"Caminantes Ancestrales" Las Caravanas del Desierto.
Caravana.
Hace siglos, los Likan Antai (o atacameños) caminaban por el desierto de Atacama realizando el llamado "caravanéo", una tarea primordial en sus vidas, que les permitía realizar trueques o intercambios de productos durante las migraciones. Todo a través de los valles de San Pedro de Atacama, y la majestuosidad del desierto más seco del mundo. Los Atacameños fueron hábiles comerciantes. Para trasladar su mercancía formaban caravanas de llamas que atravesaban la cordillera de los Andes o recorrían cientos de kilómetros a través del desierto de Atacama hasta llegar al mar en donde comerciaban con los habitantes de la costa y mediante el trueque conseguían, pescados, algas y mariscos secos.
Estos productos atrajeron al litoral a los grupos caravaneros de las aldeas de los oasis del Loa y Atacama, cuyos productos de intercambio se han registrado también en túmulos funerarios en Mejillones, como la cerámica negra pulida de San Pedro de Atacama (Núñez et al., 2011; Ballester y Clarot 2014). A cambio de "pescado salado, mariscos, cueros de lobos, de aves marinas, conchas grandes y posiblemente algas comestibles. Recibían: (charqui: carne con sal resecada por el sol), maíz, frejoles y otros productos de la tierra; tejidos de lana, objetos de metal y piezas de alfarería pintada" (Latcham, 1910: 63).
Caravanas de llamas fueron generando redes de tráfico que acarreaban productos de una zona a otra en un incesante ajetreo de intercambio comercial y cultural, articulando diferentes ambientes, recursos y poblaciones de distintos tamaños y fisonomías.
Las poblaciones del interior articularon su movilidad mediante caravanas; con el apoyo de recuas de llamas, a diferencia de las poblaciones litoraleñas que se desplazaban peatonalmente y sin la ayuda de animales de carga, mediante cargueros individuales (Cases et al., 2008; Pimentel et al., 2011; Torres-Rouff et al., 2012).
Sus rutas implicaban desplazamientos de hasta 250 kilómetros norte-sur por el borde marítimo y 80 kilómetros este-oeste hacia las pampas y cordillera andina (Pimentel et al., 2011; Carrasco et al., 2015), en función de puntos de intercambio como los algarrobales de Quillagua. El traspaso de objetos y conocimientos entre costa e interior indicaría que entre ambas poblaciones las relaciones eran estables y los viajes recurrentes (Pimentel et al., 2011), por lo que configuraron un modelo interdependiente (Núñez y Santoro, 2011).
En este activo comercio utilizaban varias rutas. En algunas de ellas, que cubrían el tramo hacia la zona de Taltal-Paposo, al sur de Antofagasta.
A lo largo de las rutas caravaneras, hoy encontramos estancias, paraderos, santuarios y sitios ceremoniales abandonados que atestiguan este intenso tráfico e interacción social que existió en la región del estudio. Se identifican las “jaranas” o campamentos donde se concentraba la tropa de recuas; las “paskanas” que correspondían a refugios caravaneros ubicados en las diversas rutas.
“El uso de caravanas permitió que distintos pueblos, aislados en diferentes lugares del desierto, pudieran tener acceso a técnicas, ideas, información, productos alimenticios, objetos de estatus y tantos otros bienes que les permitían formar parte de una red de interacción, a través de un ir y venir de las caravanas que, a su vez, se habían especializado en cruzar extensos espacios desérticos, sin recursos, mediante sistemas viales bien definidos”, cuenta el investigador. Lautaro Núñez, Arqueólogo chileno, galardonado con el Premio Nacional de Historia en 2002.
Para los atacameños el llegar hasta el litoral suponía acceder a valiosas piezas como cueros de lobo marino, conchas para ornamentación y piedras redondeadas destinadas a la fabricación de herramientas, así como a pescados, mariscos y algas. Para concretar el trueque ofrecían a los "Camachangos" (Changos) derivados del algarrobo, alfarería y tejidos. Alimentos;(Charqui: carne con sal resecada por el sol).
Señales:
La relación entre arte rupestre y tráfico de caravanas ha sido ampliamente aceptada, sin embargo, vemos que la relación es mucho más compleja y requiere del entrecruzamiento de la mayor cantidad de información disponible. El arte rupestre como imagen visual sirve para denotar la apropiación cultural de un espacio natural, organizándolo conceptualmente, en donde el mensaje transmitido no tiene una relación exclusiva con el tráfico caravanero (Muñoz y Briones 1996). Sin embargo, a través de este tipo de movilidad se efectúan diversos grados de influencias entre diferentes grupos (Berenguer 1994b), y, con esto, la transferencia de los mensajes más elaborados.
Conclusiones:
Los senderos, las antiguas rutas que quedaban grabadas en la superficie. En los cerros quedan los senderos que dejaron, desde hace un milenio, quienes hicieron estas especiales representaciones simbólicas, que siguen siendo motivo de estudios y nuevos hallazgos. Recuerde respetar el sitio y aplicar la norma de llevarse todo lo que trajo, de no caminar sobre los trazados y de tener siempre presente que el mejor recuerdo es dejar estas huellas y no las suyas.
Caravana de llamas y arrieros precolombinos pasando por el Cerro Sagrado, en ilustración histórica. Geoglifos Cerro sagrado, Azapa. Dibujo de José Pérez de Arce, 1983.
Las principales amenazas a la conservación de los geoglifos del Desierto de Atacama se asocian al turismo desinformado, los rallys motorizados y los proyectos mineros cercanos. Que en su afán de aventura trepan hasta las cumbres de los cerros con sus poderosas máquinas, ignorando que sus huellas "tachan" estos milenarios y hermosos recuerdos. Están ahí y han durado miles de años, pero son muy frágiles.
Por ello, lo que para el hombre actual puede parecer algo incomprensible, llamativo y misterioso, para sus antepasados era un completo sistema de señales que los viajeros dominaban a la perfección. Geoglifos de Chug Chug - Es el sitio de geoglifos más grande de la Región, a 60 km de Calama en la Región de Antofagasta.
El geoglifo del Gigante de Atacama. La figura antropomorfa prehistórica más grande del mundo. 86 metros de altura mide el Gigante de Atacama, imagen pre incaica dibujada con acumulación de piedras y raspado de terreno en el Cerro Unitas.
Fuente:
BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO Vol. 14, N° 2, 2009, pp. 9-38, Santiago de Chile ISSN 0716-1530
Caravanas, Interacción y Cambio en el Desierto de Atacama,
José Berenguer Rodríguez, Sirawi Ediciones, 2004,
pp. 604, Santiago. Reseñado por Axel E. Nielsen
Geoglifos y Tráfico Prehispánico de Caravanas de Llama en el Desierto (Norte de Chile) Luis Briones*, Lautaro Núñez** y Vivien G. Standen***
Núñez, L. y T.S. Dillehay 1979 Movilidad Giratoria, Armonía Social y Desarrollo en los Andes Meridionales: Patrones de Tráfico e Interacción Económica. Universidad Católica del Norte, Antofagasta.
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