Las Crónicas de los Caminantes del Desierto.
“Los
Amigos del Alma”
"Amistad”
(Escrito
de Don Rodrigo Castillo Tapia)
Había, en
el Centro de Rescate de la Fauna Silvestre de Antofagasta, 2 Traros (Hablamos
de aquellas hermosas aves rapaces de la familia Falconidae.
Estas aves se encontraban encerradas en una misma jaula y por un mismo motivo, devolverles
la salud.
Estos
Traros vivieron allí, juntos, por un largo tiempo, aunque era muy distinta su
condición. Uno de ellos estaba lisiado de por vida, la articulación de una de
sus alas estaba rota y no podía ya volar, era muy limitante y notoria su
lesión.
El otro,
en tanto, a pesar de haber llegado también herido, resultaba factible el
recuperarlo y habían hecho - en este Centro - todo lo que parecía necesario
para lograrlo.
Conforme
pasaba el tiempo, junto con aumentar la salud de la segunda rapaz, aumentaba
también la camaradería entre ambas. Es sabido que los Traros son sociables, y
hasta se les puede ver en grupo en alguna ocasión.
Llegó el
día.
El día en
que quienes los cuidaban estimaron que el Traro lastimado estaba ya sano, y
listo para recuperar su libertad, hicieron los preparativos y lo fueron a
soltar en un lugar alejado, le abrieron la puerta de la jaula y esperaron a
distancia. Al poco rato, salió el ave, primero con prudencia, luego con mayor
seguridad y, agitando las alas, se echó a volar. Se fue hacia los cielos y,
visto que habían cumplido la tarea, todos volvieron al Centro de rescate,
satisfechos del deber cumplido su tarea.
Pero lo
que nadie esperaba es que, pasado un tiempo, ese "volvieron" se
hiciera también extensivo al Traro liberado. Nadie imaginó que un día lo
encontrarían sobre las rejas de la jaula - en la que estuvo encerrada - y mucho
menos esperaban que viniera a visitar a su antiguo, al compañero de encierro,
hasta le llevó comida, algunas veces, dejándola caer por entre la reja.
Aquella
rapaz, que ahora vuela libre por los cielos de Antofagasta, no había olvidado a
su socio, a aquel Traro con quien compartió sus días de aflicción, y allí
estaba nuevamente con él, visitándolo con una lealtad que - entre humanos - es
difícil de encontrar.
Eso es lo que me contó el contador de historias y cualquiera que vaya al Centro de rescate lo puede constatar, porque todavía se puede divisar a este Traro amigo - si se tiene suerte - posado en lo alto de alguna de las grandes jaulas.
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