LA FUNDACIÓN DE ANTOFAGASTA
SEGÚN DON OSCAR BERMÚDEZ MIRAL
La fundación oficial de la ciudad de Antofagasta ha generado -
por siempre - dudas y más de alguna controversia entre los entendidos, esto lo
podemos observar - año tras año - al momento de celebrar nuestra efeméride más
importante, la ocupación, y es un tema que mereció la atención y el análisis profundo
de nuestro reconocido literato Don Andrés Sabella Gálvez quién, desde su
tribuna pública – Diario el Mercurio de Antofagasta – en su espacio Linterna de
Papel del 10 de octubre del año 1979, hace referencia a los tres momentos
fundamentales en la vida de nuestra ciudad: El Poblamiento, La Fundación y La
Ocupación, dando énfasis a la Fundación, con la idea de tener una cuna (una
base, un inicio) y convertirnos en una ciudad que cuente - definitivamente - con
“Raíces Firmes”.
¿Cuál sería entonces el inconveniente?
El acta de Fundación como Antofagasta ¿dónde está? ¿alguna
vez existió? ¿Se perdió? ¿Fue destruida?, ¿será que, al renombrar la ciudad de “La Chimba
a Antofagasta” perdió su calidad fundacional?
Pues bien. Podemos buscar sobre este tema en los escritos de Don
Isaac Arce, el primer historiador de Antofagasta, quién hace un breve análisis
y un seguimiento histórico sobre la fundación de nuestra ciudad, pero son los
escritos y especialmente los análisis de Don Oscar Bermúdez Miral los que nos ubican
en una fecha, el 22 de octubre de 1868, como el día de nuestro nacimiento
oficial. Puede que no nos guste el
fundador, pero eso queda para otros escritos y para otros analistas.
FUNDACION OFICIAL DE ANTOFAGASTA Y
OTRA FASE DE SU POBLAMIENTO EN 1869.
ESCRITO TEXTUAL DE DON OSCAR BERMÚDEZ
MIRAL
ORÍGENES HISTÓRICOS DE ANTOFAGASTA
El primer vapor de la Compañía de Navegación en el Pacifico
llegó a fines de 1868, pero ya desde el 67 y especialmente desde comienzos del
68 recalaban en La Chimba pequeños veleros procedentes de Valparaíso que
portaban maquinarias y mercaderías para los trabajadores en el Salar en la
costa.
En la caleta existía ya un pueblo bullente de actividad y en rápido
crecimiento cuando el gobierno de Bolivia decidió darle fundación.
¿Qué población había en el segundo semestre de 1868, cuando
se fundó oficialmente el pueblo?
Dice Arce refiriéndose al periodo 1868-69 que la caleta de La
Chimba o Antofagasta habíase convertido en un vasto campamento donde laboraban
miles de operarios (ob. cit., p. 84), estimación que nos parece de todo punto
de vista exagerada, pero que corresponde posiblemente al periodo que siguió a
1870 y cuando la población fue brusca y extraordinariamente incrementada con
las actividades mineras de Caracoles.
Revisando numerosos trabajos publicados en Chile y Bolivia,
que incluyen datos históricos de las décadas del 60 y del 70, especialmente las
Memorias administrativas de los Prefectos del Departamento de Cobija, no hemos
encontrado informaciones precisas a este respecto, con excepción de una del año
1870, según la cual la población era de 400 personas a comienzo de ese año o
fines del anterior. Puede deducirse de muchos antecedentes y especialmente del
que acabamos de citar, que la población estable hacia la segunda de mitad de
1868 no era superior a unos pocos cientos de personas.
Se componía principalmente de cargadores del puerto, carreteros,
carpinteros, operarios en diversas construcciones, peones ocupados en servicios
de acarreo de materiales, unos pocos empleados de la Compañía Salitrera y
algunos comerciantes, a los que debe agregarse la gente de paso al interior.
¿Cuál era la nacionalidad tanto de la población estable como
flotante de La Chimba?
Conviene destacar que de los cuatro socios más importantes de
MELBOURNE CLARK Y CIA., tres de ellos, Ossa, Puelma y Edwards, eran chilenos,
empresarios que han debido tener preferencia por sus connacionales en la elección
de los operarios. La población boliviana del litoral carecía de condiciones
para faenas industriales (incluso en el Perú se dio en aquella época gran
preferencia al elemento chileno en la construcción de los ferrocarriles). Si
bien la administración general de los trabajos de la Compañía había quedado en
manos de Gibbs, esta casa inglesa, que tenía intereses salitreros en Tarapacá,
dispuso que operarios de la oficina “La Noria” (según Echeverria y Reyes) se
trasladasen a ocuparse en las faenas del Salar. Más tarde Gibbs envió de sus
oficinas en Tarapacá otros operarios, como también técnicos ingleses (véase
HISTORIA DEL SALITRE, 1963). Los obreros pampinos de esa oficina, como de otras
del cantón de La Noria, en Tarapacá, eran en su mayoría chilenos. Además, según
Ossa Borne, la Compañía, ya en sus comienzos, contrató trabajadores en Valparaíso.
Posiblemente, chilenos ocupados en las guaneras de Mejillones y en la explotación
del cobre de Coloso, han acudido también a participar en esos trabajos.
Seguramente los pequeños almacenes, picanterías y otros
negocios de parecido género estaban en manos de bolivianos llegados de Cobija.
Veamos ahora el problema relativo a la fecha en que el
gobierno de Melgarejo fundó oficialmente la aldea que, extraoficialmente, los
chilenos habían fundado en la caleta que Juan López denominara Peña Blanca. (El
acto de fundación oficial correspondía al gobierno de Bolivia, por cuanto el
Tratado de Límites de 1866 establecía la línea divisoria de las dos Repúblicas
en el paralelo 24).
A propósito del nombramiento de un Intendente de Policía para
La Chimba, en junio de 1869, dice Arce que, con anterioridad “debe haber
existido el decreto o disposición gubernativa por la cual se creaba o
habilitaba como puerto la caleta de La Chimba. Y esto tiene que haber sido en
1868, o a más tardar a principios de 1869’. “No hemos podido dar con ningún
antecedente que nos indique la fecha precisa de su fundación”.
En su acuciosa búsqueda el señor Arce contó con la colaboración
de don Manuel Vicente Ballivián, director de la Sociedad Geográfica de la Paz y
del director de la Sociedad Geográfica de Sucre, don Agustín Iturricha. Pero
las gestiones realizadas en los archivos de Bolivia para encontrar un dato
documental sobre la fecha de fundación no tuvieron éxito.
“Lo único que tenemos a la vista”, dice Arce, “y que en general
no nos satisface, son dos noticias un tanto vagas e incompletas sobre la
fundación de Antofagasta”. Cita a continuación esas dos informaciones.
La primera, aparecida en la GUIA DE ANTOFAGASTA, de 1894, da
como fecha de fundación el año 1868. La segunda se encuentra en la obra
IMPRESIONES DE LA REPUBLICA DE CHILE EN EL SIGLO VEINTE, editada en Londres en
1915. He aquí el texto pertinente.
“El 22 de octubre de 1868, una comisión oficial boliviana,
presidida por el Prefecto de Lamar don José R. Taborga y compuesta de los funcionarios
públicos señores Calixto Vizcarra, Tesorero Publico de Mejillones, Abdón Senén
Ondarza, Fiscal del Partido, y Agustín Vidaurre, Notario de Hacienda, se
trasladó desde Cobija hasta el punto de la costa en que se encuentra hoy la
ciudad de Antofagasta, con el objeto de proceder a la fundación de la aldea”.
Arce, que no confiaba mucho en esas dos informaciones, dice
que, rastreando por diversos rumbos, tal vez otros llegaran a ser más afortunados
que él. En realidad, la fecha de 22 de octubre de 1868 que el presenta con
“apariencias de verosimilitud”, corresponde a la de la fundación.
Uno de los funcionarios que en la información citada aparecen
como fundadores, don Abdón Senén Ondarza, abogado, educacionista, periodista e
industrial, fue uno de los ciudadanos bolivianos más meritorios en el
Departamento de Cobija. Su nieto, don Antonio Ondarza Occhipinti, de
nacionalidad chilena como otros Ondarza, nos ha informado de modo preciso, de
acuerdo con los conocimientos conservados en la familia, que el acto de fundación
se verificó en la parte del desembarcadero la mañana del 22 de octubre de 1868.
El mismo dato ha sido proporcionado en los años del 40 y del 50 en diversas
publicaciones de prensa boliviana y en el diario ABECE de Antofagasta.
La Chimba dependía de la Prefectura Departamental de Cobija, así
también los puertos de Mejillones y Tocopilla y demás localidades de la costa y
el interior del Departamento Litoral. Por resolución gubernativa de 7 de
diciembre de 1868 se estableció una guarnición policial en Mejillones. El
nombramiento de un Intendente de Policía en La Chimba se hizo en junio de 1869.
Con anterioridad se había nombrado un Capitán de Puerto y un oficial de Aduana.
(Ver otros hechos en NARRACIONES HISTORICAS).
El 13 de agosto de 1868 se produjo un terremoto con salida de
mar que destruyó las poblaciones de la costa sur del Perú, Moquegua, Arequipa,
Islay, Tacna, Arica e Iquique. El sismo afectó igualmente a Cobija, parte de
cuya población quedó indomiciliada. A comienzos de 1869, cuando se estaban
realizando los trabajos de reconstrucción, la fiebre amarilla que se había
propagado en el Perú, apareció en Cobija diezmando su población y haciendo huir
a los que salvaban con vida.
La devastación de Cobija por el terremoto de 1868 y la
epidemia de 1869 influyeron en algún modo a reforzar el poblamiento de La
Chimba o Antofagasta, ya que muchos comerciantes de aquella plaza casi
abandonada hubieron de buscar un nuevo campo para sus actividades. Vecinos y
comerciantes de Mejillones acudieron también a La Chimba previendo el porvenir
que esperaba al nuevo puerto con el desarrollo de los trabajos salitreros en el
interior. El gobierno había autorizado la adjudicación de numerosos sitios en
Cobija para impedir el éxodo de su población, y el remate de terrenos en La
Chimba.
Sobre este punto dice en su artículo Echeverria y Reyes:
". . .desde el 21 a1 30 de junio de ese año (1869) una
Junta oficial que vino de Cobija procedió al remate de los terrenos de este
puerto (Antofagasta), a razón de 24 bolivianos por manzana. Subastaron las
siguientes personas: José Santos Prada, S. E. Zeballos, Manuel Barrau, Marcos
Chandia, H. Berard, Eduardo Araya, J. de D. Durte, Wenceslao Vidal, Manuel
Antonio de Lama, Antonio Vidaurre, A. Chandia, José Maria Lanza, Agustín
Vizcarra, Florencio Lillo, Juan Sáez, S. Alipas, J. Pinillos, José Parra, Joaquín
Prado, Hilario Ruíz, Francisco Pinillos, Zoilo Vidal, Cardemio Taborga, Máximo
Ondarza, Domingo J. Machado y Juan López ...”.
Don Isaac Arce da en su libro la misma nómina de subastadores
con muy pocas diferencias, y no menciona a Juan López. Agrega que por ese
tiempo también adquirieron terrenos y se radicaron en La Chimba el chileno don
Mateo Concha Moreno y el español don Raimundo Allende. “Al mismo tiempo que
estos nuevos vecinos venían a incrementar la población, se establecía una
verdadera corriente inmigratoria hacia la caleta. Venían algunos con el ánimo
de probar fortuna, y otros entusiasmados con el aliciente de los buenos
jornales que se pagaban”.
El año 1869 fue de gran actividad.
En el segundo semestre del año se construyó la oficina
salitrera en el Salar del Carmen, la primera planta productora de nitrato que
se instalaba fuera del territorio peruano, financiada con capitales chilenos e
ingleses. Los trabajos de construcción estuvieron dirigidos por los ingenieros
británicos don Jorge Paddison y don Diego Adamson. Gracias a la perseverancia y
competencia técnica de Adamson, y más tarde de don Jorge Hicks, se logró llevar
adelante los trabajos de elaboración del salitre no obstante las serias
dificultades que se originaban en la mala calidad de los caliches y del agua.
El trabajo salitrero impulso el movimiento en La Chimba, donde la Compañía
MELBOURNE CLARK construyó una maquina condensadora de agua. Se empleó también
en esos trabajos a operarios chilenos enviados desde Valparaíso. Previéndose el
desarrollo de la población se dio a la planta condensadora una gran capacidad
de producción, y según el informe de un funcionario boliviano, la máquina podía
destilar hasta “cinco mil galones de agua dulce por dia.
Isaac Arce habla de un primer plano de la población de La
Chimba confeccionado por funcionarios públicos y jefes de la Compañía
salitrera, no indicando la fecha en que se habría levantado, pero da informes
del plano que don José Santos Prada, Tesorero Público de Mejillones, levantó en
1869 y que lleva el siguiente título:
“República de Bolivia. Plano oficial de la nueva población y
Puerto de Antofagasta. Delineado en la caleta de Peña Blanca (La Chimba). J. S.
Prada. Mejillones, septiembre 14, 1869”.
En el plano se ven delineadas diez calles. Las que parten de
la orilla del mar al interior.
Bolívar, Sucre, La Mar, Ayacucho y Maipú, y las transversales
de sur a norte:
Colón, Washington, San Martin, Caracoles y Santa Cruz.
Al norte y paralelamente a la calle Bolívar, los terrenos de
MELBOURNE Y CIA.
Los nombres de Lamar, Ayacucho, Caracoles y Santa Cruz corresponden
a las actuales calles Arturo Prat, Baquedano, Latorre y Condell.
El hecho de que en el trazado de las calles una de estas es
llamada Caracoles, muestra que el plano, aunque levantado en 1869, fue ampliado
posteriormente agregándosele una o más calles. La designación del nombre de
Caracoles se debió al mineral de plata cuyo descubrimiento ocurrió en mano de
1870. Arce dice, además, en apoyo de la idea de que el plano fue ampliado con
posterioridad a 1869, que en este año no se sabía que iba a dársele a la caleta
el nombre de Antofagasta.
EL NOMBRE DE ANTOFAGASTA
Sobre la designación del nombre Antofagasta en reemplazo del de
La Chimba se ha especulado bastante, así en cuanto a la significación del mismo
como a la fecha en que se empezó a emplear. Dice Echeverria y Reyes:
“Antiguamente se conocía por Peña Blanca la costa frente al Islote del Faro, y
como Playa Blanca la parte más hacia el sur. Mas adelante se decía Chimba o Chimpa,
que en quechua significa “del otro lado”, de seguro con relación a las
estribaciones de Cerro Moreno, hasta que, a fines de 1871, Melgarejo dispuso
que se designase con el nombre de Antofagasta, igual que el de una estancia de
pastos que tenia en la Puna de Atacama y que hasta hoy figura en los mapas como
Antofagasta de la Sierra” (Ob. cit.).
Arce y Echeverria acogen la interpretación de Ramón Cuneo Vidal
para quien la palabra Antofagasta está compuesta por voces de la lengua
quechua, significando “pueblo del salar grande”. Sin pronunciarnos sobre el carácter
lingüístico, sin duda las circunstancias pertinentes a la designación del
nombre corresponden a las expresadas por esos escritores, en el sentido de que
la misma denominación, “Antofagasta”, era la de una propiedad agrícola de la
familia de Melgarejo. Con anterioridad a los autores citados, don Alejandro Bertrand
dice en su obra publicada en 1885, refiriéndose a las poblaciones de la Puna de
Atacama:
“Antofagasta... está en la orilla de unas vegas bastante
extensas que pertenecieron al dictador Melgarejo, cuyo propósito era formar allí
una gran crianza de ganado; por el nombre de esta hacienda fue denominado el
puerto que también lo lleva, fundado bajo la administración del famoso déspota”.
Pero si Melgarejo dispuso que el mismo nombre de su estancia
se diera a la caleta, no ha ocurrido ello a fines de 1871 como erradamente dice
Echeverria, pues en 1871 estaba a la cabeza del gobierno de Bolivia el coronel
don Agustín Morales. La designación del nombre se hizo con anterioridad a ese año,
seguramente en 1869.
En el “Cuadro demostrativo de los metales de cobre” aparece
La Chimba como el lugar de los embarques hechos por López en septiembre de 1867
y mayo de 1868, y se designa Antofagasta como lugar de los embarques hechos en
septiembre de 1869 y 1870.
El decreto de mayo de 1871, que declaró a esa caleta y la de
Tocopilla “puertos menores de comercio”, señala a la primera como La Chimba.
Por otra parte, en el informe del delegado Ruperto Fernández, publicado en
1871, se la menciona con los dos nombres, los de Antofagasta y La Chimba. El
primero es empleado en el acta de fundación de la Municipalidad, enero de 1872;
sin embargo, un informe presentado por esa corporación al gobierno está fechado
en La Chimba el 11 de marzo del mismo año; así también el Memorial de López. Por
lo tanto, el nombre de Chimba sobrevivió varios años después de haberse
adoptado el oficial de Antofagasta, así como el de Peña Blanca se mantuvo en el
uso popular por lo menos hasta 1869.
Relativamente cada uno de estos tres nombres corresponde a
fases sucesivas del nacimiento y desarrollo de la ciudad.
Erradamente el autor de LOS DESCUBRIDORES DEL SALITRE DE
ANTOFAGASTA dice que el de Peña Blanca le fue dado por don José Santos Ossa
(ob. cit., p. 9). En toda la correspondencia personal de don José Santos, que
se menciona en el trabajo de Ossa Borne, está puesto el de La Chimba.
REFERENCIAS:
Orígenes Históricos de Antofagasta: Oscar Bermúdez Miral
Narraciones Históricas de Antofagasta: Isaac Arce
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