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domingo, 17 de febrero de 2019

1978, EN RECUERDO A UNA GENERACIÓN


1978. En Recuerdo a una Generación


     Algunos se preguntarán, porqué tocar este tema, el cual debe permanecer reposando en el silencio absoluto y no nos puede asomar como importante (opinión de algunos) y la respuesta es la misma que hemos brindado siempre. Es nuestra tarea. La tarea de visibilizar el patrimonio de Antofagasta en todas sus facetas. Han de saber qué, donde hubo defensas (más aún contemporáneas) quedaron vestigios y estos vestigios no solo comprometen - en la actualidad - a la fauna del lugar, también a la gente, pero estos hechos también son parte de nuestra historia, Es cosa de contemplar estos parajes limítrofes e imaginar a nuestros jóvenes (una generación completa) inmersos en un terreno hostil, con todo el medio en su contra, frío, viento, calor y con la idea de que la guerra se les venía encima. Reitero. no debe haber sido fácil el estar ahí.

     Pues bien. 1978 nos puede parecer un año muy distante y a su vez, con hechos desconocidos para la gran mayoría de los antofagastinos, todo esto se debe – sin duda alguna – a que somos una población en constante recambio (por temas de emigración) con un profundo desconocimiento de nuestra historia (ya que nos han enseñado que solo parte de esta merece ser contada) y en un tiempo, el presente, en donde no ve con buenos ojos el poseer ciertos sentimientos de país y soberanía.

Defensas en Antofagasta

     En el año 1978 “estuvimos en guerra” (Dicho por el dictador argentino Jorge Rafael Videla) y solo faltaron las acciones bélicas. Más, es sabido e informado por los medios de comunicación - en la actualidad - de los preparativos y operativos efectuados en el sur del país y de las acciones diplomáticas tendientes a detener el conflicto, pero ¿Qué sucedió en nuestro norte en aquel año? Pues bien, gran parte de esta historia es casi desconocida, pero parte de ella continúa latente en algunos sectores de la frontera, con un legado que se niega a desaparecer y este legado son las minas antipersonales, mudos testigos de un momento histórico en el cual nuestro país se vio amenazado por tres bandas y nuestro norte se vio en total desmedro, casi carentes de recursos, pero llenos de optimismo.

    Esta publicación aparece - integra - en el Diario El Día de la ciudad de La Serena con fecha sábado 01/09/2018 y habla de un conscripto coquimbano que es trasladado al norte y enviado directamente a la frontera en el año 1978, el porqué de este traslado es parte de una historia silenciosa, sin fanfarrias o monumentos, es parte de un momento histórico en el cual estuvimos bajo seria amenaza de guerra.  es el relato del Sr. Félix Vallejos.



SALIDA DE LA ESTACIÓN:

    La mañana era fría y a primera hora partió desde su casa con nada más que una bolsa bajo el brazo en la que llevaba sus pertenencias, “no había ni para bolso”, comenta con humor. Sin saber lo que le esperaba llegó a la Estación de Trenes de La Serena para tomar el vagón en el que comenzaría su recorrido, el cual hoy relata en una suerte de libro que espera pronto publicar.

     Para él era extraño que el Ejército llamara a la nueva generación de conscriptos a cumplir con su servicio militar en el norte, pero en su inocencia, hasta entonces intacta, no se imaginaba que se trataba de un conflicto con tintes de guerra, para el cual él tendría que estar entre las filas.

     La muchedumbre lo confundía aún más. Esa mañana la estación estaba llena, y sin nadie que lo despidiera, junto a una mesa esperando su turno, miraba cómo los padres -algunos orgullosos, otros temerosos- despedían a sus hijos mientras entraban al tren.

    De pronto alguien gritó su nombre, le indicó que entrara al vagón número dos y recién en ese momento comenzó a reflexionar en los pasos que estaba dando, “pero no podía arrepentirme a esas alturas”, señaló Félix, tampoco podían los más de mil jóvenes que junto a él serían parte de, como ellos mismos llamaron después, “la generación silenciosa del ‘78”.

EN EL TREN:

    Es quizás el recuerdo más vivo que tienen del proceso que vivieron. A cuatro décadas siguen relatando lo importante que fue para ellos tomar ese tren. Mientras las familias lloraban despidiéndolos, ellos se lo tomaban como una oportunidad, en la que muchos querían seguir una carrera militar y otros solo buscaban aprovechar al máximo la experiencia para madurar.

     Tres días y dos noches los alojó el vagón del tren en el que viajaron, en un ambiente de nueve por tres metros en el que debían comer y dormir. Esto último fue lo más complicado, aseguran, las rígidas bancas de metal y madera los obligaron a buscar una cama entre las rejillas para el equipaje para no permanecer sentados todo el tiempo.

    Una vez acostumbrados al espacio, y al frío que se colaba dentro del tren, adquirieron un poco de confianza y comenzaron a formar los lazos que hoy nuevamente los reunió. De distintas clases sociales, los nuevos soldados comenzaron a presentarse y conocerse.

     Luego de tres días de hambre y frío llegaron a la Estación La Negra, en la comuna de Antofagasta. Allí los esperó un pelotón, para bajar de lleno a la realidad a un grupo de adolescentes que por primera vez salía del nido. “Parecía una imagen sacada de una película de guerra”, recuerdan.

VIVIENDO EL AMBIENTE DE GUERRA:

     Los dividieron en grupos y los enviaron a diferentes recintos, al grupo de Félix le tocó el “Regimiento Blindado N°2 Libertadores”, ubicados en la compañía logística, desde el primer día comenzaron a vivir el ambiente militar.

     Al segundo día ya estaban en instrucciones militares, despojados de sus nombres, y bajo las órdenes de un superior, comenzaron sus entrenamientos, para luego, al día siguiente, llegar al “Valle de las Lágrimas”.

    No les costó comprender el porqué del nombre. Entre tierra y piedras comenzaron los “aporreos”, instrucciones mediante las cuales los militares pretendían “endurecer el carácter y hacerlos hombres, porque los más débiles sucumbían”, indican los exconscriptos.

     Luego siguieron las prácticas de tiro, un entrenamiento “rápido y duro”, y tras dos meses de prácticas, fueron trasladados hasta la frontera del país, por San Pedro de Atacama, donde recién comprendieron que el conflicto territorial con Argentina había escalado a tal punto que los había llevado a un estado de guerra, en la cual eran ellos los encargados de defender el territorio por el norte.

Desplazamiento argentino

     “El asombro fue grande”, señalan, pero los entrenamientos habían sido efectivos, ya que aseguran que más que miedo había convicción de cumplir con el deber y ellos estaban dispuestos a “ir a la pelea”.

Fuente: Diario el Día  

Algunos hechos relevantes de 1978:

25 enero. Argentina declara nulo el laudo arbitral.
09 de febrero. La flora argentina (Flomar) va rumbo al Beagle.
17 marzo. Bolivia suspende relaciones diplomáticas con Chile.
23 marzo. Escuadra chilena se despliega por el sur.
03 de abril. Presidente de Bolivia expresa disposición de ir a la guerra.
12 de julio. La I división del Ejercito de Chile se despliega en el frente nor-este.
15 agosto. Se inicia la expulsión de chilenos desde bahía blanca.
23 de septiembre. Despliegue preventivo terrestre chileno en toda la frontera.
11 octubre. Llamado a las reservas militares en Argentina.
03 noviembre. Fuerza de tarea argentina, zarpa desde Belgrano.
20 diciembre. Despliegue estratégico listo en todo el territorio chileno.
21 diciembre. Chile acepta la mediación Papal.
22 diciembre. Día fijado por la Argentina para el inicio de la operación Soberanía.
22 diciembre. Argentina acepta la mediación Papal. La flota de mar vuelve a su base.
08 enero 1979. Acuerdo entre Chile y Argentina en Montevideo.

1978

     La defensa de las fronteras antofagastinas se realizó preferentemente con infantería, hombres venidos del norte chico (Serena, Coquimbo) y de nuestra región, la gran mayoría eran jóvenes inexpertos, inmersos en extensos terrenos yermos y desolados, con temperaturas extremas.  

     Este fue un tiempo en donde el gobierno chileno, consciente del peligro de guerra, preparó la defensa del país manteniendo a la prensa y a la población alejada de esos temas. En sus documentos especiales, el diario chileno El Mercurio afirma: “A diferencia de Chile, donde los preparativos de guerra se hicieron en medio de gran reserva para no alarmar a la población, los argentinos se movilizaron en medio de sonoras concentraciones al grito de “el que no salta es un chileno”, con oscurecimientos en sus principales ciudades, varias de ellas inalcanzables para el rango de vuelo de los envejecidos aviones de guerra de la fuerza aérea chilena, que estaba una generación atrás de la argentina.

La Defensa en el Norte.

Además de la infantería, se movilizaron algunos elementos de Guerra.

Blindados.

     Fueron cincuenta los M-41 - entonces en el inventario de Chile - que estaban desplegados entre las zonas de Antofagasta y Calama en el norte del país, al igual que un número de M24 Chafee y M4 Sherman, en prevención de la materialización de las temidas Hipótesis Vecinales 2 (HV2) o 3 (HV3), que preveían un involucramiento de Perú y Bolivia en la crisis y potencial guerra con Argentina. Debido a las tensas relaciones con Perú en el norte, y condicionado en parte por el cierre de los mercados tradicionales debido a los embargos ya mencionados, en 1976 se adquirió en Brasil una importante cantidad de caza-tanques de manufactura brasileña. Las compras incluyeron cerca de 80 blindados sobre ruedas 6X6 ENGESA EE-9 Cascavel, con un motor MERCEDES BENZ de 212 HP también manufacturado bajo licencia en Brasil y equipados con una torreta de diseño francés.

Tanque M-41 Walker Bulldog

Aviación.

     Los “Vampiros” eran aviones que habían sido dados de baja; pues bien, se volvieron a revisar, siendo los primeros aviones a reacción que compró la FACh a finales de los años 50-DH115-servián para mantener a los pilotos volando operativamente y después, para 1978, se usaron para una segunda línea de reserva en el Norte, para cubrir la frontera en el sector de Calama.

     La orden era “Todo lo que podía volar se armó y con eso se preparó para ir al combate.” General Ricardo Ortega de la FACh.

“Vampiros”

     El retorno de estos jóvenes a sus cuarteles comienza a fines de diciembre para posteriormente ser desmovilizados y regresado a sus hogares. Un retorno pomposo para los vecinos, con fanfarreas y reconocimientos, pero en completo y perpetuo silencio para los nuestros.



Foto: Grupo de cazas chilenos F-5E.

Referencias:

Fuente: Diario el Día  



Academia de Historia militar


La crisis del Beagle.


1978: Vivencias de quienes estuvieron en las trincheras




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