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EL SALAR DE LLAMARA




     El porqué de visitar un espacio que se encuentra tan lejano, tan fuera de los límites de nuestra región y podríamos considerarlo falto de atractivos por corresponder a un salar en medio del desierto, donde la vida natural es escasa o nula.

Ingresando al salar de Llamara

     He ahí la respuesta, lo que podríamos considerar por simple formación educacional y lo que es en realidad.

    Llamara - como salar - fue parte de un gran mar interno somero (Lago Soledad) cuya formación es pretérita y hasta 10.000 años todavía formaba parte de un gran Lago interior, estos espacios formaban parte de la llamada Zonas de hundimiento del Atacama. En la actualidad sus aguas se ven disminuidas por procesos de desecación y por supuesto, por extracción de las aguas para fines industriales. Pero este lugar contiene a unos organismos muy especiales, las cianobacterias que, mediante fotosíntesis, liberan oxígeno y captan de la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono para formar carbonatos que, al precipitar, dan lugar a la formación de los “Estromatolitos”. Hace unos 3500 millones de años, cuando en los océanos ya existían millones de células vivas, aparecieron los estromatolitos y entre 2500 y 1000 millones de años atrás, los arrecifes de estromatolitos estaban ampliamente expandidos y produciendo oxígeno de forma masiva. Que mejor motivo entonces, para visitar Llamara. Un aula de la vida primigenia y actual en medio del desierto.



     Ahora bien. El Salar de Llamará está ubicado en el desierto de Atacama, norte de Chile, a una altitud aproximada de 800 m.s.n.m. Su historia sedimentaria es compleja, y se inicia como mínimo en el Mioceno Superior. Está asociada a la formación de cuerpos lacustres que han evolucionado a otros evaporíticos. Las comunidades bentónicas de microorganismos estratificadas que se describen corresponden a un salar actual de esta cuenca. Su superficie corresponde a una costra salina, seca, dura, de sulfatos y cloruros, de colores pardo-rojizos al estar teñida por sedimentos y blanca en los lugares donde está saturada de agua. Esta puede - ocasionalmente - quedar inundada en forma parcial por cuerpos de agua efímeros que re disuelven y re precipitan sales, como en los casos de grandes precipitaciones en la estación estival producto del fenómeno meteorológico conocido como "invierno altiplánico".

     El nivel freático es somero y la disolución subsuperficial de sales genera estructuras de disolución y colapso, llamadas "sink­holes" conocidos localmente como "puquios". Estas estructuras tienen forma circular, con diámetros de hasta 100 m, con lagunas de salmueras en sus partes más bajas, producto de la surgencia de las aguas subterráneas. La evaporación continua reduce el tamaño de las lagunas formando en sus bordes una aureola con costras blancas y saturadas en salmueras. El fondo de los puquios está tapizado de cristales de yeso. Estos cristales forman cuerpos circulares decimétricos que crecen sobre pequeñas superficies solevantadas.




     Este salar se caracteriza por la presencia de un bosque de tamarugos primario y por afloramiento de aguas subterráneas que generan una serie de depresiones salinas, algunas con filtración de aguas salinas y tres lagunas de evaporación hipersalinas. El acuífero del Salar de Llamara se recarga por las aguas que bajan desde la cordillera de los Andes a través de varias quebradas; entre ellas las quebradas de Huatacondo, Pintados, Mani, Piscala, Sipuca y otras menores más al sur. Una de las características más conspicuas es la presencia de estromatolitos, estructuras formadas por la acumulación de capas de sedimentos de cianobacterias.




     Las características climáticas del Salar de Llamara indican una situación de aridez que en algunos puntos puede alcanzar condiciones extremas. El corredor de niebla río Loa-Chipana-Guanillos se conecta con el Salar de Llamara. El origen del salar es natural y presenta una morfología irregular. Su registro geológico muestra una historia sedimentaria complicada, con depósitos evaporíticos y detríticos cuya formación ha tenido lugar desde al menos el Plioceno.


     El nivel freático de las lagunas depende de la pluviosidad estival que ocurre en la cordillera de los Andes, distante 100 kms al oriente. En la pampa los niveles de precipitación son cercanos a cero. La recarga del salar es endorreica; su flujo proviene de los Andes. Solo en años con presencia de fuerte periodo de “La Niña” la cuenca del Llamara recibe aportes de aguas superficiales desde la cordillera.

     El Salar de Llamara está inserto en el piso de vegetación de desierto tropical interior con vegetación escasa. Esta es una zona que carece casi completamente de vida vegetal, excepto en algunos sectores con presencia de napa subterránea salobre donde se observa matorral halófito. Presenta formaciones vegetales dominadas por árboles cuyas copas no se sobreponen en el plano horizontal. En este caso corresponde al piso vegetacional de bosque espinoso tropical interior de tamarugo (Prosopis tamarugo) y retama (Tessaria absinthioides). Según la descripción el dosel superior, este bosque es dominado por tamarugos que pueden alcanzar desde 15 a 20 metros de altura, y en el que también está presente el algarrobo (Prosopis alba).

     El estrato arbustivo está compuesto principalmente por retama (Tessaria absinthioides), cachiyuyo (Atriplex atacamentis), retama (Caesalpinia aphylla), algarrobilla (Prosopis strombulífera) y tamarugo (Prosopis burkartii), mientras que el estrato herbáceo esta casi completamente dominada por grama salada (Distichlis spicata).


Grama salada. Distichlis spicata

     Las principales especies de fauna son: ratón oliváceo (Abrothrix olivaceus), zorros (Lycalopex culpaeus), ratón orejudo de Darwin (Phyllotis darwini), reptiles (Microlophus theresioides y Phyllodactylus gerrophygus). La avifauna del sector es en general pobre en especies e individuos, encontrándose playero semipalmado (Calidris semipalmatus), playero de Baird (Calidris bairdi), chorlo de la puna (Charadrius alticola) y chorlo gritón (Charadrius vociferrus). Presenta una gran cantidad de fauna micro invertebrada, microalgas y flora bacteriana.


Artemias

     El Salar de Llamara posee un potencial científico y turístico, dado la presencia de estromatolitos, los que existen en contados lugares del planeta. En ambientes marinos solo son conocidos dos ejemplos; los de la Bahía tiburón en la costa oeste de Australia y los de los cayos de Exuma en las Bahamas. En sitios continentales se conocen los estromatolitos de la Laguna Salada en Brasil y el de la Laguna de Cuatro Ciénagas en México. A estos sitios interiores se sumaría el Salar de Llamara, por lo que sería uno de los escasos 5 sitios con estas estructuras y, por lo tanto, uno de los más importante del planeta. Además, allí se desarrollan dos ecosistemas relictos únicos en el país: el bosque de tamarugo primario y los cuerpos de agua de la depresión intermedia. Estos humedales constituyen además un sitio de descanso de aves migratorias, formando parte del corredor biológico desde la costa hacia los Andes.

     Se estudiaron las comunidades estratificadas de microorganismos fotosintéticos que se encuentran en el Salar de Llamará, mediante métodos microscópicos y espectrofotométricos. El espesor de la zona fótica de los tapetes descritos varió entre 8 y 30 mm lo cual podría atribuirse a la granulometría y la composición mineralógica de los sedimentos. Se diferencian tres tipos de tapetes. El primero con una única capa pigmentada de color verde; el segundo con capas de colores verde y naranja y un tercero en el que se observa, además de las capas verde y naranja, una de color púrpura. En uno de los sitios muestreados no se encontraron capas pigmentadas.




     Debajo de la zona pigmentada el sedimento es de color blanco, excepto en uno de los sectores donde se observó una coloración negra atribuible a sulfuro de hierro. Los microorganismos predominantes de la capa naranja fueron diatomeas y cianobacterias unicelulares principalmente de los grupos Cyanothece y Synechococcus. Las cianobacterias filamentosas Microccoleus sp. y Oscillatoria sp. fueron las más abundantes en la capa verde. No se observaron diatomeas en los sitios estudiados donde la salinidad del agua intersticial osciló entre 12 y 33 %. En la capa verde de estos sitios predominaron las cianobacterias cocoides, de los grupos Synechococcus, Cyanothece y Gloeocapsa y del género Gloeobacter, sobre las cianobacterias filamentosas. La capa púrpura estuvo compuesta principalmente por bacterias fototróficas anoxigénicas similares a células de los géneros Chromatium y Thiocapsa. Los espectros de absorción revelaron que la clorofila a es el pigmento más abundante en la mayoría de las muestras analizadas. Los valores integrados de clorofila a y bacterioclorofila a alcanzaron 230 y 144 mg m-2 en el espesor de la zona pigmentada, respectivamente. También se detectaron abundantes microorganismos no fotosintéticos en los tapetes incluyendo cocos y bacilos no identificados.

     En todos los tapetes muestreados en el Salar se encontraron bacterias reductoras de sulfato.

Tapetes microbianos del Salar de Llamará, norte de Chile


     Una resolución dictada contra SQM, empresa minera que extraía aguas del Salar y que inyectaba aguas de otros lugares cuando los niveles del salar llegaban a un estado crítico.
“SQM debe acreditar ante la SMA la inexistencia de efectos ambientales en los puquíos, todo ello con el fin de impedir un daño grave e inminente a la biota acuática de los puquíos del Salar de Llamara y se efectúa un adecuado control de calidad de las aguas que son inyectadas al sistema. Dichas acreditaciones deberán realizarse a más tardar en un plazo de 3 meses contados desde la notificación de la resolución”.
Esta situación, agregar aguas de otros lugares para mantener los niveles mínimos exigidos, lo hemos visto en otros procesos extractivos, como el del salar de Punta Negra en la región de Antofagasta.

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