La Leche de Llama
¿Nos tienta o nos llama?
En general, el consumo de leche de llama por parte de los
indígenas andinos no era común ni extendido, aunque no se descarta un consumo
restringido en ciertas circunstancias. La leche de llama no era un alimento
básico en la dieta tradicional andina, y su consumo se asociaba más a la
supervivencia en casos específicos, no como un producto de consumo habitual.
Corresponde. Por Descarte (s)
Luego pienso, luego existo.
Una pregunta que nos hemos hecho en más de una ocasión es por
qué los habitantes de los pueblos andinos, aquellos que durante seis mil años
han aprovechado de las llamas su carne, lana, sangre, cuero, tendones, sebo y
hasta el estiércol, nunca consumieron su leche.
Han de saber que, de los dieciséis animales ungulados que el
hombre ha domesticado en su historia, la mayoría han sido ordeñados. Por
ejemplo, el búfalo de agua en Asia, el Yak en las alturas del Tíbet, ambas
especies de camellos a lo largo de toda su distribución, en África y Asia, los
renos en las regiones del extremo norte, los caballos y burros en Eurasia. Para
qué mencionar a vacas, cabras y ovejas.
Entre los que no figuran –justamente– las llamas y alpacas. Y
vemos que ha habido intentos de explicar esto con varias ideas, la mayoría de
ellas muy poco convincentes. Se ha sugerido que se debe a que producen muy poca
leche y no es rentable ordeñarlas, que estos animales son muy huraños y no lo
permitirían y hasta que los indígenas altoandinos serían intolerantes a la
lactosa.
Pero ninguna de estas ideas tiene un real asidero, ya que
sabemos bien que ante una mayor extracción de leche, el animal producirá más y
que, mediante una cruza apropiada, la producción se puede incrementar; que las
llamas permiten pacíficamente a sus dueños que las asistan para la remonta o en
los partos, por lo que acostumbrarlas a la ordeña –que no conocen– no sería más
que una cuestión de práctica habitual y, claramente, que la intolerancia a la
lactosa –aunque real– es una razón dudosa, ya que cuando los conquistadores
trajeron las vacas al altiplano y se les enseñó a ordeñarlas, los indígenas
comenzaron también a consumir su leche y productos lácteos.
No hay ningún rastro histórico del consumo de leche de llama,
ni en el arte, ni en crónicas, cuentos o leyendas, ni en la mitología andina.
Tampoco los cronistas coloniales describen algo al respecto, salvo para decir
que no había animales que les produjeran leche (a los indígenas) y que no
tenían conocimiento alguno sobre preparación de productos lácteos, tales como
mantequilla o queso. Si bien hay algunos que dijeron lo contrario, fue sin
tener un mayor conocimiento de las costumbres de los indígenas.
Según los estudios arqueológicos e históricos que se han
realizado, la idea del ordeño habría comenzado con los vacunos en el occidente
de Asia, y de allí se habría ido expandiendo hacia el Mediterráneo, hacia el
norte, el este, el Antiguo Egipto y la India. Desde estas zonas se expandiría
la idea del ordeño a otras regiones, donde los nativos que carecían de animales
vacunos la aplicarían a los que tenían a la mano, es decir, renos, camellos,
yeguas, ovejas, etc.
De esta manera, el concepto de ordeñar un animal para
extraerle leche no tuvo forma de llegar a América hasta miles de años después,
con los conquistadores, y ya no fue necesario ordeñar un animal nativo, como
llamas o alpacas, porque se habían traído otros ya habituados a ello (cabras,
ovejas y vacas). Esta sería la explicación más plausible para que no se haya hecho
nunca.
¿Sí se podría hacer ahora? No hay impedimento para ello,
salvo el que sería necesario crear mercado para esa leche, que tiene un poco
menos de grasa que la de vacuno, más azúcar y algo más de lactosa, pero a la
vez muchas más proteínas y minerales.
Queso de Llama entonces
¿Puede ser?
Pues sí, es posible elaborar queso con leche de llama, aunque
no es un producto común a nivel mundial. La leche de llama se ha utilizado
tradicionalmente en algunas regiones andinas para elaborar quesos artesanales.
Este queso tiene un sabor ligeramente dulce y cremoso, es rico en proteínas,
calcio y vitamina C, además de tener menos grasa que la leche de vaca.
¿Por qué no era elaborado -por la gente- en el pasado remoto
del Territorio?
Como suele suceder. La respuesta habría que buscarla entre
los habitantes de las alturas, a aquellos que aún crían llamas.
[Las imágenes que se adjuntan quieren mostrar que todas las culturas que utilizan la leche han dejado, de una u otra forma, testimonio de esta ancestral costumbre, como se ha señalado].
No hay comentarios:
Publicar un comentario