QUEBRADA PAJARITOS. UN OASIS OCULTO
Por el extremo norte de Antofagasta, donde termina la ciudad
y comienza el despoblado. Podemos encontrarnos con una maravilla de la
naturaleza. El Oasis de Niebla La Chimba. Un espacio que aún mantiene sectores inalterados por las dificultades de su acceso y lo pronunciado de sus pendientes. Antaño -Según
comentarios- era el hogar permanente de muchas especies de aves, hoy solo es un
relicto sediento en espera de la Camanchaca y de las lluvias ocasionales.
Aunque este 2017 sería el tercer año consecutivo en donde nuestra región
presenta lluvias copiosas que nos augura una primavera florida, espectáculo
único del desierto de Atacama y en donde los antofagastinos son los invitados
de honor.
Este tipo de espacio es propio de la Cordillera de la Costa
del norte de Chile y se caracteriza por la influencia litoral de las neblinas
(Quintanilla, 1988) o “camanchacas” que tienen su origen en la formación de
nubes del tipo estratocúmulos hacia el interior de océano Pacífico (Osses et
al., 1998). Estas nieblas son permanentes pero variables tanto latitudinal como
estacionalmente (Cereceda, 1989, Cereceda et al., 1997, Egaña et al., 2004)
debido a condiciones locales de relieve y altitud y a la presencia ocasional
del fenómeno del ENOS (El Niño-Oscilación del Sur) (Larraín et al, 2002). Este
desierto de nieblas presenta pequeñas variaciones en las temperaturas diarias y
anuales, gran cantidad de humedad en el aire y escasez extrema de precipitaciones
(Weischet, 1975).
La Camanchaca
El comportamiento de
la masa de estratocúmulos costeros está determinado por el relieve, la altitud,
presencia de valles, cuencas interiores y la dirección de los vientos
dominantes que actúan en función de la circulación general de la atmósfera
(Cereceda et al, 1999), siendo la dirección de los vientos predominantes Sur,
Oeste y Suroeste. (Cereceda et al., 1992; Cereceda et al., 2004; Egaña et al.,
2004; Espejo, 1992, Larraín et al., 2002).
Las nieblas formadas en esta zona pueden ser de tipo advectivo y orográfico
(Cereceda et al, 2004), y su presencia en el farellón costero tiene rangos
altitudinales variables entre los 400 y 1.100 m, penetrando hacia el continente
a través de las partes más bajas de la Cordillera de la Costa, persistiendo
hasta que la temperatura superficial logra evaporarlas (Cereceda et al,
2002). Cuando la neblina penetra a
través de estas zonas bajas tiene un impacto biológico mínimo. Sin embargo, cuando el relieve del sector
presenta pendientes altas o escarpadas la neblina se enfrenta a los acantilados
y se concentra, haciendo posible el desarrollo de un tipo de vegetación
conocido como “oasis de nieblas” en Chile ó “lomas” en Perú (Dillon, 1989;
Rundel, 1978). Se debe considerar que
las neblinas raramente dan lugar a precipitación mensurable (Alpers y Brimhall,
1988) y que los montos de precipitación para la zona del Norte Grande de Chile
son muy bajos pero esenciales para el establecimiento y desarrollo de algunas
especies dentro de estos sistemas, ya que su mantención, se debe principalmente
a las neblinas costeras (Cereceda et al, 2002).
Estos oasis de nieblas se encuentran a lo largo de la zona del desierto
costero desde los 5°S en el Norte de Perú hasta los 30°S en el Norte de Chile
(Dillon, 2005; Pefaur, 1982; Rundel et al., 1991).
La vegetación de la Cordillera de la Costa que se encuentra
asociada a los fenómenos de niebla se establece en el farellón costero en las
primeras serranías de la cordillera y en los corredores de penetración de
niebla hacia el interior, incluso hasta más de allá de 10 km del borde costero
(Cereceda et al, 2004; Rundel et al. 1991; SINMNH, 2007) en sectores alejados
de los escurrimientos intermitentes propios del desierto. Estas formaciones se
presentan como fragmentos de vegetación a lo largo de la zona costera, a modo
de islas en el desierto sobre la cordillera de la Costa, caracterizadas por una
alta diversidad, grado de endemismo y distribuciones geográficas restringidas
(Dillon, 2005; Thompson et al., 2003; ABIS, 2005; Rundel et al., 1991; Cavieres
et al., 2002). Dada la escasa
precipitación existente, el fenómeno del Niño cobra especial relevancia, ya que
cuando cae suficiente precipitación, muchas especies herbáceas y efímeras que
dependen de estos eventos ocasionales y que aparentemente no se encuentran
presentes, pueden germinar, desarrollarse y fructificar después de un largo
período seco (Cereceda et al., 2000; Rundel et al., 1991), además de los
efectos que éste fenómeno provoca sobre el reclutamiento de cactáceas y la
floración de especies perennes (Holmgren et al., 2001). Las especies que
componen la flora del litoral norte son reemplazadas hacia el sur gradualmente
en la medida que mejoran las condiciones de disponibilidad hídrica (Gajardo,
1994). Según Rundel (1978), esta
vegetación de oasis presenta en la región de Antofagasta cubrimientos del orden
de 60% en las zonas de máxima influencia de nieblas, donde se establecen
principalmente asociaciones de especies leñosas y suculentas (cactáceas) de
gran envergadura, modificándose la estructura comunitaria en función de la
altitud.
Como corolario. La cumbre se encuentra cercana a los 900
m.s.n.m. Luego de los muros -Segunda parte de la subida- vienen senderos de
borde y la bajada se realiza por fondo de quebrada con acceso directo a la
Quebrada La Chimba. Toda una aventura, en un hermoso lugar perteneciente a la
Comuna de Antofagasta-Chile.
Cubiertos por la Camanchaca
Bajando por senderos de fondo de quebrada
Un alto para la selfie de rigor.
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