Y ¿Qué le hace el agüita salada al pesca´o?
¿Comer palomas? Pero claro que si y muy especialmente en este norte – en los tiempos de carestía por el tema del salitre – He de contarles que también se comieron los huevos de las aves marinas (con las aves marinas incluidas) un ejemplo: Pechugas de Pelícanos, y según algunos, se comieron perros, gatos, guanacos y cuanto se cruzase por el camino e inclusive, todo lo que “reptase”, “nadase” y “volase”.
Como expresa el dicho: A falta de pan no hay que hacerle asco a las tortas.
Ahora bien ¿Porqué de todo esto?
Don Rodrigo Castillo del Castillo y Castillo Tapia (el Sr. Bichólogo) nos dice (entre polémicas y arrebatos de terceros).
Textual:
– Me discutían, en un grupo de Facebook, afirmando que los chilenos jamás han comido palomas, ni tampoco en Chile nunca nadie ha comido perros o gatos. Pero, aunque haya a quienes les disguste que lo diga, esto último es muy cierto, y yo puedo dar fe de ello, pues lo he visto. Y nadie puede negar tampoco que se prepara y se come charqui de perro en nuestro territorio nacional, con fines terapéuticos y según la medicina popular. Pero de eso hablaremos otro día.
Me fastidia profundamente no el que la gente ignore las cosas, sino el que discuta a brazo partido sobre algo que desconoce, usando términos como “nunca” y “jamás”, cuando no conocen más allá de la vuelta de su esquina.
El tema salió porque los chilenos de siempre se burlan de los peruanos, diciendo socarronamente que comen palomas, como si tal cosa fuese una aberración. Ignorancia por su parte, eso es lo que es.
Y es que ¿de dónde creen que salieron las palomas que sobrevuelan nuestra ciudades? Son aves de origen euroasiático, ¿Qué harían aquí si no fuesen, como gallinas, cerdos y ovejas, un animal doméstico para consumo humano? Las trajeron los españoles, quienes las comían y las siguen comiendo hoy en día, como consta en cualquier recetario de ese país.
Y se comieron en Chile por siglos. Recuerdo perfectamente que hace 50 años, cuando llegué a esta ciudad de Antofagasta, muchas casas tenían todavía palomares en sus patios, en los que la gente las criaba para comérselas. Incluso varios de mis compañeros de escuela las tenían en su dieta, cosa que no me parecía sorprendente en modo alguno, sabiendo como sabía que en nuestro país no sólo se comían estas aves, sino también torcazas, tórtolas, zorzales y hasta pajaritos.
¿Qué no me creen? Pues basta con leer los antiguos recetarios, donde aparece como prepararlas, ya sea bajo el nombre de palomas o de pichones, que son lo mismo. Ahí están, para quien quiera consultarlos, los recetarios de “La Hermanita Hormiga - Tratado de Arte Culinario ”, de Marta Brunet; la “Enciclopedia del Hogar de la Tía Pepa”, de Rafael Egaña; el “Nuevo Manual de Cocina” y “Ciencia Gastronómica - Recetas de Guisos”, que son más antiguos; así como también el libro “Apuntes para la Historia de la Cocina Chilena”, de Eugenio Pereira Salas, en el que podemos ver que se comió pichones en un baile que O’Higgins le ofreció a San Martín, así como en un almuerzo ofrecido 10 años después por doña Adriana Montt y Prado al Almirante Blanco Encalada.
¿Jamás se han comido palomas en Chile? Perdónenme si me río…
De parte de este escribano:
Lo que dice el Sr. Bichólogo es muy cierto y forma parte de la antigua cultura culinaria de nuestros connacionales, eso de sacarlo a colación, de visualizar aquello que muchos no saben o no quieren recordar, es el pecado por el cuál la gente lo reprueba, pero han de saber – además – que al Sr. Castillo – por sus comentarios - hasta el ángel de la guarda lo tiene bloqueado.
Recetario:
Tratado Culinario
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-98941.html
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