El Cerro "El Ancla" de Antofagasta. Monumento Histórico
Nuestro emblemático cerro El Ancla, también conocido como
cerro del Ancla, forma parte de la cordillera de la costa que recorre nuestro
territorio de norte a sur y es uno más de los enormes murallones que rodean a la
ciudad, aprisionándola contra él mar. Su punto más alto se encuentra a 270 m.s.n.m.
Punto desde el cual podemos observar la bahía Jorge a plenitud y en cuya cumbre
se encuentra uno de los símbolos más característicos de Antofagasta. El Ancla
invertida.
Los orígenes del ancla radican en la fundación de la misma
ciudad. En el acta fundacional de La Chimba se ordenó marcar con un ancla el
punto más visible del cerro adyacente a la naciente población, como una manera
de guiar a los barcos que cargaban los materiales a utilizar en la construcción
de la Compañía Melbourne Clark. En 1868, Jorge Hicks ordenó a un empleado de
apellido Clavería pintar un ancla, como una señal de referencia para los barcos
que surcaban la bahía Jorge con destino hacia Antofagasta.
El minero clavería cumplió con las órdenes de Hicks, pero con
un pequeño detalle, ya que, al nunca haber visto un ancla de verdad, la pintó
al revés. Menudo detalle. Las medidas originales son:
Caña: 18 m.
Arganeo: 4 m.
Uña: 8 m.
Cepo: 11 m.
Un Ancla eterna.
En el año 1956 Carabineros del Grupo de
Instrucción construyeron en cemento el emblema de Antofagasta, que hasta
entonces solo era remarcado con cal. Más de 45 carabineros del plantel junto a
la colaboración del personal de las comisarías construyeron un ancla de cemento
con recursos que ellos mismos recaudaron para la adquisición de los materiales
necesarios.
Sobre la tradicional corrida al cerro -Dice la historia- Fue
en el año 1936 cuando Juan Gómez Cortés se inspiró por el Ancla del cerro y
decidió realizar la famosa prueba pedestre que al año siguiente tuvo su primera
versión, donde Juan Guajardo se coronó como el ganador, aunque el recorrido no
era el mismo de ahora. Con el paso del tiempo se agregaron nuevas categorías,
como las de damas, juveniles y penecas, aunque estas dos últimas series no
realizan el ascenso.
La historia:
La primera corrida del Cerro el Ancla.
El batallón "Atacama" n.º 1, fue creado el día 13
de mayo de 1879, sobre la base del batallón cívico de Copiapó, quedando de
guarnición en Caldera, donde se inicia la instrucción del cuerpo, durante esta
época construye los dos fuertes del lugar el "Esmeralda" y el
"Arturo Prat". En principio, pareció que el gobierno no estaba
interesado en que un cuerpo cívico de la zona participara activamente en las
futuras campañas de la guerra, prueba de ello es que en un momento se envió a
200 hombres de la unidad para que completaran la dotación del 2° de Línea,
temiendo ser transformados en un cuerpo de reemplazos, a verse disueltos, sin
equipos apropiados, y ni siquiera uniformes, la moral de la unidad empezó a
bajar, pero finalmente gracias a gestiones realizadas por el Intendente de la
Provincia de pronto el cuerpo se vio con la seguridad de no ser disuelto,
además por el mismo tiempo recibió sus flamantes uniformes negros, lo que les
valió el apodo de "los curitas", la moral subió al máximo cuando con
fecha 14 de Octubre de ese año es enviado a Antofagasta, bajo la enérgica mano
de su comandante Juan Martínez, la unidad alcanzó en poco tiempo un excelente
pie de instrucción, pero a pesar de esto se decidió dejarlo en Antofagasta como
parte de la reserva, contrariado, el comandante ordena realizar según la
costumbre de las tropas chilenas acantonadas en Antofagasta una carga a la bayoneta
contra un cerro muy empinado (Según historiadores locales, Cerro el Ancla), a
la vista del General Escala y del Ministro Sotomayor, la unidad cargó de tal
forma que no perdió la formación, no quedó rezagado ni uno de sus hombres y
realizó la ascensión hasta la cumbre en solo la mitad del tiempo empleado por
los mejores cuerpos del ejército, impresionados por la carga rápidamente se
decidió que el "Atacama" n.º 1 debía marchar con las primeras tropas
a Tarapacá.
Carga del Atacama en Chorrillos, grabado de Pedro
Subercaseaux.
Caminantes del Desierto en la cumbre del Cerro El Ancla
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