Por su longevidad, tan característica, muchas de las cactáceas
columnares – Las bien llamadas Vigías de la Costa - ya estaban presentes cuando
Juan López arribó por estos lares y muchas de ellas acabaron como combustible de
este primer habitante. Según lo constatado por Caminantes del Desierto en el terreno,
estas enormes columnares debieron ocupar grandes extensiones de terreno, muy especialmente
en las altas cumbres de la Cordillera costera de nuestra región.
Ciudad de Antofagasta
Ahora bien, que ha pasado con estas columnares desde la
llegada de los primeros occidentales.
Sumando el factor más importante, el cambio climático, a la
ecuación de vida de esta y de muchas otras especies del desierto, podemos decir
que, la acción del hombre no fue para nada beneficiosa. Las grandes columnares
sufrieron la depredación sistemática para servir de combustible, tanto a los
habitantes de las incipientes ciudades como, a las empresas establecidas a lo
largo de toda esta región.
Este detalle nos lo hace presente - en los albores regionales
- el naturalista alemán Don Rodulfo Amando Philippi quién, en su libro “Viaje
al desierto de Atacama” expresa:
"En esta loma me tope con el sendero que toman los
guaneros para llevar la leña de quisco de la cumbre del morro Moreno a Angamos.
Este morro se levanta en forma de un pequeño cono de una grada elevada como 650
metros. En esta altura, se muestra alguna vegetación: quiscos del género
Cereus, la Eulychnia breviflora.
Muchas matas estaban enteramente secas. Me admiré mucho de
encontrar aquí rastros y estiércol de guanacos. ¿Hay acaso más vegetación en
los meses de invierno?
Me sentí demasiado cansado para subir el último cono, que era
muy parado, y me contenté con rodearlo"
De nuestra consideración:
El recorrido realizado Por Philippi - al Morro Moreno - debe
haber seguido la ruta de quebrada Bolsico, quebrada ubicada al Nor-oeste del
promontorio mayor y, es en donde podemos encontrar pequeños bosquecillos de
cactáceas a media ladera.
Ingreso a Quebrada Bolsico
Hay antecedentes que ponen en directa relación a esta
especie, la Eulychnia iquiquensis, con el hombre desde tiempos remotos.
Múltiples hallazgos arqueológicos nos revelan que los antiguos habitantes
costeros ocupaban las espinas (del cactus) para elaborar anzuelos y, hemos
encontrado las cortezas - de las cactáceas - en los sitios en donde establecían
su campamento, especialmente en los conchales.
Más ¿Qué podemos decir de estas maravillosas columnares y del
estado crítico en el cual se encuentran en la actualidad?
La Eulychnia iquiquensis (Schumann) Britton et Rose - cactus
arborescente - es una de las especies más característica de los ecosistemas de
niebla (oasis de niebla). Se distribuye por los acantilados costeros a todo lo
largo de la costa nortina desde cerro Camaraca en Arica, XV Región hasta
Chañaral (26º S) en la Región de Atacama (Hoffmann & Walter 2004).
Como su nombre lo indica, la localidad tipo de esta especie
es Iquique.
Fue colectada por primera vez por Carlos Reiche en la
vecindad del puerto de Iquique en 1904 y clasificada como Cereus iquiquensis
Schumann.
En 1914 Rose describe esta especie como la más conspicua y
única planta leñosa que crece en los cerros costeros del norte de Chile (fide
Britton & Rose 1963).
Ritter (1980) propone una serie de nombres para poblaciones
de Eulychnia de diferentes lugares de la zona norte: E. aricensis Ritter en
Cerro Camaraca, Arica, E. iquiquensis en Iquique y Antofagasta, E.
morromorenoensis Ritter en Morro Moreno, Antofagasta y E. saint-peana Ritter en
el norte de Chañaral.
Eulychnia morromorenoensis
La sinonimia de esta especie ha sido tratada en forma
diferente por diversos autores (Leuenberger & Eggli 2000, Hunt 2002,
Hoffmann & Walter 2004). En relación con el estado de conservación aparece
citada como Rara (Hunt 1992), como En Peligro (Belmonte et al. 1998) y como En
Peligro para las poblaciones de más al norte (Hoffmann & Walter 2004).
A la fecha no existen estudios poblacionales sobre esta
especie y, sobre este detalle queremos hacer nuestro pequeño aporte, referenciando
los oasis de niebla en donde aún es posible encontrar estas columnares y hacer
un catastro de la especie, su número propiamente tal.
Sobre la especie propiamente tal:
Hablamos de una especie que es conocida como “Copao” y
corresponde a la Eulychnia iquiquensis (Schumann) Britton et Rose cuya
sinonimia incluye a Eulychnia iquiquensis var. pullilana Ritter; Eulychnia
breviflora ssp. iquiquensis (Schumann) Hunt; Eulychnia aricensis Ritter;
Eulychnia morromorenoensis Ritter; Eulychnia saint-pieana Ritter.
El basónimo (muy importante a tener en cuenta) de estas
especies es Cereus iquiquensis Schuman ¿qué significa esto? El basónimo es el
nombre científico bajo el cual fue originalmente nombrado o catalogado un
taxón; para evitar ambigüedades o dudas, una propuesta de reclasificación debe
mencionar siempre el basónimo, aunque el nombre actualmente en uso sea
distinto.
Cercanías de Tocopilla
A considerar.
En la actualidad, por la gran plasticidad fenotípica de la
Eulychnia iquiquensis explicada en parte por el gran número de taxas diferentes
que describió Ritter (1980), estas especies se consideran sinónimos de
Eulychnia breviflora ssp. iquiquensis (Schumann) Hunt, por la similitud en sus
flores (Leuenberger & Eggli 2000).
Distribución geográfica
I a III Región: Cerro Camaraca hasta Chañaral (Hoffmann &
Walter 2004)
I Región (9 ecosistemas de niebla de Arica a Río Loa con
presencia de Eulychnia, en una extensión menor de 2.000 km2, sólo 6 de ellos
con ejemplares vivos)
Según Ritter en Eggli et al. 1995 se enumeran localidades
propuestas para los sinónimos:
Arica: Camaraca (E. aricensis)
Antofagasta: El Cobre, cerro Coloso (E. iquiquensis var.
pullilana)
Morro Moreno, Chañaral (E. morromorenoensis)
Antofagasta: Esmeralda, y Región de Atacama: N Chañaral (Pan
de Azúcar) y S Chañaral (E. Saintpieana)
Antofagasta: N y S de Paposo.
Paposo, comuna de Taltal
Tamaño poblacional estimado, abundancia relativa y estructura
poblacional
Tarapacá:
Menos de 20 plantas por población, a excepción de Chipana que
presenta aprox. 3.000 plantas. Abundancia relativa: menos de 1 planta/ha, a
excepción de Chipana que presenta 3 plantas/ha. (Pinto com.pers.).
Antofagasta:
En Tocopilla Baja densidad
En Gatico 2 individuos vivos
En Cobija baja densidad
En Mejillones 1 individuo vivo
En Morro Moreno hay alta densidad (I. Benoit com. pers.).
En La Chimba hay muy baja densidad
En Coloso 3 columnares vivas.
En Hito 24 baja densidad
En Paposo, alta densidad.
Preferencias de hábitat de las especies (área de ocupación)
Según la Clasificación Vegetacional de Gajardo (1994) estaría
inserto en el Desierto costero de Tocopilla y en el Desierto costero de Taltal.
Desierto costero con influencia de camanchaca (HW)
Se estima un área de ocupación < de 500 km
Principales amenazas actuales y potenciales
Poblaciones dramáticamente dañadas por algún agente natural,
o la mezcla de varios (sequía, enfermedades, extinción de polinizadores)
intensa extracción en el pasado y sequía (HW)
Eulychnia Saintpieana
Estado de conservación
En Peligro por disminución de vitalidad de las poblaciones y
ausencia de regeneración (Belmonte et al. 1998)
Vulnerable o En Peligro (Hoffmann & Walter 2004) Su
comercialización internacional está controlada por CITES Apéndice II (Hunt
1999).
Eventualmente protegido en RN La Chimba (R. Pinto com. pers.);
a futuro en Camaraca propuesto como Sitio de Interés en Libro Rojo Conservación
de Biodiversidad (Muñoz et al. 1996).
Un Pionero moderno
Hará unos 20 años atrás, aproximadamente, una pequeña acción
del alcalde de Iquique, Don Jorge Soria, despertó el enojo y la reprobación de
la comunidad botánica nacional y muy especialmente de las comunidades indígenas
del interior. Este alcalde, en su tarea de hermosear la ciudad y darle una mayor
connotación turística, hizo extraer grandes cactáceas - columnares - del
interior de la región y ponerlas (plantarlas) en el más emblemático y hermoso de
los paseos costeros de la región de Tarapacá, el balneario de Cavancha.
De aquella esperiencia, considerada exitosa por la gran
cantidad de columnares que sobrevivieron, pudimos sacar varias enseñanzas:
-
Se
daba la primera experiencia (en este norte) de dar valor a las especies
endémicas (flora endémica), ya no era tan necesario el plantar Palmeras del
Brasil, pastos, árboles o arbustos sureños. Lo regional pasaba a ser lo
importante.
-
Se
requirió brindar una mayor especialización a las personas que cuidaban estas cactáceas,
ya no era el simple jardinero que asperjaba agua a diestra y siniestra. Los
cuidados eran mayores.
¿Tuvo algo de malo esta acción?
Consideramos que sí. Por lo general, no es recomendable,
menos aún legal en la actualidad, el extraer especies endémicas independiente
del fin que se persiga, esto se basa en el bajo porcentaje de sobrevivencia (de
muchas de las especies), además, esta acción va mermando el número de
individuos en la naturaleza y da pie a los traficantes de especies.
El ejemplo anterior, bueno o malo, dependiendo del prisma.
Nos deja un mensaje. Es posible reproducir nuestras especies, darle una
denominación de origen, poblar plazas, parques y jardines con especies exclusivas
de la zona. Recordemos que, sobre el 50% de las plantas son consideradas únicas
de este territorio y podemos hacerlas parte de nuestras vidas, no solo desde un
punto de vista comercial (con el ecoturismo) al reproducirlas estaríamos salvaguardando
cada una de las especies que hoy día se consideran en peligro.
Eulychnia iquiquensis, oasis de niebla La Chimba
Este proyecto (especies endémicas en plazas y parques) fue
presentado, a la autoridad comunal, en dos oportunidades no teniendo eco - hasta
la fecha – pero tenemos la certeza que, la propuesta se llevará a efecto, con o
sin el apoyo de terceros.
Referencias:
-
Viaje
al Desierto de Atacama (Rodulfo Philippi)
-
Ficha
de la Eulychnia iquiquensis
-
Rodulfo
Philippi en Morro Moreno
-
Flora
de Morro Moreno
-
Flora
de Tocopilla
-
Flora
de Mejillones
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