Antofagasta es una ciudad de muy reciente ocupación y fundación
– 1866-1868 – por lo que, no nos debiese resultar difícil el poder encontrar nuestra
historia, desde los orígenes, algo así como cinco generaciones - a lo más - en
el pasado, pero - aunque parezca raro - no es tan así, somos una ciudad que,
transita muy rápido en la historia y al parecer, esta rapidez y la necesidad
imperiosa de generar los recursos para migrar, no nos permite el tiempo para ir
dejando el correspondiente testimonio escrito de este avance y muy
especialmente de aquellas personas que han dejado huella en este gran
territorio. Somos en sí, una ciudad cuyos habitantes no tienen una identidad común
y en donde no está permitido o no es bien visto el arraigarse. Eso de:
Ven a este lugar, haz
fortuna si puedes, pero vete.
Cuan diferente resulta el encontrarnos con ciertos personajes de nuestro pasado, personajes que, siendo migrantes (en su
gran mayoría) prosperaron, dieron impulso a la ciudad y región y solo pidieron
dejar sus restos por estas tierras, sintiéndose, en definitiva, más
antofagastinos que los nacidos en este terruño.
El Bachicha Rafael Casale Agatone
Rafael Casale nace en Italia en 1871, en la pequeña y pobre aldea
campesina de Bisacquino, Palermo. Muy joven abandona su tierra y emigra hacia
América, donde recala primeramente en el puerto de Montevideo, después pasa a
Buenos Aires y finalmente se establece en Bolivia. Sin embargo, la riqueza del
salitre lo conquista y emigra a Antofagasta con apenas 22 años.
En la ciudad instala una peluquería en calle Prat esquina de
Washington y durante años corta el pelo y afeita a los vecinos. Algunos años
después y con el ahorro de años de trabajo, compra una propiedad en Avenida
Argentina con Uribe y, posteriormente, se amplía adquiriendo los terrenos
colindantes y alquilando otros, extendiendo, de este modo, el área cultivada
con verduras y flores que comercia con facilidad en la ciudad y en algunas
oficinas salitreras. Podemos afirmar que, en 1910 nace la reconocida Quinta
Casale, el oasis en el desierto y el lugar de reunión social de Antofagasta.
Sobre la Quinta Casale
La Quinta Casale, fue el centro abastecedor más importante de
verduras en la ciudad de Antofagasta. De allí se surtía a hoteles, pensiones y
barcos que atracaban en sus costas. Don Rafael Casale, su propietario, demoró
treinta años en transformar un sitio abandonado en un inmenso vergel, el que
terminaría convirtiéndose en un gran restaurante en donde se ofrecían los
banquetes más significativos de la ciudad.
Misceláneas de Rafael Casale Agatone
Sobre su historia personal Don Floreal Recabarren dice: Aquí (en
Antofagasta) conoció a Rosaura Lana, con quien se casó y tuvo a Teresa, su única
hija. Cuando enviudó, se casó con una darna ítalo-argentina que, con seguridad,
conoció en alguno de sus viajes, pero que al parecer nunca se estableció en la
ciudad y por lo mismo se desconoce su nombre.
“Aquí dejaré mis huesos”
Hacia 1946, las circunstancias cambiaron radicalmente: la
ciudad vivía la angustia de la escasez de agua, de modo que las quintas agrícolas
producían con gran dificultad. Además, Don Rafael había llegado a los 75 arios
y la vejez debilitó sus fuerzas. Era difícil seguir luchando. Entonces decidió
terminar con la quinta y el restaurant. Vendió la propiedad a la iglesia
Presbiteriana. Se apagaron las luces; se silenció la orquesta y solo el
fantasma de los recuerdos acudía a revivir los viejos tiempos.
El 21 de marzo de 1951, a la edad de 80 años, el siciliano
antofagastinizado, dejó definitivamente sus huesos en esta tierra.
REFERENCIAS:
Carlos Díaz G. Origen y desarrollo de la Colonia Italiana en
el Norte Grande de Chile: 1850-1918. Capítulo. La Colonia Italiana en
Antofagasta: 1850-1918.
Episodios de la vida regional. Juan Floreal Recabarren
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