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lunes, 5 de junio de 2023

RUTA MURO NORTE

 Ruta Muro Norte

(Grieta Sur)


Muro norte es una quebrada, más bien, una enorme grieta en las estribaciones de la cordillera costera que se ubica en el extremo norte de la ciudad de Antofagasta. Es un espacio que concentra fuertemente la humedad y los vientos provenientes del nor-oeste, por lo que alberga – en su suelo pedregoso, casi sin cubierta vegetal - una gran variedad de especies, especialmente Atriplex, Tetragonias y Frankenias lo que posibilita la subsistencia de reptiles y minúsculos, inclusive en periodos prolongados de sequía. Sus muros permiten los deportes de montaña, aunque la roca es inestable y requiere de preparación y cuidados extremos al adentrarse en esta.



Nuestra Tarea

 

El hacer un seguimiento a un territorio o dentro de un territorio no es tarea fácil, especialmente en nuestro territorio en donde abunda la arena, la roca, el mineral y escasea la vida natural. Muchos querrán visitar estos espacios en las épocas en donde hay más flora o fauna, es decir la primavera, pero la vida y los espacios siguen estando ahí y se debe evaluar de manera constante, como afecta el ciclo climático, la sequía prolongada, el sol inclemente y las actividades del sapiens-sapiens a tan frágiles ecosistemas. Han de saber – de igual manera – que la carga de humedad que transporta la camanchaca cada vez es menor, esto lo hemos medido y también advertida in situ y por muchos años. Pues bien, adentrarnos por la cordillera costera no solo debe conllevar el ver aves o zorros, también tiene su recompensa al prodigarnos lugares que son únicos para practicar deportes de montaña, es decir, senderismo, trekking, trepada y cumbres, alturas que no igualarán a las máximas cimas del planeta, pero no están tan lejanas a estas en su dificultad y emoción.



Aún hay flora y los habitantes del desierto, los minúsculos habitantes de la aridez se van a sus madrigueras de invierno, las quebradas comenzaron a quedar en silencio ya que las aves migraron y los zorros se perdieron de las quebradas en vista de la plaga de perros y humanos que lo invadieron todo. Tras nuestros cerros, que antaño albergaban al silencio, hoy solo cobijan empresas, faenas y caminos.

Por lo anterior, no hay que llorar, es lo que decía mi abuela.






















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