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domingo, 22 de febrero de 2015

EL CAMARONCITO DE LA CHIMBA

FAUNA DE ANFÌPODOS DULCEACUICOLAS DE CHILE

     La Diversidad de nuestro planeta merece protección. Más aún. Cuando estas especies se desarrollan en ambientes extremos y en donde pequeños cambios pueden significar la extinción.


El Camarón de la Chimba (Definición no oficial)

Reserva Nacional Quebrada.La Chimba: Sector ubicado al norte de la ciudad de Antofagasta. 




    Definamos que son los Anfípodos: Se trata de pequeños camaroncitos (género Hyalella) de hasta 8 o 9 mm. Que en reposo adoptan una posición curvada que le es característica. Habitan en los recovecos del fondo u ocultos entre la vegetación acuática, siendo su momento de mayor actividad en el crepúsculo, donde son más vulnerables.

    Su dieta consiste en materia orgánica particular, proveniente de hojas y detritos. Son especialmente abundantes en lagos y lagunas.

    Los colores más comunes son crema opalescente, marrón claro o verde oliva. Se trata de organismos extremadamente prolíficos.

  En la ciudad de Antofagasta era posible encontrar estos camaroncitos en afloramientos de aguas subterráneas. Tanto en Quebrada Carrizo como en los sectores altos y bajos de la Chimba. En su momento, le denominamos Hyalella chimbaensis (Nombre dado solo para identificación por los integrantes de nuestra organización) mientras se identificaba la especie y se pudo comprobar que los estudios eran escasos a nivel nacional y ausentes a nivel local para que permitiera definir a la especie con la zona de estudio antes mencionada. 

     Identificación realizada por el Dr. Patricio De los Ríos Escalante. La especie corresponde a: 

Hyalella kochi Gonzalez & Watling


     Si nos basamos por ejemplo. En las apreciaciones de Patricio De los Ríos Escalante y Alfonso Mardones en su publicación “Ecology of the malacostracans of northern Chilean inland watersque” la cual dice: ”Los del norte de Chile (18-27 ° S) las aguas interiores han sido poco estudiado, debido a las dificultades para acceder a la zona, y la fauna acuática es esculpido por la alta conductividad. Los pocos estudios que se encuentran disponibles se basan en información fragmentada sobre lagunas de montaña poco profundos asociados con depósitos salinos ("salares"), y estanques de poca profundidad y el río Loa. 

     El objetivo del presente estudio es proporcionar una revisión de la ecología malacostracan del norte las aguas interiores chilenas. La información de los estanques y lagunas de montaña de poca profundidad revela la presencia de los anfípodos Hyalella fossamanchini y H. Kochi. Ellos sólo se encuentran en los niveles bajos de salinidad (<3 g / l), a pesar de una situación diferente se observó para el río Loa, que tiene la población de baja abundancia del norte de langostino de río chileno Cryphiops caementarius y los anfípodos H. fossamanchini y H. Kochi. Sin embargo, la primera especie es escasa debido actividades de pesca excesiva y la fragmentación del hábitat, mientras que no existen estudios sobre las poblaciones de anfípodos. Sin embargo en el río Loa estas especies pueden ser una presa importante para los salmónidos introducidos (Oncorhynchus mykiss y Salmo trutta). Se observaron patrones similares para otros ecosistemas comparables en las montañas de los Andes de Argentina y Perú”.

     Textual: “The northern Chilean (18-27°S) inland waters have been poorly studied, because of difficulties in accessing the area, and the aquatic fauna is sculpted by the high conductivity. The few studies that are available are based on fragmented information on shallow mountain ponds associated with saline deposits (“salares”), and shallow ponds and the Loa river. The aim of the present study is provide a review of the malacostracan ecology of northern Chilean inland waters. The information of shallow mountain ponds and lagoons reveals the presence of the amphipods Hyalella fossamanchini and H. kochi. They are only found at low salinity levels (<3 g/l), although a different situation was observed for Loa river, which has low abundance populations of the northern Chilean river prawn Cryphiops caementarius and the amphipods H. fossamanchini and H. kochi. However the first species is scarce due excessive fisheries activities and habitat fragmentation, whereas there are no studies about amphipods populations. Nevertheless in Loa river these species can be an important prey for introduced salmonids (Oncorhynchus mykiss and Salmo trutta). Similar patterns were observed for other comparable ecosystems in the Andes mountains of Argentina and Peru”.

     Hemos comprobado que estos Anfípodos del gènero Hyalella. Se nos muestran como una especie al norte de la ciudad. Hyalella kochi. La cual tiene su área de distribución. Central Andes. Inland waters from central Argentina (31° S) to northern Chile (18-26° S). The species assigned to this track H. kochi. H. gracilicornis González ò bien la Hyalella costera González & Watling, 2001. La cual se encuentra desde la localidad tipo: Quebrada Paposo, Antofagasta, Chile. Distribución geográfica: Chile: Quebrada Paposo, Antofagasta (25°01'S, 70°28'W); Limache (32°59'S, 71°15'W); El Molle (29°58'S, 70°56'W); isla Teja, Valdivia (39°48'S, 73°12'W) (González, 2003); lagunas costeras temporales en Puaucho (38°57'S, 73°19'W); arroyos y pozas en Puerto Montt, sector Pelluco Alto (41°28'S, 72°54'W).

     Por lo tanto. Mientras se logra definir correctamente la especie que mora los pequeños cursos acuíferos de nuestra ciudad. Dejaremos uno de los estudios más completos sobre estos y su distribución a nivel nacional.

Jorge Pérez-Schultheiss. Centro de Estudios en Biodiversidad (CEBCh)
Gaceta de la Ruta de Biodiversidad, Número 1 (Enero de 2011)


     Los anfípodos son pequeños crustáceos bastante comunes en ríos, lagunas y otros tipos de ambientes dulceacuícolas; sin embargo, el conocimiento que se tiene de ellos es aún incompleto, pues solo en los últimos años se ha comenzado a aproximarse a su verdadera diversidad en Chile.

     Alrededor de un 20% de las especies del orden Amphipoda habitan ecosistemas de aguas dulces; es decir, unas 1879 especies (Vainola y otros, 2008). Los anfípodos son pequeños crustáceos (2–8 mm son tallas habituales) desprovistos de caparazón y caracterizados generalmente por el cuerpo comprimido lateralmente, junto a algunas otras características menos aparentes a simple vista. En esta nota, se presentó una síntesis de las especies de anfípodos de aguas dulces conocidas de Chile y se mencionan algunas otras aún no descritas que fueron descubiertas recientemente, para mostrar que a pesar de ser bastante comunes, estos crustáceos todavía son muy poco conocidos.

     El primer anfípodo de aguas dulces de Chile fue descrito en 1860, por el naturalista Rodulfo Amandus Philippi en su libro “Viaje al desierto de Atacama”. Philippi bautizo esta especie como Ampithoe andina; sin embargo, la descripción fue muy poco detallada, por lo que hoy es imposible reconocerla con certeza. Después de más de 140 años desde el descubrimiento de esta primera especie, todo indicaba que la fauna chilena de anfípodos de agua dulce incluía únicamente un grupo: los Dogielinótidos del género Hyalella (antes de 2003 clasificados en la familia Hyalellidae) y con una diversidad bastante baja, lo que parece ser confirmado por la literatura publicada hasta ese momento.

     En 1991, Exequiel González, uno de los pocos chilenos que ha estudiado este grupo, mencionaba la presencia de solo tres especies: Hyalella azteca (Saussure, 1858), Hyalella gracilicornis (Faxon, 1876) y Hyalella patagonica (Cunningham, 1871). Este número era sorprendentemente bajo, si tomamos en cuenta la longitud y variedad ambiental de nuestro país; pero más sorprendente aún era el hecho de que las primeras dos especies no fueron descritas de Chile, sino que son originarias de otros países. Así, Hyalella azteca es propia de Norte América y Hyalella gracilicornis, es de Brasil.


Rudolphia macrodactylus Grosso & Peralta, 2009
(Arriba hembra, macho abajo) Foto: J. Pérez-Schultheiss

     Pero González continuó estudiando este grupo y en 2001 logro aclarar, junto al investigador norteamericano Les Watting, la gran confusión que existía hasta entonces en este único grupo de anfípodos dulceacuícolas.

     En este trabajo, comprueban que lo que anteriormente había sido citado como H. azteca era en realidad una especie no descrita, que llamaron Hyalella costera González & Wating, 2001 y que lo que hasta entonces había sido confundido con H. gracilicornis, era en realidad otra especie nueva: Hyalella kochi González & Watting, 2001 (esta es probablemente Amphithoe andina de Philippi). Además, describen una nueva especie adicional, que bautizan Hyalella chiloensis González & Watting, 2001.

     Más tarde, en 2003, estos mismos autores describen otra nueva especie de la Patagonia, bautizada como Hyalella franciscae González & Watting, 2003, en honor a la esposa de Exequiel González. Con todo esto, la situación de las Hyalella chilenas pasó desde solo tres especies a un total de siete, al incluir también las especies H. fossamancinii Cavalieri, 1959 y H. simplex Schellenberg, 1943, descritas de Argentina y de la Patagonia chilena (González, 2003). Cabe mencionar que H. patagonica debió ser rebautizada como H. araucana porque el nombre propuesto por Cunningham en 1871 no era válido (Grosso y Peralta, 1999).



    Hasta este momento, toda la literatura de anfípodos dulceacuícolas de Chile estaba relacionada solo con especies de Hyalella, como indican los trabajos de González (2003), Jara y otros (2006) y González y otros (2008). Aunque anteriormente ya habían sido descritas dos especies adicionales, pero de ambientes subterráneos (Pérez-Schultheiss, 2009a), que en general pasaron bastante desapercibidas para el público, ya que son pequeñas y vermiformes (con forma de gusanos). Una de estas especies fue la Ingolfiellidea Ingollfiella manni, propia de aguas subterráneas dulces y salobres en las zonas de Antofagasta y Coquimbo (Noodt, 1961). 

     La otra especie, Pseudingolfiella chilensis, vive bajo la arena de barras arenosas de gran parte de Chile, por lo que estrictamente sería un habitante de aguas salobres (Noodt, 1959). Inicialmente se pensó que esta especie también era una Ingollfiella, pero luego se transfirió a un nuevo género, cuyo nombre significa “falsa Ingollfiella”, recordando este error inicial (Noodt, 1965). Noodt, indica que la especie estaría emparentada con los Bogidiellidos; sin embargo, estudios posteriores la extraen de esta familia (Koeneman & Holsinger, 1999) para agregarla a Paracrangonyctidae (Grosso y otros, 2006).

     Pero los anfípodos aún nos depararían otros interesantes hallazgos (Pérez-Schultheiss, 2009a), algunos de ellos bastante sorprendentes, aunque tal vez esperables, como veríamos después. Rudolphia macrodactylus Grosso & Peralta, 2009 (Arriba hembra, macho abajo) Foto: J. Pérez-Schultheiss Ingollfiella manni Noodt, 1961 (arriba) Pseudingolfiella chilensis (Noodt, 1959) (abajo) Extraídos de Pérez-Schultheiss (2009a).

     El profesor Erich Rudolph de la Universidad de Los Lagos se encontraba estudiando una población de camarones de vega de una turbera en el sector de Rucapihuel, en la cordillera de la Costa de Osorno. Estos camarones constituían un extraordinario hallazgo en sí mismos, ya que supuestamente pertenecían a la rara especie Virilastacus araucanius, conocida hasta entonces solo por contados ejemplares. Pero el asunto era más complejo: mientras el profesor estudiaba algunos aspectos biológicos de esta población, notó algo extraño; los camarones no correspondían exactamente a lo que él había supuesto desde el principio, sino que en realidad eran algo nuevo. Pero no era una, sino dos nuevas especies de Virilastacus, que más tarde bautizaría como V. retamali y V. rucapihuelensis (Rudolph & Krandall, 2005, 2007).


     Y fue precisamente en el agua de las galerías que estos camarones hacían en el terreno fangoso de la turbera que aparecieron numerosos ejemplares de una especie de anfípodo. Inicialmente, el profesor Rudolph pensó que se trataba de alguna especie de Hyalella, de acuerdo a lo conocido hasta ese momento, pero luego de estudiarlos con más atención, llegamos a la conclusión de que en realidad correspondían a algo distinto: ¡los primeros anfípodos verdaderamente dulceacuícolas no Dogielinotidos en Chile! En ese momento se decidió enviar algunos ejemplares al Dr. Luis Grosso, del Instituto Miguel Lillo, de Tucumán, Argentina, quien había trabajado con anfípodos desde fines de la década de los 70.

     Después de algún tiempo, el Dr. Grosso respondió informando preliminarmente que las muestras correspondían a Paraleptamphopidae, una familia hasta ese momento conocida únicamente de Nueva Zelanda (Pérez-Schultheiss, 2009 a). Tuvimos que esperar hasta el año pasado para saber el nombre de este nuevo anfípodo, que resultó ser tan especial como para constituir incluso un nuevo género: Rudolphia macrodactylus Grosso & Peralta, 2009, en honor a su descubridor, el profesor Rudolph.

     Después, durante el presente año, vendría otro gran descubrimiento realizado por Bréhier y otros (2010). Estos autores, estudiaron el material colectado por una expedición de espeleólogos franceses a la isla Madre de Dios, de la región de Magallanes. En esta isla, se ha descubierto un extraordinario sistema de cavernas carsticas, producidas gracias a la presencia de rocas calcáreas que se diluyen lentamente por la acción del agua. Este tipo de formaciones, mucho más comunes en zonas más cálidas, existe aquí en uno de los climas más inhóspitos del mundo.

     La especie descubierta por Bréhier y otros (2010) ha sido otra interesante sorpresa. Pertenece a la familia Phreatogammaridae, coincidentemente también restringida a Nueva Zelanda antes de este hallazgo. El nombre elegido para este nuevo género y especie fue Ruffia patagónica Brehier, Vonk & Jaumé, 2010, esta vez en honor del célebre anfipodologo italiano Sandro Ruffo, recientemente fallecido, con más de noventa años y activo hasta sus últimos días. Ruffia patagónica fue encontrada en el punto de surgencia de una vertiente que desemboca en la playa, proveniente de las cavernas.


     Tanto Rudolphia macrodactylus como Ruffia patagónica constituyen claros ejemplos de la relación de Chile con otros continentes que formaron parte del supercontinente de Gondwana, hace alrededor de 250 millones de años. Como veremos, las especies que falta mencionar muestran otras afinidades biogeográficas y aún no han sido bautizadas, pues sus descripciones están todavía en proceso.

     Una especie inesperadamente muy común en pequeños riachuelos de la cordillera de la costa ha sido mencionada como Aff. Sternomoera sp. (Pérez-Schultheiss, 2009a). Estos anfípodos pertenecen a la familia Pontogeneiidae, que está bien representada en aguas marinas del mundo, y también en Chile; sin embargo, suponemos que corresponde a un evento de invasión dulceacuícola independiente a partir de ancestros marinos, no relacionada directamente con ninguna de las pocas especies de Pontogeneiidae de aguas dulces que han sido encontradas en otras partes del mundo. La descripción de este nuevo género y especie está en curso, y será bautizada como Osornomoera gabrielae sp.

     Finalmente, la última especie de anfípodo dulceacuícola encontrada hasta ahora corresponde al reciente hallazgo del primer representante chileno de la familia Bogidiellidae, un grupo habitante de ambientes exclusivamente subterráneos de todo el mundo. Más bien es bastante extraño que no se hayan encontrado antes, ya que los bogidiellidos están muy bien representados en Sudamérica por varios géneros y especies descritas por el Dr. Luis Grosso y otros, en Argentina. La descripción de esta nueva especie está siendo realizada también.

Bogidiellidae aún no descrito
Foto: J. Pérez-Schultheiss


     Los anfípodos dulceacuícolas nos muestran un interesante ejemplo de lo poco que conocemos de la diversidad de organismos de nuestro planeta. Si tomamos en cuenta la escasez de estudios en este grupo de crustáceos en Chile, donde la situación del género más común y fácil de encontrar, Hyalella, fue aclarada recién en 2003; además de la gran proporción del territorio aún inexplorado (varias de las especies nuevas han sido encontradas únicamente en la provincia de Osorno), parece evidente que no tenemos que viajar a zonas extremadamente remotas y aisladas para realizar hallazgos interesantes.

Hyalella kochi González & Watting,

Hyalella costera Gonzalez & Watting.

Hyalella kochi Gonzales & Watting.

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