PRÓXIMAS RUTAS

sábado, 25 de febrero de 2017

EL MÍSTICO RÍO LOA

  
     En el blog del Sr. Claudio E. Castellón Gatica, Fundador del Museo Antropológico de la Salitrera María Elena aparece la siguiente información:

“El río Loa forma parte de nuestra existencia y de nuestro entorno. Preciso es saber de sus orígenes como del presente.  Conozcámoslo, respetémoslo y ayudémoslo a sobrevivir”

     El Loa hizo su aparición apenas unos 15 millones de años, cuando por efecto de algunos fenómenos climáticos y geológicos, la cordillera de los Andes comenzó a elevarse y entonces un pequeño hilito de agua comenzó a escurrir desde el volcán Miño (5.661 mts de altura), pero su incipiente recorrido solo alcanzaba a cubrir unos 100 kilómetros, depositando sus aguas en uno de los tantos lagos que existían donde actualmente se ubica la ciudad de Calama.

     Por otro lado, en dirección noroeste (Cerca de Quillagua), existía otro gran lago, “El Soledad”, que cubría la actual pampa del Tamarugal y donde hoy aún se conservan los Salares de Llamara y Grande; pero intensos cataclismos que incluso lograron levantar los Valles, provocando el rebalse del lago Soledad cuyas aguas comenzaron a escurrir hacia la costa, dando origen a lo que sería la futura desembocadura de este nuevo río.

Pampa del Tamarugal
Caminantes del Desierto en Pampa del Tamarugal
Salar de Llamara

     Unos centenares de miles de años después el lago que alimentaba el naciente río Loa también rebalsa, y sus aguas comienzan a fluir raudamente hacia el desierto de la Depresión Intermedia (sector de las actuales salitreras), allí una quebrada lo desvía hacia el norte, conectándose ambos lagos (suceso que acontece hace unos 2 millones de años) dando origen así al río Loa, el más largo de Chile, con 440 kilómetros de longitud y con una hoya hidrográfica de 33.000 kilómetros cuadrados. Recibe los tributos permanentes de los ríos San Salvador, San Pedro y Salado, además de algunas filtraciones subterráneas.

     En sus riberas se asentó la vida, plantas y animales lo convirtieron en su hábitat predilecto. También el hombre se instala junto al Loa hace unos 4.000 A.C.  Pero desde ese tiempo a la fecha, la situación de utilización de las aguas del río ha variado enormemente. Las actuales políticas económicas por una parte favorecen los intereses de la población urbana y por la otra la expansión de la minería, mientras que se ha descuidado significativamente la forma de vida rural de la población indígena (Bittmann 1988).

     Con la extracción de agua para las ciudades de Antofagasta y Calama, y para los establecimientos mineros, ya se han secado las vegas de altura con el consiguiente deterioro ecológico del área andina.

     La misma suerte podría correr el río Loa si no hacemos conciencia ahora de esta insensata realidad. De lo contrario veremos secarse ante nuestros ojos a este milenario río, que aún sigue siendo un pilar trascendental de desarrollo en la sobrevivencia de un gran sector poblacional de la Segunda región.

La Desembocadura del Rio Loa, Una Experiencia Única

     Por siempre llama la atención a quienes por distintos motivos viajan al norte de la región de Antofagasta, sea por tierra o por aire. El observar cómo se rompe la monotonía del desierto más árido del planeta por una extensa cuenca que corre de cordillera a mar. Nos referimos al Rio Loa.  con una longitud de casi 440 kilómetros y que, en su fondo, casi escondido de todos. Mantiene una variada biodiversidad (Flora y Fauna), Todo esto, producto de un torrente constante de agua que baja de la cordillera y aunque de bajo caudal (Motivos diversos y conocidos) Cambia abruptamente los colores tradicionales de nuestro tradicional entorno.

     La organización Caminantes del Desierto (ONG), Al querer visitar y verificar las especies que moran la cordillera costera de aquel sector, tuvo por fortuna el poder acceder tanto a la desembocadura de este río. Considerada la mayor cuenca hidrográfica de todo el país y la única exorreica (Conectada al mar) de toda la Región de Antofagasta. Como de igual manera, el poder adentrarse en su curso por una distancia cercana a los 70 kms. Admirándose de espacios que han permanecido intocables por décadas y en donde la vida se expresa en diversidad de colores y formas que sobrecogen al espectador.

Bitácora de Viaje

      Tenemos presente que a 270 kilómetros de la ciudad de Antofagasta y en el límite entre la primera y segunda región, nos encontramos con la magia de la vida que se muestra imponente al romper la monotonía de colores de nuestro extenso desierto. Nos referimos al Rio Loa y especialmente su desembocadura. Partimos muy temprano en la mañana desde la ciudad de Antofagasta. El vehículo de traslado comienza su recogida de los exploradores cuando aún es de noche. Son casi tres horas de viaje al norte de la región y debemos aprovechar el tiempo al máximo. El viaje en sus inicios es de comentarios, risas, saludos y algazara, más, al pasar los minutos y rodar por la carretera monocorde. Comienza a reinar el silencio y por supuesto, muchos caen directamente al sueño… En el camino van quedando, lugares, caletas, pueblos y cementerios olvidados. Reponemos fuerzas en la ciudad de Tocopilla y continuamos viaje. 

Descanso en Tocopilla

     A eso de las 09:00 de la mañana ya enfilamos por la carretera principal a la misma desembocadura y al llegar, tomamos caminos vecinales que nos permiten acceder hasta casi el mismo sitio en donde se unen las aguas de la cordillera con las del mar… Incluso es posible observar antiguos intentos por convertir este sitio en un atractivo turístico, pedestales informativos, aún sobreviven a las inclemencias, manteniendo descoloridas imágenes e indicaciones de toda esta maravilla.

Vista de los farellones Costeros desde la Desembocadura
Paneles Informativos
Paneles Informativos

     Lo primero que llama la atención. El verdor del área, Múltiples especies de Plantas y arbustos acompañan el curso en toda su extensión. Variada avifauna, desde Patos gargantillos, el esquivo siete colores (especie única) hasta aves marinas retozan en sus orillas y juncales, indiferentes a nuestra presencia.

Laguna de la Desembocadura

     Pero algo nos falta para comprender en donde estamos. La toponimia de la palabra Loa… Lo más cercano y no contrastado es: "Loa" viene de la voz Aymara "luu", que significa "el que almuerza". A pesar que buscamos más información sobre el origen del nombre, solo encontramos esta… Nos agradó bastante el significado y nos aprovechamos de él, era la hora por tal merendamos… Se dice que: “En antaño fue el límite dado por el rey de España a los territorios conquistados por don Pedro de Valdivia”

     Luego de recorrer y fotografiar toda el área, Nos dirigimos a la cadena montañosa de la cordillera costera, en primera instancia por el cauce mismo, pero cada paso dado era muy dificultoso, por tanto, subimos a la meseta del desierto que rodea el curso del agua y avanzamos al encajonamiento del río, ese espacio abierto entre los cerros por la fuerza del agua.

Llegada de las Aguas del Loa al Mar

     Nuevamente y cercanos a los cerros nos encontramos con los vestigios de antiguos informativos, quienes indicaban que en ese sitio se habían encontrado asentamientos pre-hispánicos. El Lugar se encuentra bastante a mal traer, pero queda justo en frente de una de las máximas bellezas originadas por el Loa. Una extensa cascada que no tiene mucha altura, pero nos sorprende, nos maravilla y por supuesto… Las máquinas fotográficas bailan en comparsa con tanto click. Se debe dejar el testimonio de su existencia, con el ser humano nunca se sabe y existirá un mañana para la naturaleza.

Vestigios de Enterratorios
Pequeña Caída de Agua

     Estamos en el sitio mismo en donde aflora el río al romper la monotonía de los cerros majestuosos, el último vericueto y obstáculo antes de llegar manso al mar, la visión al interior de la quebrada es de antología, pero para ingresar, debemos bajar al cauce… El calor y la sensación térmica es agobiante, deben haber unos 40 grados, queríamos acotar que esa temperatura es a la sombre, pero aquí no hay sombra… no hay árboles, solo arbustos que no permiten establecerse bajo ellos por lo entrampado de sus ramas y la presencia de espinas. A corta distancia, nos observan unos Zorros Chillas nos miran displicentes, más preocupados de buscar la sombra entre los Atriplex y espinos, que de nuestra presencia.

Vista al Interior de la Cuenca del Río Loa
Caminando por las Aguas del Loa

¿Porque aseguramos que son Zorros chillas? Existen 2 especies de Zorros en nuestro norte y en el curso del río Loa. Para diferenciar el chilla del culpeo hay varios detalles.

- Tamaño. El Zorro chilla no sobrepasa el metro de largo, siendo normalmente de unos 90 cm. los más grandes. El culpeo es más grande, mide hasta un metro cuarenta de largo. Cuerpo cola.

- Color. El Zorro chilla es de color gris amarillento. El culpeo es de tonalidades café rojizo, o colorado.

- Proporciones. El Zorro culpeo tiene las patas proporcionalmente más largas que el Zorro chilla. Su hocico es también menos aguzado que el del Zorro chilla. Y las orejas son más chicas que las del chilla, proporcionalmente hablando.

- Distribución. Ambos viven en prácticamente todo Chile. Pero el culpeo es de zonas más altas de la cordillera (3.000-3.500 m.s.n.m.) y el chilla es más frecuente de ver en zonas costeras, alcanzando alturas inferiores a los 3.500 m.s.n.m. Ambos desde el nivel del mar.
   Claro que siempre existen excepciones y en este caso los hay, es probable encontrar Zorros chilla y culpeo a lo largo de todo este río…. (Verificado).

Zorro chilla

     Basta con transmontar el primer cordón montañoso para encontrarnos con pequeñas lagunas y remansos en donde es posible observar como las aves se reúnen y retozan en estas aguas de manera tranquila y sin sobresaltos. La vegetación no se muestra más exuberante, pero el encajonamiento del curso de agua, nos hace sentir que estamos en un bosque de arbustaceas, en donde ya no es posible ver en mucha distancia. Un detalle no menor y muy importante. Los Tábanos. Esos dípteros poco queridos. En este lugar abundan y hacen de nuestra exploración un verdadero martirio, no son decenas, son cientos, por tanto, un buen repelente es básico al considerar el visitar este lugar. Detalle. Son numerosos solo en la quebrada del curso del río, fuera de esta y en la desembocadura, es muy raro verlos.

Tabanus sp.
Tabanus sp.

   Hubo un instante en la que divisamos un numeroso grupo de aves en una pequeña laguna, Bulliciosos y despreocupados, Las divisábamos de lejos y de inmediato pensamos que podían ser Taguitas del Norte o Patos Gargantillos. Qué buena observación, nos debíamos acercar, mejor dicho, aquel que tuviese la cámara adecuada para distancias, se podía acercar. Paso a paso, sin ruidos…. Todos los demás visitantes a resguardo y sin emitir ruido alguno… pasaban los minutos hasta que comprobamos que se pudo sacar la fotografía…. Al trote por sobre las piedras y obstáculos para observar las imágenes. ¡Sorpresa! Eran Patos Yecos…. Muy buena imagen, más. No era este el viaje para contemplarlos a ellos.

Patos Yecos al Interior del Río Loa

   Poco a poco no fuimos internando por las veredas que nos dejaba el río para transitar. El espacio es sobrecogedor y dificultoso para caminar, los muros se elevan verticales a ambos lados del rio, estos deben tener una altura de sobre 700 mts. y sus paredes en muchas partes rocosas, se muestran lisas, con muchos rodados que nos insta a pensar en los peligros a los que nos exponemos, El calor agobia, en condiciones normales no se requieren más de 2 litros de agua por día, en este sector la carga mínima diaria sobrepasa los 4 litros. Eso representa bastante peso adicional.
   Cuando avanzamos nos vamos encontrando con un cauce más estrecho, solo diremos que todo el lugar es esplendoroso, el contraste, los colores, los aromas…. Una experiencia única. Mientras más al interior, más se no dificulta el trayecto.

Restos de Guanaco al Interior del Río Loa

     Tenemos conocimiento que hay en proyecto la posibilidad de declarar sitio de protección efectiva la desembocadura de este Rio. Nos agrada y damos las gracias por esta medida…. De igual manera sabemos que si no se protege el curso completo, tarde o temprano puede desaparecer… Las imágenes grafican mejor que las palabras, lo hermoso y poco intervenido de todos los lugares mencionados, Más agregaremos:
   Los espacios naturales son hermosos y gratos de visitar, pero con responsabilidad. No te adentres en ninguno de ellos si no tienes los conocimientos o la guía necesaria.
   Recorrer la extensión de la desembocadura hasta Quillagua, requiere mucha logística y preparación, son extensiones de terreno sin un alma en sus alrededores, Por tanto, solo recorrer la desembocadura como sugerencia.
   Siempre. Ante cualquier excursión. Informar de esta, con todos tus datos a Carabineros y por supuesto a los familiares y amigos cercanos, Esto es obligatorio.
   Llevar consigo como mínimo un G.P.S. Si se le puede agregar un teléfono satelital, mucho mejor. En la mayoría del trayecto, no hay señal de celular.

Retorno a la Costa


     El río Loa es un corredor biológico y una importante zona de descanso para aves migratorias y nativas a lo largo de todo el territorio. Hay que tener en cuenta que la basura disgregada en el área, ha puesto en riesgo una zona de alta sensibilidad, que posee ecosistemas muy especiales, más una flora y una fauna muy frágil. Los desechos se han transformado en un atentado a la conservación de la biodiversidad. Por lo tanto recuerda cuando visites este lugar. La basura se va contigo..

Presencia de Truchas
Truchas del Loa
Camarón del Loa
Taguita del norte

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martes, 21 de febrero de 2017

LAS CARAVANAS DEL DESIERTO

"Caminantes Ancestrales" Las Caravanas del Desierto.


Caravana.

     Hace siglos, los Likan Antai (o atacameños) caminaban por el desierto de Atacama realizando el llamado "caravanéo", una tarea primordial en sus vidas, que les permitía realizar trueques o intercambios de productos durante las migraciones. Todo a través de los valles de San Pedro de Atacama, y la majestuosidad del desierto más seco del mundo. Los Atacameños fueron hábiles comerciantes. Para trasladar su mercancía formaban caravanas de llamas que atravesaban la cordillera de los Andes o recorrían cientos de kilómetros a través del desierto de Atacama hasta llegar al mar en donde comerciaban con los habitantes de la costa y mediante el trueque conseguían, pescados, algas y mariscos secos. 

     Estos productos atrajeron al litoral a los grupos caravaneros de las aldeas de los oasis del Loa y Atacama, cuyos productos de intercambio se han registrado también en túmulos funerarios en Mejillones, como la cerámica negra pulida de San Pedro de Atacama (Núñez et al., 2011; Ballester y Clarot 2014). A cambio de "pescado salado, mariscos, cueros de lobos, de aves marinas, conchas grandes y posiblemente algas comestibles. Recibían: (charqui: carne con sal resecada por el sol), maíz, frejoles y otros productos de la tierra; tejidos de lana, objetos de metal y piezas de alfarería pintada" (Latcham, 1910: 63).

     Caravanas de llamas fueron generando redes de tráfico que acarreaban productos de una zona a otra en un incesante ajetreo de intercambio comercial y cultural, articulando diferentes ambientes, recursos y poblaciones de distintos tamaños y fisonomías.

     Las poblaciones del interior articularon su movilidad mediante caravanas; con el apoyo de recuas de llamas, a diferencia de las poblaciones litoraleñas que se desplazaban peatonalmente y sin la ayuda de animales de carga, mediante cargueros individuales (Cases et al., 2008; Pimentel et al., 2011; Torres-Rouff et al., 2012).

     Sus rutas implicaban desplazamientos de hasta 250 kilómetros norte-sur por el borde marítimo y 80 kilómetros este-oeste hacia las pampas y cordillera andina (Pimentel et al., 2011; Carrasco et al., 2015), en función de puntos de intercambio como los algarrobales de Quillagua. El traspaso de objetos y conocimientos entre costa e interior indicaría que entre ambas poblaciones las relaciones eran estables y los viajes recurrentes (Pimentel et al., 2011), por lo que configuraron un modelo interdependiente (Núñez y Santoro, 2011).

     En este activo comercio utilizaban varias rutas. En algunas de ellas, que cubrían el tramo hacia la zona de Taltal-Paposo, al sur de Antofagasta.

     A lo largo de las rutas caravaneras, hoy encontramos estancias, paraderos, santuarios y sitios ceremoniales abandonados que atestiguan este intenso tráfico e interacción social que existió en la región del estudio. Se identifican las “jaranas” o campamentos donde se concentraba la tropa de recuas; las “paskanas” que correspondían a refugios caravaneros ubicados en las diversas rutas.

     “El uso de caravanas permitió que distintos pueblos, aislados en diferentes lugares del desierto, pudieran tener acceso a técnicas, ideas, información, productos alimenticios, objetos de estatus y tantos otros bienes que les permitían formar parte de una red de interacción, a través de un ir y venir de las caravanas que, a su vez, se habían especializado en cruzar extensos espacios desérticos, sin recursos, mediante sistemas viales bien definidos”, cuenta el investigador. Lautaro Núñez, Arqueólogo chileno, galardonado con el Premio Nacional de Historia en 2002.

Para los atacameños el llegar hasta el litoral suponía acceder a valiosas piezas como cueros de lobo marino, conchas para ornamentación y piedras redondeadas destinadas a la fabricación de herramientas, así como a pescados, mariscos y algas. Para concretar el trueque ofrecían a los "Camachangos" (Changos) derivados del algarrobo, alfarería y tejidos. Alimentos;(Charqui: carne con sal resecada por el sol).

Señales:

     La relación entre arte rupestre y tráfico de caravanas ha sido ampliamente aceptada, sin embargo, vemos que la relación es mucho más compleja y requiere del entrecruzamiento de la mayor cantidad de información disponible. El arte rupestre como imagen visual sirve para denotar la apropiación cultural de un espacio natural, organizándolo conceptualmente, en donde el mensaje transmitido no tiene una relación exclusiva con el tráfico caravanero (Muñoz y Briones 1996). Sin embargo, a través de este tipo de movilidad se efectúan diversos grados de influencias entre diferentes grupos (Berenguer 1994b), y, con esto, la transferencia de los mensajes más elaborados.

Conclusiones:

     Los senderos, las antiguas rutas que quedaban grabadas en la superficie. En los cerros quedan los senderos que dejaron, desde hace un milenio, quienes hicieron estas especiales representaciones simbólicas, que siguen siendo motivo de estudios y nuevos hallazgos. Recuerde respetar el sitio y aplicar la norma de llevarse todo lo que trajo, de no caminar sobre los trazados y de tener siempre presente que el mejor recuerdo es dejar estas huellas y no las suyas.

Caravana de llamas y arrieros precolombinos pasando por el Cerro Sagrado, en ilustración histórica. Geoglifos Cerro sagrado, Azapa. Dibujo de José Pérez de Arce, 1983.

     Las principales amenazas a la conservación de los geoglifos del Desierto de Atacama se asocian al turismo desinformado, los rallys motorizados y los proyectos mineros cercanos. Que en su afán de aventura trepan hasta las cumbres de los cerros con sus poderosas máquinas, ignorando que sus huellas "tachan" estos milenarios y hermosos recuerdos. Están ahí y han durado miles de años, pero son muy frágiles.

Por ello, lo que para el hombre actual puede parecer algo incomprensible, llamativo y misterioso, para sus antepasados era un completo sistema de señales que los viajeros dominaban a la perfección. Geoglifos de Chug Chug - Es el sitio de geoglifos más grande de la Región, a 60 km de Calama en la Región de Antofagasta.

El geoglifo del Gigante de Atacama. La figura antropomorfa prehistórica más grande del mundo. 86 metros de altura mide el Gigante de Atacama, imagen pre incaica dibujada con acumulación de piedras y raspado de terreno en el Cerro Unitas.

Fuente:

BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO Vol. 14, N° 2, 2009, pp. 9-38, Santiago de Chile ISSN 0716-1530
Caravanas, Interacción y Cambio en el Desierto de Atacama,
José Berenguer Rodríguez, Sirawi Ediciones, 2004,
pp. 604, Santiago. Reseñado por Axel E. Nielsen
Geoglifos y Tráfico Prehispánico de Caravanas de Llama en el Desierto (Norte de Chile) Luis Briones*, Lautaro Núñez** y Vivien G. Standen***

Núñez, L. y T.S. Dillehay 1979 Movilidad Giratoria, Armonía Social y Desarrollo en los Andes Meridionales: Patrones de Tráfico e Interacción Económica. Universidad Católica del Norte, Antofagasta.

LOS TESOROS OCULTOS DE ANTOFAGASTA



     Desde muy pequeños que hemos escuchado hablar de piratas, tesoros y entierros. De noches propicias para su búsqueda y de antiquísimos mapas para dar con ellos.
     Algunos tesoros ya son leyenda como el de Guayacán en Coquimbo, otros derroteros se han ido perdiendo en el tiempo como el del Gringo Loco en Arica y otros yacen en el olvido como los de Antofagasta, pero cada cierto tiempo la llama del buscador de fortunas que va inmerso en los genes de cada uno de los chilenos se aviva. Especialmente en nosotros los antofagastinos… Es el sueño de la riqueza que se encuentra ahí, ahí…. Al alcance de nuestras manos. Solo se debe tener presente un detalle en estas historias, al parecer los muertos custodian sus posesiones. 


EL TESORO DE LA ISLA LAGARTO

El Pirata Edward Davis

     Nosotros nunca conocimos al Sr. Ildefonso Pérez Zujovic, pero sabemos por la historia que era un andariego y buscador de Fortunas. Aquellos que lo conocieron nos dijeron que era hermano del ex ministro del Interior, Edmundo Pérez Zujovic y que estaba obsesionado con un tesoro pirata escondido en los acantilados entre Isla Lagarto y Punta Angamos, en las cercanías de Mejillones.


     El solía salir junto a un grupo de jóvenes de esa época (alrededor de 1930) porque era muy excursionista, y parece que tenía un mapa con el cual se guiaba. Ildefonso finalmente desistió y la historia se perdió en el tiempo", afirmó Gerardo Claps en uno de sus comentarios que han perdurado en el tiempo.


     Más. Si vamos en búsqueda de aquel tesoro. ¿De qué Pirata se trataría y la fortuna vendría en barras de plata y doblones de oro de 8 escudos?

     La historia nos dice que el presunto dueño de aquella fortuna enterrada es Edward Davis.  Davis fue un corsario y bucanero inglés, activo en el Caribe durante los años 1680 que llevó a cabo asaltos exitosos contra León y Panamá en 1685, este último considerado como uno de los últimos grandes ataques bucaneros contra un bastión español. Gran parte de su carrera posterior fue recopilada por William Dampier en su libro Un nuevo viaje alrededor del mundo escritos que no tienen demasiado valor histórico, debido a que sus autores omiten hechos para evitar auto-inculparse de delitos de piratería.

Jolly Roger

     Posiblemente de ascendencia flamenca, se registró por primera vez como uno de los miembros de la "Aventura del Pacífico", dirigido por Bartolomé Sharp y John Coxon en 1680. Luego de servir como navegador, él y varios otros, entre ellos James Kelly abandonaron la expedición dentro de un año y regresó por tierra a través de Panamá con John Cook.

Davis y Cook

     En agosto de 1683, mientras que se vendían los botines capturados en Virginia, accedió a unirse a una expedición de corso como un subordinado de Cook. Navegando hacia el este, pronto capturaron un barco danés que tenía 35 cañones y provisiones el cual bautizaron con el nombre de "Bachelor's Delight" (Las delicias del soltero"). Poco después de llegar de África Occidental, navegando hacia el Pacífico a través del Cabo de Hornos, Davis y los demás se unieron a John Eaton antes de asaltar ciudades españolas a lo largo de la costa de Centro y Sud América.
     Tras la muerte de Cook en julio de 1684, la tripulación de la "Delight" eligió a Davis para sucederle. Sin embargo, la expedición se encontró con algunas dificultades como un ataque fallido en El Realejo en Nicaragua que daría lugar a la salida de Eaton, así como incursiones contra Paita, Perú y Guayaquil, Ecuador que tuvieron poco valor (aunque la captura de varios barcos de esclavos posibilitó que 15 esclavos se unieran a la tripulación).
     Con el Delight, el Cygnet y varios buques españoles más pequeños capturados, él llevaría con éxito un ataque junto a Charles Swan y otros contra Panamá. A pesar de que planeaban atacar la flota de plata peruana, los funcionarios españoles lograron transferir más de 500 mil pesos en dos galeones y escoltados por tres buques de guerra más pequeños, que eran capaces de evadir la flota pirata navegando en un curso hacia el oeste hacia el exterior. A la espera de la flota del tesoro, Davis y los otros se encontraron con una patrulla española en la costa de Perú el 8 de junio y finalmente fueron perseguidos hasta la isla de Corba.
     Peleados entre ellos mismos después de su derrota, y muchos culpando a Grognet, Davis dejó la expedición junto con Swan, Townley, Harris, William Knight y navegó hacia el norte con ocho barcos y 640 bucaneros.
     Sin embargo, las redadas contra León y Realejo tuvieron poco éxito lo que resulta en las salidas de Swan y Townley que se fueron a México y Harris que después gran parte de su tripulación moriría de fiebre amarilla en Honduras.
     Con William Knight, los bucaneros irrumpieron en los asentamientos costeros de Perú toman £ 25,000 en joyas y la plata de Sana en marzo de 1686. Aunque las incursiones posteriores produjeron una pequeña ganancia, 39 esclavos africanos fueron liberados de Paita y más tarde se unieron a la expedición. Atacaron cinco ciudades más entre los meses de mayo y junio, incluyendo el fallido ataque a La Serena a mediados de septiembre
     Después de llegar al archipiélago Juan Fernández, en noviembre, él y Knight decidieron dividir el botín con cada miembro de la tripulación recibiendo £ 1150 acordando con Raveneau de Lussan y Knight dejar el grupo para partir hacia el Caribe.
     Davis continuó con 80 hombres logrando atacar y obtener £ 10,000 en Arica, Chile, en febrero de 1687. Conoció a través de los cautivos el plan español para enviar un escuadrón desde el Callao hacia Guayaquil contra el Capitán Pierre le Picard que había tomado y pedido rescate por el gobernador local, con esta información llegó a Guayaquil en mayo y ayudó a derrotar a la flota repartiéndose el botín de £ 50,000 con le Picard.



Últimos años

     Dejando Guayaquil el 12 de junio, se detuvo en las Islas Galápagos y las Islas Juan Fernández en su viaje de retorno a las colonias americanas. Se informó sobre el descubrimiento de la tierra a 600 leguas de las islas Galápagos a 27° 20' S (más tarde conocida como la Tierra de Davis, esto puede haber sido la isla de Pascua). Él y el Delight llegó a la Indias Occidentales a principios de 1688 y, finalmente, llega a Filadelfia en mayo. Aunque él y Lionel Wafer serían encarcelados por piratería en Virginia durante dos años, con el tiempo vuelven a Inglaterra en 1690 y con éxito dentro de dos años logró recuperar la mayor parte de sus antiguas propiedades y fincas.
     Él se reivindica como uno de los primeros bucaneros en haber enterrado un tesoro en la Isla del Coco, con su buque insignia, el "Bachelor's Delight"(las delicias del soltero), en 1684 y 1702. Anclado en la bahía Chatham, supuestamente dejó atrás varios cofres que contienen lingotes, piezas de a 8 y 300.000 libras en barra de plata y objetos tomados de asentamientos en Perú y Chile.



EL DERROTERO DE NARANJO


     Don Isaac Arce Ramírez, En su libro “Narraciones Históricas de Antofagasta” nos cuenta.



     Nicolás Naranjo, el famoso y desventurado dueño y descubridor del derrotero de oro de su nombre, hasta hoy ímprobamente buscado a lo largo de toda la costa de la zona, y especialmente en las inmediaciones de Coloso, en cuyo sector creen muchos está el sitio de su ubicación.
     En efecto, en, 1806, en la plazuela del convento de San Francisco, de la ciudad de La Serena, con la venia del Cabildo, a vista de todos los vecinos, Naranjo acometió la construcción de un barco que debía destinarlo al comercio del congrio que se pescaba en abundancia en la costa de Atacama. El buque debía llegar hasta el Perú, de donde traería, de retomo, los productos peculiares de ese país. El negocio prometía ser espléndido. Tanto las autoridades como los serenenses, sin distinción de clases, miraron con simpatía esta empresa que demostraba la entereza de carácter de Naranjo; y tanto fue así, que cuatrocientos soldados, por orden del Subdelegado Corregidor, y una multitud de oficiosos, transportaron la flamante embarcación, sobre ruedas, hasta la Cruz del Molino.

Subiendo Cerro Coloso

     Esto ocurría el día de San Bartolomé, patrono de la ciudad, en que era de rigor la festividad o algarada conocida con el nombre de ALARDE GENTIL, con que los serenenses manifestaban su regocijo en honor del santo de su devoción.
     Por fin, Naranjo se hizo a la vela con rumbo al puerto viejo de Caldera.
Aquí vendió su barco, sin duda a buen precio, con la idea de adquirir después otro, si no mejor, al menos de mayores dimensiones. Excursionó la costa y el interior del desierto, donde se encontró con un indio sumamente extenuado por una larga y penosa enfermedad, a quien le suministró algunos medicamentos con los cuales el paciente se restableció por completo; y este, en compensación, lo llevó a un sitio donde sabía que existía una riquísima mina de oro, de aquí el origen del derrotero, según cuenta la tradición.

Coloso desde la altura

     Viéndose poseedor de tan inmensa fortuna Naranjo desistió de su primitiva industria del congrio seco, por creerla demasiado insignificante ante la seductora expectativa que tan casualmente se le presentara.
     En tal emergencia, regresó a La Serena en una pequeña embarcación, de propiedad de don Santiago Irarrázaval, del marquesado de la Pica, de la era colonial y se trajo en su maleta un bolsón de piedras que, beneficiadas, dieron por resultado diez libras de oro.
     Había que explotar aquella riqueza con que tan pródigamente le brindara el destino; y sin tiempo que perder, Naranjo alistó otra nueva embarcación, con las herramientas necesarias para los trabajos que debía acometer.
     Invitó a su empresa, en calidad de mayordomo o empleado, a un amigo llamado Juan Pastenes, descendiente del almirante compañero de Pedro de Valdivia, y se convino en que el barco debía zarpar en la mañana del 25 de diciembre de aquel mismo año, 1806, con proa hacia el lugar del rico derrotero.
     Ese mismo día, muy temprano. Naranjo llamó a la puerta de Pastenes para decirle que estaba listo para embarcarse; pero como fuera día de Navidades éste le contestó que iría a bordo después de haber oído la misa del Rosario, circunstancia feliz que lo libró de perecer en el naufragio en que, horas después, sucumbiría el intrépido Naranjo.
     Oída su misa, Pastenes se trasladó al puerto; pero ya el buque navegaba viento en popa rumbo al norte. A poco andar, y en la misma bahía de Coquimbo, empezó a inclinarse de costado, tal vez por mal estiba de la carga, y frente a la Punta de Teatinos, el débil barquichuelo se fue por ojo, ahogándose ocho hombres de la tripulación y el propio don Nicolás Naranjo.
     Consecuencia de este naufragio, es el desconocimiento absoluto que hasta hoy se tiene sobre la verdadera ubicación del histórico derrotero.

Desde Coloso al sur

     La leyenda ha tejido muchos relatos alrededor de esta riqueza; pero cuanto se ha dicho, son puras fantasías, simples hipótesis que a nada práctico conducen. Lo efectivo es, que la fabulosa riqueza ha existido y que, siguiendo los indicios de la tradición, ésta se ha buscado en todo tiempo y las caravanas organizadas en uno o en otro lugar, todas han convergido a las inmediaciones de las Caletas o ensenadas de Jorjillo, Bolfín, Botija, etc., hasta Coloso.
     Naranjo era oriundo de Sevilla, capital de Andalucía, hijo de don Joaquín Naranjo y de doña Ana Vargas Machuca. Hasta 1871, sobrevivía aún en La Serena, doña Carmen Naranjo, hija de don Nicolás.

Antiguo Escrito


    Hacia 1867, un minero entusiasta, don Juan de Dios Picarte, se había establecido con un campamento en la caleta de Jorjillo, al sur de Coloso, como ya se ha dicho, en busca del derrotero de Naranjo. Tenía una buena casa de madera y contaba con veinte trabajadores y muchos recursos. Picarte explotaba una mina y, a la vez, buscaba el derrotero, todo por cuenta de don José Antonio Moreno.


     Posteriormente, y en distintas ocasiones, se han organizado cateos en este puerto, que han ido tras las riquezas de que habla la tradición; pero ninguno ha tenido suerte en sus exploraciones.
     Así, el 17 de diciembre de 1928, el Dr. don Gregorio Carranza, que dedicaba también sus actividades a la minería, se internó en las cercanías de Coloso, en compañía de algunas personas, tras la búsqueda de este derrotero, encontrando allí la muerte, pues ascendiendo en su exploración a la cima de uno de los altos cerros cercanos al mar, sufrió una caída, de resultas de la cual falleció.

Vista de Coloso a Cabo Jara


EL ORO DE ATAHUALPA

¿A quién no le gustaría encontrar el tributo de oro Inca depositado en la cumbre del cerro Quimal? 

Vista del Cerro Quimal

     Para la cultura Lickan Antay (o Atacameños), el cerro Quimal es un cerro sagrado, rodeado de leyendas, algunas de las cuales (Princesa Quimal) vinculan amorosamente con el volcán Licancabur (Príncipe Licancabur y Princesa Quimal).
     Este tesoro habría sido una ofrenda que las comunidades atacameñas enviaron al poderoso señor inca Atahualpa, por el año 1533. Este prometió a Francisco Pizarro darle mucho oro a cambio de su libertad y de todos los confines del Tawantinsuyu (el Imperio de los Inka) comenzaron a trasladar oro para pagar el rescate y salvar a su soberano. El tributo que consistía en 14,5 arrobas de oro sólido (unos 167 kilos) nunca llegó a destino debido a que la comitiva que lo transportaba decidió esconderlo en plena Cordillera de Domeyko cuando se enteró de la trágica muerte del gobernante a manos del conquistador español.

Atahualpa


LOS SUEÑOS QUE YA DEJARON DE SER SUEÑO.

EL TESORO DEL GALEÓN SAN MARTÍN.

El tesoro del San Martín. Un tesoro científico.
De los archivos del Sr. Wilfredo Santoro Cerda

Sr. Wilfredo Santoro Cerda

     La historia de un galeón español del siglo 18 que fue transición entre dos grandes corrientes de construcción naval y terminó varado en Mejillones apasiona a eruditos y profanos.
     Se trata del "San Martín", una embarcación que encalló en los terrenos destinados al megapuerto en 1759. Este galeón había salido desde Callao con dirección a España vía Cabo de Hornos. Como era habitual en su época, iba cargado de oro, plata y mercancía en general. Al llegar al sur de Chile presentó problemas que lo obligaron a devolverse a Valparaíso.
     Tras una revisión se determinó que el "San Martín" debía ser reparado en Callao, por lo que en Valparaíso se trasvasijó su carga. La embarcación hizo una escala en Coquimbo, donde se adquirió madera para los trabajos. Pero a la altura de Mejillones presentaba una vía de agua de tal magnitud que sencillamente fue varado por sus propios tripulantes.
     Pues bien. Estos pormenores fueron determinados tras un largo trabajo científico, que se concluyeron en Mejillones el 22 de marzo del año 2000.
     El equipo fue encabezado por el arqueólogo español Pedro Pujante, director del Departamento de Investigación de la Universidad Internacional Sek, institución ibérica que tiene sede en Chile. Lo apoyaron los arqueólogos subacuáticos argentinos Javier García Cano y Mónica Patricia Valentini, el museólogo cubano Joseph Gómez Villar y la conservadora y restauradora chilena Fanny Canessa Vicencio.

"HÍBRIDO"

     Este trabajo científico tiene a lo menos dos particularidades. La primera es que el "San Martín" es una rareza, por tratarse de un "híbrido" entre dos grandes sistemas de construcción naval: el varenga-genol y el de cuadernas -o inglés-.
     El segundo aspecto que lo hace especial es que se trata del primer estudio de estas dimensiones que se hace en nuestro país, en el campo de la arqueología subacuática. A pesar de nuestro extenso litoral, esa rama de la arqueología no se ha proyectado en Chile.
     No deja de ser paradójico que todo este trabajo científico haya sido gatillado por la iniciativa de un "cazador de tesoros". Fue nuestro connacional Claudio Laverne quien en 1995 consiguió permisos habidos y por haber, obtuvo algunos auspicios y con antecedentes propios, se lanzó tras el tesoro del galeón español.
     Pujante detalló que fue a causa de esos permisos que el Consejo de Monumentos Nacionales solicitó a la Universidad Sek la cobertura científica del "pecio", como se definen técnicamente los barcos naufragados.

ARCHIVO DE INDIAS

     Desde 1995 -primera ocasión en que se trabajó en Mejillones- debieron transcurrir cinco años para que el equipo científico retornara. Esta vez por 15 días. Durante todo ese tiempo, el trabajo se concentró en la búsqueda de documentación. Esta fue ubicada preferentemente en el Archivo General de Indias, pasando por los archivos de Madrid y Provincial de Guipúzcoa.
     Allí se determinó que se trataba del "San Martín", un navío perteneciente a un señor Lorenzo del Arco, que, tras adquirirlo, decidió hacerles algunas modificaciones. Se le hundió en el primer viaje.
     También los científicos lograron determinar que este desafortunado galeón español presentaba características de transición al sistema inglés muy tempranos para su época, por lo que en realidad tenían entre manos una suerte de "eslabón perdido" de la construcción naval. Esta condición -científicamente hablando- es el tesoro que no encontró Laverne y ¿El tesoro del San Martín? ……….. Hay quienes creen que el mar aún esconde las riquezas del galeón "San Martín".  Si bien expertos han descartado que el navío transportara oro o joyas al momento de naufragar, se conoce de testimonios que indican lo contrario.
     Más… Según los reportes las bodegas del "San Martín" viajaban vacías, a lo más con una carga de vajilla y los necesarios víveres, pero sin oro o joyas.


EL CERRO DEL ORO AL INTERIOR DE TALTAL


     Se pensaba en un principio que era solo una leyenda al escuchar las narraciones de los viejos que hablaban sobre el cerro de oro y plata que se encontraba, por allá, donde sale el sol.

Mina Guanaco


     Tuvo que pasar tiempo hasta que fue descubierta una gran veta de oro al interior de Taltal en el año 1885 y que recibió por nombre mina "El Guanaco". Era tanta la riqueza de este yacimiento, que no solo fue famosa por su alta ley y la prosperidad que brindó al país, también por los hurtos de minerales efectuado por sus trabajadores.

Crónica de la época

Sectores aledaños a Mina Guanaco