PRÓXIMAS RUTAS

miércoles, 5 de junio de 2019

JUGANDO CON LOS CHANCHITOS



Un escrito de Rodrigo Castillo T.

   Muchos niños de corta edad, hoy en día, no conocen ni han visto nunca un "chanchito de tierra". Básicamente, porque la mayoría ya no juega con tierra, ni tampoco los adultos los incentivan a conocer su entorno. Es más fácil, y más cómodo, pasarles un celular o una Tablet para que dejen de molestar, y se queden en silencio.


Oniscidea, encontrado -sorprendentemente- en la cumbre de un cerro, con la escasa humedad de un oasis de niebla.

     Pero para los mayores, creo que es a la inversa, deben ser pocos los que nunca tuvieron a la vista, o derechamente en sus manos, un chanchito. No sólo eran motivo de curiosidad, sino que también se convertían -rápidamente- en un juguete vivo, que podía proporcionar mucha diversión.

     Estos chanchitos, que de tal no tienen nada, salvo -podríamos decir- su gusto por la tierra húmeda, no son insectos, como alguien podría pensar. No, no son insectos, son crustáceos. Y como buenos crustáceos, y contrariamente a lo que pensábamos de niños, no sólo viven en la tierra de nuestros jardines, sino que muchos de ellos prefieren hacerlo en el agua, ya sea dulce o salada. Por supuesto que no son los mismos, sino que hay una gran variedad de especies de ellos, tantas, que superan las 3000 alrededor de todo el mundo.

     Según estudios realizados, tenemos en el país unas 35 especies de estos crustáceos, que pertenecen al Orden Isópoda, y al sub orden Oniscidea, y están repartidos en varias familias, de las que la mayoría de sus especies tienen vida acuática. No más del 20% son terrestres, y entre éstas se cuentan aquellas que podemos, fácilmente, encontrar en nuestros jardines y maceteros.

   No podríamos decir específicamente qué especies de Oniscideidos tenemos en nuestra región, y ni siquiera en nuestra ciudad, pues no contamos con los conocimientos necesarios, pero sí sabemos que, contrariamente a lo que por mucho tiempo creímos, hay variedad de ellos, y no son todos iguales.

El chanchito más común, que podemos encontrar en nuestros jardines. Porcellionidae.

   Por ejemplo, los más comunes, que pertenecen a la Familia Porcellionidae, no pueden enrollarse sobre sí mismos, por muy asustados que estén. Pero hay otros, más escasos en nuestra ciudad pero sin duda presentes, de la familia Armadillidae, que sin ningún esfuerzo y al primer signo de alarma, se enrollan como si fuesen una bolita, perfectamente redonda, y así se quedan, protegidos por su coraza, hasta que piensan que ha pasado el peligro. De allí viene el nombre de su familia, de su semejanza con los armadillos, que tienen un similar sistema de defensa.

     Una característica de estos crustáceos es que, aún aquellos de hábitos terrestres, necesitan de humedad para poder respirar, ya que no tienen pulmones, sino pequeñas branquias, en la parte inferior de su cuerpo. Es notorio que su cuerpo está cubierto por placas duras (a su nivel, lógicamente), pero por debajo son muy vulnerables. Tienen -y esto los deja fuera inmediatamente de los insectos- nada menos que 14 patas, repartidas en 7 de cada lado, ligadas individualmente a una de sus placas.

     Su reproducción es también interesante, ya que las hembras poseen un saco interior, en donde incuban sus huevos fecundados, "dando a luz" a minúsculos chanchitos, que irán creciendo y mudando de piel, cada cierto tiempo, hasta alcanzar el estado adulto y su tamaño definitivo.

    No todos son tan grandes como los que vemos en nuestros jardines. hay especies bastante más pequeñas, que hemos encontrado en lugares inesperados, como la gravilla mojada por las olas, a orillas del mar, o bajo piedras, en lugares mucho menos húmedos, como los oasis de neblina.

Oniscidea de hábitat marino, viviendo bajo el nivel de la marea. Muy pequeño.

     Ciertamente un "bichito" simpático y querido por muchos, al que se le ha acusado injustamente de comerse las plantas o sus raíces. Los chanchitos se alimentan de materia vegetal y animal que ya empieza a descomponerse, como las hojas secas que se pudren en los maceteros, o restos de insectos muertos, que quedan allí entre la hojarasca, las piedras o los maceteros debajo de las que viven.

     Actualmente, el número de especies ha aumentado a 43, de las que 12 son introducidas y el resto nativas de nuestro país.

2 comentarios:

  1. Actualmente, el número de especies ha aumentado a 43, de las que 12 son introducidas y el resto nativas de nuestro país.

    ResponderEliminar