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miércoles, 23 de enero de 2019

EL AYER DE LOS CINES ANTOFAGASTINOS



Aunque nos genere pesar, el pasado es pasado

Teatro Victoria, posteriormente teatro Imperio


     “Tienes que morir Snake” la voz resuena amenazante en aquel espacio y de inmediato apartamos la cara o buscamos escondernos por el temor. Los contendores sacan sus armas al unísono, resuenan los disparos y uno de ellos cae aparatosamente al suelo, no hay sangre (extraño, nunca hubo sangre), ninguno de los pistoleros se ensucia o se despeina, incluso galopando. Las damiselas (débiles y gráciles) siempre son salvadas por apuestos héroes. Los malos de la película casi siempre son los indios y en nuestros juegos, todos querían ser soldados. Aún recuerdo que los malos eran malos y los buenos, eran buenos. En los momentos de drama los adultos lloraban, era cosa de ver las caras más cercanas, como cambiaban sus facciones de acuerdo transcurrían las escenas.



    Es evidente que este escrito va dirigido a los que ya contamos con cierta edad (hemos pasado cierto lustro) y recordamos con nostalgia las jornadas domingueras, esas en donde la promesa de los mayores era llevarnos al cine, al palacio de los sueños. Mi padre me contaba que, en su tiempo, el peor castigo recibido por las travesuras semanales, por no rendir en la escuela o simplemente por no cumplir con los deberes encomendados era el perderse la matinée del sábado, mañana en donde se proyectaban exclusivamente seriales, casi siempre western o películas de Tarzán (mis favoritas). Aún asoman en mi memoria aquellas estrechas butacas, los penetrantes aromas y olores de aquellos espacios cerrados, el típico coro “Cojo mañoso” cuando se cortaba la película o aquellos vistosos carteles que nos deleitaban y nos hacían viajar con nuestra imaginación. En la actualidad solo nos queda la nostalgia de aquellos tiempos y muy pocas imágenes de las tantas salas de cine que poseía nuestra ciudad. El Alhambra, Pabellón, Astor, Imperio, Latorre, Rex y Gran Vía, Colón, siendo el cine Nacional el último en cerrar sus puertas el 28 de enero del año 2003.

Cine Nacional (Teatro Nacional de Antofagasta)

     El Cine Imperio, ubicado en calle Sucre entre Condell y Latorre, Cine Rex de calle Copiapó, Gran Vía en Avenida Angamos, Cine Latorre, localizado en calle Latorre, Cine Nacional de calle Sucre entre Matta y Ossa, Cine Colón, ubicado en calle San Martín, entre Bolívar y Sucre, entre otros. Estos edificios fueron los grandes palacios de reunión, con alfombra pulcramente mantenida, en donde la gente accedía con traje de gala y la claque (considerada la gallada) iba (obligatoriamente) a la galería. En la entrada (hermosamente adornadas con fotografías y afiches) siempre nos recibían los llamados taquilleros, muy pulcramente vestidos y nos acompañaban los clásicos acomodadores (si había dinero de por medio) nos ubicaban en los mejores sitios. En los cortes (cambio de cinta) resonaban los chiflidos y gritería como protesta y especialmente cuando se cortaba la película en la mejor escena.



¿Qué nos quedó de aquél ayer?

     Solo recuerdos. El recordar alguno que otro arranque de juventud, de pololéos furtivos en la platea, de las travesuras de la niñez o por qué no decirlo, de aquellos amores que despiertan las protagonistas, los amores platónicos. El cine nos permitió conocer el mundo en una enorme pantalla, sin palabras o diálogos (en un inicio) en blanco y negro (al poco andar) hasta llegar al color. Conocimos otros pueblos, costumbres y tradiciones con los cortos de “Noticias al Instante”, el cine nos permitió soñar y hacer realidad estos sueños (los actuales avances), también tuve la maravillosa posibilidad de que mis hijos conociesen esta parte de la historia del cine, la del enorme telón de fondo, viendo sobrecogidos una película de Disney cuando aún eran muy pequeños. Pocahontas era la película, una película que siempre recuerdan y recordarán con emoción ya que, para ellos, para mí y para la gran mayoría que vivimos esta parte del ayer, el cine seguirá siendo una experiencia única.

Cinema Paradiso

Esta película es el mejor homenaje que el cine se ha hecho a sí mismo
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Selección de Afiches de Películas del Ayer













































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