La Fragata chilena Lota, del porte de 1,047 toneladas de
registro, construida en Brunswick en 1866. Ingresó a la Matricula de la Marina
Mercante de Chile en 1881, dedicándola a la navegación general. Su dueño fue
don Federico Peede con residencia en Valparaíso.
Ahora bien. Durante la Guerra del Pacífico, esta nave, formó
parte del convoy de la Expedición del Capitán de Navío Don Patricio Lynch a
Pisco-Paracas en 1880. Al terminar el conflicto fue devuelto a su dueño.
El tráfico que cubría esta Fragata era normalmente de
cabotaje entre puertos chilenos transportando maderas de la zona de Chiloé o
carbón desde Lota o Coronel, a Valparaíso y más al norte a puertos salitreros.
Su ruta de ultramar era en lastre o con carga, probablemente
salitre, a Puertos de la costa del pacífico de Canadá, como Vancouver, Moody
Ville o Burrard Inlet, y puertos en el Estado de Washington, en EEUU, como
Puget Sound o Port Townsend, y también San Francisco, cargando maderas de esos
puertos, con destino a Australia, Melbourne y al puerto de Newcastle (New South
Wales). En este último puerto embarcaba carbón con destino a Chile, como carga
de retorno, aunque su viaje acabó abruptamente al naufragar el 19 de septiembre
de 1888, a 10 millas de distancia de la isla Palmira (Palmer Island).
Este naufragio fue desastroso, escapando con vida tan solo él
contramaestre Hermán Johnson de nacionalidad escocesa (casado y radicado en
Chile) y el muchacho chileno Ramón Rojas de 16 años, natural de la provincia de
Valdivia. Ambos lograron llegar a la isla Palmira, cogidos de un madero de la
Lota; pero en tierra no hallaran habitantes y tan solo cerdos y cabras
salvajes.
Los náufragos al verse en tierra comenzaron por construirse
una cabaña para ponerse a cubierto de la intemperie y de las numerosas culebras
que existían en la isla; más como no habían salvado ningún instrumento
cortante, la empresa no fue llevadera.
Allí permanecieron por dos años, alimentándose con cocos y
naranjas que eran muy abundantes, además de huevos de aves de mar y aveces de
cerdos y cabras.
El muchacho Rojas cogió una violenta disentería en 1890, mal
que le ocasionó la muerte en breves horas. Johnson quedó solo y reducido a sus
propios esfuerzos por tres años más, hasta que un venturoso día de 1893 divisó
una nave, auxiliado de una balsa que había construido y de señales diversas,
para llamar la atención, fue visto desde abordo y recogido por un buqué alemán.
Johnson, con su larga barba y su cuerpo medio cubierto con tejido de pieles de
aves y hojas de árboles, ofrecía una extraña figura que no pudo menos de
conmover a los tripulantes de la nave.
El capitón le hizo prodigar toda clase de cuidados, muy especialmente
por haberse notado, en él, cierto estado de enajenación mental.
El buque alemán lo condujo a Hamburgo, donde fue atendido y
curado en un hospital por cuenta del cónsul de Chile. Un buque ingles en el que
se enganchó más tarde, lo Condujo al Callao. Allí Johnson trató de obtener su
licencia para volver a Chile, mas, como el capitán se la negara, hubo de
desertar.
Hermán Johnson se embarcó más tarde y regresó al puerto de
Coronel, fines de junio de 1895, donde fue recibido por su esposa y un hijo
suyo (8 años después de su salida), quienes ya habían perdido toda esperanza de
volverlo a ver, pues lo daban por muerto.
Agrega el Capitán Vidal Gormaz y lo sostenemos:
Capitán. Francisco Vidal Gormaz
Este gran episodio no ha sido narrado, a lo que entendemos,
con la viveza que merecía.
Los diarios Esmeralda de Coronel, del 30 de junio de 1895 y
El Mercurio de Valparaíso del 02 julio, dan la noticia descarnada y como caso
corriente, cuando en manos de un hombre de inteligencia y de genio, habría
motivado un poema.
Aunque este naufragio no debiera tener cabida aquí, por haber
ocurrido tan lejos de nuestro litoral, lo hemos consignado por haber ocurrido a
un buque chileno, no menos que por su originalidad.
Referencias:
Naufragios ocurridos en las costas de Chile”. Imprenta
Helzeviriana, Santiago de Chile 1901. Francisco Vidal Gormaz. Capitán de Navío.
Gracias por rescatar la historia de mi tatarabuelo. Conmovido por esta suceso e impulsado por mi abuela investigué y puedo agregar algunas precisiones para complementar esta increíble historia: Herman Johnson nació en Malco, Suecia, por lo tanto su nacionalidad era sueca y no escocesa. Pasó sus últimos años en el Cerro Playa Ancha, calle Munizaga 125. Falleció en 1912 de deliriums tremens, dejando un sólo hijo, Juan Johnson, quien tuvo 8 hijos, dos de ellos vivos hoy domingo 25 de Febrero de 2024.
ResponderEliminarRecibe mis agradecimientos y mis saludos.
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