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jueves, 28 de marzo de 2024

EN EL VALLE DE LASANA

 

Buscamos su toponimia, el significado de Lasana, pero no hemos dado con él, lo que no resulta muy extraño, dado el origen atacameño (Lickan Antai) del poblado y lo poco que se conserva de su lengua, el kunza.

Saludos cordiales y fraternos a nuestras estimadas amigas y amigos.

Hoy les hablaré de nuestro breve recorrido por el hermoso valle de Lasana – en el Alto Loa - incluyendo la visita por su maravilloso Pucará o Pukara, aquel recinto fortificado que, según los expertos, data del siglo XII.




El actual poblado de Lasana – propiamente tal - se encuentra inmerso en una profunda quebrada, la cual ha sido modelada por las aguas del río Loa. Su altura, sobre el nivel del mar, no excede los 2.600 metros, por lo cual, aquello de caminar y recorrer dicho lugar - sin sentir los malestares atribuibles a la altura - es totalmente posible (Igual es aconsejable tomar resguardos e hidratarse constantemente). La población no es muy numerosa, según los últimos censos, aunque esta se ve incrementada en la temporada veraniega y muy especialmente para las festividades religiosas.

En cuanto a la economía.

Según lo que pudimos constatar in situ -en el lugar, lo que vimos – Lasana apuesta fuertemente por el turismo con una hermosa feria tradicional, restoranes para todos los gustos y gastos y un muy buen trato de la gente para con el foráneo. La agricultura es el fuerte de este valle y muy especialmente con los deliciosos choclos y las zanahorias (Increíble, hay té y queque de zanahoria). Según los conocedores, también se habla de una economía basada en la crianza de animales, especialmente de aves, llamas y ovejas.

Más al interior, por el cañón mismo del Loa, desde que acaban los caminos por donde llevar nuestro cuerpecito pegado al asiento de un vehículo, sólo quedan los senderos y las paredes de la quebrada, murallones abruptos que se estrechan en ciertos lugares. La vegetación predominante son las colas de zorro (Cortaderias) y las Chilcas, vegetación que brinda a este lugar una tonalidad que sobresale, el verde de la vida. Mas, siempre hay otra forma de conocer y recorrer y esta forma nos lleva por el camino minero, por el brazo norte del río – en vehículo - y de esta manera podemos acceder a Conchi, tanto al Viaducto, la estación y el embalse. Todo un paisaje a muy pocos kilómetros al noreste de Lasana, por la misma quebrada que nos conduce al poblado.




Podemos seguir avanzando más al oriente, el camino está en muy buenas condiciones y nos encontraremos con otros sitios de interés, sitios que no son tan conocidos, pero resultan interesantes. Taira y su alero es un ejemplo.

Es factible encontrarnos por el camino con Vicuñas y con Guanacos. Los zorros siempre están presentes y atentos, más aún en estos espacios en donde casi no encontramos perros.

En la parte superior de la quebrada, en los sectores de planicie y de laderas, asoma algo de vegetación (dependiendo de la temporada y de las lluvias). Predominan los arbustos llamados cachiyuyos (Atriplex) y muy especialmente las Cistanthes de hermosas y coloridas flores. Todo un deleite para las abejas nativas, ésas que no dan miel, pero que son muy importantes para la polinización de la flora nativa. En todo este lugar – en la vastedad del territorio – sobresalen los tutelares, las máximas cumbres. Muy de cerca, podemos observar al San Pedro y San Pablo, don cumbres hermanadas (volcanes) que sobrepasan los 6.000 metros, todo un reto para el que guste del montañismo y de la escalada.











Volviendo a Lasana y su Pucará.

Lo primero que llama la atención al descender a la quebrada – por cualquiera de sus vías de acceso – es el promontorio central y sobre este, una gran estructura dando forma a una fortificación construida con rocas, piedras y barro. La estructura es extensa (alargada) mostrando al visitante que contuvo a una población bastante numerosa y al denominarla como fortín o ciudadela, nos indica que los habitantes del lugar (atacamas o Likan-Antay) estaban siempre preparados para la defensa o tuvieron que defenderse – necesariamente - de algún agresor o conquistador, como nos hacen saber los expertos. Ahora bien. Si tenemos en cuenta a las lluvias, aquellas que, en la actualidad ocasionan grandes inundaciones – especialmente en verano – no sería para nada extraño, que este sitio tuviese, además, una connotación de salvaguarda y albergue para la población ante crecidas inesperadas del río, curso que, en aquellos tiempos no contaba con represa ni la nefasta intervención de terceros.

 

La Historia.

La cronología de Max Uhle, recogida por Ricardo E. Latcham, señala como punto de partida para la cultura atacameña, el siglo IX d.c., civilización que se prolonga hasta la llegada de los incas en el siglo XIV, con aportes de influencia chincha en el siglo XII.

Aunque fueron cien años de dominación de los incas en estos territorios (según los investigadores), el estudio del Pukara de Lasana y de las ruinas de otros pueblos atacameños no revelan muy nítidamente alguna influencia arquitectónica externa. Indudablemente la hay y si han de clasificar estas construcciones, se podría decir que pertenecen al período megalítico andino anterior al incanato, haciendo observar, sin embargo, profundas diferencias estructurales y una ausencia de la ornamentación.

Algunos extractos del estudio “Apuntes sobre el Pukara de Lasana de Roberto Montandon” que consideramos relevante y, a tener presente durante nuestra visita y recorrido.

 

Una gran aseveración.

 

“Podemos decir que los atacameños no participaron de las asombrosas habilidades constructivas de los del Tiahuanaco, y sus construcciones son inferiores también en la concepción y realización, a las de la época megalítica andina peruana. Es difícil creer, para los atacameños, en una floración espontánea de la arquitectura y de la «urbanización» como resultante de una necesidad material y si aceptamos esta hipótesis, debemos forzosamente aceptar el arte arquitectónico de los atacameños, como un arte autóctono, sin influencias externas importantes. Si los atacameños recibieron inspiraciones de los Collas, pueblo de formidables constructores de piedra, que alcanza su culminación cultural en los últimos siglos de la época megalítica andina, no podemos sino observar una cierta facultad de asimilación, pero una total incapacidad de superación”

La preocupación de los atacameños en levantar pueblos-fortalezas revela el carácter sedentario de esta colectividad o confederación de agricultores y una necesidad de defenderse contra ambiciones exteriores o simplemente entre ellos; demuestra desde luego, un carácter guerrero.

Pone a la vez de relieve, un desarrollo mental superior a lo común, dentro de una medida de tiempo, aunque incapaz de elevarse en un vuelo creador, hasta la cumbre de las grandes culturas andinas”.

 

Recorrido.

 

Al ingresar al recinto por los pasillos habilitados, advertimos por su tamaño que pudo contener a una gran población, según los investigadores unas 700 a 800 personas (entre niños y adultos). De igual manera, ninguna de las estructuras sobresale de manera tal que podamos decir que se trata de un lugar que contuvo a un gobernante (regente) o se trataba de un templo. Los investigadores dicen que se puede hablar de una comunidad o unidad, pero que no estaba sujeta a un poder central y no fue capital. Es decir. Hablando de la unidad atacameña, se debería más bien señalar la persistencia, hasta la llegada del inca, de una confederación de colectividades acantonadas en sus «ayllus», emparentados por el idioma, las costumbres, una probable alianza militar y las mismas manifestaciones culturales y religiosas.

La ausencia de detalles y /u ornamentaciones en los muros nos hace pensar que se trataba de personas con una forma muy sencilla de vida, es decir, gente de costumbres sencillas.

Al llegar a la parte superior del recinto, desde nuestra improvisada Atalaya, podemos dominar – con la vista – todo el valle, desde su naciente al noreste y su extremo al suroeste, solo quedando la duda de cómo podrían advertir el arribo de foráneos o enemigos por la parte superior del cañón, por la planicie propiamente tal, lejos de la vista de los pobladores. Debiésemos buscar por el antiguo camino de acceso a esta quebrada y tal vez demos con alguna edificación o estructura que sirviese como puesto de avanzada y/o de observación.

Al retorno de nuestro recorrido por el pucará ingresamos al museo del lugar, un espacio que contiene la historia del valle con algunas reliquias y objetos que resultan de gran valor para entender la forma de vida de los lugareños.

Un Sayo. Prenda típica que cubría gran parte del cuerpo hasta las rodillas.

Pequeñas puntas de proyectiles - de cuarzo – usados para la caza y la defensa.

Alfarería típica de la zona y tal vez de la época.

Una Huaraca. No sabemos si es réplica o fue hallada en el lugar.

Una réplica - a escala - del Pucará.

 

Salimos de aquel sitio maravillados ya que, es la primera vez que este escribano accede al lugar – independiente de las veces en las que he ido – y es la primera vez que nos entregan una monografía indicando el recorrido y los puntos de interés. Quedamos con la sensación de haber viajado en el tiempo y en la historia, el haber hollado un suelo que no formó parte de nación alguna, eran simplemente Atacamas y esta nación sigue vigente y seguirá vigente en el tiempo. Su forma de vida es de total arraigo por la tierra y por sus costumbres. Lo bueno, no sienten aversión por el foráneo, por el turista. Sienten orgullo de su historia y la transmiten con la finalidad de que todo aquel que llega a Lasana sienta admiración por sus antepasados, respeto por sus tradiciones y vuelva por el lugar.





















Corolario.

 

Maravillosa gente de Lasana, la pasamos muy bien y aprendimos harto. Van nuestros saludos y el máximo respeto por ustedes. Gracias por hacernos sentir tan bien y en casa, gracias por cuidar y pasear a nuestra gente. Ellos iban a caminar, pero vuestra cortesía pudo más.

 

 

Para saber un poco más

 

Apuntes sobre el Pukara de Lasana. Roberto Montandon

https://www.monumentos.gob.cl/sites/default/files/ccmn_ndeg_1_1950_opt.pdf

 

Las Saywas del Inka en el desierto de Atacama.

https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-68942017000200133

 

La Huaraca

https://caminantesdeldesierto.blogspot.com/2024/01/la-huaraca.html

 

Lasana y Chiu-Chiu. Dr. Horacio Larraín Barros.

https://eco-antropologia.blogspot.com/search?q=lasana

 

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