Sandías y melones antofagastinos
Quién lo creyera
Sabemos que las imágenes los transportarán al pasado de
Antofagasta, muy especialmente al extremo norte de la ciudad, en donde solo
moraba la soledad, el viento y la arena. Fue en dichos espacios en donde se
hizo florecer el desierto y en donde aún se conservan los vestigios.
Salidos estimados amigos y seguidores.
Han de saber que, hemos sido testigos —en dos oportunidades—
de la presencia de sandías y melones por el sector alto de La Chimba, lo que
antaño era el territorio de los arenales, un vasto espacio que se encuentra a
los pies de la primera fila de cerros que conforman la cordillera costera y que
atesora la entrada a la reserva del mismo nombre, La Chimba.
Ahora bien. Estos deliciosos espejismos —de los que fuimos
testigos— fueron fruto de las lluvias, tanto del 2015 como del 2018, y pensamos
en dicho momento que algún ave, persona o tan solo el viento eran los
responsables de haber propagado dichas semillas. Con el correr del tiempo y
luego de habernos informado, llegamos a la raíz de tanta maravilla y es la
historia impresa, en viejas publicaciones, la que nos confidenció que fue -tal
vez- don Enrique Frölich, de descendencia germana, quien hizo reverdecer estos
arenales, sembrando y cosechando melones, sandías y una gran variedad de
frutas, verduras y hortalizas o bien, como indica José Luis Gómez Angulo, una brillante
iniciativa de Corfo.
Independiente del adelantado, esto es algo que sería impensado
realizar para los actuales antofagastinos.
Sobre frutas y verduras con timbre antofagastino, nos comenta
don Rodrigo Castillo Tapia, el señor Bichólogo.
Nos preguntamos: ¿Cuántas hortalizas se producen hoy en día
en Antofagasta? Y ahí nos quedamos, como escuchando el sonido de los grillos,
porque no logramos encontrar una respuesta. Si alguien tiene el dato, que nos
lo comparta, por favor. Porque el INE no los tiene. Al parecer, no consideran
útil ni necesario incluir a Antofagasta en las encuestas nacionales de
Superficie de Hortalizas. En la encuesta de 2007 no fuimos considerados y,
obvio, ¿para qué considerarnos en la siguiente encuesta, realizada en 2021? ¿A
quién le puede interesar el saber si ha aumentado la producción de hortalizas
en Antofagasta, en esos 14 años? A los que planificaron la encuesta no, eso
está claro.
¿Será que no somos todavía lo suficientemente chilenos como
para incluirnos en la estadística nacional?
Podríamos decir con certeza que, en 1965, solo en el sector
de La Chimba de Antofagasta, se produjeron 330.000 atados de verduras surtidas,
100 mil repollos, 50 toneladas de coliflor, 60 toneladas de zanahorias, 15
toneladas de betarragas, 25 toneladas de cebollas, 250 toneladas de tomates,
200 toneladas de sandías, otras 200 toneladas de melones y 1.500 kilos de
berenjenas.
Pero no tenemos idea alguna de cuánto es lo que se produce
hoy, ni en la Chimba, ni en todo Antofagasta y ni siquiera en la Región. No
encontramos información actual al respecto.
Una publicación en internet de 2016 nos dice –orgullosamente–
que se producían en Altos La Portada 30 toneladas de tomates y 40 mil lechugas.
Se agrega que se producían también pimentón, ají, zapallo italiano, pepino de
ensalada, cebollín, ciboulette, tomates cherry, albahaca y hierbas medicinales,
pero sin mencionar cifras. En otra publicación posterior, de 2020, se habla de
16 hectáreas de cultivos, con una producción de 80 toneladas de hortalizas
surtidas (sin detallarlas).
Bastante distante —pareciera— de las cifras de hace 60 años
atrás, obtenidas en 18 hectáreas, con métodos de trabajo arcaicos y riego poco
rentable (mediante aspersores). En ese entonces, como ahora, se obtenían
cosechas rotativas durante todo el año (con excepción de sandías, melones y
cebollas, que eran anuales).
Con solo estos cultivos de La Chimba —que bien recordamos algunos mayores que había más en otros lugares— ya se abastecía el 20% de las necesidades de la ciudad. ¿Cuánto se abastecerá hoy con la producción local?
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