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sábado, 18 de enero de 2020

EL BACHICHA CASALE



Antofagasta es una ciudad de muy reciente ocupación y fundación – 1866-1868 – por lo que, no nos debiese resultar difícil el poder encontrar nuestra historia, desde los orígenes, algo así como cinco generaciones - a lo más - en el pasado, pero - aunque parezca raro - no es tan así, somos una ciudad que, transita muy rápido en la historia y al parecer, esta rapidez y la necesidad imperiosa de generar los recursos para migrar, no nos permite el tiempo para ir dejando el correspondiente testimonio escrito de este avance y muy especialmente de aquellas personas que han dejado huella en este gran territorio. Somos en sí, una ciudad cuyos habitantes no tienen una identidad común y en donde no está permitido o no es bien visto el arraigarse. Eso de: 

Ven a este lugar, haz fortuna si puedes, pero vete. 

Cuan diferente resulta el encontrarnos con ciertos personajes de nuestro pasado, personajes que, siendo migrantes (en su gran mayoría) prosperaron, dieron impulso a la ciudad y región y solo pidieron dejar sus restos por estas tierras, sintiéndose, en definitiva, más antofagastinos que los nacidos en este terruño.

El Bachicha Rafael Casale Agatone

Rafael Casale nace en Italia en 1871, en la pequeña y pobre aldea campesina de Bisacquino, Palermo. Muy joven abandona su tierra y emigra hacia América, donde recala primeramente en el puerto de Montevideo, después pasa a Buenos Aires y finalmente se establece en Bolivia. Sin embargo, la riqueza del salitre lo conquista y emigra a Antofagasta con apenas 22 años.

En la ciudad instala una peluquería en calle Prat esquina de Washington y durante años corta el pelo y afeita a los vecinos. Algunos años después y con el ahorro de años de trabajo, compra una propiedad en Avenida Argentina con Uribe y, posteriormente, se amplía adquiriendo los terrenos colindantes y alquilando otros, extendiendo, de este modo, el área cultivada con verduras y flores que comercia con facilidad en la ciudad y en algunas oficinas salitreras. Podemos afirmar que, en 1910 nace la reconocida Quinta Casale, el oasis en el desierto y el lugar de reunión social de Antofagasta.

Sobre la Quinta Casale

La Quinta Casale, fue el centro abastecedor más importante de verduras en la ciudad de Antofagasta. De allí se surtía a hoteles, pensiones y barcos que atracaban en sus costas. Don Rafael Casale, su propietario, demoró treinta años en transformar un sitio abandonado en un inmenso vergel, el que terminaría convirtiéndose en un gran restaurante en donde se ofrecían los banquetes más significativos de la ciudad.






Misceláneas de Rafael Casale Agatone

Sobre su historia personal Don Floreal Recabarren dice: Aquí (en Antofagasta) conoció a Rosaura Lana, con quien se casó y tuvo a Teresa, su única hija. Cuando enviudó, se casó con una darna ítalo-argentina que, con seguridad, conoció en alguno de sus viajes, pero que al parecer nunca se estableció en la ciudad y por lo mismo se desconoce su nombre.

“Aquí dejaré mis huesos”

Hacia 1946, las circunstancias cambiaron radicalmente: la ciudad vivía la angustia de la escasez de agua, de modo que las quintas agrícolas producían con gran dificultad. Además, Don Rafael había llegado a los 75 arios y la vejez debilitó sus fuerzas. Era difícil seguir luchando. Entonces decidió terminar con la quinta y el restaurant. Vendió la propiedad a la iglesia Presbiteriana. Se apagaron las luces; se silenció la orquesta y solo el fantasma de los recuerdos acudía a revivir los viejos tiempos.

El 21 de marzo de 1951, a la edad de 80 años, el siciliano antofagastinizado, dejó definitivamente sus huesos en esta tierra.







REFERENCIAS:

Carlos Díaz G. Origen y desarrollo de la Colonia Italiana en el Norte Grande de Chile: 1850-1918. Capítulo. La Colonia Italiana en Antofagasta: 1850-1918.


Episodios de la vida regional. Juan Floreal Recabarren


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