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domingo, 5 de julio de 2020

LAS AGUADAS DE COBIJA

Antofagasta es considerada, desde siempre, la tierra de la riqueza infinita pero, durante mucho tiempo solo fue desolación (despoblado), un espacio carente de todo y muy especialmente del más vital de los elementos - el agua - y como reza el dicho: “Sin agua no hay posibilidades de vida” y todo podría haber sido muy distinto - en nuestros inicios - si no hubiese sido por las muchas sorpresas que este desierto nos brindó para su conquista, fue allí donde la existencia de las aguadas costeras constituyeron una invaluable fuente de agua que, permitió la subsistencia de los primeros habitantes y de los primeros colonizadores. No obstante, a medida que la población aumentaba, debieron buscar nuevas soluciones, aplicando nuevas tecnologías, especialmente de las resacadoras lo que permitió abastecerse directamente del mar.

Erika Maulen en una de las aguadas de Cobija (Vertiente seca)

¿Qué pasó entonces con estas aguadas costeras? El tiempo y la modernidad permitieron que se fueran perdiendo sus huellas y le restaron total importancia hasta quedar en el olvido. Más, antiguos escritos nos permiten traer al presente estos lugares y esta es la oportunidad de mostrar algunas de ellas para el conocimiento y deleite de ustedes. Sean entonces bienvenidos a nuestra búsqueda. A las Aguadas de Antofagasta y en esta oportunidad nos vamos a las aguadas de Cobija.

Cobija es en la actualidad una caleta pesquera perteneciente a la comuna de Tocopilla, Región de Antofagasta (Chile). Se ubica en las costas del océano Pacífico, entre las ciudades de Tocopilla y Antofagasta.

Puerto de Cobija en la actualidad

Fue fundada en 1825 a instancias de Simón Bolívar con el nombre de Puerto La Mar (o Lamar), y fue un puerto boliviano hasta su ocupación por tropas chilenas en marzo (21) de 1879 en el marco de la Guerra del Pacífico o del Salitre. Fue la capital del departamento boliviano del Litoral hasta 1875.

En cuanto a su historia contemporánea, la cual no es de nuestro interés en esta oportunidad, nos dice:

Simón Bolívar se propuso crear un puerto para el recientemente organizado estado boliviano. En un principio se pensó en el puerto de Arica; sin embargo, fracasadas las conversaciones con el Perú para la cesión de este, el gobierno boliviano comisionó al coronel Francisco Burdett O'Connor, quien eligió el puerto de Cobija (antiguo asentamiento chango). Hemos de agregar como minucia histórica que, el primer asentamiento en el lugar databa de 1578, cuando funcionó como puerto de cabotaje para Charcas.

Francisco Burdett O'Connor

A instancias y reclamos del gobierno chileno, el estado boliviano lo decretó puerto nacional el 25 de diciembre de 1825. Finalmente, fue entregado al Estado boliviano, en concesión, nombrándolo La Mar, en "justa recompensa al mérito contraído por el gran Mariscal don José de La Mar, vencedor en Ayacucho" según reza el decreto de su habilitación.

José de La Mar

 

Ahora bien, Cual o cuales serían las ventajas de Cobija para haber establecido un puerto en estas latitudes, nos referimos al litoral hiperárido de Antofagasta, en un espacio carente de recursos y sin la presencia de desembocaduras de ríos, salvo el Loa, muy distante.

Pues bien, el más importante de todos ellos, la presencia de aguadas además de:

a) Ser un lugar seguro y protegido para la recalada de los navíos;

b) Contar con algo de recursos. Abundante pesca, especialmente del congrio y del tollo in situ, que era convertida por los indígenas locales en charqui de pecado y exportado a las provincias interiores con el nombre de "charquecillo" (Potosí, Sucre, Lipes);

c) La presencia de pastos en los altos de los cerros comarcanos, por espacio de varios meses, gracias a la camanchaca costera, entre los meses de Julio y diciembre, lo que permitía el talaje de animales, como burros y mulas;

 d) La existencia de una bien traficada vía de comunicación prehispánica con el interior, a través de paskanas y tambos que permitían el acceso a las poblaciones ribereñas del Loa (Calama, Chiuchiu,) y del altiplano de Lipes.

Condiciones que no se daban en ninguna otra parte de esta extensa franja litoral norte y que favorecieron el asentamiento humano pretérito y reciente.

Oleo de Jean Víctor Adam, Cobija 1841
Oleo de Juan Mauricio Rugendas, Cobija 1842

Sobre el tema que nos convoca, las aguadas:

Dice la historia que, en 1829 el ministro del Interior del Presidente Santa Cruz asumió como su principal responsabilidad entregar suficiente agua potable a la población establecida en Cobija, ante lo cual, se hizo muy necesario ubicar aguadas. Esta orden dio resultados positivos y en noviembre de ese año, el gobernador Gaspar Aramayo informó de la existencia de cuatro de ellas. Luego, transcurrido un mes, orgullosamente dio cuenta del nuevo descubrimiento de otros cuatro surgimientos de agua, uno de ellos ubicados en el centro mismo de Cobija.

En suma, al término de ese año, sumando las existentes, Cobija contaba con diez aguadas. Santa Cruz, en alerta de las dificultades que surgían en Cobija por su creciente desarrollo como puerto y entendiendo que se dependía de un adecuado abastecimiento de agua, dictó el 30 de diciembre de 1830, un decreto para resolver el problema: “habiendo observado —proclamó la disposición— que las playas de Cobija no carecen de aguadas y que ellas se encuentran en todas direcciones decreto que:

Primero. Se autoriza al gobernador de El Litoral para comprar dos taladros artesianos, como el que tiene en el puerto, los que se utilizarán en perforar la tierra hasta conseguir las aguadas abundantes, en beneficio de la población.

Segundo. Se ha autorizado para perfeccionar y adelantar las aguadas existentes y particularmente la de Las Cañas, estableciéndose en ella grandes depósitos y estanques que contribuyan a la comodidad de la población”.

El decreto produjo sus frutos. Se trabajó fuertemente en las aguadas Algarrobo y Las Cañas.

Aguada Las Cañas. Cobija 2016

En la primera las obras costaron 4.000 pesos. Si bien era una de las más importantes, el caudal que entregaba no era constante.

 

Según datos:

Febrero de 1833: produjo 5 barriles diarios

Abril de 1833: produjo 7 barriles diarios

Junio de 1833: produjo 12 a 13 barriles diarios

Agosto de 1833: produjo 15 barriles diarios

¿A cuantos litros de agua equivale un barril? En las reseñas históricas no hay mención, pero ha de corresponder a unos 120-160 litros aproximadamente

Esta agua se distribuía mediante los aguadores que iban por la ciudad vendiendo esta agua en toneles montados sobre burros, y a veces, sobre llamas o alpacas.

Los arreglos en la aguada Las Cañas tuvieron un costo menor de 3.000 pesos y producía más que la de Algarrobo. En el mes de julio, producía en su depósito más grande 100 barriles diarios y en el más pequeño 50. Pero la lluvia aumentaba su capacidad. En agosto llegaba a 500 diariamente.



Las aguadas tenían un depósito mayor y otro menor. Eran construidos de madera, pero forrados interiormente con plomo a fin de evitar la fuga de agua. La aguada descubierta en el centro de la población también fue arreglada. La cifra fue de 300 pesos, lo que se explica por qué recibió la colaboración de mano de obra, entregada por los soldados de la Brigada de Artillería.

El aporte de esta aguada era tal que se la comparaba con la de Las Cañas. Igual que las otras estaba formadas por un receptáculo de madera forrado con plomo. Tanto la fuente como el depósito estaban encerradas en una especie de cajón de sólidas paredes, para evitar que el agua se ensuciara con el polvo arrastrado por el viento.

El avance de Cobija

La Guerra contra la Confederación Perú boliviana (1836-1839) decidió la caída de Andrés de Santa Cruz, el “hacedor de Cobija”. Sin embargo, el ascenso de José Miguel Velasco (1839-1841) no debilitó la preocupación por el puerto. Al asumir el cargo, pidió al gobernador de El Litoral que le sugirieran cuáles eran los problemas más agudos. La respuesta fue que era urgente reparar las aguadas, entre otros asuntos. Respecto a las aguadas se respondió: “es una verdad que el principio vital de la existencia de Cobija no será sólo la conservación de las aguas… sino la seguridad consistente en los depósitos para que la distribución de aquello sea muy exacta. Hay quejas porque las fuentes se encontraban ruinosas”. Finalmente se insistía en la necesidad de descubrir nuevas surgencias de agua.  Más tarde, Cobija solucionaría el problema de agua con la instalación de máquinas condensadoras.


Sobre su antigua población indígena. de changos y camanchacas.

 

Cobija fue un reducto de numerosas familias de indígenas pescadores y uno de los poquísimos "puertos" del extremo norte de Chile, junto a Iquique y Pisagua, que, juntos, tienen el raro privilegio de contar con información muy temprana (fines del siglo XVI). por ser sitios de recalada casi forzosa. Ya el Factor de Potosí Juan Lozano Machuca   en 1580 se refiere explícitamente a este lugar, nombrándolo como el "puerto de Atacama" ubicado en “la ensenada de Atacama". Y señala que por esas fechas había unos 400 “uros pescadores" morando en sus contornos. Seguramente tal población se extendía por una extensa franja litoral incluyendo Cobija, Chacaya, Gatico y Punta Guasilla y otros sitios próximos.

 

La primera referencia clara a Cobija como el "puerto de Atacama".

 

Lozano Machuca señala en su: "Descripción de Cobija” hacia 1580.

 

"... se podrían poner estos indios de Atacama en la Corona real y reducirse a uno o dos pueblos, que serán hasta dos mil indios: demás del tributo que darían a Su Majestad, se podrían labrar muchas minas de cobre que hay en aquella comarca, en especial en el mismo puerto de  Atacama, a la lengua del agua y partes donde con cinceles se podrá cortar el cobre fino como V. Excelencia lo verá por la muestra que lleva Diego Enríquez...".

 

"En la ensenada de Atacama que es donde está el puerto hay cuatrocientos indios pescadores uros que no son bautizados ni reducidos ni sirven a nadie, aunque a los caciques de Atacama dan pescado en señal de reconocimiento. Es gente muy bruta, no siembran ni cogen y susténtanse de solo pescado y están junto a esta veta de cobre, y así con estos indios y los atacamas se podría labrar esta veta y sería de gran provecho a su Majestad por estar tan junto al puerto y poderse llevar cobre por todo el reino y a España por el estrecho. [de Magallanes]... Será esta ensenada de 20 leguas...".

 

Un pueblo de 50 ranchos de cueros de lobos marinos.

 

En la fecha antedicha (1580), los changos pobladores de Cobija no han sido aún evangelizados.  Es probable que para esta tan antigua fecha, ni siquiera haya existido una capilla y menos una iglesia en Chiuchiu o "Atacama la Baja", desde donde posteriormente bajarán de tanto en tanto sacerdotes a Cobija a bautizar y evangelizar a los residentes indígenas. Las primeras referencias a visitas pastorales de sacerdotes a Cobija datan del año 1641, si bien existen indicios de que su población indígena ya fue visitada esporádicamente desde fines del siglo XVI. Cuando bastante más tarde, el ingeniero militar francés Amédée-François Frézier visita el lugar en junio del año 1712, cita expresamente haber visto la presencia de 50 ranchos de indígenas en la bahía de Cobija.  Así lo señala Vicente Cañete y Domínguez, Gobernador Interino de Potosí, en su descripción del Puerto de Santa Magdalena de Cobija en 1787, al aportar nuevos y valiosos antecedentes sobre el modo de vida de estos pescadores recolectores.

Amédée François Frézier

 

La declinación demográfica y desaparición de los changos.

 

132 años después del relato de Lozano Machuca (1712), aún viven en Cobija y sus alrededores al menos unos 200 a 220 changos pescadores de acuerdo con el recuento de viviendas indígenas que nos reseña Frézier. No hay prácticamente población blanca asentada allí todavía. La población indígena no había declinado aún y sus servicios como pescadores, mariscadores, cargadores y hábiles elaboradores de charqui de pescado eran todavía muy apreciados. Esta situación demográfica cambiará muy bruscamente en el siglo XIX a partir del año 1825, cuando la naciente república de Bolivia establece aquí su principal puerto de entrada al Pacífico, tras el prolijo reconocimiento marítimo hecho por el marino Francis O´Connor, comisionado al efecto por el mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Con la llegada de numerosos comerciantes, aventureros y mineros, y la construcción del poblado e incipiente puerto, se verificará un brusco cambio en el modo de vida de estos pescadores y muy pronto las enfermedades y epidemias troncharán la vida de la mayor parte de ellos.

 

Antonio José de Sucre

Los terremotos y la aparición de la epidemia de fiebre amarilla.

 

Hacia 1860-1865, bajo control administrativo y económico boliviano, conocerá Cobija su máximo esplendor, llegando a albergar una población de casi 5.000 habitantes, incluyendo los numerosos indígenas changos (Bittmann, 1980). Veinte años después, hacia los años 1880-85, desaparece para siempre la población aborigen en este puerto como efecto directo de la epidemia de fiebre amarilla que se descargó con terrible virulencia en el litoral sur peruano y boliviano en el año 1869.

Dice Don Horacio Larraín Barros: Este doloroso episodio de la historia humana (la desaparición completa de una etnia ancestral) de esta zona litoral no ha merecido un estudio serio hasta el presente por parte de los investigadores, ignorándose cuáles o quiénes habría sido los transmisores y "vectores" humanos directos de este flagelo. ¿Tuvo algo que ver en esta pavorosa difusión epidémica la importación masiva a las costas peruanas de operarios chinos traídos de Cantón, los que se diseminaron por las guaneras de la costa? No conocemos estudios históricos serios y fundados en este sentido, pero sospechamos que existe alguna desgraciada relación entre estos dos hechos, cronológicamente tan coincidentes.

 

De Cobija, en la actualidad, solo quedan sus ruinas aledañas a un poblado de pescadores.








 

Bibliografía relevante:

 

PARA VIVIR EN COBIJA: PREVALENCIA DEL MODO DE VIDA COSTERO EN ATACAMA

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562015000200014


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