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GATICO. EL LÍMITE HISTÓRICO DE CHILE


Gatico. La Historia de un Pueblo en los Límites Históricos de Chil
     Gatico (Sansay), límite sur de la gobernación del Perú en el despoblado de Atacama (paralelo 22º 30" lat. Sur) según información del Virrey Francisco de Toledo (1573).
Según los acabados estudios de los Investigadores y docentes: Eduardo Téllez L. (Docente e investigador del Centro de Estudios Históricos, Universidad Bernardo O’Higgins) y Osvaldo Silva G. (Profesor Titular, Universidad de Chile) dice:

“Se publica y comenta una detallada descripción (1573) sobre las provincias marginales de la gobernación del Perú, avalada por el virrey Francisco de Toledo, ante la corte española. El documento brinda noticias precisas acerca del límite fronterizo entre la gobernación del Perú y el reino de Chile, el cual fija en el grado 22 y medio, explícitamente a la altura de Sansay, localidad muy cercana al puerto de Cobija, litoral del desierto de Atacama. El artículo postula que Sansay correspondería al moderno puerto de Gatico, ubicado al sur de Tocopilla”

Virrey del Perú. Francisco de Toledo

    Una larga carta-información de don Francisco de Toledo, despachada al rey Felipe II en el otoño de 1573, nos concede vislumbrar, con luz inmejorable, la silueta de la frontera chileno-peruana en la avanzada del siglo XVI, tiempo aún de conquistas y reescritura de mapas.

Felipe II

     El meticuloso virrey peruano acompañó su misiva con una no menos metódica noticia sobre el estado de los territorios fronterizos de su mando, compuesta, sin duda, por gente versada en la materia. Intitulada, a propósito, Relación de los indios de guerra que están en las fronteras de los indios cristianos de la gobernación del reino del Perú, la pieza ofrece una lúcida visión de los deslindes geopolíticos de este último.

     Las novedades transmitidas en este reporte mejoran notoriamente la definición de las fronteras exteriores detentadas por el antedicho reino centro-andino hacia el último tercio del XVI. A menudo ellas se desvanecen cuando se las confunde, sin mucho examen, con el perímetro o contorno del virreinato. El mérito principal de la Relación consiste en mostrarlas sin tapujos. Aparte de eso, resulta ser una completa semblanza de la cartografía étnica vigente en las comarcas periféricas al núcleo limeño.

     En relación con la divisoria fronteriza con Chile, el informe de referencia formuló esta categórica manifestación de los confines peruanos:

La Gobernación de los Reinos del Pirú tiene por límites: la costa y Mar del Sur, a la parte del Poniente, empezando desde el pueblo y cabo de Pasao hasta Sansay, ques lo último del despoblado de Atacama, que divide los términos del Perú y Chile: está cabo de Pasao en seis minutos de altura y Sansai en veinte y dos grados y medio, que en altura son cuatrocientas y tantas leguas.

     Pues bien. Gatico-Sansay formaba un asiento de antiquísima vida amerindia. Hubo allí, desde muy antiguo, una parcialidad de pescadores, probables antecesores de los camanchacas históricos, que dejaron estampada en petroglifos de soberbia factura la pequeña crónica de su vivir. Existencia paciente y llana, entregada a la actividad marinera y a la cacería de camélidos en los faldeos de la cordillera cercana. Uros llamó Lozano Machuca, el despierto factor de Potosí, a esas partidas predatorias domiciliadas en y en torno al puerto de Atacama. Gatico, sin embargo, era mucho más que un remanso aborigen. Siempre fue una potente reserva cuprífera; y seguramente a eso se refería el mismo Lozano al elogiar la rica veta de cobre emplazada, comentaba, “tan junto al puerto” (Cobija). Los navegantes y batidores hispanos, todo lo indica, conocían muy de cerca esta pascana marítima, dotada de alguna población, una corta aguada y densos recursos metalíferos, De otro modo no se entendería que hayan sido capaces de fijar con tanta certidumbre la posición de la saliente de Sansay en sus portulanos y cartas de marear.

     El panorama limítrofe bosquejado en la Relación de los indios de guerra resulta coherente con otra novedad participada por Francisco de Toledo al rey de Castilla, no mucho después (noviembre de 1573), concerniente a su rumbosa y larga visita a las provincias interiores del Perú. En la oportunidad, el virrey se vio obligado a admitir que la [visita] de atacama, frontera de Chile, hasta asentar estos indios de guerra chiriguanas, no se ha podido hacer, porque con la visita no se me huyesen los indios de paz con los chiriguanas [chiriguanos] y dejasen de pagar el tributo los lipes y [los] de atacama, que son de vuestra majestad.

     En todo este relato colonial flota la idea que la cabecera boreal de Chile se acercaba gradualmente al confín austral de la gobernación del Perú.

     Morro Moreno, alzado muy cerca de los 23° 3”, conformaba una de las avanzadas chilenas en aquella desolación. Tempranamente (1605) fue señalado como tenencia chilena por el obispo-historiador Reginaldo de Lizárraga, un penetrante reconocedor del despoblado, en lo cual fue refrendado por muchos testigos avisados. La capitanía general de Chile, con todo, extendió su brazo aún más lejos de ese hito montaraz. Para 1777 su departamento de hacienda controlaba la percepción directa de las entradas fiscales dejadas por el tráfico naviero de los puertos más septentrionales de Mejillones y Cobija. Según las coordenadas entregadas por la Relación de 1573, Mejillones, Morro Moreno y la moderna ensenada de Antofagasta se encontraban ya en la esfera territorial chilena.

Reginaldo de Lizárraga

Enlace directo al escrito. 


Sobre la vida reciente de Gatico

     Gatico. Cuyo nombre asoma enigmático en carteles y mapas camineros, es el punto obligado de parada del viajero y la flor misma del patrimonio costero de Tocopilla. Hemos procurado develar el origen del nombre, su toponimia, pero los esfuerzos han resultado vanos. Es lo que falta agregar a todas esas señaléticas, el por qué se llama así. 

     Distante a 135 kilómetros al norte de Antofagasta, la capital regional. Nos encontramos con los vestigios de lo que antaño fue un importante puerto minero que tuvo su auge y ocaso, esto último por motivos económicos y con la ayuda de algunos fenómenos naturales los que provocaron el despoblamiento y abandono. La historia dice: El aluvión del 25 de julio de 1940, destruyo completamente el poblado: las minas colapsaron, las casas del poblado quedaron completamente bajo el barro y de las gigantescas piedras del alud.

Ruinas de Gatico. Fundición

     Sabemos que la historia de Gatico se pierde en el tiempo, pero podemos situarla en su condición minera al 1832, fecha en que el gobierno boliviano otorga la concesión de los Minerales, considerados “los más ricos de esta región “a una sociedad compuesta por Dámaso Uriburu, con sede en Valparaíso; luego a otra sociedad perteneciente a Gregorio Beeche con sede en Potosí, y a la sociedad del señor Zamudio de Cobija.

Gregorio Beeche Estevez

     Con los terremotos y tsunamis de 1868 y 1877, el puerto más afectado fue el de Cobija, por tal razón, se inició el despoblamiento total de este puerto y gran parte de su población se trasladó al pujante Gatico.

     El proceso de poblamiento de Gatico se vio aumentado al finalizar la Guerra del Pacífico, situación que tornó necesaria la instauración de un Municipio, el cual existió hasta el año 1927 fecha en él que se disolvió definitivamente. Pero a través del Decreto Supremo N° 5.526 del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, Gatico fue transformada en una Subdelegación dependiente de la Municipalidad de Tocopilla.

Presidente Carlos Ibañez del Campo

     Gatico logra su mayor auge en los inicios del siglo XX, cuando los ciudadanos españoles, miembros de la Sociedad Artola, se hicieron cargo de la explotación del conglomerado de minas del sector, siendo la mina Toldo la más importante.

     Desde entonces, el impulso de este puerto fue mayúsculo y veloz, llegando a poseer una población que bordeó las cinco mil personas.

Fundición de Gatico "Según Datos Aportados por Terceros"

   La impronta de los hermanos Artola se reflejaría en el nombre de la principal avenida, que, según los antiguos habitantes, era la avenida más larga de Chile y fue llamada “Avenida Artola”, correspondiendo esta calle a la carretera que une Tocopilla con Antofagasta. Menuda idea.

Avenida Artola

Cabotaje 

    Este puerto llegó a contar con dos periódicos, dos muelles y una fundición vinculada a los embarcaderos por medio de un ferrocarril. Contaba con Correo y telégrafos, Aduanas, Resguardo Marítimo, cantinas, policía, pulpería, teatro, canchas de fútbol, iglesia, botica, hoteles, escuelas, restaurantes y muchos almacenes, aunque la compañía minera contaba con su propia pulpería que ofrecía en su tienda: Provisiones, panadería y carnicería.

    Ese edificio que nos llama tanto la atención. La casona principal del pueblo, símbolo de lo que fue este complejo en su época de esplendor. Fue construido en 1914 por el gerente Thomas Peddar. Hoy yace como un mudo testigo de una época de grandeza, resistente al tiempo y las inclemencias, más no al vandalismo.

Casona Principal de Gatico. Mudo Testigo






La historia general de Cobija la encontrarán en esta hermosa página: 

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