PRÓXIMAS RUTAS

martes, 22 de abril de 2025

HOY NOS PONEMOS CHINCHOSOS

Hoy nos ponemos Chinchosos


Don Rodrigo Castillo del Castillo y Castillo Tapia nos dice:

 

En Chile, si nos comparamos con otros países de nuestra américa, tenemos una baja variedad de insectos. Pero igual tenemos algunos que nos son propios y exclusivos (lo que la ciencia llama “endémicos”).

Uno de éstos es el chinche de la Familia Lygaeidae Oncopeltus miles Blanchard. Este insecto, de llamativos y contrastantes colores, se puede encontrar en gran parte del país, al menos desde nuestra región hasta la Araucanía.

Como la gran mayoría de los Hemípteros (Orden al que pertenecen los chinches), se alimentan de la savia de las plantas, la que extraen mediante un aparato chupador conocido como rostrum (rostro). No obstante, también pueden -en ciertas circunstancias- absorber jugos de otros insectos o animales, para conseguir nutrientes que las plantas no les entreguen (como ocurre también con las mariposas, cuando absorben sudor o lágrimas de mamíferos).

Los Oncopeltus miles tienen -como muchos en su familia- una hermosa librea roja y negra, en un atractivo diseño geométrico. Estos colores los hacen muy notorios cuando se encuentran sobre el verde del follaje, pero ellos no temen mucho a los depredadores. Ni arañas ni aves parecen interesarse en ellos (no sé si otros insectos, no lo he observado), y esto tiene una simple explicación: ellos no se alimentan de cualquier planta, sino solamente de aquellas de la Subfamilia Asclepiadoideae, las que se caracterizan -entre otras cosas- por poseer una savia de apariencia lechosa, un látex que contiene cardenólidos. Los cardenólidos son un tipo de esteroide, el que se encuentra en estas plantas mezclado con azúcares, formando glucósidos cardenólidos que, al ser consumidos, producen fuertes efectos, que pueden llegar a causar paros cardíacos. Obviamente, estos chinches no sólo los soportan, sino que los acumulan en su cuerpo, de manera que sus depredadores aprenden de manera muy desagradable que no es conveniente comérselos. 

Yo he podido observar cómo las arañas salticidas pasan junto a ellos sin hacerles el menos caso, en tanto saltan de inmediato sobre cualquier otro insecto que se les acerque. Tampoco parece preocuparles la presencia de los gorriones, chercanes y tijerales que visitan el follaje de las plantas, buscando insectos.

Se reproducen activamente en la misma planta hospedera de la que se alimentan, que en el caso de mi jardín es una enredadera del género Tweedia (que no he logrado identificar plenamente). Las pequeñas ninfas, de color rojo-anaranjado y casi carentes del negro que tan elegantes hace ver a sus padres, pasan por varios estadios, en los que van mudando de forma y colorido, adquiriendo más negro a medida que crecen, hasta llegar a convertirse en adultos.



Sus huevos los ponen en las vainas de semillas de estas plantas, y dentro de ellas se esconden las pequeñas ninfas de primer instar, para ir saliendo y alejándose poco a poco a medida que crecen. Al parecer, al menos acá en Antofagasta, no tienen problemas para reproducirse incluso en invierno, no sé si en el sur del país hibernarán. No hay mucha información sobre su vida y comportamiento.



Generalmente, a los chinches que se alimentan de plantas se les califica de perjudiciales, pero según he podido ver, salvo que se les deje reproducirse descontroladamente (en número excesivo), la planta puede soportar que vivan de ella sin sufrir gran daño. Siendo una especie endémica de nuestro país, se le debe respetar y darle espacio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario