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EL GALEÓN DE ANTOFAGASTA



Levar anclas y soltar las velas marineros de agua dulce… Llegó el momento de navegar a la eternidad.



No fue la braveza del mar, fue el viento quién definitivamente se llevó las cenizas de un gran ícono de Antofagasta. Un navío que aún navega en los mares del recuerdo y la memoria de los antiguos antofagastinos.

La historia popular – mitad mito y mitad leyenda - nos dice que, por el año 1956, ya se hablaba de un Galeón en Antofagasta, que luego de haber hechos largas travesías por el océano y haber servido a una desaparecida empresa comercial, se encontraba totalmente abandonado a orillas de la playa, la propietaria era una familia que no pudo o ya no quiso volver a reflotarlo.

Este navío es adquirido por un conocido empresario local de nombre Juan Castillo, quien (literalmente) lo salva del progresivo deterioro que lo afecta y decide convertirlo en un novedoso lugar de entretenimiento.

En un principio, este barco estuvo ubicado donde termina la calle Bolívar, pleno centro de Antofagasta, a orillas del mar y a un costado del muelle fiscal. Era bar, restaurante y también Discoteca, un lugar muy visitado por el público especialmente los fines de semana y que se transformó en un “Gran atractivo Turístico” para la región. Lugar de reunión familiar y punto obligado del escaso turismo de aquella época.  

Calles Bolívar-Balmaceda

 Nada es eterno, especialmente en ciertos lugares.

El Galeón duró en el centro hasta el año 81-82 año en el que fue trasladado al sector norte de Antofagasta, al sector conocido como Playa El Trocadero, donde quedó montado sobre una sólida base de piedras y cemento.

Galeón en Playa Trocadero

En el lugar, siguió funcionando como Bar Restaurante y se accedía a él a través de un puente de madera pintado de blanco que permitía un ingreso ordenado y en un cálido ambiente familiar. Pese al lugar, la gente lo convirtió en su favorito y La Playa “El Trocadero” comenzó a ser conocida por los veraneantes como la "Playa del Galeón", más, la lejanía y el sector hicieron decaer el negocio hasta que tuvo que cerrar definitivamente sus puertas, quedando uno de sus marineros a su cuidado (tuvimos la fortuna de conocerlo).

Lo que nos consta.

No hubo interés por parte de las autoridades de la época por dar un verdadero y definitivo impulso a los proyectos turísticos de entonces, por lo cual esta reliquia quedó en total desamparo y destinado a un trágico final. La playa en la cual se encontraba no contaba con algún tipo de iluminación o de protección y en las noches, bajo el alero de la oscuridad sirvió para amparar todo tipo de vandalismo.



En sus últimos días de existencia, el Galeón de Antofagasta se convirtió en una guarida de drogadictos. Fue así, como en un momento y en tan solo unos minutos, este hermoso navío desapareció entre las llamas producto de una quema, controlada por bomberos a petición de la Junta de Vecinos de las Rocas, para evitar que siguiera siendo guarida de drogadictos y tomadores.



1 comentario:

  1. Gente más inutil, y gobierno de este tiempo, inutil por dos... espero que se hayan educado los que tanto alegan, porque claramente era un icono de Antofagasta...

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