del “Fátima”, los de “Punta Brava.

    En resumen. Un espacio que pasó de ser un despoblado a un lugar de estigmas profundos y en la actualidad un punto de importancia habitacional y social en la ciudad de Antofagasta-Chile.  



Imágenes en internet de la Familia Viñuela-Evans

Población El Golf 1960

LAS ISLAS DESVENTURADAS



     Por qué no nos ha de extrañar esta información, una noticia que consideramos relevante y muy detallada sobre la destrucción de un pequeño y desolado espacio de vida silvestre - en altamar – un espacio que podríamos considerar como un pequeño planeta (como el nuestro) y que nos revela cual sería el desenlace predecible a nuestra desidia global, así como ocurrió en Rapa Nui. Nos referimos específicamente a las Islas desventuradas.



     Pues bien. Luego de siglos de destrucción el día de hoy, estas islas, son un parque marino de 300 mil kilómetros cuadrados, donde se resguardan ricos ecosistemas oceánicos que bullen de especies y vida. En agosto de 2016, se creó oficialmente el Parque Marino Nazca-Desventuradas en Chile con una superficie de 300 mil kilómetros cuadrados en torno a las islas San Félix y San Ambrosio, transformándose en el área marina protegida más grande del Pacífico Sudeste. Una declaratoria que se sustentó en la gran riqueza de su vida submarina, donde estudios realizados en la zona detectaron los índices de endemismo de especies más altos registrados en el mar, con un 72% de las especies de peces exclusivos de estas islas. Un mar que bulle de vida y que se encuentra en estado excepcional de conservación.


     Sin embargo y este es el problema. Sobre tierra la situación es distinta. Un equipo científico, el primero en 70 años, llegó hasta la isla San Ambrosio para examinar el estado de sus ecosistemas y para constatar una segura extinción de especies vegetales. Sin embargo, las noticias fueron esperanzadoras: aún quedan algunos individuos escondidos en sus riscos, por lo que recolectaron semillas e información para empezar a planificar una futura restauración ecológica de la isla.



El porqué de esto.

     Las Islas Desventuradas no lograron escapar a la introducción de especies exóticas invasoras que diezmaron sus especies vegetales. Cabras, conejos y ratones llevaron la flora de la Isla San Ambrosio hasta la extinción. O eso creían al menos los pescadores de langosta del Archipiélago Juan Fernández que se instalan en esta zona a realizar capturas durante varios meses del año, pero una investigación científica que llegó hasta las Desventuradas en septiembre trajo buenas noticias.

Pero de que islas estamos hablando:

     Las Islas Desventuradas es el nombre por el cual se conoce a un conjunto de islas perteneciente a Chile, compuestas por el islote González, la roca Catedral y las islas San Ambrosio y San Félix.

     En cuanto a su historia podemos decir (con alguna duda) que fue el piloto español Juan Fernández quién descubrió realmente las islas San Félix y San Ambrosio, conocidas también como las islas Desventuradas. Dieciséis días más tarde, en la misma navegación hacia el sur, Juan Fernández descubriría el archipiélago que hoy lleva su nombre, constituido por las islas Más a Tierra (Robinson Crusoe), Santa Clara y Más Afuera (Alejandro Selkirk)

    En cuanto al primer desembarco y descripción, esto ocurrió (según crónicas) en mayo de 1793, fue el capitán británico Santiago Colnett, quién navegando a la caza de la ballena y por asuntos mercantiles en la corbeta Rattler, encontró y describió tanto a San Félix como a San Ambrosio, pero lo más probable es que la isla fuera ya descubierta y conocida por los marinos españoles. El día 20 intentó abordar San Ambrosio en una chalupa, lo que no logró debido a lo escarpado de la costa. Similares intentos hicieron al día siguiente en San Félix, pudiendo desembarcar en esta última isla sólo el día 22, con mucho riesgo y gran dificultad. A su vez, también le resultó arduo abandonarla, ya que los botes volcaban en las rompientes, muriendo uno de sus mejores marineros al ser golpeado por una de las embarcaciones al zozobrar.

     De las descripciones y narraciones que hizo el capitán Colnett, se desprende que sus trabajos hidrográficos y de exploración fueron los primeros que se ejecutaron en el archipiélago. Posteriormente, muchos otros viajeros han visitado las islas, como asimismo cazadores para explotar los codiciados cueros de los lobos de dos pelos que allí abundaban y para extraer guano de aves marinas.


     En septiembre y octubre del año 1874, el capitán de fragata Ramón Vidal Gormaz, al mando de la goleta cañonera Covadonga efectuó una exploración de las islas, como asimismo algunos estudios hidrográficos y oceanológicos, emitiendo al respecto un amplio e interesantísimo informe, publicado en 1875 en el "Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile". El citado comandante describe su arribo al archipiélago en los siguientes términos:

"El 15 de setiembre de este año, después de entregar el mando de la estación de Mejillones i de haber esperado inútilmente por diez días la llegada del naturalista, que me anunciaban las instrucciones, me dirijí en demanda de las islas San Félix y San Ambrosio. Vientos variables i calmosos del segundo cuadrante sólo me permitieron llegar a las islas a la madrugada del día 26. Al reconocerlas demoraba San Ambrosio por la serviola de estribor i San Félix por la de babor, en circunstancias que gobernaba al N. 50E E. Distaba la primera según la fantasía, 21 millas. En este momento San Ambrosio se dibujaba en el horizonte como una masa oscura de laderas abruptas i de cima lijeramente encorvada. San Félix, que distaba como 11 millas, sólo alzaba sobre el horizonte su morro N.O.; abriéndose hacia el oriente el pequeño espinazo del islote González, afectando ambos la forma cónica.

Ramón Vidal Gormaz.

En cuanto a la biodiversidad existente en la actualidad:

Flora

     En San Félix existen ocho especies diferentes –un árbol, dos arbustos y cinco herbáceas anuales– y en San Ambrosio, diecinueve especies –un árbol, seis arbustos y doce herbáceas–. Sólo seis especies son comunes de ambas islas y un total de catorce son endémicas.

Árbol

     La especie arbórea corresponde a la "Thamnoseris lacerata" (compuesta), que puede alcanzar cinco metros de altura, con troncos de hasta 3 cms. de diámetro. Este árbol –que algunos lo mencionan sólo como "una mata grande"– se encuentra abundantemente en las planicies superiores de San Ambrosio, y también se halla en San Félix, en el cerro Amarillo, aunque en forma muy escasa. El comandante Ramón Vidal Gormaz expresa en su informe que en San Félix "es la mayor de todas las plantas y que adquiere las proporciones de un arbusto, de un metro de altura cuando más".

Thamnoseris lacerata

Arbustos

     Las especies arbustivas, por su parte, no exceden de los 5 a 8 dm de altura.

Hierbas

     Las hierbas son todas anuales, excepto una que es perenne.

Fauna

   En cuanto a la fauna de las islas Desventuradas, ésta presenta seis especies residentes de aves marinas y, comprobadamente, sólo dos de aves terrestres.

Aves marinas

     Respecto de las primeras, cabe señalar que cuatro de sus especies son comunes con las de la isla de Pascua y tres con las de la isla Salas y Gómez, coincidencia que curiosamente es mayor que la existente con la avifauna del archipiélago de Juan Fernández, pese a encontrarse más cercano.

     Las aves más comunes en las Desventuradas son el piquero blanco, las fardelas y diversos gaviotines. Además, se encuentra allí el petrel de Kermadec. El piquero blanco es sin duda la más abundante en San Félix, donde se reproduce entre agosto y febrero. Sus nidos se encuentran dispersos tanto en la planicie como en los fondos planos de las quebradas protegidas del viento. También se observan allí –al igual que en San Ambrosio– las tijeretas y el gaviotín de San Félix. En referencia a cierta mortandad comprobada de aves marinas, «la introducción del gato doméstico por la tripulación de la goleta pesquera San Félix, antes de 1960, parece ser la causa directa de esa mortandad, [debido a que] como no hay más agua que lloviznas ocasionales y las hierbas son muy escasas, el gato probablemente mate aves marinas para aprovechar la sangre y el agua contenidas en sus vísceras y satisfacer sus necesidades hídricas, ya que en los cadáveres sólo el contenido visceral está ausente».

Gaviotín de San Félix

Aves terrestres

     En lo que se refiere a las aves terrestres, en las islas –y más propiamente en San Ambrosio–, existe sólo una especie de halcón y, si bien otras especies tales como el zorzal, la bandurria y la garza han sido comunicadas por observadores poco expertos, la existencia del queltehue está comprobada.

Artrópodos

     Respecto de la fauna de artrópodos, sólo existen estudios relativos a San Ambrosio, en que se constata la existencia de 74 especies de insectos, 7 de arácnidos, 2 de pseudo-escorpiones, 20 de ácaros, 2 de isopoda y 2 de chilopoda.

Pinnípedos

    En estas islas existen diversas especies de pinnípedos, entre ellos el lobo fino de Juan Fernández, conocido también como "lobo de dos pelos", que es el de mayor valor comercial.

     Los datos históricos y los registros contemporáneos demuestran que este lobo (dos pelos) habitaba en forma exclusiva en Juan Fernández y en las Desventuradas. En la época en que ambos archipiélagos fueron descubiertos, algunas de sus playas y roqueríos se encontraban atestados de estos animales, lo que prontamente desató el interés por la explotación comercial de sus pieles y de su aceite, sobre todo, en un principio, en Juan Fernández, donde fueron cazados por centenares de miles. Posteriormente y ante el virtual agotamiento de los lobos en dicho lugar, los cazadores lo hicieron en San Félix y San Ambrosio, cuyas colonias de estos animales probablemente se vieron incrementadas ante su natural emigración a estas islas ante la persecución de que eran objeto. Sin embargo, como era de esperar, los cazadores no tardaron en llegar a ellas, donde también cazaron lobos por miles, haciendo declinar notablemente su población.

     Un estudio basado en datos obtenidos de diversos autores, ha determinado que en 1792 el capitán J. Roberts, a bordo de la fragata Jefferson, obtuvo 13.000 pieles en las Desventuradas; que el capitán Colnett, en 1793 o 1794, obtuvo sal en las islas Galápagos "para salar pieles en San Félix y San Ambrosio"; que el capitán D. Greene, a bordo de la fragata Neptune, logró obtener 35.000 pieles en San Ambrosio en el año 1798, y que, en 1801, loberos de los Estados Unidos "cazan en gran número" en ambas islas.

     Lo anterior determinó que, ya en la primera mitad del siglo XIX, el negocio de las pieles dejara de ser rentable, pues montar una expedición para obtener sólo algunas docenas de pieles no resultaba lucrativo. La explotación llegó a tal extremo que hubo un momento en que la especie se estimó extinguida. Sin embargo, un censo efectuado por científicos en 1970 determinó la existencia de 459 animales en Juan Fernández y, cuatro meses después, en un viaje efectuado a las islas Desventuradas en el R/V Hero, "sólo en San Ambrosio se avistaron dos animales juveniles, después de un siglo y medio que no se tenía noticias de ellos".

     Posteriormente, en octubre de 1977, se observaron en San Ambrosio alrededor de 300 lobos finos, específicamente en el lugar denominado por los pescadores bahía "Punta de Lanza". Si bien las autoridades nacionales han dictado algunas normas de carácter jurídico tendientes a proteger a la especie, ella aún es objeto de caza eventual por pescadores, pese a que se encuentra internacionalmente inscrita en el registro de especies en peligro de extinción.

Peces

     Se registran 28 especies distintas de peces, repartidas en 19 familias. Cinco de las especies son compartidas con la isla de Pascua y el 70% de esta fauna es común con la de Juan Fernández. Entre los peces que se encuentran en estas aguas, se pueden mencionar la agujilla, la anguila, el atún, el bacalao, la corvinilla, la jerguilla, el jurel y el tollo. También se ven frecuentemente peces voladores, como, asimismo, delfines de vientre blanco.

Langosta

     Especial mención merece la existencia en estas islas de langostas de mar, cuyo alto valor comercial determina que en ciertos períodos del año arriben, especialmente a San Ambrosio, pescadores que se instalan allí por temporadas. Estas langostas difieren de las de Juan Fernández, siendo su coloración rojo anaranjado mucho más acentuado y su talla promedio mucho mayor, alcanzando hasta los 7 kilos. Probablemente, esto último, debido a su explotación menos intensa.

La O.N.G. sland Conservation nos dice sobre este tema
Los bosques en San Ambrosio

     Hasta el año 1869, en que arribó a las islas Desventuradas la corbeta Chacabuco, no se sabía nada de la vegetación de las islas. En ese viaje se recolectaron siete especies en San Ambrosio y una en San Félix, las que fueron analizadas por el célebre naturalista Rodulfo Amando Philippi. Expediciones posteriores establecieron que en San Ambrosio existían 19 especies - un árbol, seis arbustos y doce herbáceas -, prácticamente todas endémicas. El árbol es la “Thamnoseris lacerata”, que puede alcanzar cinco metros de altura, con troncos de hasta treinta centímetros de diámetro y se encontraba de forma abundante en las planicies superiores de San Ambrosio.

Rodulfo Amando Philippi

     La situación hoy es radicalmente distinta. “La isla está bastante degradada, por el desgaste ambiental que provocaron los mamíferos introducidos durante el siglo XX. Los bosques que antes cubrieron la isla, proveyendo hábitat para docenas de especies de invertebrados endémicos y estabilizando el suelo para que puedan nidificar miles de aves marinas, ya no están”, dice Madeleine Pott, jefa científica de la expedición.

¿Cuál es el impacto de esto? 

     Pott afirma que “San Ambrosio depende fuertemente de las pocas lluvias que caen en la isla y de neblina que acumula alrededor de la isla. Pero, para que la tierra capte bien estas fuentes de agua, requiere de plantas: hierbas, arbustos, y árboles para infiltrar la humedad en la tierra. Actualmente, la isla esta despojada de su rica flora original y se está poniendo más árida”.

     En 2016, y en base al nivel de endemismo de las plantas, y las amenazas presentes en las islas Desventuradas por las especies exóticas invasoras que habían sido introducidas, Island Conservation sometió una lista de plantas al Reglamento para Clasificación de Especies según Estado de Conservación que actualiza cada año el Ministerio del Medio Ambiente: ocho fueron clasificadas “en peligro crítico” y cuatro como “en peligro”.

     Mientras, los pescadores habían comenzado a hacer su trabajo para revertir la situación en que habían puesto al ecosistema.

“Sabíamos - por los pescadores - que los conejos se habían eliminado hace unos cinco o siete años atrás, y también sabíamos que había al menos un individuo de chivos, porque los mismos pescadores nos habían contado que el año anterior habían disparado y habían matado cinco de los seis que quedaban”, dice Christian López.

     También querían saber cómo estaba la población de aves marinas en este escenario. Las expectativas realmente no eran las mejores.

12 días de expedición

     Con este escenario en mente, la expedición científica de 10 personas de Island Conservation llegaron a la isla San Ambrosio con el apoyo de la Armada. Durante 12 días caminaron 10 horas diarias, recorriendo cinco veces la isla, bajando en rapel por los acantilados, buscando rastros de las especies vegetales, y también de los mamíferos exóticos que aún pudieran vivir allí. En especial la única cabra que, según los pescadores, aún quedaba en la isla.

“Queríamos ver si encontrábamos esa cabra, o certificar si se había muerto porque los pescadores nos habían dicho que le habían disparado. Buscamos por todos lados y no encontramos chivos, no encontramos conejos - habrían muerto de hambre porque se comieron todo -, y queríamos descartar también si había ratones. Desplegamos trampas y no encontramos ratones. Nos queda ahora una conversación con los pescadores en Robinson, para en conjunto tomar la decisión si la declaramos como libre de mamíferos invasores”, dice López.

“Por la literatura y por la información de los pescadores sabíamos que había conejos -hoy extintos- y cabras, pero nadie más tenía información cierta sobre posibles roedores, gatos o perros. Lo bueno es que al no encontrar a estas últimas tres especies sabemos que las practicas actuales de los pescadores no permiten el ingreso de estos animales, pero hay que seguir pendientes de las buenas prácticas de bioseguridad para que estos—y otros—animales nunca llegan a la isla. Al no encontrar cabras, tenemos la esperanza que la isla, por fin, va empezar a recuperar su bosque original”, agrega Madeleine Pott.

¿Cómo les fue con las especies vegetales? 

     Encontraron cinco especies endémicas de la isla de forma segura, mientras otras están en proceso de identificación: Chenopodium sancti-ambrosii, Lepidium horstii, Sanctambrosiamanicata (todas en peligro crítico), Frankenia vidaliiy Thamnoseris lacerata (ambas en peligro). Algunas de ellas ya se creían extintas. 

     De algunas especies encontraron hasta cinco individuos. De otras, solo uno. Casi todos en los riscos que rodean la isla, porque la planicie superior ya está completamente erosionada. Descolgándose por cuerdas, lograron extraer algunas semillas que se trajeron de vuelta al continente.

Parietaria feliciana

“Las plantas están ubicadas en lugares expuestos y sumamente arriesgados. Con tan solo un golpe fuerte de viento o un insecto exótico introducido en la isla podría extirpar a toda la población de la especie. Nunca se sabe. Por eso, en caso de que cualquier cosa suceda a los individuos de plantas que encontró el equipo, estamos colaborando con la INIA para proteger a las semillas recolectadas. Queremos proteger este tesoro de la herencia natural de Chile. Mas allá de resguardar la herencia natural, estamos en el proceso de definir con nuestros socios lo que se va desarrollar con estas semillas”, dice Pott.

     Respecto de las aves, las fardelas blancas que habitan la isla, encontraron una población mucho más saludable de lo que pensaban. “La noticia fue bastante positiva, encontramos una estimación de 500 mil parejas reproduciéndose, pero es un dato bien preliminar porque hicimos algunas medidas de toma de datos que están aún en análisis. Pero nos fue bastante bien en esa línea”, afirma López.

     Hoy el objetivo del equipo de la expedición es analizar a fondo los resultados obtenidos con el trabajo de campo en la isla, y a futuro comenzar a planificar un plan de restauración ecológica a largo plazo para la isla San Ambrosio. “La esperanza es que se pueda desarrollar un plan de restauración para la isla que pueda prevenir la extinción de especies únicas, y que permita a las poblaciones de plantas y animales recuperarse y retomar su forma anterior”, dice Pott.



REFERENCIAS:

Flora de las Islas San Felix y San Ambrosio. Dr. Carl Skottsberg. 1911-1913


martes, 14 de mayo de 2019

¿ADÓNDE SE FUERON LAS GARUMAS?



     Hubo una ocasión - hará muchos años atrás - en donde vi un documental emitido por el desaparecido canal V.L.P. Televisión, un canal de carácter local y que tenía la particularidad de brindar la oportunidad a los realizadores antofagastinos para promover sus trabajos.

     El documental - en cuestión - guardaba relación con los antiguos habitantes de Mejillones y Tocopilla, especialmente la vida y obra de personas comunes que nos podrían parecer anónimas, invisibles sociales y sin connotación alguna, pero, con sus palabras nos fueron resumiendo su historia personal y también nos fueron develando la historia olvidada u omitida de aquellas ciudades.



     Entre las entrevistadas hubo una mujer, una señora - que según ella – rondaba los 90 años. Su historia era muy simple, ella vivió toda su vida en Tocopilla, se casó en Tocopilla, tuvo sus hijos en esa ciudad y es muy probable que ya repose en su suelo. Sus recuerdos más vívidos fueron cuando acompañaba a su padre en búsqueda de huevos de aves (Garumas) tras los cerros de su Tocopilla, en cuanto a las fechas (según relato) fue en un momento de mucha hambruna y carestía, probablemente en las crisis de los años ´30. Sus palabras – que aún recuerdo –.

-          Íbamos con mi padre, mis hermanos y mucha gente de la población a buscar huevitos muy atrás de los cerros, traíamos muchos huevitos, canastos llenos de huevitos, estos los preparábamos como los huevos comunes, en tortillas, fritos, duros. Me recuerdo que íbamos todos los años, pero estos pajaritos fueron desapareciendo y al final ya no llegaron más. Ella termina con una pregunta. ¿Qué habrá sido de esos pajaritos?  



     Si investigamos sobre las fechas y sobre el tema, podemos encontrar algunas citas históricas que nos refiere a la gran pobreza y hambruna que acontecía en el puerto de Tocopilla y en la región producto de la gran depresión del año 1929. En aquellos años muchas familias realizaban verdaderas expediciones a los cerros tocopillanos en busca de los huevos de garuma. Es evidente que eran miles las garumas existentes en la costa que se trasladaban al interior en oscura bandada.

     Sobre la venta de huevos de garumas, se ha confirmado – a través de la oralidad- que la venta fue practicada, como así también la venta de pichones, especialmente a los restaurantes chinos.

Otras referencias.

     En el Canto General de Pablo Neruda, es posible encontrar el poema “La Aves Maltratadas”, el cual habla sobre la relación del hombre tocopillano con la Garuma, siendo el humano el cleptómano de los huevos de esta ave marina y el causante directo de su disminución.


LAS AVES MALTRATADAS
Pablo Neruda

Alta sobre Tocopilla está la pampa nitrosa,
los páramos, la mancha de los salares, es el
desierto sin una hoja, sin un escarabajo,
sin una brizna, sin una sombra, sin tiempo.

Allí la garuma de los mares hizo sus nidos,
hace tiempo, en la arena solitaria y caliente,
dejó sus huevos desgranando el vuelo
desde la costa, en olas de plumaje,
hacia la soledad, hacia el remoto
cuadrado del desierto que alfombraron
con el tesoro suave de la vida.

Hermoso río desde el mar, salvaje
soledad del amor, plumas del viento
redondeadas en globos de magnolia,
vuelo arterial, palpitación alada
en que todas las vidas acumulan
en un río reunido, sus presiones:
así la sal estéril fue poblada,
fue coronado el páramo de plumas
y el vuelo se incubó en los arenales.

Llegó el hombre. Tal vez llenaron
su miseria de pálido extraviado
del desierto, las ramas del arrullo
que como el mar temblaba en el desierto,
tal vez lo deslumbró como una estrella
la extensión crepitante de blancura,
pero vinieron otros en sus pasos.

Llegaron en el alba, con garrotes
y con cestos, robaron el tesoro,
apalearon las aves, derrotaron
nido a nido la nave de las plumas,
sopesaron los huevos y aplastaron
aquellas que tenían criatura.

Las levantaron a la luz y arrojaron
contra la tierra del desierto, en medio
del vuelo y del graznido y de la ola
del rencor, y las aves extendieron
toda su furia en el aire invadido,
y cubrieron el sol con sus banderas:
pero la destrucción golpeó los nidos,
enarboló el garrote y arrasada
fue la ciudad del mar en el desierto.

Más tarde la ciudad, en la salmuera
vespertina de nieblas y borrachos
oyó pasar los cestos que vendían
huevos de ave de mar, frutos salvajes
de páramo en que nada sobrevive,
sino la soledad sin estaciones,
y la sal agredida y rencorosa.



lunes, 13 de mayo de 2019

EL TENIENTE MERINO



Así lo relata la historia.

     El 6 de noviembre de 1965 dos niños – hijos de colonos - informaron a Carabineros que habían visto agazapados en el bosque a efectivos argentinos que se acercaban lentamente al lugar. La unidad argentina estaba compuesta por alrededor de 90 efectivos, lo que dejaba una proporción de 18 a 1 en desmedro de la patrulla chilena.

Hernán Merino Correa 

     Ante esta alerta, el Mayor Torres se internó en el bosque y a viva voz pidió hablar con el oficial argentino a cargo, indicándoles que no tenían intención de enfrentarse con ellos, a fin de buscar una salida pacífica a la situación. Al no recibir respuesta, el Mayor Torres siguió avanzando y en ese momento se le unieron el Sargento Manríquez y teniente Merino, quien empuñando su fusil le dijo a Torres “Yo lo apoyo mi Mayor” y se puso detrás de él.

     El Sargento Manríquez le grito a los argentinos que podían salir, a fin de conversar, ya que ellos no tenían intención de disparar. Al momento de terminar con sus palabras, se escuchó una ráfaga de fusil, que rompió con el tenso silencio, la cual dio directo en el pecho del teniente Merino. A continuación, los argentinos comenzaron a disparar en grupo, con la finalidad de dar de baja en forma definitiva al personal de Carabineros. Los tiros alcanzaron al Sargento Manríquez, quien cayó herido. Mientras tanto el teniente Merino agonizaba y moría minutos después.

Hernán Merino Correa 

     Posteriormente el personal de Carabineros fue tomado prisionero y fue llevado a territorio argentino, en donde fue retenido hasta el 8 de noviembre de 1965, día en que fueron entregados a las autoridades chilenas.

     Esta situación creo una delicada crisis diplomática, que se reflejó en la gran indignación del pueblo chileno ante este acto cobarde de la gendarmería argentina, quien demostró no tener honor y tampoco valentía, al atacar a traición a una unidad inferior en número y capacidad de fuego, en momentos que buscaba dialogar.

     El Teniente de Carabineros Hernán Merino Correa nació en Antofagasta el 17 de julio de 1936.

domingo, 12 de mayo de 2019

POR LOS FARELLONES SUR DE LA PORTADA



Un trekking a la vida costera

Arco de la Portada. Antofagasta-Chile

     Es un recorrido que podría parecer muy simple - por su dificultad - y en más de las ocasiones los asistentes lo ven así, pero son pocos los que logran apreciar (en su real contexto) todo el conocimiento que se entrega y que se recibe en estos pocos kilómetros de borde costero y muy especialmente en su inicio, cuando el personal de Conaf nos da la bienvenida al Monumento Natural La Portada y nos brinda una charla magistral que nos lleva por su pasado geológico y la biodiversidad existente en este espacio protegido.

Personal de Conaf en charla medio ambiental
Pato lile. Phalacrocorax gaimardi (Lesson y Garnot)
Gaviotín monja. Larosterna inca (Lesson)
Piquero. Sula variegata (Tschudi)
Jote cabeza colorada. Cathartes aura (Molina)
Lobo marino de un pelo. Otaria flavescens (Shaw)

     De allí viene la caminata por el borde superior, siempre alejados del precipicio y evitando molestar a las aves del lugar. He allí que viene el momento para entregar nuestro aporte basados en la ciencia, de manera muy simple, procurando crear un mayor vínculo de pertenencia y protección entre los asistentes, ya que es muy distinto el ver una imagen, sea esta del arco monumental, de las aves existentes o de la fauna costera a verlos de manera presencial.

    Ahora bien, bajar a la costa es el mejor obsequio que podemos regalar a los visitantes ya que, los farellones costeros, nos brindan un sinnúmero de oportunidades que van desde el descubrir y conocer, sorteando maravillosos obstáculos, arcadas, varias cavernas y la vida natural que existe en estos pequeños espacios aprisionados entre los murallones milenarios y el mar, muy especialmente los invertebrados, un mundo totalmente desconocido pero existente.

En ruta a los Farellones
 En ruta a los Farellones


En ruta a los Farellones
Bajando a la costa por los Farellones
Bajando a la costa por los Farellones
En ruta por los Farellones
En ruta por los Farellones
En ruta por los Farellones
En ruta por los Farellones

     Al final de este recorrido no solo queda la imagen característica. Todos los asistentes vuelven a la ciudad con la premisa que este lugar cuenta con protección efectiva, pero el avance de la ciudad será su mayor problema y este problema ya debe tener planes de acción y soluciones. Todos sabemos que la gente y la naturaleza no combinan.  

 Final de ruta a los Farellones


Final de ruta a los Farellones
Final de ruta a los Farellones