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viernes, 2 de junio de 2023

LAS VICUÑAS

 LAS VICUÑAS

“Y tan mansitas que las han de ver”



Es lo que he escuchado en todos estos años en los que hemos  disfrutado de su compañía, más bien en las cercanías de este hermoso animal. Y no, no es mansa o dócil, tiene su carácter y más aún en época de celo y de crías.

Ya lo saben, de lejitos también salen bien las fotos.

 

Sobre esta hermosa Beata nos dice Don Rodrigo Castillo del Castillo y Castillo Tapia, el señor Bichólogo.

 

La vicuña, Vicugna vicugna, es el camélido más pequeño del mundo, y habita en el altiplano de Perú, Bolivia, Chile y Argentina, siendo en el territorio peruano donde es más abundante. En Chile, dado lo reducido de la zona que ocupan, no son muy numerosas. Existen dos subespecies de la vicuña, la del norte o peruana, Vicugna vicugna mensalis, y la austral o sureña, Vicugna vicugna vicugna. En el Perú sólo habita la ssp. mensalis y en Argentina sólo la ssp. sureña, en tanto en Chile y Bolivia se encuentran ambas especies, incluyendo una zona de encuentro, en la que se mezclan ambas, produciendo híbridos que comparten características de amabas. Básicamente, la peruana es de color más oscuro y rojizo, y lleva abundante lana blanca en el pecho, cosa que no ocurre con la austral, ya que carece de ella y además es de color más claro, con parte del costado de color blanco.


En aymara y quechua se les llamaba wikuña (quechua wik'uña), que no es exactamente un nombre para el animal, sino que significa salvaje; asimismo se usaba para nombrarlas el término wari wikuña, que significa animal salvaje; también k'itha y puruma, animal que no tiene pastor; y, finalmente, sallqa, sallaya y sayrakha, que significan -todos ellos- animal salvaje, sin dueño.

 

Estas palabras, que no son específicamente nombres propios, se usaban para señalar a vicuñas y guanacos, indistintamente. Los conquistadores españoles, sin entender esto, asumieron wikuña como el nombre del animal, y le llamaron vicuña.

 

La vicuña era un animal de importancia desde antes del imperio incaico, pero es durante éste que alcanza su apogeo, ya que su lana sólo podía ser aprovechada por el inca y su corte. Dado que no es posible domesticarla para aprovechar su lana, se realizaban cacerías denominadas chaku (o chaccu), que consistían en rodear las vicuñas conduciéndolas a un corral, para luego proceder a esquilarlas. Esta esquila exceptuaba a las hembras preñadas o amamantando, y sólo afectaba a los especímenes que tuvieran la lana de más de 4 cm de largo. Una vez esquilados los animales se liberaban de inmediato, para que volvieran a sus pasturas, sin que hubieran sufrido más daño que el susto de ser rodeados y encerrados. Esta captura y esquilado se realizaban anualmente, considerándose una actividad ritual, que a día de hoy aún se realiza en el Perú y que, pese al stress a que se someten los animales, es la mejor manera de obtener su lana, ya que el mantenerlas encerradas todo el año, aún en terrenos muy amplios, tiene efectos mucho más negativos.

 

Lamentablemente para los países donde este hermoso animal es nativo, ya existen grandes rebaños en el extranjero, sobre todo en EEUU, que de por sí tiene una abundancia mayor que Argentina y Chile, y se estima que en unas décadas tendrá mayor población que los cuatro países juntos, ya que si bien en un principio se aseguró que se importaban como mascotas, lo cierto es que hoy se les está criando para aprovechar su lana, afectando así a quienes deberían ser los únicos que la produzcan: los pueblos que ancestralmente lo hicieron.

 

Rodrigo Castillo Tapia








 

 

 

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