PRÓXIMAS RUTAS

lunes, 15 de septiembre de 2025

TAN CHICO Y TAN BAILARÍN




La primavera se percibe en esta parte del territorio, por Antofagasta-Chile, y esto no solo se advierte por las floraciones, también por la llegada o arribo de muchas especies, especialmente de las aves, las cuales van en tránsito migratorio o tan solo en modo visita.

Ahora. Del modo que se genere esta visita -por migración o de forma casual- grato nos resulta el poder estar ahí y poder dejar testimonio -en imágenes- del avistamiento.

 

El Bailarín Chico

 

Anthus correndera, para la ciencia, bailarín chico, para el común de los chilenos. Esta ave, tan poco conocida en nuestra región, porque se supone no se la puede encontrar tan al norte ni a tan baja altitud, nos sorprendió gratamente con su presencia.

Según la literatura especializada, su distribución en el país está limitada entre Huentelauquén, en Coquimbo, y Punta Arenas, en Magallanes, para la subespecie Anthus correndera chilensis, y al altiplano de nuestra región, entre los 2500 y los 4450 m.snm, para la subespecie Anthus correndera catamarcae. Según esto, encontrarla a nuestra altura en nuestra región es bastante inusual.

De hecho, no parece haber observaciones de esta ave, a excepción de una en el km 12 en 2024, que a nuestro entender está mal registrada, porque la identifica como la subespecie chilensis, siendo mucho más probable que se trate de catamarcae, dado que la distancia a recorrer desde su distribución es bastante más cercana (250 km) que la que hay hasta  Huentelauquén (950 km), y a que es común encontrar especies de aves de la puna en la costa, durante el invierno.

El Bailarín chico, así llamado porque durante su cortejo realiza vuelos ascendentes de 20 a 40 metros (en algunos casos hasta 60), para descender luego planeando y manteniéndose suspendido brevemente, hasta llegar al suelo, para volver luego a volar. Esto lo hace para llamar la atención e impresionar a las hembras.

Anidan en el suelo, pero de forma muy escondida, de tal manera que es muy difícil encontrar su nido. Máxime porque camina escondido varios metros para alejarse de él antes de volar, repitiendo esta conducta para regresar a él. Pone de 2 a 4 huevos de color variable, entre café y gris ahumado, con pintas apizarradas. Se alimentan de insectos, larvas y otros invertebrados, y posiblemente también de semillas.

Su hábitat natural son los pastizales, las riberas de humedales y lagos, y en el extremo sur las estepas patagónicas. Para la subespecie catamarcae se conoce que prefiere las mesetas de la Puna, zonas pantanosas y riberas de cursos de agua, habiéndose registrado su nidificación en los márgenes del Loa. También se le ha visto en tierras agrícolas.

Nosotros podemos documentar ahora su presencia en la costa, en la misma playa y alimentándose de moscas Dolichopodidae y de los pequeños invertebrados marinos que en la arena se pueden encontrar.








jueves, 11 de septiembre de 2025

ANOCHE ME CANTÓ EL CHUNCHO

Anoche me cantó el Chuncho

(El Glaucidium nana por supuesto)




 

¿Búhos o lechuzas? ¿Son lo mismo? ¿Son diferentes? ¿Son lechuzas todas las que llamamos lechuzas, y búhos todos los que llamamos búhos?


Empezaremos hablando de ambos, y diremos que tanto búhos como lechuzas forman parte de un Orden dentro de las aves rapaces, el Orden Strigiformes, que agrupa a aquellas que son de hábitos principalmente nocturnos y están adaptadas para cazar de noche. Ciertamente a algunas de ellas podemos verlas de día, como ocurre con los pequenes, pero buscan su alimento de noche.

¿Cuáles son esas características que las definen y que les permiten la caza nocturna?

Veamos, en primer lugar, sus grandes ojos, ubicados al frente de la cabeza y dotados de pupilas que se pueden dilatar mucho, permitiendo la entrada de la más mínima luz en la noche. Luego, sus oídos, muy agudos, que les permiten captar los más sutiles sonidos y ubicar así a sus presas. Contrariamente a lo que se cree, no es la vista su principal herramienta, sino el oído.

Ya que no pueden mover los ojos dentro de las órbitas –están siempre fijos al centro- lo compensan moviendo la cabeza con una amplia rotación, que puede llegar a los 270°, dando la impresión de que pudieran voltear la cabeza hacia atrás.

Otra característica, importante también, es que a diferencia de muchas rapaces diurnas, su plumaje está diseñado con una especie de acolchado que reduce la fricción, para volar sin hacer ruido, lo que les permite sorprender a sus presas cayendo sobre ellas en medio del silencio de la noche.

Ahora, dentro de las Strigiformes, se puede hacer una división en dos familias: la familia Tytonidae, que agrupa a las lechuzas, y la familia Strigidae, que agrupa a los búhos.

Y aquí es donde podemos contestar entonces las preguntas del inicio. Lechuzas en Chile hay sólo una, la lechuza americana, Tyto furcata. Las demás especies de Strigiformes, que son seis, pertenecen todas a la familia de los búhos: Concón, Strix rufipes; Chuncho del norte, Glaucidium peruanum; Chuncho Austral, Glaucidium nana; Nuco, Asio flammeus; Pequén, Athene cunicularia, y Tucúquere, Bubo magellanicus.

Es cierto que algunas especies, como los pequenes y los chunchos tienen un aspecto parecido a las lechuzas, pero no por eso dejan de ser búhos, ya que son otras características las que diferencian a unos de otras.

Entre estas características, tenemos que el cuerpo de las lechuzas es más delgado, sus colores más claros, sus patas más largas y sus ojos son negros. En tanto, el cuerpo de los búhos es más corto y robusto, tienen patas más cortas y fuertes que las lechuzas, sus plumas son más oscuras y los ojos son de colores llamativos, como el amarillo o el naranja. Una diferencia notable es que en las lechuzas ambos oídos están construidos de forma diferente, captando cada uno los sonidos de distinta manera, lo que les permite una ubicación muy precisa de sus presas en la oscuridad.

Hay además otras diferencias entre ambas familias, entre las que se cuentan los horarios y técnicas de caza.

Para finalizar, ¿qué especies de Strigiformes podemos ver en nuestra Región?

 

La respuesta es que sólo tres: la lechuza, Tyto furcata, el Tucúquere, Bubo magellanicus (el Strigiforme más grande de Sudamérica) y nuestro bien conocido Pequén, Athene cunicularia, el que con más éxito vive entre los humanos. Desgraciadamente, el sonido que hacen las lechuzas por las noches les ha ganado el temor de la gente y han matado a más de una en esta ciudad. El Tucúquere, por su parte, parece evitarnos (sabiamente), limitando su presencia a lugares alejados o muy poco habitados.











miércoles, 10 de septiembre de 2025

UN PINGUINO ANTOFAGASTINO

Un pingüino antofagastino

Y es de Mejillones-Chile



Una información que nos parece muy relevante de sacar a colación en esta oportunidad, información que realmente desconocíamos, pero su imprevisto hallazgo en los arcones de la ciencia nos llevó a recorrer gran parte de la oreja de Mejillones, comuna de Mejillones, no en procura de extraer el patrimonio natural contenido en este territorio (aquello no cabe en nuestro fuero), más bien, el procurar conocer y entender todos los procesos geológicos acaecidos en estos vastos parajes desérticos y observar la vida (las especies) que vivieron hará millones de años atrás y aún se preservan -sus vestigios- en las arenas y conglomerados de la zona.

Ahora bien. Una de las especies —de las tantas que existieron— que llamó nuestra atención y de la cual no hay mucha información, imágenes, bosquejos, ni siquiera atisbos, es el Spheniscus chilensis Emslie y Correa 2003. Una especie extinta de pingüino que habitó por estos espacios.

Especie del orden Sphenisciformes. Familia Spheniscidae

Referencia completa: SD Emslie y CG Correa. 2003.

Hablamos de una nueva especie de pingüino (Spheniscidae: Spheniscus) que consta en las actas de la Sociedad Biológica de Washington 116 (2): 308-316.

Taxones hermanos: Spheniscus demersus, Spheniscus humboldti, Spheniscus magellanicus, Spheniscus megaramphus, Spheniscus mendiculus, Spheniscus muizoni, Spheniscus urbinai.

Ejemplar tipo: UCN-1-130697, nos referimos a un conjunto de elementos de las extremidades (húmero izquierdo). Su localidad tipo es Cuenca del Tiburón, que se encuentra en un carbonato de alta mar del Plioceno en la Formación Caleta Herradura de Mejillones de Chile.

Ecología: Carnívoro que habita en el suelo

Rango de edad: 3.6 a 2.588 Ma

Distribución: Solo se encuentra en Cuenca del Tiburón.

En esta oportunidad quisimos hablar exclusivamente de la especie encontrada; más este espacio (en la actualidad cerrado al público) tiene harto para mostrar y bastante para contar, partiendo por su nombre, “La Cuenca del Tiburón”, un nombre que hace referencia al Carcharocles megalodon.

 

Las imágenes son de Caminantes del Desierto y nos muestran el territorio de la oreja de Mejillones, aquella que sobresale en la cartografía del norte de nuestro país.














lunes, 8 de septiembre de 2025

ENTRE RELÁMPAGOS, TRUENOS Y LLUVIA

Entre relámpagos, truenos y lluvia.

No fue tanto, dirán algunos, y sí, no fue mucho, tan solo la sorpresa y los temores basados en historias pasadas.


Saludos tengan, estimadas amigas y amigos. Este domingo 07 de septiembre del año 2025 nos fuimos a caminar por la cordillera costera de nuestra comuna –la de Antofagasta, Chile– con la misión de poder ver el estado actual de la flora en las altas cumbres y por sus quebradas anexas. Era evidente que lo haríamos; ya estamos muy cerca de la primavera y era menester corroborar cuánta agua había caído por dichos lugares y si era factible el contar con floraciones este año, algo poco en virtud de la supuesta agua caída, según los indicadores, pero floraciones, al fin y al cabo.

Pues bien. Esta parte del territorio –la que visitamos hoy– nos recibió con cielos cubiertos (nubes altas) y el acostumbrado frío matutino, un día relativamente grato para las actividades en la naturaleza. Al poco andar, la camanchaca se hizo presente y comenzó a adentrarse rápidamente por los farellones costeros y, en muy pocos minutos, cubrió todo el terreno, dificultando nuestro avance por falta de visibilidad. El grupo tuvo que compactarse —para evitar las desorientaciones— y, como no era factible el avanzar por sectores de abismos, nos internamos muy adentro de la cordillera costera en busca de territorios más seguros para el descenso.

Ya en la cumbre del cerro mayor, aquel que se ubica en el extremo norte de la ciudad, la naturaleza nos dio los primeros atisbos de mal tiempo. En dicho lugar no solo disminuyó la visibilidad por efecto de la camanchaca, también comenzó a llover, en ocasiones de manera tenue, en otras con grandes goterones, y la prudencia nos indicó que debíamos salir de las quebradas y volver a casa.

Apenas transcurrió algo más de tiempo, ya en casa, y cercanos a las 17.00 horas comenzaron los relámpagos y los truenos que fueron visibles a simple vista. Dicho fenómeno se advirtió para el lado norte y centro de la cordillera costera, a espaldas de la ciudad, y la lluvia se dejó caer intensamente. En nuestra mente se viene la idea de que este fenómeno será de cuidado y que podría causar mucho daño en la población. A los pocos minutos de iniciado el evento, se acaban los truenos, los relámpagos y la lluvia. Este fenómeno climático duró la nada misma, pero no deja de sorprendernos aquello de haber vivido un fenómeno que nos resulta extraño, no tan habitual para nuestra ciudad (incluidas las lluvias).

Concluyendo:

En nuestro recorrido observamos una gran variedad de flora que recién comienza a despertar de su letargo.

Las tetragonias y las nolanas ya reverdecen, los chañarcillos comienzan a mostrar sus brotes, el Zapallito cimarrón, especie que solo asoma cuando hay precipitaciones, prospera por algunas quebradas y las Cistanthes (patas de guanaco) junto a los hermosos lirios del desierto ya comienzan a emerger. Quizás esta breve lluvia de domingo permitirá la germinación de más especies y en mayor número. Hablamos de cristarias, narcisos, oxalis, etc.

Eso recién se verá en un par de semanas más.