PRÓXIMAS RUTAS

miércoles, 9 de enero de 2019

EL PATRIMONIO NO ES DE TODOS.



La ley es ley. ¿Pero es para todos?

Esas cosas que suceden que nos parecen inexplicables.


     A veces nos preguntamos irónicamente. ¿No tratarán - ciertos interesados - que dejemos de visitar algunos lugares para que no comentemos a la comunidad, el grave deterioro y destrucción al que se encuentran sometidos muchos sitios patrimoniales que deben contar en la actualidad con protección efectiva?

Por qué la pregunta. 

     Han de saber que ya se ha vuelto reiterativo el que nos llamen “absurdamente” la atención por temas del patrimonio. Nos dicen y acusan que incentivamos a destruir o saquear, al llevar a las personas a recorrer nuestro norte y esto es lo más alejado de la realidad que hemos escuchado, puesto que nuestra institución siempre ha procurado que la comunidad conozca, aprenda, valore y proteja.

     Ustedes. Nuestro entorno inmediato. Han sido fieles testigos de que nunca hemos incentivado la destrucción y/o el saqueo, pero si hemos de decir la verdad, algo nos llama profundamente la atención y nos preocupa puesto que los verdaderos culpables de todo lo anteriormente dicho (destrucción) siguen tranquilamente con su práctica y los paladines del resguardo (profesionales y encargados de las áreas), siguen guardando silencio y buscando en la comunidad sus chivos expiatorios.

Visita a Cavernas de Caleta Buena, Comuna de Tocopilla. Antofagasta-Chile

¿Por qué promovemos el patrimonio antofagastino e incentivamos su visita?

     Sencillo. Porque es de todos nosotros, porque es parte de nuestra identidad de región y es aquello que nos hace especiales dentro del contexto nacional y mundial. Sabemos que gran parte de nuestra comunidad - local o nacional - No sabe o no entiende mucho sobre esto y de las leyes que lo rigen, especialmente en su protección y resguardo.

     ¿Y por qué no saberlas o dominarlas cuando en el mundo los temas patrimoniales han tomado tanta importancia? Muy fácil. No se enseñan, no son de dominio público y se especula (Por ser ley) que todos debemos conocerlas. Pero (y esto es lo triste) mientras se exige al ciudadano común el respeto y protección, los peces grandes (hablamos de empresas, mineras y estamentos afines) hacen vista gorda, eso sí, con la anuencia de los custodios, si no, no resulta.

     Entonces y para procurar entendernos… El patrimonio es de todos y todos lo debemos cautelar o ¿las leyes son solo para el ciudadano común al que consideran neófito?

Monumento La Portada, Comuna de Antofagasta. Antofagasta-Chile

Hey. Las leyes son para todos.

Algunos ejemplos:

     Fuimos demonizados por sacar fotografías a 4 fósiles que se encontraban dispersos en un costado de un camino por una profesional del área, mientras una empresa remueve y destruye miles de fósiles diariamente bajo el auspicio de un estudio efectuado y aprobado para dicho fin por ellos mismos y que da el vamos a dicha destrucción. “Dicen que por la mala calidad de estos fósiles” ¿Será que millones de años hicieron muy mal su trabajo? pero igual merecen protección.

     Aunque se tengan las mejores intenciones y procuremos rescatar los últimos ejemplares de Eriosyce recondita-recondita de las laderas de Antofagasta. No podemos, puesto que están protegidas por ley, pero las empresas y los asentamientos han ocupado su corredor de vida estableciéndose sobre estas y no hemos visto el consabido desgarrar de ropajes - por parte de los encargados - ante tamaña destrucción. Recuerden. Estamos hablando de extinción de una especie. ¿y dónde queda el patrimonio natural?

Eriosyce recondita-recondita, Comuna de Antofagasta. Antofagasta-Chile

     En estos mismos sectores - considerados de interés - Hemos visto como ciertas empresas con sus edificaciones, han pasado a llevar sitios arqueológicos, de los cuales son muy visibles sus vestigios. Si lo hemos visto nosotros que no somos expertos, entonces serán más que evidentes los daños para los custodios y sus fiscalizadores.

Se entiende. No hay recursos para fiscalizadores y para fiscalizar.

    Sobre patrimonio y sitios arqueológicos. No podemos brindar testimonios fehacientes sobre este tema a pesar de que hemos sido testigos de algunos daños y hemos sido descubridores de algunos vestigios.

Sobre los daños.

     Sobre descubrimientos y cumpliendo las normativas de informar a la autoridad competente.

     Hará unos pocos años atrás, tuvimos la suerte de encontrar las osamentas de una persona con su correspondiente ajuar. A todas luces se trataba de un hallazgo arqueológico y se dio el aviso. Al volver con posterioridad al lugar, comprobamos que el cuerpo fue retirado con descuido, dejando en el lugar la dentadura y parte del ropaje. ¿Fantástico no?

     El ir a una salitrera de la región de Antofagasta se puede volver un verdadero problema, incluso legal. La cantidad de basura que se acumula en estos lugares es increíble y variada, además que se utiliza - lo que resta de las instalaciones - como baños públicos, botaderos de escombros e incluso de residuos químicos. Los cementerios muestran el deterioro producto del medio, del saqueo y de las empresas que no van a menos. Algunas de estas oficinas aún se encuentran operativas y esto por sí, genera daños.

Ex Oficina Salitrera José Santos Ossa, Comuna de Sierra Gorda. Antofagasta-Chile

     En este escenario de destrucción y contaminación no tengas a bien el acercarte a un basural del sector o retratarte con una antigua herradura de la caballada o de los mulares usados en la zona. Estarás interviniendo el espacio con serios daños al patrimonio histórico. De que hablamos por favor.

    Nos dicen también que el sector de Caracoles - antiguo sector minero de Antofagasta - es un espacio histórico patrimonial, que debe ser respetado y por supuesto. Protegido. ¿Cuál respeto? Si han entregado este territorio a la explotación minera. No nos digan que las intervenciones son mínimas, pero hay de aquel que saque una botella del basural. Excomunión ipso facto incurrenda.

     Si quisiéramos ir de visita a algunos salares (A uno en especial) debemos pedir permiso a los Moros y los cristianos, puesto que estos últimos son los dueños del camino. Es requisito el cumplir con algunos protocolos y, sobre todo, debemos respetar el entorno al cual nos dirigimos. Mientras tanto. El dueño del camino (léase, dueño del camino) interviene los salares, extrae el agua a niveles críticos, daña la fauna, destruye el desierto, compra conciencia y paga bien por el silencio. Y ¿dónde quedan los super héroes ambientales? La ley también es para ellos.

Salar Aguas Calientes, Comuna de Taltal. Antofagasta-Chile

     Dejamos para el final un detalle que consideramos muy relevante (Como institución) pero que no merece tanto nuestra publicidad, puesto que las cosas se hacen por conciencia y no para llamar la atención.

     Cautelamos el patrimonio natural y no medimos - en más de las veces - consecuencias. Los Furtivos (Cazadores) nos han amenazado varias veces, inclusive con armas y no hemos cejado de perseguirlos y no nos hemos intimidado. Cuando hemos visto destruyendo sitios arqueológicos o intentando sustraer piezas. Hemos actuado. Cuando hemos detectado destruyendo sitios de naturaleza o espacios de nidificación de especies. Intervenimos, cuando hemos detectado a los 4X4 en reñidas acciones con la naturaleza, los hemos denunciado y los hemos expuesto a la comunidad.


     Podemos seguir con estos ejemplos en donde dejamos muy en claro nuestro accionar y denunciamos que las leyes y normas no son para todos. Aunque así debiese ser y la idea no es empatar (eso de disculpar nuestros actos porque otros lo hacen) La idea es proteger y todos debemos cumplir las leyes.

Pinturas rupestres del Médano, Comuna de Taltal. Antofagasta-Chile
Huevo de Garuma, Comuna de Taltal. Antofagasta-Chile
Lama guanicoe Cacsilensis, Comuna de Taltal. Antofagasta-Chile
Tranque Santa Fe, Comuna de María Elena. Antofagasta-Chile
Administración de Gatico, Comuna de Tocopilla. Antofagasta-Chile



LOS RAPANUI EN LA GUERRA DEL PACÍFICO



Soldados Rapanui en la Guerra del Pacífico


     Leyendo el escrito del forista @ilam22, no nos debe resultar extraño la animosidad y resentimiento en contra del Perú, por parte de los habitantes de la Isla de Pascua, a raíz de las expediciones esclavistas de 1862-1863, sentimiento que continúa hasta el día de hoy. Un pequeño alcance sobre esto fue extraído del libro "Isla de Pascua, Proceso, Alcances y efectos de la Aculturacion" de Claudio Cristino F. Andrés Recasens S. Patricia Vargas C. Edmundo Edwards Lilian González y dice así:

Barcos esclavistas


     El 15 de junio de 1862, zarpó del Callao, Perú, una barca rentada por un grupo de comerciantes para "reclutar" trabajadores en la Polinesia. A su regreso al Callao, en el mes de septiembre del mismo año, procedió a vender contratas de trabajo de los polinésicos "reclutados", las que son compradas por hacendados peruanos, a razón de 200 dólares por hombre adulto, 150 por mujeres y 100 por niños, lo que les produce una utilidad de aproximadamente 40.000 dólares. Esto incentivó fuertemente a numerosos armadores y, antes de fines de 1862, más de 16 embarcaciones fueron autorizadas para realizar este tráfico, evidentemente esclavista. El primer barco conocido en llegar a Isla de Pascua con estas intenciones fue el "Bella Margarita", el que, debido a los vientos favorables, demoró sólo 15 días. Pudo embarcar a 152 hombres y a 12 mujeres. Su regreso al Callao demoró solamente 18 días, y esta vez las contratas fueron negociadas a 300 dólares cada una. Cuando se supo la noticia que existía una Isla a tan pocos días de navegación, en donde no existían autoridades europeas que obstaculizaran la operación, y en la cual los isleños subían voluntariamente a bordo, circunstancia en que podían ser inducidos a embarcarse a través de un intérprete polinésico, hizo que una flota de ocho embarcaciones se dirigiera a Isla de Pascua, con el propósito de reclutar esclavos. En todo este período de aproximadamente siete meses, el número exacto de nativos llevados como esclavos al Callao es difícil de determinar. De conformidad a documentos y cartas de personeros diplomáticos chilenos, franceses e ingleses de la época, se puede llegar a un número de 1.675 isleños, y es posible agregar otros 550. Estos últimos pueden inferirse de los registros de algunos barcos cuyos datos de contratas realizados suman ese total, aun cuando los lugares de reclutamiento que consignan son ficticios y no corresponde a ninguna isla del Pacífico. Pero la duración registrada del viaje nos permite suponer que la probable procedencia de los nativos era la Isla de Pascua. Esto hace un total de 2.225 (Edwards, E. 1980: 17-24).

     Este tráfico fue suspendido oficialmente por el gobierno peruano en marzo de 1863, quien se vio presionado por el gobierno francés a dar por terminadas las contratas. La razón de la intervención del gobierno francés en este asunto fue, que tres embarcaciones con esclavos fueron detectadas por barcos franceses y apresadas en aguas territoriales de la Polinesia Francesa. Conducidas a Tahití, se devolvió a los "reclutados" a sus islas de origen y las tripulaciones fueron juzgadas. El tráfico de esclavos continuó después de la prohibición establecida por el gobierno peruano, pero con dificultades. La documentación tenida a la vista indica que los isleños llegados a Perú después de marzo de 1863 fueron internados en unos pontones en el puerto del Callao, por temor a la acción policial. En esa fecha se produjo una epidemia de viruela que afectó a gran parte de la población del puerto. El gobierno peruano ordenó la repatriación de los polinésicos hacinados en los pontones. Unos 318 fueron regresados hacia las Islas Australes e Isla de Pascua. Solamente 50 de ellos sobrevivieron al viaje y, de conformidad a los relatos del Hermano Eugenio Eyraud, primer misionero de Isla de Pascua, los que regresaron a ella fueron sólo 16 personas. De estas, algunas portaban el germen de la viruela que habían contraído en Perú, lo que produjo una epidemia generalizada entre los pascuenses. Eyraud, que llegó a la Isla el 2 de enero de 1864, estimó la población en 1.900 habitantes, encontrándose con manifestaciones evidentes de la epidemia, como la exposición de 150 cadáveres envueltos en esteras de totora en la plataforma y plaza de un Ahu o centro ceremonial de Hanga Roa (cfr. Edwards, op. cit.: 17-29) (muy probablemente el ahu Tautira o el ahu A Rongo).

Hippolyte Roussel


 Soldados Rapanui en la Guerra del Pacífico

Estudio Preliminar de Cristián Moreno Pakarati (Historiador, Asociación de Estudios Históricos Ahirena, Rapa Nui) Publicado en Apuntes del Museo, de la Biblioteca William Mulloy de Isla de Pascua.

     La participación de soldados rapanui en la Guerra del Pacífico (1879-1883) forma parte de la tradición oral contemporánea en Isla de Pascua. Sin embargo, ésta es una temática que no ha sido aclarada por la historiografía disponible. Este artículo es un estudio preliminar que busca resolver en parte este enigma consultando tanto fuentes primarias, de época, como fuentes secundarias, a la espera de trabajo más exhaustivo en archivos. El artículo ahonda en la relación del pueblo rapanui con las repúblicas de Chile y Perú antes de la Guerra. La presencia de soldados rapanui en dicho conflicto, si bien no se puede confirmar aún, es altamente plausible como se puede inferir de las fuentes consultadas. También se incluye un análisis de la participación en el ejército de los tres soldados rapanui mencionados en las tradiciones actuales: Juan Tepano, Juan Araki y José Pirivato. Para esto se contrapone la versión de los reconocimientos oficiales del ejército chileno y la tradición de la Isla con la información recopilada por el Departamento de Historia Militar en un estudio del año 2006.

Introducción.

     La presencia de soldados rapanui en la Guerra del Pacífico, conflicto armado entre Chile y sus vecinos del norte, Perú y Bolivia, es algo que se escucha frecuentemente entre los isleños contemporáneos. ¿Qué hay de cierto en esta leyenda? Tres nombres se asocian a la participación rapanui en la guerra: Juan Tepano Rano, Iovani Araki Ti’a y José “Tairenga” Pirivato. Especialmente los dos primeros, que dejaron numerosa descendencia, reciben una gran cantidad de menciones entre sus makupuna y hinarere siendo una gran fuente de orgullo familiar. No se han encontrado aún registros de la época que den cuenta de su participación en la Guerra, sin embargo, no hay duda de que ellos tres viajaron a Chile en 1898 junto al rey Riro Kainga. Tampoco hay dudas de su participación en el Ejército de Chile entre ese año y 1900. Sin embargo, esto fue veinte años después de la Guerra. ¿Es posible que se hayan entrelazado estos eventos con la Guerra? ¿Cuál fue realmente su participación en las fuerzas armadas? ¿Hubo soldados rapanui en la Guerra del Pacífico? Con la evidencia disponible intentamos dilucidar parcialmente este enigma.

Juan Tepano

¿Chile y Rapanui aliados?

     “Los nativos están felices con la creación del nuevo departamento. Antes se sentían muy aislados, pero ahora están de hecho integrados a la patria. Nosotros, por nuestra parte, tenemos grandes esperanzas en esto. Los isleños van a saber lo que es la patria y conocerán su Historia. Existe el riesgo de que quieran quedarse, aunque confiamos en que los deberes militares los harán más responsables y regresen a divulgar lo que han conocido”. (General Sergio Castillo Aránguiz, agosto de 1966).

     Cabe señalar que, a la fecha de la Guerra del Pacífico, entre los años 1879 y 1883, la Isla era independiente y no tenía relación alguna con Chile. Al inicio de la Guerra en el lejano Chile, Rapa Nui tenía como jefe a Mati Mereti, probablemente el hombre más anciano entre la escasísima población isleña que apenas superaba los cien habitantes. De todas maneras, tras la visita del misionero católico Hipólito Roussel en 1878 trayendo de regreso desde Polinesia Francesa a los líderes Angata y Pakomio Maori Ure Kino, estos últimos comienzan a ejercer una influencia mayor en los destinos de la Isla. En 1882 el mismo clérigo Roussel designa a Atamu Tekena como rey y a su esposa Uka a Hei como reina. En Chile, por su parte, existía un gobierno liberal a cargo del presidente Aníbal Pinto Garmendia, sucedido en 1881 por el también liberal Domingo Santa María González. Estos gobiernos carecían de oposición política legal y se originaron en candidaturas únicas designadas por los mismos gobiernos salientes.

     A pesar de la distancia y la diferencia entre ambas culturas, existieron contactos que sirven como antecedentes para sus relaciones posteriores. Aparentemente, el primer contacto histórico de los isleños con la República de Chile se efectuó a través de la goleta Colo-Colo capitaneada por Leoncio Señoret Montaigne en marzo o abril de 1837. Esta se dirigía a Australia llevando al destierro al expresidente liberal chileno (y enemigo del gobierno de turno), general Ramón Freire, arribando a este país el 30 de junio. Sin embargo, no hay ninguna evidencia de que este contacto haya tenido alguna consecuencia duradera y sólo quedan vagas referencias de la visita (Moncada 2008; Richards 2008: 67-69). Por aquella época la Isla era regida por una dictadura anual de la tribu vencedora de los rituales de la competencia del tangata manu. En Chile, en tanto, gobernaba hace seis años el presidente conservador General de Ejército José Joaquín Prieto Vial, ascendido al cargo tras la Batalla de Lircay en la que los conservadores derrotaron a los liberales e impusieron un nuevo gobierno. Sin embargo, la mayor parte de la historiografía chilena considera que el que llevaba las riendas del país era su ministro de hierro Diego Portales asesinado ese mismo año 1837.

Leoncio Señoret Montaigne

     Algunas fuentes indican que la goleta Janequeo al mando de Buenaventura Martínez visitó la isla en 1842 pero no hay pruebas concluyentes de aquello. Después de esto no hay nuevas visitas de barcos chilenos hasta 1870. Sin embargo, debe mencionarse la presencia en la década de 1860 de la Misión Católica francesa que operaba a través del eje Valparaíso-Hanga Roa- Pape’ete y tenía una de sus bases operacionales en el puerto chileno. Durante el período de actividad de esta Misión, en la sede de Vaihu, tomó parte el chileno Jorge Arenas y su esposa, llegados en diciembre de 1869 y convirtiéndose en los primeros chilenos residentes en la isla polinésica (sólo por 9 meses, hasta septiembre de 1870).

     En cuanto al primer rapanui en visitar Chile fue probablemente Petero Toroveri en agosto de 1869. Este acompañaba al misionero Gaspar Zumbohm en un viaje al continente, regresando a Rapa Nui en diciembre de ese mismo año (Ballesteros 1903: 73-74, 125- 126; Conte 1994: 123; Fischer 2005: 105). No existe evidencia de la visita de algún otro rapanui antes de esa época, aunque no se puede descartar que algún barco ballenero haya llevado algún tripulante de la isla hacia allá. Con todo esto, la palabra Chile, probablemente no significaba nada para la gran mayoría de los rapanui en esta época.

¿Rapanui y Perú enemigos?

     “Aquí hicieron un alto los expedicionarios y colocados en diversas posiciones, procedieron con sus armas a un fuego graneado para obligarles a salir de allí; pero, fracasado el intento, incendiaron el plantío, produciéndose una violenta escaramuza en la que los esclavistas perdieron 5 hombres y un intérprete a causa de las piedras de matá, “obsidiana”, lanzadas contra ellos” (...)”. (Jesús Conte, 1994, citando al cónsul Tiburcio Cantuarias)

      En cuanto a la relación con Perú, esta sí dejó consecuencias terribles en Rapa Nui. Los barcos privados de bandera peruana que zarpaban desde Callao con el objeto de obtener trabajadores polinésicos (canacas) para las haciendas limeñas causaron terribles estragos en la Isla. Sangrientas incursiones esclavistas de múltiples barcos como las de diciembre de 1862 y marzo de 1863 dejarían cicatrices que aún se manifiestan el día de hoy. Quizás por la misma razón, las historias de rapanui participando en una guerra contra Perú (menos de 20 años después) se mantienen con vigor hoy en día en una Isla mucho más globalizada. En cualquier caso, es importante recordar que algunos de los nativos rapanui expatriados siguieron una nueva vida en Perú, incluso formando familias en algunos casos (McCall 1976: 102-103; Conte 1994: 69-70). Así, los rapanui con familias peruanas se encontraban en el frente enemigo de Chile durante aquellos años entre 1879 y 1883 aunque es difícil determinar si tuvieron algún tipo de participación en el conflicto mismo.

     Digno de mención es lo sucedido con otros esclavos en Perú durante la Guerra, los chinos coolies. Estos trabajaban en condiciones infrahumanas en Perú y durante las batallas se aliaron con las tropas del ejército chileno (Villalobos 2002: 219-220). ¿Habrá pasado algo similar con los polinésicos viviendo en Perú o estos defendieron los intereses de sus familias peruanas?

     En el contexto de la vida de los sobrevivientes rapanui en Perú encontramos las primeras historias de la tradición oral sobre isleños en la Guerra del Pacífico. Edmundo Edwards recopiló la siguiente historia de parte del Mayor del ejército chileno, el oficial rapanui Leviante Alejo Araki Araki (1922-1992):

     “La tradición oral nos cuenta que durante la batalla por la toma de Lima en 1879 [(sic), en realidad la toma de Lima fue en 1881] entre las tropas chilenas se encontraba un soldado rapanui y en el asalto a una trinchera se encontró con un compatriota moribundo a quien alcanzó a contarle que su familia aún vivía en Rapanui y luego de abrazarse, lloraron y el isleño murió en brazos de su compañero” (Edwards s/f: 20-21).
 Sin embargo, faltan detalles en este emotivo relato. ¿De qué clan o familia eran los protagonistas de esta historia? ¿En qué regimiento o batallón se encontraban en sus respectivos ejércitos? ¿Cuánto tiempo llevaban en estos países? Y aún si la historia no está basada en los hechos reales específicos es relevante preguntarse la razón por la que los rapanui insisten en incluir en un nivel mitológico a sus coterráneos y ancestros en dicho conflicto.

Las expediciones de la O’Higgins en 1870 y 1875.

La O´Higgins

     “Vienen a bordo doce indijenas de la isla de Pascua, seis de ellos son muchachos huérfanos i están a cargo de los oficiales, i a los otros seis se les ha dado plaza de grumetes”. (Capitán Juan Williams Rebolledo, marzo de 1870)

     La evidencia más importante que sustenta la posible participación rapanui en la Guerra se encuentra por el lado chileno. Se trata de las primeras visitas chilenas significativas a la Isla en el siglo XIX, algunos años antes de la Guerra. La corbeta O’Higgins realizó dos viajes en 1870 y 1875 como parte de la instrucción de los cadetes navales. El primer viaje, comandado por José Anacleto Goñi llegó a una isla que vivía un conflicto de intereses entre un aventurero y comerciante francés, Jean Baptiste Onésime Dutrou-Bornier, y la ya mencionada misión católica francesa liderada por Hippolyte Roussel. Los nativos rapanui habían aprovechado esta rivalidad para revivir sus rencillas tribales ancestrales. Agrupados en uno y otro bando, los isleños habían comenzado incluso a tener escaramuzas similares a los tiempos antiguos de luchas Inter tribales que estaban llevando la Isla a una situación bastante compleja. En este contexto, muchos rapanui pedían irse a Valparaíso, a espaldas de los misioneros católicos, para salir de la desastrosa situación en Rapa Nui (Centro de Cultura Naval y Marítima 1994: 53-55). Así es como el comandante Goñi acepta a bordo a 12 jóvenes isleños, la mayoría huérfanos desde las epidemias de viruela y tuberculosis que diezmaron la población en la década de 1860. Seis viajaron como cocineros y seis como grumetes.

     Estos jóvenes rapanui enfermaron durante el viaje, pero gracias a una buena alimentación a bordo y a los cuidados del médico de la nave recobraron sus energías y todos llegaron a salvo al puerto boliviano de Mejillones a fines de febrero de 1870 y luego rumbo al sur hacia puertos chilenos. El seis de marzo de 1870 el periódico “La Patria” publica lo siguiente:

     “A las 2 hrs 30 ms fondeó ayer en esta bahía [Caldera] la corbeta de la armada nacional O’Higgins, procedente de las islas de Pascua [sic]. Trae a bordo a los cadetes de la Escuela Naval, los de la Escuela de Marineros y doce indios naturales de la isla que voluntariamente los acompañan. Entre los objetos tomados de la isla se nota un gran trozo de piedra que representa una divinidad entre los indíjenas” (La Patria, 6 de marzo de 1870).

     De acuerdo con El Mercurio de Valparaíso del 7 de marzo 1870, “Tres de ellos solamente son ya hombres y los demás niños de 8 a 12 años”. El mismo diario menciona que:

     “El nombre de chileno les causaba sumo placer; y el peruano, por el contrario. La razón que me dieron de este odio para con los últimos fue que no ha mucho tiempo estuvo en la isla un buque de guerra de esa república tomaron a viva fuerza a varios de los naturales y los maltrataron mucho, llevándoselos enseguida contra su voluntad” (El Mercurio, 7 de marzo de 1870).

     Después de estos acontecimientos, se pierde el rastro de estos jóvenes isleños en la prensa chilena. Sus nombres y apellidos fueron, por supuesto, cambiados a algunos más propios de Chile lo que complica aún más seguir su historia. Urge revisar los archivos navales en busca de estos grumetes rapanui con el fin de obtener sus nuevos nombres y buscar información luego en los registros genealógicos para determinar si dejaron familia en Chile.

     Tan sólo nueve años después estalla la Guerra del Pacífico y habiendo seis grumetes rapanui y otros seis jóvenes isleños viviendo en el país, fueron, casi con certeza, movilizados para participar en el conflicto bélico. De hecho, en la corbeta O’Higgins viajaban varios oficiales que luego serían héroes de la fase naval de la Guerra del Pacífico. Existe la posibilidad de que algún otro rapanui haya sido embarcado en el siguiente viaje de la O’Higgins, en 1875, capitaneada por Juan Esteban López. De encontrarse información al respecto, la participación de los isleños en la Guerra es aún más probable.

Los reconocimientos oficiales.

     Desaparecida la pista de los grumetes rapanui llegados a bordo de la Baquedano recurrimos a fuentes más recientes con las que retornamos a los tres rapanui mencionados al inicio del artículo: Tepano, Araki y Pirivato. Los homenajes oficiales a soldados rapanui no se sustentan en información de época, pero es interesante analizarla en su justa dimensión. En junio de 2002 el Museo del Regimiento de Infantería no2, “Maipo” de Playa Ancha (en Valparaíso) incluyó una placa llamada “El Primer Soldado Pascuense”, escrita por Juan G. San Martín. En esta aparece una breve biografía de Juan Tepano, sin citar fuentes y que incluye algunos trozos muy interesantes. Por ejemplo:

     “Nace en 1866. A la edad de 13 años llega a Valparaíso a bordo del María Luisa, carguero inglés de la empresa Charles Brander. Contagiado por el entusiasmo de la juventud porteña de participar en la Guerra del Pacífico, se enrola en el Regimiento 2o de Línea ‘Maipo’, junto a sus coterráneos Juan Araki y José Fati, siendo embarcados al norte, a bordo del O’Higgins” (San Martín 2002).

     El resto del texto se centra en Tepano y señala que participó como tambor y ordenanza en la 4ta Compañía en las batallas de Chorrillos y Miraflores. Y con lujo de detalles indica su permanencia en el continente entre el final de la Guerra en 1884 hasta la época de la Guerra Civil de 1891 en la cual también habría participado ya como Sargento 2o.

     Este no es el único reconocimiento oficial a la participación de soldados rapanui en dicha Guerra. En septiembre del año 2005 el Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, visita la isla y trae como obsequio para el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert una vitrina histórico militar con una pintura representando a Iovani Araki Imanuiri (Juan Araki), soldado rapanui que, según este homenaje, habría participado como Sargento 2o en la Guerra del Pacífico. Esta placa también incluía homenaje a soldados rapanui más recientes como el mayor Leviante Araki Araki, nieto del anterior, y al sargento primero del regimiento reforzado no1 “Topáter”, Luis Alberto Huki Hinojosa.

     El autor escuchó información de parte de habitantes de Placilla, en Chile, que señalan que el sargento Tepano participó de la Guerra Civil de 1891. Tan importante es esta historia que para el aniversario de la Batalla de Placilla (28 de agosto de 1891) del año 2010, las autoridades del pueblo invitaron a descendientes del soldado isleño para efectuar unhoko, antiguo ritual guerrero de los rapanui, en el museo de la localidad.

¿Qué ocurre con Tepano, Araki y Pirivato?

     “Algún tiempo después de su llegada a Valparaíso falleció S. M. el rei Riro Roko, y su primer ministro Juan Araki, a quien corresponde de derecho la corona de la isla de Pascua, no ha podido regresar a sus dominios por encontrarse gravemente enfermo de tisis en la ciudad de los Andes. Por esta razón y tal vez siguiendo alguna vieja costumbre, ocuparán el trono de Riro Roko los ministros y príncipes Tepalo y Pisibato, quienes desde su llegada a esta ciudad han sido hospedados en el cuartel del Maipú, habiendo hecho ambos el servicio de la guardia nacional”. (El Mercurio de Valparaíso, 8 de abril de 1900)

     “La reputación de Juan Tepano llega hasta Chile. Antes de mi partida me lo habían nombrado por todos lados como el mejor informante (...) La víspera, los indígenas que habían sido puestos al corriente de nuestras intenciones, repitieron su nombre varias veces. Era la historia viviente, el Baedecker de la Isla”. (Alfred Métraux, 1941)

     Una investigación llevada a cabo por el Departamento de Historia Militar chileno titulado “El Ejército y el Pueblo Rapanui” no encontró información alguna de la presencia de Tepano, Araki o Pirivato en la época de la Guerra del Pacífico. Para esto se investigaron las Listas de “Revista de Comisario” del 2o de Línea entre 1879 y 1884 lo que no arrojó resultados positivos (Departamento de Historia Militar 2006). Con esto se descarta que alguno de los tres soldados más famosos de la Isla, hayan participado, al menos con sus nombres reales, en dicho Batallón. De haber formado parte del Ejército chileno en la Guerra del Pacífico, sólo puede haber sido con otro nombre o en otra división.

Busto del rey Atamu Tekena

Algunos datos biográficos sobre estos soldados pueden dar claves:

-     Iovani Araki Ti’a era hijo de Arakilio Pua Ara Hoa (también llamado Aro Purunga a ‘Ao Ngatu) y Parapina Veri Hakatea. Se casó con Caroline Bornier el 12 de febrero de 1886 y aparece en el censo de Alexander Salmon de ese mismo año, titulado “Te Ingoa”. Esto revela que estaba en Hanga Roa durante la realización del censo, al igual que sus padres. Tuvo dos hijos que dejaron descendencia, Juan Araki Bornier (1886-1949) y Parapina Araki Bornier (1888-1964). Ninguno de los dos había nacido a principios de 1886 cuando se efectuó el censo. Hemos estimado la fecha de nacimiento de Iovani Araki para 1866.

-     José Pirivato era hijo de Mataroa Oroteme y Tuhi. Casado con María Putó Veri o Penga, no dejó descendencia. Aparece ya casado con su mujer en el censo de 1886, pero no hay duda de que era todavía muy joven. En 1902, un documento de la Armada redactado por Basilio Rojas calcula su edad en 30 años (Foerster 2010: 41), lo que daría una fecha de nacimiento hacia 1872. Nosotros estimamos su fecha de nacimiento hacia 1868. Es deportado de la Isla en 1902 y se pierde su rastro completamente.

-     Juan Tepano Rano era hijo de Tepano Rano a Vavara a Rue y Paulina Victoria Veriamo a Huki. Se casó con María Ika Tetono (nacida el 23 de diciembre de 1882). En el censo de 1886 aparece como un adolescente soltero aún, viviendo en Hanga Roa. Sus padres aparecen vivos y casados. Sabemos que este fue el tercer matrimonio de su madre, Veriamo, y Juan fue el menor de sus hijos. De los tres ex - soldados rapanui, Tepano es sin duda el menor, aunque probablemente no por mucho. No tuvo hijos hasta 1903 cuando nace María Hiona, la mayor de 8 hermanos. Basándonos en censos del siglo XX y edades estimadas por Routledge, Métraux y Englert, consideramos que su fecha de nacimiento es, casi con certeza, 1872. Falleció el 8 de noviembre de 1947.

     Con esta información casi se puede descartar de plano que alguno de ellos haya tomado parte en la Guerra del Pacífico. También es improbable, más no imposible, que Tepano haya estado en Chile para la Guerra Civil de 1891. Esta es una posibilidad que quizás merece mayor análisis y una nueva investigación. Sin embargo, encontramos a los tres soldados rapanui formando parte del Ejército casi veinte años después.

     Aparentemente en noviembre de 1897 (otras fuentes dicen en 1898), el rey electo Simeón Riro Kainga se dirige a Chile a bordo de la goleta de la Compañía de Merlet, María Luisa, a reclamar al presidente Federico Errázuriz el incumplimiento del Acuerdo de 1888. Junto a él viajaban Juan Tepano, Juan Araki y José Pirivato. Sin embargo, el viaje terminaría en tragedia ya que Riro fue envenenado en Valparaíso por gente de la Compañía de Enrique Merlet. Algún tiempo después, Juan Araki (Iovani Araki Ti’a, hijo de Arakilio Pua ‘Ara Hoa) ingresa, el 14 de marzo de 1898, como Soldado de Bagaje a la Tercera Compañía del Segundo Batallón de Infantería “Maipo” en Valparaíso. Tepano y Pirivato, en tanto, ingresan el 13 de agosto del mismo año como soldados a la Primera Compañía en el mismo Segundo Batallón. El primero pasa a la Tercera Compañía en 1899. Ambos se licencian el 19 de abril de 1900, mientras se encontraban de viaje de regreso a la isla a bordo de la corbeta General Baquedano capitaneada por Arturo Wilson. Juan Araki, sin embargo, fallece el 11 de abril de 1900 en el hospital de San Felipe, enfermo de tuberculosis (Departamento de Historia Militar 2006: 85; El Mercurio 20 de abril de 1900). Teniendo esto en cuenta, la afirmación de que Araki, Tepano y Pirivato se dirigían “a cumplir con el servicio militar” (El Consejo 1988:302) no resiste análisis.

     José Pirivato probablemente sacó a relucir su entrenamiento militar, entre fines de 1901 e inicios de 1902, durante el levantamiento y rebelión contra la compañía ovejera de Enrique Merlet, administrada entonces por Horacio Cooper. Debido a esto fue deportado al continente junto a Nicolás “Grande” Teao Vi, Lázaro Ricardo Hitorangi y Ruperto Nai a Hotu’iti, tal como se atestigua en El Mercurio del 3 de septiembre de 1902: “A bordo del Baquedano trae el comandante a cuatro canacas de los principales cabecillas de la insurrección en contra del subdelegado” (El Mercurio, 3 de septiembre 1902; véase también Foerster 2010). Sin embargo, se ignora su destino hasta la fecha. Juan Tepano Rano en tanto fue designado Cacique o Jefe, representante de los nativos rapanui, por el mismo capitán Basilio Rojas Velásquez, comandante de la Baquedano y quien se llevó a su ex compañero de guarnición José Pirivato. Estos destinos opuestos entre dos soldados rapanui marcan el final de una época entre las relaciones de los isleños con el Ejército. Ningún rapanui volvería a entrar a esta institución hasta mediados del siglo XX.

Conclusiones.

     La leyenda de los soldados rapanui en la Guerra del Pacífico tiene orígenes complejos donde una combinación de factores, impulsan con fuerza una historia. Esta trasciende el ámbito inter-isla, llegando al continente mismo como podemos ver en los homenajes póstumos a los soldados Tepano y Araki en 2002 y 2005, respectivamente, además de los eventos en honor al primero en el pueblo de Placilla en Chile. La conformación de estos relatos de rapanui en la Guerra son todos relativamente nuevos. No hay mención a esto en ningún libro, artículo o documento sobre Pascua en la primera mitad del siglo XX. No es sorprendente la ausencia de información fidedigna sobre Araki y Pirivato, siendo que el primero murió en 1900 y el segundo desapareció en 1902. Sin embargo, sí es relevante que ninguna fuente mencione a Tepano como soldado en la Guerra del Pacífico.

     Juan Tepano fue informante de Knoche, Valenzuela, Routledge, los comisionados navales de 1917, Estella, Rafael Edwards, MacMillan Brown, Métraux, Lavachery y Englert. Todos incluyen información biográfica sobre Tepano e incluso muchos mencionan su presencia en Chile donde aprendió a hablar bien el castellano y a leer y escribir. Interesantemente, en el censo de 1916 elaborado por José Ignacio Vives Solar se indica que sirvió en el Ejército de Chile. Lo mismo señala Walter Knoche (“el actual rey y que ha servido en el ejército chileno como suboficial”, Knoche 1912: 16) y Zósimo Valenzuela (“el tercero [Tepano] resistió la enfermedad y fue a sentar plaza de conscripto en el regimiento Maipo”, Valenzuela 1911: 959) así como todos los visitantes posteriores que hicieron uso de sus servicios como informante. Sin embargo, ninguno de los autores mencionados recibió o transmitió la información de que Tepano participó en la Guerra entre 1879 y 1883. Grant McCall, antropólogo australiano que pudo compartir en la isla con varios hijos de Tepano, tampoco recibió esta información en su primera visita a la Isla en los años 70, sin embargo, comenzó a escuchar estas historias desde la década del 80, al parecer de parte de los nietos del Cacique isleño. Yo recibí el relato de la participación de Juan Tepano en la Guerra de parte de dos de sus nietos que aún quedan con vida: Santiago Tepano Kaituoe y Lucas Pakarati Tepano.

     En el caso de Juan Araki como soldado en la Guerra del Pacífico, la información probablemente se origina en su nieto, y también militar, Leviante Araki. El dibujo del soldado Araki con su uniforme del ejército es reproducido en el libro Pua Arahoa, traducción al español del Manuscrito E (Frontier 2008). Por lo mismo, la leyenda tuvo repercusiones dentro de las fuerzas armadas. En el ejército especialmente, se ha puesto énfasis en esta tradición para reforzar los lazos entre Chile y Rapa Nui. Es un elemento importante de la soberanía chilena en la isla la búsqueda de elementos, intereses o experiencias en común con una cultura tan distinta y tan distante como Rapa Nui. Todo esto, perpetúa la leyenda y la transmite a las nuevas generaciones de rapanui.

La combinación de factores que se conjugan para dar origen a esta leyenda son:

-     El posible trasfondo real de soldados (o marinos) rapanui combatiendo en la guerra del Pacífico: Estos serían los grumetes isleños que partieron con la O’Higgins en 1870.

-   La animosidad contra Perú en la Isla a raíz del origen de las expediciones esclavistas de 1862-1863. Este resentimiento continúa el día de hoy hasta cierto punto.

-     Las relaciones más profundas entre rapanui y chilenos desde la década de 1960 con un mayor mestizaje y mezcla cultural. Dentro de esto también cabe mencionar el regreso de personas rapanui al Ejército chileno en los años 50.

-     La innegable participación en el ejército de los soldados Tepano, Araki y Pirivato entre 1898 y 1900. Esto se entrelaza con la posible participación en la guerra del Pacífico de los grumetes isleños.

-     Los homenajes a soldados rapanui por parte del Ejército y las autoridades chilenas son especialmente importantes para las nuevas generaciones de rapanui.

     Para alcanzar conclusiones más profundas es necesario un estudio exhaustivo de los archivos navales, de prensa, genealógicos y de registro civil en Valparaíso. Estos podrían otorgar nuevos antecedentes sobre los doce grumetes rapanui que llegaron en 1870 al continente. También es necesario ampliar este trabajo recopilando más versiones y analizando el imaginario que existe en isla sobre la participación de los soldados rapanui en los conflictos bélicos chilenos del siglo XIX.

Policarpo Toro


martes, 8 de enero de 2019

“VIVA CHILE” LOS ESCRITOS DEL DESIERTO


Los Escritos del Desierto


     En nuestro último viaje, mientras avanzábamos en dirección a la cordillera (San Pedro de Atacama) Don Daniel Chirinos nos hace un alcance que nos obliga a detenernos prontamente:

- “A su derecha hay marcas en los cerros que corresponden a un nombre, un ancla y un barco”.

     Con estas señas, era importante el detenerse, observar y fotografiar dichas figuras.

     Pues bien, en un cerro de mediano tamaño - considerando las alturas de este norte- y cercano a unos antiguos laboreos mineros, pudimos observar dichas marcas descritas. Era muy visible el ancla, un nombre y una frase “Viva Chile J.A. Caballero”, el velero (barco antiguo) se encuentra muy borroso y la fecha “1881” algo difusa producto de una bajada de agua que deteriora en algo la claridad de uno solo de los números.

 Ancla e imagen del barco difusas
Ancla retocada

     Resulta increíble que en medio de este desierto se puedan encontrar estos vestigios, pero todos saben que por nuestras condiciones de extrema aridez, todo se puede preservar. La pregunta viene de inmediato ¿quiénes, y por qué se realizaron estas figuras? sabemos que en algún momento tendremos que acceder al lugar, aunque esto de acercarnos no nos permitirá mayor claridad, pero se podrá constatar la altura, las formas de las figuras y verificar los escritos, uno por uno. Queda como una siguiente tarea.
     Don Edmundo Martínez nos aporta con lo siguiente: De acuerdo con mi experiencia personal, la mayoría de esos mensajes fueron escritos cercanos y visibles desde una la línea férrea o caminos muy transitados, para que fueran leídos y admirados por los transeúntes, una especie de Facebook de la época. Los escritos de fines del siglo XIX están relacionados con la guerra del Pacifico, particularmente con la gesta de Prat. A partir del siglo XX el mensaje se torna más político. Recuerdo uno en particular, en uno de los asientos mineros de Naguayán, que dice Viva el 21 de Mayo (escrito en 1880).

Imagen difusa del escrito 
Laboreo minero del sector 

     Pero veamos los hechos más relevantes para la fecha - 1881 - en nuestra comuna y región.

     Mientras la guerra del Salitre se desarrollaba más al norte, ya en suelo peruano, en Antofagasta la minería estaba en su mayor apogeo con el “Salitre y el cobre”, Caracoles ya era parte del pasado, iba en total decadencia. En cuanto a los efectos de la guerra propiamente tal (en nuestra ciudad) Antofagasta servía para instruir a nuevos reclutas venidos desde el sur del país y con ellos formar nuevas unidades o rellenar las bajas de las unidades existentes, también en nuestra ciudad estaban los hospitales de guerra (Hospitales de sangre) que cuidaban a los heridos de esta (de la guerra) o las personas que caían víctimas de las distintas enfermedades que tenían carácter de plaga en el ejército e inclusive en nuestra ciudad (sífilis, fiebre amarilla, viruela, etc.) ¿Algún hecho naval relevante en esta fecha? ninguno, pensamos entonces que se trata de un escrito conmemorativo al 21 de mayo, el combate naval de Iquique, pero solo son especulaciones de nuestra parte, lo recomendable sería apersonarse en el lugar y buscar más antecedentes para emitir un juicio o una conclusión más certera.

Imagen de fines de los 1800

lunes, 7 de enero de 2019

LA TRAMA DE LA VIDA EN EL DESIERTO


La trama de la vida en Antofagasta-Chile.

Huidobria fruticosa Phil.

     Son las Huidobrias (Huidobria fruticosa Phil) las arbustaceas que dominan el panorama en las alturas de Quebrada El Médano, por sobre los 1900 m.s.n.m. Sus flores asoman durante todo el año y permiten la sobrevida a un número indeterminado de especies. Es aquí (en esta planta) cuando se gesta nuestra historia, cierta trama de vida y de muerte cuyos actores principales son los reptiles (Microlophus atacamensis (Donoso-Barros, 1966) el llamado corredor de atacama, un lagarto característico de nuestra región cuyos hábitos alimenticios se definen como: Omnívoros, Carnívoros, Carroñero, Insectívoros, Herbívoros y una abejita (abejorro) nativa (Centris sp.), cuya identificación ha resultado algo escueta por las escasas investigaciones efectuadas en nuestra región, pero cuya presencia es habitual en estas quebradas.

Centris sp.

     La velocidad y capacidad de mimetizarse del lagarto es su aliado al momento de procurarse alimento, pudiendo saltar sobre su presa o (inclusive) trepar por las ramas del arbusto y esperar pacientemente a su víctima (alimento). Mientras tanto, esta última, también utiliza su velocidad para alejarse del depredador, haciendo de su vuelo y de sus detenciones en flor, muy breves (vuelo rápido y nervioso) esta característica le puede asegurar la sobrevida ante un depredador siempre hambriento, ágil y en un medio tan carente de presas como lo es esta quebrada en su parte superior. Quebrada El Médano. Comuna de Taltal, región de Antofagasta-Chile.

Lagarto Corredor de Atacama


Centris sp.

     Centris es un género de abejas que contiene más de 200 especies que se encuentran en casi toda América. Las hembras de un gran número de estas abejas (al igual que otros miembros de la tribu Centridini) poseen adaptaciones para llevar aceites florales en lugar de (o además de) polen o néctar. Son de tamaño grande (hasta 3 cm) y de vuelo rápido; se encuentran en los desiertos y son activas a grandes temperaturas, cuando muchas otras especies permanecen inactivas.

Centris sp.

Microlophus atacamensis (Donoso-Barros, 1966)

     Lagarto Corredor de Atacama. Es de tamaño grande y robusto, es endémica del litoral de las regiones de Antofagasta y Atacama, siendo común desde la ribera sur del Río Loa hasta la ribera norte del Río Huasco. Se ha registrado en Mejillones, Paposo, Taltal, Antofagasta, Islote Santa María, Chañaral, Caldera, y Huasco, entre otros (Demangel 2016, Mella 2017). Además, existen dos poblaciones aisladas, una en caleta Carrizalillo al sur de la Región de Atacama y otra en la Caleta el Arrayán en la Región de Coquimbo, aunque algunos autores presumen que ha sido introducida (J Ortiz y M Vidal, comunicación personal, 2015, fide Áviles et al. 2016) pero no existen estudios científicos que lo respalden.
     Es omnívora, consume algas, insectos, crustáceos, moluscos y carroña (Vidal et al. 2002, Fariña et al. 2008, Demangel 2016). Se ha observado que en la zona norte de su distribución se alimenta principalmente de algas, y en la zona sur se comporta más como carnívoro de ambientes terrestres, consumiendo artrópodos (Demangel 2016).

Referencias:

Lagarto Corredor de Atacama

Centris
Abejas Chilenas

Huidobria fruticosa Phil.