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viernes, 18 de agosto de 2017

TINTA Y PAPEL EN NUESTRA HISTORIA


La tinta se borra del papel tan lentamente como los nombres en nuestra memoria

El Caracolino. Fechado en 1877. Encontrado en Mejillones,

     Aún es posible encontrar antiguas publicaciones, ya sea en ventas de garaje, en desarmes de casas, en los basurales de minas y socavones de este norte e inclusive en las antiguas salitreras, aunque estas últimas están bajo ley de protección y nada se puede extraer (Aunque sea para salvarlo de la depredación de faenas mineras e industriales) Esto último no es sarcasmo o descargo. La ley es la ley.

     En un minuto llegué a pensar que este norte no era campo fértil para este tipo de publicaciones, hablamos de periódicos, semanarios y pasquines, pero me equivoqué. La cantidad de publicaciones supera con creces mis expectativas y nos habla de un norte letrado, muy ajeno a las estadísticas nacionales. Bueno. Este norte y especialmente Antofagasta. Han sido cuna de muchos movimientos sociales. Un detalle por el cual debemos sentirnos orgullosos.

     En ese maravilloso libro llamado “Narraciones Histórica de Antofagasta” de Isaac Arce Ramírez. En el capítulo 28. Aparecen las distintas publicaciones periodísticas de nuestra ciudad. Algunas de carácter serio, otras meramente pasquines, algunas perduran a pesar del tiempo y otras fueron efímeras con una vida muy corta, pero todas ellas fueron importantes en su tiempo y sus páginas nos llevan a recorrer el ayer de nuestra ciudad.

     Don Isaac Arce nos relata: “El Caracolino” fue la primera publicación periodística que vio la luz pública en este puerto. Su fundador fue el Coronel ecuatoriano don Cornelio Escipión Vernaza, militar de gran cultura.

     El señor Vernaza, por trastornos políticos en su patria, tuvo que emigrar a estas playas, a principios de 1872, buscando para él y los suyos la tranquilidad que se le negaba en su país.

     Al poco tiempo de haber llegado, hizo traer una imprenta, por la que dio a la publicidad “El Caracolino”, periódico que salía tres veces por semana.
Un acontecimiento político de transcendencia, ocurrido en Quito, (Ecuador), le obligó a tomar la determinación de regresar a su patria, cuando menos lo pensaba, y, por esta causa, vióse precisado a vender su imprenta, y, en consecuencia, “El Caracolino” pasó a otro poder.
     Desde el 27 de agosto de 1875, la imprenta de “El Caracolino” pasó a poder de los caballeros bolivianos señores Máximo Fernández y Medardo Goitia el periódico continuó publicándose con el mismo nombre hasta el día de la ocupación chilena, o sea el 14 de febrero de 1879 pero algún tiempo antes de esa fecha, la imprenta y publicación aludidas las había adquirido el señor Manuel Franklin Alvarado, Administrador de Aduana y Diputado por Antofagasta y Mejillones, en esa fecha.

     Fue padre de la distinguida señora Carmen Alvarado, esposa del señor Julio Morín Hurtado, residente entre nosotros. Pertenecieron a la redacción del diario, el caballero francés don Pedro Machefert, los ciudadanos chilenos señores Matías Rojas Delgado, Abraham Zamora Calderón y el caballero argentino don Patricio Gallo.

    También colaboraron en esta publicación, el Fiscal de la Corte, doctor don José María Molina; el Abogado don Ladislao Cabrera; el ingeniero don Francisco Latrille; don Narciso de la Riva; Claudio Garday y varios otros.

     En octubre de 1875 se empezó a publicar el periódico “El Litoral”, cuya imprenta estaba situada en la esquina noroeste de la calle Sucre y Condell, o sea donde existe actualmente el negocio denominado “Casa Creus”.

Su propietario era don Manuel Othon Jofré, abogado de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, e hijo del General de este mismo nombre y Prefecto del Departamento.

     Ahora digamos algo de algunas curiosas incidencias de la vida periodística de ese entonces. Entre los residentes bolivianos del altiplano y los oriundos de este litoral, existía cierta animadversión que, por ambas partes, no podían disimular. Sería, tal vez, esta circunstancia, u otra que nosotros ignoramos, la que dio origen a una acalorada polémica por la prensa, entre los propietarios de “El Caracolino” y de “El Litoral”, apenas el señor Alvarado se hizo cargo del primero de los periódicos nombrados.

     Fueron redactores de “El Litoral”, entre otros, el abogado boliviano señor Ceverino Campuzano, que aún vive en La Paz y que ha ocupado importantes puestos en la magistratura de su país, y el periodista chileno señor Ramón 2o Arancibia que, por la impetuosidad de su carácter y la valentía de sus artículos, tuvo que sufrir más de una vez persecuciones y serias contrariedades.

     El ingeniero y periodista chileno don Matías Rojas Delgado, como redactor de “El Caracolino”, tuvo una brillante actuación y escribió muy interesantes artículos sobre la industria minera y salitrera de esta región y sobre varios tópicos de gran interés para la localidad.

     Don Abraham Zamora Calderón, joven y talentoso escritor, pasó aquí por muchas alternativas. Siendo redactor de “El Caracolino” dio a la publicidad el primer almanaque que se ha editado en este puerto. Dicho almanaque resultó ser un librito bien interesante por su selecto material de lectura. En su primera página ostentaba una elocuente dedicatoria a la primera autoridad del departamento, que lo era el General don Manuel Othon Jofré; a continuación, aparecían artículos de verdadero valor literario y cuyos autores eran los señores Luis Felipe Puelma, Ceverino Campuzano, Abraham Zamora C, Francisco Latrille y otros cuyos nombres no recordamos.

   En 1889, Zamora publicó un folleto intitulado “Bocetos de Candidatos para Municipales”, escrito en forma denigrante para algunos señores que aspiraban llegar al municipio. Los ofendidos acusaron la publicación y Zamora fue a parar a la cárcel.

     Cumplida su condena, emigró al extranjero y fue a radicarse en San Salvador, en donde tuvo gran figuración. Fundó un importante diario-” El Siglo XX.”- y se mezcló en la política del país; se relacionó con lo mejor de la sociedad y, años después, contrajo matrimonio con una distinguida señorita, miembro de aristocrática familia de esa ciudad. El escritor don Abraham Zamora Calderón, dejó de existir en San Salvador, el 19 de enero de 1905.

     Desde la ocupación chilena el periodismo local ha progresado inmensamente. Bien es verdad que esto ha estado en relación con el gran desarrollo cultural, comercial y social que ha tenido Antofagasta.

     Inmediatamente después de la reivindicación de este territorio, se fundó el periódico “El Catorce de Febrero”, cuyo propietario fue don Quiterio Carrera y redactor don Ramón 2° Arancibia. Era un periódico de pequeño formato y tuvo corta vida. Hizo alguna labor. Después fundóse “El Pueblo Chileno”, redactado por don Juan Nicolás Mujica, siendo su propietario don Antonio Urízar Garfias.


En agosto de 1881 apareció “El Industrial”, fundado por el ingeniero don Matías Rojas Delgado. Este diario paso, años más tarde, a poder de los señores Juan Mandiola y Pedro Castillo, los que durante muchos años batallaron al frente de esta publicación en forma la más encomiástica, en pro del adelanto y progreso de ésta.


Portada del Industrial 1891

     Don Juan L. Mandiola, que falleció en este puerto en 1918, como periodista y como Primer Alcalde del municipio de esta ciudad, dejó recuerdos imperecederos.

     Después, “El Industrial” pasó a poder de don Enrique Villegas, quien lo vendió, años más tarde, al señor Oscar Fuenzalida Cerda, el cual, con la cooperación de sus hermanos don Ramón Luis y don Edmundo, lo mantuvieron al nivel de las publicaciones serias y prestigiosas de la región norte del país, aportando cada uno su concurso en pro de los bien entendidos intereses locales.

     En junio de 1927, don Oscar Fuenzalida vendió el diario de su propiedad, a sus hijos Oscar y Edmundo Fuenzalida Espinoza, quienes bajo la razón social de Fuenzalida Hermanos Limitada, rompiendo los viejos moldes, han dado un giro enteramente distinto y novedoso al decano de la prensa antofagastina.

     En 1898 se fundó el diario “El Comercio”, de propiedad de don Evorcio Baudichon, que se mantuvo por espacio de cerca de 10 años, gozando de gran aceptación.
En diciembre 16 de 1906 se fundó el diario “El Mercurio”, de la empresa de este mismo nombre, de Santiago. Fue su primer Director don Guillermo Otero y sus redactores don Femando Murillo Le-Fort, don Carlos Merino Carvallo y don Jorge Vidal de la Fuente.

     En 1915 “El Mercurio” empezó a publicar todas las tardes una segunda edición con el nombre de “Las Ultimas Noticias”; pero al poco tiempo dejó de publicarse, tal vez por no convenir a los intereses de la empresa.

El 1° de enero de 1926, “El Mercurio”, fue vendido a la “Empresa Chilena de Publicaciones” y desde entonces se llama “El Mercurio de Antofagasta”.

    El 10 de enero de 1920 apareció el diario “La Reforma”, órgano del partido radical, y que subsistió hasta 1925. Sus fundadores fueron los abogados señores Belisario Salinas y Francisco Bustos Julio y los señores Víctor Portus y Carlos Edo. Berríos.

    En 1911 circuló el diario “La Nación”, de lucha y de estilo sensacionalista. Dejó de publicarse hace algunos años. Fue su fundador y redactor don José Luis Mery.

“La República”, de propiedad de don Justo Arce y cuyo Director fue don Luis E. Lanas.
“La Prensa Ilustrada”, el mismo propietario, cuyo Director fue el conocido escritor don Fernando Santiván.
“El Norte”, dirigido por don Jorge Vidal de la Fuente.
“La Opinión”, fundada el 15 de noviembre de 1921, de propiedad de don Agustín Urrutia, dirigido por don Walter T. Uriarte.
“El Abecé”, diario ilustrado, de mucha importancia, se inició el 14 de octubre de 1920; fue su propietario el periodista yugoslavo don Mateo Skamic.
“El Liberal”, fundado por el abogado don Luis Vargas Bello, que tuvo transitoria popularidad.
El diario “El Sol”, de don Carlos Rojo Indo, que fue fundado el 18 de julio de 1926.
“El Heraldo del Norte”, fundado por don Santiago La Rosa y don Carlos Bennett y que tuvo muy corta vida.
“La Tarde”, fundado por don Armando López Cortés, el 22 de octubre del año 1928, que sólo alcanzó a publicarse unos dos meses.
Aparte de las publicaciones de que ya hemos hecho mención, han aparecido hasta la fecha, en Antofagasta, los siguientes periódicos, diarios y revistas:
“La Actualidad”
“El Noticioso”
“El Centenario de Voltaire”
“El Derecho”
“El Domingo Ilustrado”
“La Vanguardia”
“El Diario”
“La Aurora”
“La Prensa”
“El Marítimo”
“La Revista Ilustrada”
“El Norte”
“La Revista Mercantil”
“La Revista Sportiva”
“El Socialista”
“La Revista”
“La Mañana”
“El Combate”
“El Comunista”
“La Industria”
“El Jornal”
“Ideas”
“El Pollo Tejada”
—de índole festiva—
“La Alborada”
“La Ilustración”
“Comentarios”
“Renovación y Juventud”
“Luz y Destellos”
“La Risa”
“Cinema Social”
“Ilustración Socialista”
“La Llamarada”
“Ambición”
“Alborada”
“Acción Sindical”
“Rumbos Nuevos”
“La Época”
“El Boletín Médico”
“La Revista Ilustrada”
“Paliques”
“Comercio e Industria”.
Además, han visto la luz de la publicidad, otras revistas que han tenido una existencia fugaz.


     De nuestra consideración: Narraciones Históricas de Antofagasta, obra de don Isaac Arce Ramírez fue publicada en el año 1930. Deben haber existido entonces, muchas más publicaciones que las enumeradas, con la misma suerte de sus antecesoras. 

    Una imagen vale más que mil palabras. vamos entonces con la portada de algunas publicaciones, de las tantas que han existido en nuestra ciudad.


El Diario Ilustrado 1910

El Abece 1921

La Cachimba 1929

Antof 1931


Pocas Calchas 1931-1933
Humor de Pocas Calchas

Anti-Guerra 1932

El Crisol 1932

El Desocupado 1932

José Arnero 1932

Juventud y Esfuerzo 1932

La Hoja Informativa 1932

Tiempos 1933

 Crítica Comercial 1935

El Yugoslavo 1935

Pollino 1935

El Rápido 1936

La Chispa 1937

Mi Diario 1937

Yungay 1939

Noticia 1939

La Batalla 1951

    Algunos avisos que causan sorpresa y más de alguna sonrisa 

Aparecido en Pocas Calchas
Fotos del Huascar. Abece.

Cuando habían Fumaderos de Opio en Antofagasta

Como habría sido esto. En el Abece

Por no Comprar Seguro. El Abece

Vaya, vaya. El Abece

La Publicidad en los diarios, desde los principios de Antofagasta.





Actriz Magda Kennedy, Furor de nuestro abuelos y bisabuelos


















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