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jueves, 9 de enero de 2025

PORQUÉ LA LOICA TIENE EL PECHO ROJO

 

Hay historias que son más antiguas que las tradicionales, nos referimos a aquellas que son de público conocimiento y tal vez, estas historias, que nos fueron enseñadas en las aulas provengan de otras más simples, pero lo que debemos tener presente, todas ellas están ambientadas en el territorio nacional.

 

¿Por qué la Loica tiene el Pecho Rojo?

(¿Así que fue por un cazador? Pruébalo. No hay testigos)


Probablemente muchos hayan escuchado decir, más de alguna vez, que la razón por la que la Loica (Leistes loyca) tiene el pecho rojo, es porque el Chincol (Zonotrichia capensis), así pequeño como es, la apuñaló en el pecho en una riña que sostuvieron, y la sangre - que de la herida manó - le tiño para siempre las plumas.

El chincol siempre ha alegado inocencia, y ha sostenido que así no fue la cosa, pero quién le va a creer si -dicen las malas lenguas- hasta un testigo falso presentó la Loica, su amigo el Tordo (Curaeus curaeus).

Sin embargo, la verdad termina por saberse -según dicen- y he aquí que nos hemos encontrado con una versión más antigua de la historia, que podría entregarnos nuevos antecedentes. Es una leyenda Selk'nam (Ona), y se las relataremos, para que tengan también otra visión de los hechos:

(¿Preparado el mate? Alléguense al fogón para escucharla)

 

Cuentan los ancianos que hace mucho, mucho tiempo atrás, el Chincol y la Loica no eran como los conocemos ahora. No, ni siquiera eran pájaros, eran hombres, y los transformaron en aves después.

Había en aquellas tierras del sur dos jóvenes mocetones -muy peleadores-, llamados Chincol y Loica, que siempre andaban buscando problemas. Obviamente, después de haberse peleado con todos, ya no les quedaba más que terminar enfrentándose, y se trabaron en una dura lucha. Con tanto golpearse, Chincol perdió casi todo el cabello, quedándole sólo el copete sobre la frente, y un enrojecimiento en todo el cuello.

Pero Loica tampoco salió muy bien parado, ya que Chincol, aunque más pequeño, le dio un fuerte puñetazo en la nariz, que lo dejó sangrando y con todo el pecho colorado, aunque algunos dicen que no fue un golpe, más bien la sangre fue fruto de un puñal.

(En esto hay que preguntarle al Queltehue, ese las sabe todas y hay que ver como las grita)

 

Ante lo sucedido, y para darles una lección definitiva, fueron transformados en aves, para que nunca olvidaran lo que habían hecho. Y así es como Loica quedó para siempre con el pecho rojo encendido, y Chincol luce su copete y las manchas en el cuello.

 

Ahora bien: La señorita María Isabel Rodenas nos explica más detalladamente la trama:

 

Mi madre siempre me decía, cuando escuchaba una Loica. Que en su canto dice "con cuchillo fue, con cuchillo fue" y es por eso que tiene el pecho colorado.

 

Pues, puede ser que la historia del Cazador y la Loica te resulte más hermosa o llamativa, pero nuestro interés va por rescatar las antiguas historias, mitos y leyendas, sean locales como nacionales.




martes, 7 de enero de 2025

UNA HISTORIA DE PEQUENES

Como amerita y como acostumbramos

 

Nos hubiésemos guardado la alegría para nosotros, pero había que agradecer, públicamente, tanto a la persona que confió en nosotros, a la institución gubernamental que actuó prontamente y, a la empresa (constructora) que estuvo llana en apoyar la medida.

 


Muy buenas tardes tengan, estimadas y estimados amigos

 

Debemos decir que nos sentimos, si no orgullosos en el pleno sentido de la palabra, sí contentos y satisfechos con nosotros mismos. ¿Por qué? Bueno, no los dejaremos con la duda:

 

En primer lugar, nos deja contentos el que hayamos podido responder -con oportunidad- a la preocupación de una persona que llegó a nosotros, para contarnos que había encontrado un nidal de pequenes y que éstos estaban en peligro, debido a que se encontraban en terrenos que serían intervenidos prontamente por una empresa constructora. Esta persona confió en nosotros y nos alegra que efectivamente pudimos ayudar a las aves, tal como él lo esperaba.

 

Una vez que visitamos el lugar y conocimos la situación de primera mano y -lo confesamos- teniendo ciertas dudas sobre el actuar de las entidades gubernamentales correspondientes, buscamos orientación y ayuda con terceros que conocen mejor estos temas. Por consejo y con el intermedio de estas personas, se puso una denuncia en el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la que condujo a una visita - de dicha entidad - al lugar.

Allí pudieron constatar lo que nosotros ya habíamos visto, que había un nidal con varios polluelos de pequén que, si bien estaban emplumados, no podían todavía volar y desenvolverse por sí mismos. Ante esta situación, se dejó el área bajo la tutela del SAG, con instrucciones a la empresa, que maneja esa área, de no intervenir el sector hasta que los polluelos hayan alcanzado la edad suficiente para poder desplazarse -con su familia- a otro lugar. Obviamente, el momento de hacerlo será determinado por personal del SAG.

Nos complace mucho el haber actuado prontamente, sobre todo porque -mientras esto ocurría- nos enteramos que en una ocasión anterior pasó algo similar y, para cuando llegaron los funcionarios, la empresa (Otra empresa) ya había cubierto el nidal con cemento, dejando a los polluelos desamparados. No todas las personas, y mucho menos todas las empresas, actúan con el adecuado criterio.

 

Esta vez se consiguió un buen final, pero dejémoslo en claro: no es verdaderamente un final feliz.

 

No es un final feliz porque -aunque más tarde y en mejor momento- los pequenes igual deberán abandonar no sólo su nidal, sino también el área, ya que toda ella será cubierta con viviendas, y no quedará espacio para una familia tan numerosa. Deberán buscar un nuevo lugar que pueda albergarlos, ya sea en algún espacio dentro de la ciudad -que se los permita- o en sus alrededores.

 

Los pequenes son grandes cazadores de ratones y de insectos, razón de más para darles un espacio en nuestras ciudades. Lamentablemente, su costumbre de anidar en el suelo le dificulta mucho encontrar un lugar adecuado y seguro.

Esperemos que esta hermosa familia logre establecerse en otra parte, donde haya comida suficiente y donde no llegue el hombre a desplazarlos una vez más.