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LOS CAMELLOS DE COBIJA



Una Triste Historia de Camellos en la Región de Antofagasta



     Entre los años 1846-1847 durante la administración gubernativa del Gral. José Ballivián ocurrió un hecho bastante curioso del que se habló por bastante tiempo.

      Ballivián proponiéndose hacer menos costoso y sacrificado el transporte hacia el puerto La Mar sobre el Pacífico, ordenó a su Ministro de Hacienda la compra de una partida de camellos de Oriente destinada al servicio del país para viajar a través del desierto de Atacama y llegar al puerto de Cobija.

Presidente de Bolivia José Ballivián y Segurola

    Una crónica de entonces comentaba la presencia de estos animales en estos términos: “Los socios del negocio del guano han traído al puerto de Cobija desde las islas Canarias, 35 camellos, que el gobierno les pidió con el patriótico y laudable designio de aclimatar y propagar, en el territorio de la República, esa nueva y preciosa cría de “acémilas”, que puede dar grandes facilidades y economías al transporte de nuestros productos”.

     El proyecto fracasó porque los camellos no pudieron adaptarse a un territorio bastante inhóspito y de grandes contrastes. La mitad de ellos sucumbió en el desierto y el resto (Según escritos) fueron sacrificados con fines diversos.

Relata en su escrito Don Pablo Cingolani

      De los camellos que un general alucinado importó de Arabia para que compitan con las mulas.
    ¡Qué iluso el milico! Los gibosos desfallecían por la puna y se iban muriendo delirando en mahometano y las mulas los regresaban, puro huesos que luego alguien vendía a los museos del sur como reliquias o rarezas.
       Uno aseguró, de puro ocioso, que la grasa de la giba del camello era afrodisíaca y a los que sobrevivieron en la costa los carnearon para darles alguna utilidad. ¡Pobres camellos los de Ballivián!

Los Camellos de Cobija

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