La Flores de Hojalata
(Fueron varias y en muy corto tiempo)
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Cuando llegaron las pestes, por este norte,
los primeros en marchar - de esta vida - fueron los angelitos (los más
pequeños) seguidos por los jóvenes e inclusive por los más ancianos.
Fueron tantos y en tan poco tiempo, que -
en sus dolientes - ya no quedaron lágrimas por verter ni divinidad a quién
culpar, solo procuraron el espacio para su descanso eterno, la mortaja doliente
y la escasa madera en donde atesorar sus restos.
El tiempo y el progreso hicieron su trabajo
condenando al olvido - y al saqueo - aquellas historias.
En la actualidad son las manos de las
mujeres nortinas las que aún sostienen este recuerdo, son aquellas manos las
que elaboran estas frágiles y delicadas flores - de hojalata - para perpetuar
su memoria, cuales madres en su tiempo.
Sin siquiera conocerlas, gracias, muchas
gracias a ellas.
Hacemos nuestras estas palabras, palabras
que quisiéramos brindar a todos aquellos que han perdido un ser querido, en
este tiempo y en todos los tiempos de vida de este norte, un norte tan
acostumbrado a estos pesares.
Las flores del recuerdo.
“Cuando la tormenta pase”
Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos vuelvas mejores,
cómo nos habías soñado.
Nuestro recuerdo a los que han partido.
(Recordar: Repasar por el corazón)
Un hermoso poema atribuido a Benedetti,
Kathleen O’Meara y/o Alexis Valdes (pareciese ser su autor), esto quedará
sujeto a vuestro escrutinio, critica o interés.
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