Hasta el último tercio del siglo pasado,
todavía era posible escuchar la expresión “a la chuña”, aunque ya no era tan
común como antes de ese periodo. En nuestra infancia todavía se usaba
comúnmente el “tirar a la chuña” o más brevemente “a la chuña”. Se decía así,
mayormente, en los bautizos, en el momento en que el Padrino del recién
bautizado, para atraer buena fortuna a su ahijado, se metía la mano al bolsillo
(o a una bolsa si era realmente generoso) y lanzaba “a la chuña” (hacia arriba)
puñados de monedas, las que eran recogidas al caer con algarabía, y no sin
algunos empujones, por los niños, que nunca faltaban en esas ocasiones. Cuando el
Padrino no se mostraba muy generoso, o simplemente no cumplía con ese rito, los
niños lo abucheaban gritándole “padrino cacho, padrino cacho”, en protesta por
su cicatería y para avergonzarlo, lo que en algunas ocasiones daba los
resultados esperados. Cacho, en esas ocasiones, se empleaba como sinónimo de
“avaro” o “apretado”. Hoy se emplearía otro epíteto más vulgar, seguramente.
Sin embargo, se usaba el “a la chuña” también en otras ocasiones, más
cotidianas. Por ejemplo, si alguien tenía algo que no alcanzaba para todos los
presentes, un puñado de calugas, por ejemplo, podía lanzarlas a la chuña y que
las cogiera el que pudiera, liberándose así de la responsabilidad -y el
problema- de repartirlas equitativamente. O quizá se quería regalar algo y los
interesados eran varios, sin que hubiese una obligación moral o parental de
preferir a uno sobre otro, entonces se les reunía y el objeto deseado era
lanzado a la chuña, para que cada uno hiciese su mejor esfuerzo por
conseguirlo. Hasta el ramo de las novias se lanzaba a la chuña, aunque
obviamente dada la solemnidad de la ocasión, no se gritara la consabida frase.
Pero el acto es el mismo, lanzar sin mirar
a quién y que lo alcance quien pueda.
Recordando esta expresión, se nos ocurrió la mala idea de preguntarnos de dónde
vendría, cuál sería su origen. Y decimos mala idea porque la verdad es que fue
difícil conseguir una respuesta. Existen por ahí -en internet- unas cuantas
menciones del “a la chuña”, pero sólo son referencias a la costumbre y a la
frase, pero no explican de dónde viene.
Partimos buscando su origen, que nos parecía indígena, por el uso de las letras
ch y ñ. Por lo mismo, buscamos en el quechua, que las usa y que nos ha legado
no pocos vocablos con ellas. Y el quechua nos dijo que chuña es un ave, un
serpentario que habita en las praderas boscosas de varios países de Sudamérica.
Es bien conocida porque en tiempos antiguos se la domesticaba para cuidar de
las gallinas, a las que protegía cuando se las liberaba a pastar. ¿Tendría algo
que ver esta chuña con la nuestra? Sólo si le buscáramos algún acomodo, como han
hecho algunos con otras palabras, asignándoles orígenes que no tienen. Porque a
la chuña se la conoce también como orcochuña “pájaro vomitador”, del quechua
“chuñar”, vomitar, arrojar, porque al caminar en su búsqueda de alimento
balancea su largo cuello de adelante hacia atrás, notoriamente, recordando el
movimiento que se hace para vomitar. Pero esta explicación no nos convenció.
Con el Aymara no encontramos nada, y con el kunza no tuvimos mejor suerte, ya
si bien existe la palabra chañar, ésta señala un árbol, y no una acción, por lo
que no venía al caso y, como con el quechua, era sólo una similitud.
Con nuestro mapuche tampoco conseguíamos respuesta, al menos en los
diccionarios y publicaciones disponibles. Desesperábamos ya de lograr nuestro
objetivo, cuando dimos con un añejo Diccionario de Chilenismos, tan antiguo
como 1875 (es decir, la nadería de 148 años), que nos dio la tan anhelada
respuesta: el “a la chuña” tiene orígenes mapuches, pero es una deformación de
la palabra original.
El término es chañan, que significa
arrojarse, dejarse caer al suelo. Y la forma activa de él es chañalu. De ahí
derivó a la palabra chaña, que en aquellos tiempos en que se escribió el
diccionario se empleaba -en la Capital- para describir la acción de los muchachos
que perseguían a los volantines que “se iban cortados”, lanzándose al suelo y
luchando entre ellos para ver quién se lo quedaba.
Se aplicaba también la expresión, como
“chañadura”, a la contienda -que desde siempre se ha producido entre los políticos-
por alcanzar algún cargo, prebenda o parte de los caudales públicos, de manos
del gobierno de turno. Costumbre que aunque ya no tenga ese nombre, sigue muy
vigente, como bien sabemos. Cada cambio de autoridad, ya sea nacional, regional
o comunal, es seguido por una “chañadura”, en la que todos se lanzan a agarrar
lo que se pueda.
Pero, ¿y chuña? Bueno, nos dice el diccionario que chuña era una deformación de
la palabra chaña, utilizada solamente por la gente de más baja clase, en
especial por los niños de la calle, los “pelusas”, que llamaban así a ese acto
de arrojarse todos a por algo, con el fin de que quien pudiera lo consiguiera.
Y, como ocurre todavía ahora, desde el habla popular las palabras van
haciéndose conocidas del resto de la gente, que comienza a su vez a usarlas y
las hace propias del habla común. Un
claro ejemplo de esto último lo tenemos hoy con el término “bacán”, tan usado a
todo nivel social, y que no es sino una palabra originada en el lunfardo, el
habla popular bonaerense, la que habiendo pasado a la nuestra, fue haciéndose
conocida y usada, hasta llegar a ser empleada incluso por los profesores en sus
clases, dándole total validez.
Así es que podemos concluir que nuestro “a la chuña”, expresión ya bastante
arcaica y prácticamente obsoleta, se originó en una deformación por uso de la
palabra mapuche chañan.
Significado de chuña
A continuación, te mostramos un listado de
5 significados y/o definiciones para la palabra chuña
Zool. Ave sudamericana, del mismo orden que
las grullas, con cola larga y plumaje grisáceo; en el arranque del pico lleva
una serie de plumas finas en abanico. Para más información leer- chuna (ave).
Chuna o chuña.
🇨🇱 Chile, Tirar a la chuña.
Arrojar al aire para que cada cual recoja rápidamente lo que pueda. Esta
acepción se emplea en Chile.
Chuña o Chuna o Sariá (Argentina) ave
suramericana, del mismo orden que las grullas, con cola larga y plumaje
grisáceo; en el arranque de su pico lleva una serie de plumas finas, dispuestas
en abanico; anida en las ramas bajas de los árboles.
Cariama cristata
Chunga burmeisteri
Escrito de Don Rodrigo Castillo del
Castillo y Castillo Tapia
Que gran explicación, siempre es bueno el poder aprender algo nuevo, sobre el origen de las palabras con las cuales crecimos y hemos utilizado durante toda nuestra vida.
ResponderEliminarGracias por la información,mientras más aprendemos,menos sabemos,nunca el ser humano terminará de aprender o saber.
ResponderEliminarTirar a la chuña que recuerdos ... cuando tiraban muchas bolitas , láminas monitos , dulces , a la chuña , era genial
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