A nuestro modo de introducción.
Por este norte existieron innumerables especies de animales que,
en la actualidad ya no son habidas e inclusive, nos resulta muy extraño el enterarnos
de su existencia, como, por ejemplo. Una especie de jabalí en las quebradas de Tarapacá
o las numerosas colonias de Chinchillas en Chacaya (en la costa de Antofagasta).
Ante lo anteriormente expuesto, no sería disparatado el decir que, el habitante
del norte - habitante de parajes muy distintos al que observamos hoy en día -
hubiese contado con la ayuda y el calor de un cánido nortino, pero eso queda
como una simple divagación y mientras no se encuentren los vestigios que
aseguren dicha presencia, solo sería una falacia de nuestra parte. Lo que si
tenemos muy claro, los perros llegaron a este territorio mucho antes que los conquistadores
y tuvimos algunas razas muy propias, aunque ya extintas.
En este cambiante mundo, nada es para siempre, menos aún con
la intervención del hombre.
El Perro Yagán
Pues bien. Muchos creen que, no había perros en América antes
de la llegada de los españoles - en el siglo XV - y muchos aseguran que fue la
conquista la que trajo estos animales al continente. Sin embargo, estudios genéticos indican que el perro llegó a
América con el Homo sapiens, hace alrededor de 11.000 años, específicamente por
el estrecho de Bering.
Ya establecido en territorio americano, se fueron creando
varios tipos de canes, los cuales pueden distinguirse como razas. De ellas
sobreviven unas pocas, como los perros sin pelo (peruano) o el chihuahueño
(mexicano), pero hubo otras razas de las cuales, perduran exclusivamente sus
vestigios más, alguna que otra referencia.
Aquellos perros, con firmas
genéticas diferentes de los que se encuentran en cualquier otro lugar del
mundo, persistieron durante miles de años en el continente, pero casi
desaparecieron por completo después del contacto europeo, hasta el punto de que
poco queda de esos linajes antiguos.
El Perro Yagán
El perro yagán, también llamado perro fueguino, era un cánido
de origen no determinado y medianas dimensiones que vivía entre los indígenas Yaganes
y Selknam del archipiélago de Tierra del Fuego e islas aledañas.
Ahora bien, de acuerdo con los estudios, estos perros tenían
la característica de ser más bien zorros domesticados, seguramente por estas
tribus. Serían los únicos zorros que se tenga registro de domesticación. Estos
animales eran muy dóciles, y esta docilidad permitió su fácil aniquilación.
Su dispersión
geográfica coincidía con la de los indígenas fueguinos, centrada en la porción
central y austral de la isla Grande de Tierra del Fuego y tierras emergidas
circundantes.
Como una explicación racional al misterio de la existencia
del zorro lobo malvinense se había sugerido la hipótesis de que los yámanas
efectuaron viajes en forma más o menos regular a las islas Malvinas, y fueron
dejando allí olvidados a algunos ejemplares de la especie, los que, en el
aislamiento insular, evolucionaron, alcanzando mayor talla, desarrollando un
pelaje más tupido, y una pigmentación diferente.
En 2009 un estudio de ADN
realizado por un equipo científico dirigido por Graham J. Slater, de la
Universidad de California en Los Ángeles, detectó que el pariente vivo más
cercano es en realidad el aguará guazú. El estudio confirmó que ambas especies
se separaron hace alrededor de 6,7 millones de años.
Los cánidos solo lograron
colonizar América del Sur hace unos 3 millones de años.
Relación con el hombre
Según los relatos de los cuales disponemos, la utilidad del
perro yagán para la caza y la defensa eran limitadas, tal vez producto de una
domesticación parcial.
El ingeniero Julio Popper, en una conferencia dada el 5 de
marzo de 1887 en el Instituto Geográfico Argentino describió éstas y otras
particularidades:
Julio Popper
"Para cerrar el rápido croquis de la fauna fueguina solo
me queda por mencionar el perro que, con orejas paradas y gruesa cola, tiene
cierto parecido con el zorro, aunque su color es a veces enteramente blanco.
Acostumbrado a apreciar en la raza canina su proverbial
adhesión hacia el hombre, me causó extrañeza la circunstancia, observada
repetidas veces, de que el perro fueguino carece absolutamente de esas
calidades. Nunca los vi, por grande que fuera su número, tomar una actitud
agresiva o bien defender a sus amos cuando éstos se hallaban en peligro. He
averiguado además que no sirven para la caza del guanaco, pues en distintas
ocasiones los vi disparar a gran carrera delante de un guanaco perseguido por
nuestra perrada, que se componía exclusivamente de la raza canis graius (la
grey hound de los ingleses). Recuerdo también haber encontrado cierto día un
guanaco herido de tres flechazos, que los Onas abandonaron al vernos llegar, y
el cual no presentaba ninguna mordedura de perro ni rastro de haber sido
ofendido por éstos.
¿Qué servicio prestan entonces las numerosas perradas a los
indios?
Una casualidad vino a contestar esta pregunta.
Estando una tarde en la playa de la Bahía Lomas, recogimos
cuatro criaturas de seis a ocho años y las llevamos, no obstante, las enérgicas
protestas —bien justificadas por otra parte— del mayor de los muchachos, hacia
un alojamiento indio abandonado una hora antes. Al hacerles entrar en uno de
los toldos asumieron luego una apariencia somnolienta, acurrucándose los cuatro
en un solo punto. A poco más noté que los perros entraban uno a uno en el
toldo, colocándose en grupo alrededor de los pequeños Onas, para asumir la
forma de una especie de envoltura, que bien pronto apenas dejó entrever la
cabeza de los chicos: se encontraban éstos completamente rodeados de perros de
todo tamaño.
Me arriesgo, pues, mientras no obtenga mejores datos, a
emitir la opinión de que los perros fueguinos solo sirven para completar el
abrigo defectuoso del indio, o más bien, como mueble calorífero del Ona".
Manuel Señoret, gobernador chileno de Magallanes, en una
Memoria publicada en 1896 agregaba que:
"…abunda hasta ahora y es un auxiliar de los indígenas
el perro fueguino, cuyo origen, al parecer, mezcla de perro y zorro, es un
problema científico interesante y aún no resuelto".
Manuel Señoret Astaburuaga
Charles Darwin en su relato de "La Travesía del
Beagle" indica que los yaganes los utilizaban para cazar nutrias.
Charles Darwin
REFERENCIAS:
La conquista de América acabó con los perros nativos
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