QUIÈN ES ISAIAH
BOWMAN.
(26 de
diciembre de 1878 - 6 de enero de 1950)
Isaiah Bowman fue un geógrafo canadiense
radicado en Estados Unidos. Nacido en Waterloo, Ontario, Canadá, estudió en las
universidades de Harvard y Yale entre 1905 y 1915, siendo uno de los discípulos
de William Morris Davis. Luego fue nombrado director de la American
Geographical Society, cargo que mantuvo por veinte años de 1915 a 1935. Fue
jefe de asesores de asuntos territoriales del presidente Woodrow Wilson en la
Conferencia de Versalles y actuó como asesor del Departamento de Estado durante
la Segunda Guerra Mundial. Falleció en Baltimore, Maryland.
Isaiah Bowman fue educado en Harvard bajo el
geólogo y geógrafo William Morris Davis, y la Universidad de Yale, donde enseñó
desde 1905 hasta 1915, mientras tanto, hacer tres viajes a América del Sur,
(1907, 1911 y 1913) después de lo cual se convirtió en el director de la
American Geographical Society, cargo que ocupó durante 20 años desde 1915 hasta
1935. Fue asesor jefe territorial al presidente Woodrow Wilson en la
conferencia de Versalles y se sirve de los Estados Unidos Departamento de
Estado como asesor territorial durante la Segunda Guerra Mundial.
1913 Desierto del Atacama.
Que nos dice sobre Isaiah Bowman el Doctor Horacio Larraín Barros
Isaiah Bowman: un enamorado del desierto. Nos hemos
propuesto, a partir del enfoque eco- antropológico de este Blog, rescatar del
olvido a investigadores del pasado que se distinguieron por su constante
preocupación de relacionar paisajes geográficos y recursos, con actividades
humanas, validando el escenario geográfico como morada del hombre. Uno de los
grandes que tuvimos la fortuna de tener en nuestro suelo patrio, recorriendo
palmo a palmo el desierto del Norte, fue el geógrafo norteamericano Isaiah
Bowman (1878, Waterloo, Ontario; 1950, Baltimore). Bowman es poco conocido por
los antropólogos y arqueólogos. A veces se le cita, en forma genérica y vaga,
pero muy pocos colegas se han tomado el trabajo de escudriñar sus escritos, en
busca de referencias y perspicaces observaciones, fruto de su contacto directo
con el desierto. Fue Director de la American Geographical Society (1915-35) y
tomó parte activa como investigador geógrafo en expediciones de la Universidad
de Yale y la American Geographical Society a Sudamérica (años 1907, 1911 y 1913),
incluyendo la famosa dirigida por Hiram Bingham, el descubridor de Machu Picchu
(1911).
Coloso 1913
Antofagasta y Coloso 1913
Sus obras nos muestran la maestría de sus observaciones de
campo, su respeto por el accionar humano, cualquiera fuera su forma, en el
ambiente inhóspito del desierto peruano o norte-chileno. Y hasta hoy son un
venero de informaciones de primera mano sobre la vida y actividad en el
desierto. Porque nada escapa a sus ojos. Como geógrafo humano de sólida
formación, describe magistralmente lo que ve y llega a enamorarse del desierto
más árido del mundo. Sus observaciones rezuman afecto, acuciosidad y respeto
por el hombre. Aunque no lo diga expresamente, es obvio que debió llevar un
cuidadoso Diario de Campo, único modo de retener tanto detalle que nos
transmite fielmente. Escribió obras de gran valor geográfico y entre ellas,
destacan especialmente las dedicadas a América del Sur, área que recorrió en al
menos tres grandes expediciones de largo aliento.
Sus obras relativas a nuestra zona son principalmente tres:
- La primera: South América (1915).
- La segunda, The Andes of Southern Peru. Geographical
Reconnaissance along the Seventy-third Meridian (1916), publicada por la American
Geographical Society.
- La tercera, Desert Trails of Atacama (1924) publicada por
la misma Sociedad científica (Special Publications Nº 5, pp. 1-362).
La tropa del fotógrafo en el Paso Silillica en 1907
En esta última, de especial interés para nuestros estudios,
describe minuciosamente, y con ribetes de gracejo y simpatía sus andanzas por
el Norte de Chile, desde Copiapó a Arica. Todo le interesa: desde los problemas
de abastecimiento de agua y las características del clima, hasta los terremotos
las inundaciones, la política contingente local, la flora y la fauna, o modos
de vida y preferencias de sus habitantes. Es un geógrafo de la vieja escuela:
cuando los paisajes había que recorrerlos y describirlos uno a uno, durante
meses de soportar fríos e incontables fatigas, y cuando interesaba -mucho más
que ahora- rescatar, percibir y analizar las opiniones de la gente sobre su
propio territorio . Porque al leerlo, uno no sabe con precisión si estamos ante
un historiador y fotógrafo, ante un etnógrafo o antropólogo, o ante un
mineralogista o un geólogo de campo. Tanta es la amplitud de sus conocimientos
y su notable capacidad de análisis.
Vida en la Costa.
La descripción minuciosa y el análisis certero, delatan al
científico consumado. Es un geógrafo para el que el diario de campo, la
capacidad de observación y el talento descriptivo eran las mejores herramientas
de trabajo. Hoy día, cuando el publicar trabajos en revistas ISI, sujetas a
parámetros muy estrictos, es lo único que es considerado válido para hacer
ciencia, y cuando la "descripción fina" es tildada de herramienta de
ropavejero, Bowman, al igual que no pocos naturalistas del pasado reciente,
habría quedado fatalmente descartado. Más aún, cuando el autor se solaza en
escribir en un elegante inglés, digno de un distinguido novelista de época.
Antofagasta. Traslado por el desierto. 1913.
Estas obras son el fruto de años de labor de campo,
realizada en muchos meses de penosos viajes en mula, a caballo o en carreta.
Todas muestran un interés y curiosidad muy vivos por el desierto, sus
habitantes y sus recursos, así como por sus asombrosos modos de vida. Colorea
todo lo que relata con sus propias experiencias de viaje, que se convierten en
los mejores argumentos en pro de su verosimilitud y precisión.
Centro de Antofagasta 1913.
Tenemos pues el honor de rescatar en este Blog, dedicado a
la eco-antropología, algunos fragmentos de este insigne maestro y eximio
conocedor del desierto norte-chileno como tal vez nadie en su época. Nos
recuerda no pocas veces a un Rodulfo Amando Philippi o a un Alejandro Bertrand,
cuando nos describen con delicadeza, respeto y finura, las escenas o peripecias
del desierto. Pero el ojo avizor de Bowman penetra más hondamente que el de
aquellos. Profundidad y hondura que le otorga su sólida formación geográfica.
Hombre y paisaje se unen en él en forma inseparable e incomparable.
Iremos avanzando, en varios capítulos y paso a paso, en
este análisis eco-antropológico que nos regala el ojo geográfico de Bowman.
Antofagasta 1913. desde calle Manuel Rodriguez.
1. - Confiesa
en el Prólogo a su obra sobre Atacama su admiración por el desierto, señalando
que esta es la parte de Sudamérica que más le ha atraído (it has more strongly
attracted me than any other part of South America).
2. - En
seguida nos asombra el gran número de fotografías que ilustran la obra, 117 en
total, incluidos varios mapas y croquis. Sus excelentes fotografías, ellas
solas, constituyen un valioso álbum iconográfico. Cada fotografía ilustra un
aspecto significativo del paisaje desértico. Cada una es un conmovedor
"recuerdo del pasado". Es como si Bowman hubiera querido conscientemente,
rescatar, antes de su desaparición definitiva, un rasgo, un elemento cultural
moribundo del escenario geográfico, o de la actividad humana captada en cada
lugar. Bowman es un geógrafo humano al que no escapan, sin embargo, los
detalles y minucias relativas al clima, la flora, la minería local, la
situación política del momento o los atisbos y predicciones sobre el futuro. Es
decir, le atrae el paisaje “humanizado" y transformado por la presencia
del hombre.
Huellas del Desierto.
3. - El tema de la sequedad del desierto y de los
eventos de lluvia, le apasiona. Y nos entrega valiosas referencias sobre
fechas, horario y lugares de su registro. Tanto le sorprende este tema, que
dedica un capítulo especial (Capítulo III) al análisis de la lluvia en el
desierto ("Rainfall of the desert").
4. - Le intriga el conocer cómo los cateadores de
minas o lo viajeros se surtían de agua y forraje en el desierto, elementos
vitales para una larga travesía; no pocas de sus ilustraciones se refieren a
estos tópicos, tan propios de la vida en el desierto. Entre otras cosas
extrañas, le llaman mucho la atención los socavones de Pica y Matilla y los
grandes montos de agua allí obtenidos el subsuelo (hasta 4 litros por segundo).
5. - Se admira y a la vez se extasía narrando el
género de agricultura y ganadería de subsistencia que realizan los sufridos
habitantes de las quebradas, al interior de la Pampa del Tamarugal, camino a
Bolivia, así como describiendo los rudos modos de trabajo en las oficinas
Salitreras de la época.
6. - En todas sus descripciones, campea una
relación íntima y continua entre actividad humana y recursos del medio
ambiente, por más escasos que fueran. Una visión decididamente ecológica está
presente en todas sus páginas, aunque la palabra "ecología" ni
siquiera era empleada por entonces. Y ve precisamente en la vastedad de este
ambiente inhóspito, propio del desierto, la causa principal de la total
separación y virtual aislamiento entre las naciones sudamericanas. (p.346-348)
7. - Del clima en la zona de Iquique señala que
"es solo la presencia eventual de un aguacero (downspour) el elemento que
da a Iquique un minúsculo porcentaje [de pluviosidad media] a lo largo de años.
Es casi como una tierra desprovista de lluvias como ninguna otra que conozcamos
en la tierra hoy día" (p. 40).
8. - De un modo particular, nos interesa aquí
subrayar y examinar con lupa su visión de la costa árida y su peculiar clima de
nieblas, tema al que dedica no pocas páginas. y que trataremos especialmente,
con citas del autor, en un próximo capítulo de este Blog. (pp. 51-55).
Antofagasta 1913. Arreo de Ganado.
Mula del fotógrafo en Soncor. 1913.
Aguatero de Taltal.
Referencias:
¡Excelente publicación que forma parte de la historia de nuestro Norte Grande chileno! La información, más las fotos, totalmente claras y veraces, nos identifica sobre la vida de todos aquellos compatriotas que le dieron tradición, fuerza y sacrificio por hacer Patria en esos lugares tan hostiles para el ser humano. Gracias por compartir esta publicación que no es fácil de encontrar. Hvala, Anton Ljubs! Santiago de Chile, 26.02.2015 ,
ResponderEliminarAnton Ljubs. Nuestros agradecimientos... Gracias por darnos este espaldarazo y hacernos sentir que nuestro pequeño aporte tiene sentido..El darle vida a la historia de nuestra ciudad y región.
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