PRÓXIMAS RUTAS

jueves, 11 de enero de 2024

LOS BURROS DEL DESIERTO

Llegaron a estas tierras por miles y no fue por simple migración, más bien fueron traídos, por aquí se quedaron y por estos parajes prosperaron. 


Equus asinus, ése es el nombre científico del burro, el común y silvestre burro que muchos hemos conocido de cerca, y no pocos en este país no han visto jamás.

Pudiera parecernos, así a primera vista, que el burro es un animalito inofensivo, con ese aire tristón que tiene. Pero nada más lejos de la realidad, el burro no es inofensivo y hasta puede ser peligroso, cuando se cría y vive en condiciones silvestres.

Debemos saber que en Chile poco se usa ya este animal de la forma tradicional, es decir, para carga y trabajo. Cada vez quedan menos en los pueblos y zonas rurales. Quien puede mantener un animal, prefiere un caballo, que presta mejor servicio e imagen, porque obviamente un hombre se ve mejor sobre un caballo que sobre un humilde jumento.



Pero esto no quiere decir que estén desapareciendo por completo, no. Sigue habiendo burros, principalmente en las cuatro regiones del norte, donde se han establecido poblaciones de burros ferales, y también rebaños que -teniendo dueños- son dejados en libertad de moverse a su antojo. Tiene fuerte presencia, nos dicen las escasas estadísticas, en el altiplano de Tarapacá, donde habitan no menos de 1600 asnos ferales, que -por lo demás- causan bastante perjuicio, tanto a los cultivos de las comunidades indígenas, como al medio ambiente mismo. 

Un mayor impacto estaría causando en Atacama, donde hay más de 5.000 de ellos.

Y decimos que causan daño al medio ambiente porque, si bien no compiten directamente con vicuñas y guanacos, ya que ocupan distintos nichos para vivir y alimentarse, sí impactan severamente en la vegetación y el suelo. Se desconoce, por otra parte, de qué manera puedan afectar a la de por sí escasa población sobreviviente de tarucas, el huemul del norte, en Tarapacá.

Los burros tienen una alimentación muy generalista, pudiendo comer casi cualquier cosa, de manera que a falta de algo mejor pueden comer incluso cactus. Además, a diferencia de vicuñas y guanacos, es derrochador al alimentarse, pudiendo arrancar una planta sólo para comerse un par de ramas, dejando morir el resto.  Hay evidencias de que en Atacama están causando un severo impacto en plantas y cactáceas que están en vías de extinción, por lo que el Ministerio del Medio Ambiente lo clasificó como especie dañina, ya en 2015. No obstante, la Ley de caza aún no los define como tales, lo que autorizaría que se les pueda cazar como una forma de controlar su población. 



¿Y cuál es la situación en nuestra Región?

No se sabe, ya que no hay estudios al respecto. Sin embargo, es innegable que están presentes. Según cierta publicación gubernamental, hay presencia de burros en Morro Moreno, La Portada y La Chimba. Sabemos que esto no es así, que esa información es demasiado antigua para ser considerada como cierta. Pero también sabemos que hay poblaciones de burros en la Región de Antofagasta, porque las hemos visto en innumerables ocasiones. Las más de las veces se trata de animales que se crían solitarios, sin intervención del ser humano. En otras, hemos observado que les proveen de agua, pero los mantienen en libertad para que se alimenten por sí mismos. Y es esto lo que nos preocupa, porque ¿dónde pueden sobrevivir burros en nuestra región? Simple, en los pocos lugares en que hay vegetación, vegetación que en su mayoría es endémica y está en riesgo.

Obviamente, si ni siquiera hay un estudio poblacional, mucho menos habrá uno que registre el impacto que estos animales producen en los oasis de niebla en que habitan, en nuestra costa. Honestamente, no los he visto en nuestro altiplano, aunque hay registros fotográficos que los sitúan en la laguna Cejar y otros sectores de San Pedro de Atacama. Sí se pueden ver con facilidad en las cercanías del Parque Pan de Azúcar, en la zona de Taltal y -sin falta- en Paposo.




El burro es un animal que tiene buena imagen, hasta se ven tiernos y dulces cuando son pequeños, pero es innegable que tienen un afecto negativo en los ambientes en que vive, como es innegable que es una especie exótica invasora. Y aunque hasta ahora no se le está considerando como especie dañina en la Ley de Caza, a nuestro juicio debería estarlo. Además, quien tenga burros debería mantenerlos en forma responsable, y no dejarlos a su libre albedrío, ya que eso es una forma típica de eludir responsabilidades: si el burro no causa problemas, es mío, si llegara a causarlos y debo asumir responsabilidad, entonces no lo es.

Y ojo, para quienes gustan de fotografiarse con animales y tomarse selfis cerca de ellos: 𝐞𝐥 𝐛𝐮𝐫𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐢𝐧𝐨𝐟𝐞𝐧𝐬𝐢𝐯𝐨, sobre todo cuando son ferales o viven en completa libertad, los machos pueden ser bastante agresivos, si sienten que se están acercando mucho a sus hembras o crías. No sólo pueden patear, sino también morder fuertemente con graves consecuencias. De hecho, en España se utiliza a los burros para cuidar los rebaños de ovejas, pues se enfrenta sin dudar a los mismos lobos, a los que puede incluso matar.

No es exagerado, pues, tomar precauciones y evitar acercarse demasiado.




 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario