LAS INVASIVAS
(Hablamos de las plantas por
supuesto)
Reciban nuestros saludos
estimados amigos y seguidores, siempre un gusto el estar con ustedes
nuevamente.
El señor Bichólogo Don Rodrigo
Castillo del Castillo y Castillo Tapia nos dice:
A veces nos preguntamos por qué
molestan tanto las autoridades, cuando se quiere ingresar al país alguna
planta, o sus semillas. Nos parece una prohibición tonta y sin sentido ¿Qué
daño podría causar una plantita que lo único que hace es ofrecernos lindas
flores?
Para preguntas como ésta no hay
mejor respuesta que un ejemplo.
Y el ejemplo que daremos es el de
una Tropaeolum, planta trepadora de la familia de las Tropeoláceas, propia de
Centro y Sudamérica, con algunas especies que llegan hasta Magallanes. En Chile
tenemos 22 especies (y dos subespecies), casi todas ellas endémicas.
En nuestra Región también las
tenemos, y aunque la más conocida de ellas es el Soldadito, Tropaeolum
tricolor, también está presente Tropaeolum beuthii, especie mucho más escasa.
Ambas se las hemos mostrado antes en nuestras páginas.
Dado que las Tropaeolum son
plantas trepadoras de finos tallos, bonito follaje y lindas y llamativas
flores, no es de extrañar que hayan sido sacadas de sus países de origen y
llevadas a Europa, EEUU y otros muchos lugares, para adorno de los jardines y
deleite de sus habitantes. Esto no podría tener nada de malo, nos decimos, ya
que nosotros hacemos lo mismo, trayendo para jardines y plazas especies
foráneas, que consideramos mejores que nuestras nativas.
Y así es como tres especies de
Tropaeolum llegaron a Nueva Zelanda, a alegrar las casas de sus habitantes. Y
así es como empezó una pesadilla para ellos, y un perjuicio muy grande para sus
especies nativas, en gran medida endémicas y únicas.
Aunque dos de esas especies se
comportaron de acuerdo a lo esperado, manteniéndose en los jardines, una de
ellas, la Tropaeolum speciosum, que en nuestro país se conoce como Coralito,
Quintralillo, Voqui o Martillo de Carpintero, y es conocida en Nueva Zelandia
como “Chilean flame creeper”, se convirtió en una plaga que no consiguen
erradicar de la mitad sur de ese país. Lo primero que uno se pregunta es cómo
puede ser una plaga una plantita inofensiva, que acá en Chile apenas está
presente en la zona costera de Valdivia y nunca se ha extendido más.
La respuesta a eso siempre será
la misma: esa plantita tiene esa distribución porque sólo ahí encuentra las
condiciones necesarias y adecuadas para vivir. Pero ¿qué pasa si la tomamos y
la ponemos en un amplio territorio que reúne esas condiciones? ¿Un ambiente
donde la planta no es conocida, por lo tanto, no hay especies de insectos,
pájaros o animales que le causen daño alguno? Pues sí, su crecimiento será
explosivo, y se extenderá rápidamente por todas partes. Si a eso le añadimos
que esta inofensiva plantita se vale de los pájaros para esparcir sus semillas,
puede brotar nuevamente de los tallos quebrados o incluso desde las raíces, ya
tenemos un problema difícil de solucionar. Sin contar todavía, claro, con que
puede crecer en todo tipo de suelos, sean húmedos, secos, pobres, ricos en
nutrientes o salados, inclusive.
¿De qué modo daña el ambiente en
que se encuentra? Pues creciendo, simplemente. Crece, como buena enredadera,
trepando sobre arbustos y árboles, poniendo en ello tanto empeño que los cubre,
reemplazando el dosel natural del bosque y formando así un techo bajo el cual
no llega el sol, impidiendo a las plantas nativas crecer. Asimismo, sofoca a
aquellas sobre las que trepa, dificultando su crecimiento y subsistencia.
Nadie pensó que esta humilde
plantita de la costa valdiviana fuese a convertirse en una plaga difícilmente
erradicable, en un país al otro lado del mundo, sólo porque alguien quería
embellecer su jardín con ella.
Las imágenes de Weedbusters muestran
la planta, su crecimiento sobre los árboles y la forma en que cubre los
bosques.
No hay comentarios:
Publicar un comentario