Por qué no ha de
molestar que los créditos por el trabajo vayan en la dirección incorrecta. Es algo
que debemos tener muy presente al informarnos ya que, podemos dar fe a equívocos, mentiras, engaños o simplemente a la interesada desinformación - oportunista - de
algunas personas o grupos, como podría ser este caso.
La intuición
evolucionista es vieja como la propia historia del pensamiento humano y ya
entre los primeros pensadores de la Grecia antigua esta idea tenía asiento,
especialmente con Aristóteles quién la recogía en sus escritos hace 24 siglos
atrás.
“Hay que establecer que la naturaleza tiene un número de
causas tendientes a un fin” (el escrito es más extenso)
Alfred Wallace y la Ley
de Sarawak
En febrero de 1855, mientras se encontraba en
Sarawak, en la isla de Borneo, recolectando especies, al naturalista británico
Alfred Russel Wallace se le ocurrió una idea. Allí escribió el artículo “Sobre
la ley que ha regulado la aparición de nuevas especies”, con el que puso las
bases de la biogeografía.
Alfred Russel Wallace
“Todas las especies
han comenzado a existir coincidiendo en el tiempo y en el espacio con una
especie preexistente estrechamente relacionada”. Ley de Sarawak:
Y añadía: “La
situación actual del mundo orgánico es el resultado claro de un proceso natural
de extinción y creación gradual de especies”.
Tres años después,
en 1858, Wallace llegó a la conclusión de que los cambios se producían debido a
lo que definió como la supervivencia de los más aptos.
Algo de Historia.
Lo cierto es que,
en 1855, y en pleno ataque de malaria, Wallace descubrió el mecanismo de
selección natural inspirado en la teoría de Malthus sobre el crecimiento limitado
de la población. Los organismos que mejor se adaptan al medio –pensó– tienen
mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse. En 1858, redactó un texto:
Sobre la tendencia de las variedades a apartarse indefinidamente del tipo
original, y se lo envió a Darwin con la esperanza de que este se lo pasara a
Lyell para su valoración.
Charles Darwin
Al recibir la
carta, Darwin quedó horrorizado. Wallace - sin una reputación como científico
que proteger - había sido mucho menos cauto en la difusión de sus ideas. “Los
motivos que inhibían a Darwin estimulaban a Wallace”, explica Ted Benton,
profesor de Sociología en la Universidad de Essex y autor del libro 'Alfred
Russel Wallace: Explorer, evolucionist, Public Intellectual. A Thinker for Our
Own Times?' Además, “las críticas no le perturbaron nunca lo más mínimo”,
aclara Benton.
Darwin consultó a
Lyell y al botanista Joseph Hooker, quienes decidieron presentar ambas
versiones de la teoría, junto con otros documentos de Darwin, en la prestigiosa
Sociedad Linneana en 1858. George Beccaloni cree que “es un caso sin
precedentes en la historia de la ciencia. No sólo publicaron el artículo de
Wallace sin su permiso, sino que además dieron prioridad al nombre y el trabajo
de Darwin para que este no saliera perdiendo. Tuvieron suerte de que Wallace se
alegrara de la publicación”, aunque no tuvo oportunidad de corregir el
documento de antemano.
Un año después,
1859, Darwin publicaba 'El origen de las especies', una versión condensada y
más asequible del extenso original planeado.
Wallace, todavía
en Indonesia, hizo otro importante descubrimiento: halló el límite zoológico
entre los continentes de Asia y Oceanía, la denominada línea de Wallace. Cuando
finalmente regresó a Inglaterra en 1862, había recogido más de 125.000
especímenes entre los que había más de 5.000 nuevas especies para la ciencia.
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