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jueves, 3 de agosto de 2017

LOS VELEROS DEL SALITRE



Hey Mister. Uan Momento plis

Clippers en la bahía de Taltal

     El ver estas imágenes nos lleva a recordar al Célebre Pablo Neruda y su poema Farewell.

Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.

El decir simplemente barcos salitreros o barcos en la bahía, no hará tanta justicia y no despertará el interés de la gran mayoría - ¿totalidad? - de los antofagastinos que no vieron y no vivieron aquella época de esplendor, es solo un barco. Tal vez, estas pocas palabras extraídas del escrito de Salvador reyes (1933) nos permita hacernos una idea de lo impresionante que debe haber sido el apreciar este espectáculo en nuestra bahía y la infinidad de idiomas que se escuchaban en nuestras calles.

Barcos en la bahía de Antofagasta 1879

Hay quienes recuerdan haber visto en 1894 hasta 82 veleros anclados en Valparaíso, 117 en Antofagasta y 124 en Iquique. En esos dos últimos puertos, además de Pisagua, Caleta Buena. Tocopilla, Mejillones y Taltal, se escribieron muchos de los mejores capítulos de la que pudiera llamarse "edad heroica" de la carrera del salitre.

Grandes flotas de veleros, inglesas, norteamericanas, alemanas y francesas, tenían como objetivo el litoral salitrero. Traían carbón y embarcaban nitrato; traían y llevaban aventuras, y la buena, la auténtica leyenda del mar.

El Norte era entonces rico y generoso. Demasiado rico y demasiado generoso. La vida en aquellos puertos tenía un ritmo brusco, dinámico, imprevisor. El salitre daba para todo, especialmente para que, en los sitios alegres de Antofagasta, Iquique, Taltal y demás puertos, hallaran placer los hombres que venían de las dos grandes soledades: del mar y de la Pampa.

En el libro de Lubbock, "The Nitrate Clippers", editado en Glasgow. Lubbock, marino que consagró graneles y perdurables esfuerzos a la historia de la navegación en todos los mares, resume los diversos aspectos de la carrera del salitre y la epiloga con sus estadísticas y sus rápidos recuerdos de ese período de brillante actividad.


El Bremen en la bahía de Antofagasta

     Uno de los versos citados de R. H. Aithking que, traducidos literalmente, dicen:

.- Puertos de mar donde la vida es una carga amenazada por la tifoidea y el calor, hogar de los humildes y de los parias, de los vagabundos de la costa y de los ociosos, donde las únicas diversiones para los gringos son el amor, el juego y la bebida...

Claro está que semejantes versos, desde el punto de vista sanitario y social, no hacen honor a la vida de los puertos nortinos. Pero la verdad era, más o menos, ésa. ¿Cómo no recordar la zozobra con que en Antofagasta se leía diariamente en los periódicos la nómina de los casos de viruela?

En cuanto el tono elegíaco con que el poeta habla de las "únicas diversiones'', encierra, sin duda, un poco de hipocresía. Aquellas eran las "únicas', pero justamente las que los marineros y los pampinos buscaban y preferían por encima de todas.

El Preussen de 5 mástiles.


Aquella época de enorme actividad dejó poca o ninguna huella. Como se borró en las olas la estela de las fragatas y de los bergantines, se borró en la memoria de los pueblos del Norte el paso de los marineros. Allí la gente se renueva con mucha frecuencia y esa facilidad para irse fue otra de las características que acercó a los hombres del mar y a los hombres del desierto.

Carátula de Libro


Link. Escrito de Salvador Reyes



miércoles, 2 de agosto de 2017

EL DERROTERO DEL CERRO PLOMO


El Derrotero del Cerro Plomo

Panizos Blancos

 

Un libro maravilloso, con letras que debiesen estar en la memoria de nuestra población puesto que, los derroteros, son parte importante de nuestra identidad nortina (de Tocopilla, Mejillones, Taltal y Antofagasta) Ahora bien, estas letras nos llevan en una travesía, en un misterioso viaje por nuestra tierra, en tiempos pretéritos y en un lenguaje muy simple. Son letras, que nos hablan de epopeyas, de hombres luchando solitarios contra parajes abiertamente inhabitables, con temperaturas abrasadoras durante el día y con fríos que calan los huesos por las noches, sin agua y sin posibilidad de hallar alimento en el terreno (Cita de Wilfredo Santoro Cerda), pero encontramos algo más, en este relato, algo que nos habla de sueños, esos sueños de riquezas que siempre están a la vuelta del cerro.

Tal como indica su encabezado, “estamos ante una novela de ficción relacionada a búsquedas de tesoros” una novela llamada "El derrotero del cerro plomo”, es una leyenda que se basa en una narración verídica" escrita por Jean Arondeau. Ahora, sobre el autor poco o nada hemos encontrado, pero su escrito. El texto completo, lo dejamos íntegro para vuestro deleite.

 

Link de Descarga:




Así comienza:

Diversos motivos, entre los cuales no era el menor mi deseo de “rodar tierras”, me hicieron llegar por primera vez al puerto de Antofagasta en un luminoso día del mes de Enero de 192… Gracias a un amigo de mi padre, pude emplearme, casi inmediatamente, en una firma extranjera, y así empiezan los acontecimientos que han dado vida a este libro. Se desempeñaba como Mayordomo de la Casa, un simpático setentón a quien denominaremos Apolónides Ulloa, que era muy estimado de cuantos trataban con él por su carácter afable y servicial y por sus dotes de corrección y honradez. Ulloa era sobreviviente de la campaña de 1879 y también había tomado parte en la revolución de 1891. Aparte de estos títulos, que de por sí encierran la idea de aventuras, Ulloa había sido un incansable viajador y era agradable oírlo contar sus anécdotas que salpimentaba con interesantes experiencias.



     Como él residía de firme en Antofagasta, se había hecho de una casita situada en los alrededores del puerto y que había convertido pacientemente en un pedazo de nuestro florido Sur. Vivían con él, su esposa y su hija, casada ésta con Moisés Aguayo, a quien también veremos figurar en los acontecimientos. Dos o tres meses después de mi llegada, me había hecho un buen amigo de Ulloa, llegando por último a vivir en su casa, donde prácticamente, encontré un segundo hogar.

     Durante un feriado y con objeto de conocer las oficinas salitreras, me dirigí a la pampa, portando una carta de Ulloa para uno de sus amigos, que fue muy atento y servicial. Pocos días antes de mi regreso a Antofagasta, un accidental conocido que se jactaba de ser el mejor “baqueano” de la provincia, me invitó a que lo acompañara al “cateo” de unos valiosos yacimientos de plata, cuya ubicación sólo él y su mozo conocían.


Anexamos el mapa y parte del escrito original para que vayas en su búsqueda, en una de esas, la historia resulta cierta.





LAS GUERRAS DE LA GUERRA


 El Libro "Las Guerras de la Guerra"

Captura del Huascar en Punta Tames

     Algunos solicitan y/o claman para que ya no se hable más del tema de la llamada Guerra del Pacífico, del Guano o del Salitre, pero las problemáticas de este conflicto siguen vigentes en la actualidad y según nuestras apreciaciones hay un tema recurrente que merece mucha atención. “Bolivia debe su formación, fundación y su salida al mar por una mera gestión de Sucre”

     Dejamos entonces este link directo en donde podrás descargar gratuitamente esta publicación que esperamos te agrade y sirva para formar tu base histórica.

Enlace directo a página de Caminantes Del Desierto
Libro Las Guerras de la Guerra.

     En la década de los ’80. Dos investigadores abordaron el análisis de los textos escolares en torno a un problema siempre dramático -La Guerra del Pacífico- Esta obra fue realizada por el profesor Nicolás Cruz y Ascanio Cavallo. En su momento el libro no pasó la censura y fue requisado por los censores militares chilenos. Enviado a una bodega en las cercanías del río Mapocho, donde terminó por pudrirse debido a la humedad. Tal vez. No se esté de acuerdo con muchos de los postulados, pero es la visión letrada de estos investigadores y que no solo incluye el pensamiento histórico de nuestro país, también el de los vecinos. Perú y Bolivia.

     Según los conocimientos, los textos escolares se constituyen como espacios privilegiados para mantener y, en muchos casos, acrecentar las visiones nacionales de dicha guerra. De allí que el título del libro terminara siendo Las Guerras de la Guerra y su portada reflejara un cañón disparando hojas impresas, haciendo referencia a las innumerables guerras de tinta que se han librado en cada país durante los más de 100 años posteriores al conflicto y que terminan llegando a los niños y jóvenes de cada país en forma de manuales de estudio.

     Los autores recopilaron -cosa nada fácil de hacer a fines de la década de 1970- los manuales escolares de mayor circulación en Bolivia, Chile y Perú e hicieron la visión comparativa que se encuentra en las páginas siguientes. Los autores en la nueva edición, junto a Ascanio Cavallo, tuvieron la decidida intención de escribir este libro de una manera ágil y dinámica ya que esperaban que el público lector fuesen justamente los jóvenes.



EN SÍNTESIS

Las Causas de la Guerra del Pacífico. Del Guano, Del Salitre.

 SEGÚN PERÚ:

- Perú nunca tuvo límites con Chile, por lo que no hay conflictos precedentes.
- Chile ocupó, por la fuerza y sin derechos, hasta el paralelo 23.
- Chile aprovechó la debilidad boliviana en esa zona.
- La raíz profunda está en el deseo chileno de lograr supremacía en el Pacífico Sur, superando a Perú.

SEGÚN BOLIVIA:

- El conflicto se remonta a los descubrimientos de guano y salitre.
- La ocupación empezó con capitales chilenos atraídos por la riqueza.
- La soberanía del lugar era indiscutiblemente boliviana.
- El gobierno chileno aprovechó la inestabilidad del boliviano.

  SEGÚN CHILE:

- Las autoridades coloniales no delimitaron con rigor la zona limítrofe.
- Hay antecedentes de que Chile limitó con Perú. Bolivia no tenía mar.
- Bolivia obtiene su formación y su salida al mar por una mera gestión de Sucre.

- La ley que fijó el límite chileno en el paralelo 23 fue una cesión errónea.

Antonio José de Sucre