Los Líquenes
¿Y si realmente fueron los primeros en colonizar la Tierra?
Se puede afirmar que, desde el punto de vista evolutivo, la
formación de simbiosis liquénicas es una estrategia muy favorable y que se
encuentra en constante evolución en algunos hongos.
Por lo más alto de la cordillera de la costa, por donde llega
algo de humedad y subsisten algunas especies que resultan desconocidas para la
gran mayoría.
El día de hoy nos fuimos al interior del desierto con la
tarea de irrigar, puesto que contamos con algunas especies y algunos individuos
—muy puntuales— que protegemos y queremos que sigan subsistiendo. De igual
manera, aprovechamos el recorrido para ir ampliando el territorio de visita,
especialmente cumbres, y de esta manera, seguir sumando especies al catastro
que venimos realizando desde décadas atrás. Podemos contarles que el día de hoy
dimos con unos antiguos chinchillales que requieren algo más que una
fotografía.
Pues bien. Algunos podrán opinar que no es bueno intervenir,
aquello de irrigar, que debemos dejar que la naturaleza siga su ciclo natural,
mientras que otros estarán totalmente de acuerdo con nuestro accionar, pero lo
que prima, en definitiva, es nuestra visión, y esta se encuentra basada en el
conocimiento que tenemos del desierto y de las especies que moran en este.
Un gran día, acompañados de una brisa fresca, una muy grata
compañía y con el colorido que nos brindan los líquenes, que, por cierto, nos
gustan y de los cuales hablaremos el día de hoy.
Los Líquenes.
Los líquenes pertenecen a un grupo de plantas que casi
siempre pasan inadvertidas debido a su característica de vivir en sitios
alejados, al mismo tiempo que, por tener muy poco cuerpo o coexistir con otras
plantas que llaman mucho más la atención por su colorido y forma,
Viven como epífitos (sobre los árboles), formando ya racimos
pendientes como el género “Usnea”. Llamados vulgarmente Barba de Viejo, o
adheridos a troncos y ramas como el género “Sticta”, “Parmelia”, etc. También
crecen sobre el suelo, cubriendo muchos kilómetros cuadrados, y sobre rocas y
piedras, desde la orilla del mar hasta las altas cumbres (donde no podrían
vivir otras plantas).
Son los primeros colonizadores de terrenos inhóspitos; estos
pueden retener el polvo seco que gira en el ambiente y/o desintegrar rocas,
cuyas partículas, junto con sus cuerpos ya muertos, constituyen un nuevo
sustrato para permitir la vida posterior a otras plantas.
Los líquenes se caracterizan por ser entidades formadas de
dos organismos esenciales, “hongo” y “alga”. Esta unión se denomina simbiosis,
voz griega, que significa: “viviendo juntos”.
Si tomamos un liquen y lo cortamos transversalmente,
observando su interior con la ayuda de una lupa, podemos ver células de color
verde o azul y, además, otras incoloras. Pues bien, las coloreadas son las
algas y las incoloras son los hongos.
Las verdes pertenecen a las Clorofíceas y son células
simples, más o menos esféricas. Las azules pertenecen a las Cianofíceas
“Nostoc”, “Stigonema”, etc., en forma de rosario la primera y filamentosa la
segunda. El pigmento coloreado (clorofila) es el mismo que el de las hojas de
los árboles y, gracias a este, el alga puede utilizar los rayos solares para
transformar el agua y el anhídrido carbónico del aire en productos alimenticios
para ella y su socio, el hongo. Estas células fúngicas se denominan
científicamente “hifas”; ellas protegen al alga, le sirven a la vez de sostén y
le proporcionan agua y sales minerales del sustrato, contribuyendo a la
síntesis metabólica.
El hongo pertenece —generalmente— al grupo de los
Ascomicetes, (Discomicetés y rara vez Piromicetes), y en casos. excepcionales,
a los Basidiomícetes.
Cuando prima el hongo sobre el alga, en cantidad, la forma
externa queda determinada por el hongo; en el caso del alga, como en algunos
géneros de Cianofíceas, el liquen tiene aspecto gelatinoso.
Según su forma de crecimiento, se distinguen tres grupos de
líquenes.
Líquenes crustáceos. El cuerpo (talo) se encuentra
estrechamente unido a la superficie de las rocas, piedras o a los árboles.
Líquenes foliáceos. Talo frondoso, más o menos pegado al
sustrato por formaciones semejantes a raicillas o por un ombligo central; la
cara superior e inferior son casi siempre de diferente color (Sticta).
Líquenes fruticulosos. El talo se alza del sustrato como en
el género Cladonia o pende como en Usnea, a modo de un arbustito.
La reproducción se efectúa mediando esporas producidas por el
hongo o por medios vegetativos en que intervienen hongo y alga. Las esporas se
encuentran en formaciones especiales llamadas ascos o basidios y las esporas
secundarias se originan en conidios. Los más frecuentes son las ascosporas que
se encuentren en receptáculos ya abiertos (apotecios) o cerrados. (peritecios),
situados en la superficie de los talos, a modo de excreciones o incrustados en
él, detectándose como manchas oscuras.
Las esporas, al caer en medio apropiado, fructifican y dan
origen al hongo: Si este encuentra al alga, se forma la simbiosis y el liquen
se desarrolla. Si no se efectúa la unión, el hongo muere.
La Historia Evolutiva
Los restos fósiles de líquenes son extraordinariamente
escasos. Es conocido en el mundo de la paleobotánica que el registro fósil,
incompleto, no puede mostrar en absoluto la realidad de la flora de la época a la
que pertenece; por ello se hace necesario deducir a partir de los escasos
rastros conservados y de la filogenia en qué momento aparecen muchos de los
grupos vegetales y, en este caso, la simbiosis entre un alga y un hongo.
El espécimen más antiguo identificado como un liquen,
Thuchomyces lichenoides, data del Precámbrico. Se trataría de una especie
marina según los sedimentos en los que se encontraron sus fósiles; y si bien ha
sido identificado el micobionte, las pruebas de la existencia de un fotobionte
asociado a él son poco concluyentes. Aun con esto, el yacimiento de Rhynie
Chert ha dado un ejemplo de liquen fósil denominado Winfrenatia reticulata, de
extraordinario valor científico, pues sitúa a este grupo en la era devónica;
por tanto, se puede considerar este fósil como el más antiguo de los conocidos
para el grupo. Otro representante del grupo aparecido en el Devónico medio es
Spongiophyton, aunque su adscripción es dudosa. Faltan restos fósiles del
Carbonífero, Pérmico y Triásico y, hasta el Paleógeno, son muy escasos y poco
concluyentes. Del Eoceno se conoce la especie epífica Strigula, del Oligoceno
las especies Anzia sp, Calicidum sp y Chaenotheca y, del Mioceno,
Chaenothecopsis bitterfeldensis.
Consideraciones coevolutivas y estudios filogenéticos que
relacionan distribuciones actuales y movimientos continentales han sugerido que
el estilo de vida liquénico es muy antiguo. Parece probable que muchas de las
familias, géneros y, en algunos casos, especies actuales evolucionaron en
tiempos del Pérmico/Triásico, hace unos 190-280 millones de años, a partir de
unas cuantas especies previas. Existen teorías que mantienen que pudieran ser
los líquenes las primeras especies en colonizar el medio terrestre, teoría
demasiado controvertida y con pruebas aún muy poco consistentes.
En el intento de presentar en conjunto los órdenes de la
división Ascomycota en relación con su biología, se encontró que el orden
Peltigerales ocupa una posición más o menos central. También se observó que
este orden presenta un significado particular en la evolución de los
ascomicetos, ya que incluye algunos géneros que son esencialmente terrícolas,
aunque capaces de propagarse sobre cortezas rugosas y árboles; esto es, se
presentan generalmente en hábitats primarios, los cuales han existido antes del
aumento de las fanerógamas. Las cianobacterias pasan por ser uno de los
primeros organismos fotosintéticos; presentes en la tierra desde el
Precámbrico, es por ello que este tipo de fotobionte pudo estar presente para
los hongos capaces de asociarse a él desde el principio evolutivo del grupo.
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