Entre el Caliche y los Tamarugos.
Nuestra
Historia en Dolores/San Francisco
Malhaya sean,
decía yo, malhaya sean. Tal como gritaba aquel español que fue abandonado en la
playa mientras Pedro de Valdivia partía al Perú - en barco – llevándose su oro
tan trabajosamente conseguido en los lavaderos del Marga-Marga.
Pero, ¿Por
qué esta salida de protocolo? Pues por las demoras y los retrasos en el viaje,
generados por las reparaciones en la carretera. Arreglos que no nos permitieron
visitar todo lo que teníamos agendado y que nos obligaron a obviar muchas
paradas para cumplir nuestro recorrido.
Nuestra
visita al sitio conmemorativo de Dolores.
(Hemos de
partir por el inicio)
Por el
extremo norte de la Región de Tarapacá, casi en medio del desierto y entre
llanos extensos de tierra reseca y caliche, nos encontramos – sorpresivamente -
con vastas plantaciones de Tamarugos, Strombocarpa tamarugo (Phil.) (algunos –
los que saben - llegaron acá esperando que se citase como Prosopis). Pues bien,
estos árboles, nativos de Chile, no son de antigua data o centenarios como
pensarían algunos, más bien son fruto de un plan de recuperación y
reforestación que se inició por el año 1964, ya que dichos árboles, los que
existían antes de dicha fecha, fueron talados hasta casi el exterminio para su
uso en la industria del salitre.
Al ir avanzando
Muchos quedan
sorprendidos al contemplar tanta vida en el desierto, especialmente aquellos
que crecieron con la idea tan escolar de lo que es un desierto y pueden pasar
por alto lo demás (eso es comprensible).
Pues bien
¿Qué sería lo demás?
En medio y en
los bordes occidentales de dichas arboledas nos vamos encontrando con los
vestigios de lo que fue la gran industria del salitre. Hablamos de las
salitreras, sus poblaciones, sus estructuras productivas y sus ripios (tortas o
escorias). Son tan sólo restos que nos llevan a presumir vagamente su tiempo de
vida, la cantidad de trabajadores y su relevancia. Son numerosas, todas
cercanas entre sí y desperdigadas por este paraje inhóspito. Mas, apenas a unos
pocos kilómetros del poblado de Huara, en dirección oeste (mirando al norte),
cruzando los reverdecidos Tamarugos y por un camino vecinal muy bien tenido nos
recibe la historia. Un sitio maravilloso que nos invita a conocer dos hechos
históricos, ambos sangrientos, heroicos y ambos con el mismo nombre (solo cambia
el año). Nos referimos a la Batalla de Dolores o de San Francisco.
La primera de
ellas fue librada en la Guerra del Salitre o del Pacífico (19 de noviembre de
1879) entre los efectivos militares de Chile y los efectivos de la alianza
Perú-boliviana. La segunda confrontación del mismo nombre fue durante la Guerra
Civil de 1891 (15 de febrero), pero la historia y los memoriales sólo mencionan
a la primera, evitando mencionar a la segunda. Nos resultó gratificante el
estar ahí, contemplar el paisaje, deambular sin rumbo fijo (independientemente
de la temperatura ambiental) y sentir el sonido del viento más el crepitar del
caliche.
Debiésemos
haber contado con más tiempo, el tiempo necesario para subir, pausadamente, el
cerro Tres clavos, cruzar por el ex poblado de Dolores y por entre los
Tamarugos para acceder al cerro San Bartolo (al Noreste) y/o visitar el
memorial de los Juramentados del Atacama, a los pies del Cerro San Francisco,
pero nos faltó el tiempo.
Debimos sacar
a nuestra gente del lugar casi amarrados (hubo que lacear a algunos para
traerlos de vuelta al bus) porque, a pesar del tiempo y de los destructores,
este lugar – sobrecogedor – aún brinda sorpresas y vestigios de aquellos
tiempos. Vestigios (los que vimos) que quedaron allí, en el mismo lugar, a
merced del tiempo y de los saqueadores.
TAMARUGO.
ASPECTOS ARQUEOLÓGICOS:
https://www.fao.org/4/ad315s/ad315s06.htm
ARQUEOLOGIA
DE LA GUERRA DEL PACÍFICO. LA BATALLA DE DOLORES Y LA CAMPAÑA DE TARAPACÁ:
https://www.rdahayl.com/index.php/rdahayl/article/view/168/163
COMBATE DE
SAN FRANCISCO Y HUARA 1891:
De aquí nos
vamos al Cerro Unitas, al gigante de Tarapacá y a la ex oficina Santiago
Humberstone, pero esa será otra historia.
Nos faltó
tiempo.
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