Una imagen que lleva años en nuestras carpetas fotográficas y
una historia que no hemos podido desentrañar. Extraño nos resulta esta situación
de olvido, especialmente por los historiadores (de una u otra banda), ya que son
ellos quienes gustan y sacan a colación a cuanto personaje resalte, reluzca o
simplemente asome en la historia, pero, este no es el caso.
El dicho que conozco recita “Que ha de importar si solo es un
muerto más” pero observar la galanura y ornamento para el descanso eterno de un
personaje del cual existen muy pocas referencias - sobre su vida - y absolutamente
ningún dato sobre su muerte, es por demás extraño.
Pues bien. Si nos adentramos por los polvorientos pasillos
del campo santo antofagastino, muy específicamente por el cementerio dos, nos
iremos encontrado con las tumbas ya olvidadas y en donde yace gran parte de
nuestra historia local. Es por estos vericuetos en donde encontraremos la última
morada de Don Vicente Urdininea, coronel boliviano fallecido en Cobija el año
1865. Sobre su vida es muy poco lo que hemos podido recabar, salvo alguna que
otra cita aislada en la historia. Preguntando por el otro lado de la banda, en
Bolivia, tampoco se tienen antecedentes que aportar. Pasando a formar parte de
los olvidados perpetuos.
Don Vicente murió en 1865 y han de saber que el cementerio
antofagastino fue fundado (según la historia) a principios de 1874 y tenía una
particularidad, era laico, una característica muy especial para la época.
¿Quién fue este personaje? ¿por qué nadie de su país reclama
sus restos? Quedarán estas preguntas dando vueltas y la tumba de Don Vicente
Urdininea seguirá oculta por los pasillos de la historia y del olvido.
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