Las Abejitas Nativas
La protección de las abejas es fundamental, tanto para la
integridad de los ecosistemas nativos del planeta, como la seguridad
alimentaria, economía y finalmente la sobrevivencia de nuestra especie. En nuestro
país se conocen al menos, unas 470 especies de abejas nativas, el 70% de las
cuales son endémicas y no pueden encontrarse en ningún otro lugar del mundo.
Ahora, ¿Cuál es su importancia en la flora regional y
nacional, por sobre las especies introducidas, especialmente la Apis mellifera
(abeja europea)?
Recuerden. Si perdemos las abejas nativas, nos quedaremos sin
muchas de las especies vegetales que conocemos y admiramos en nuestro desierto,
si perdemos la segunda, sólo nos quedaremos sin la miel y los
monocultivos.
Algunas abejas que hemos podido ver en nuestros continuos
recorridos por la región, según don Rodrigo Castillo del Castillo y Castillo
Tapia.
Svastra flavitarsis, una hermosa abejita nativa que
encontramos en nuestro viaje a la Garganta del Diablo en la comuna de San Pedro
de Atacama.
En Chile, esta especie nativa se encuentra en Antofagasta,
Atacama, Coquimbo, Aconcagua y Santiago, en tanto en Argentina se encuentra en
las provincias del Noroeste y en Buenos Aires.
Es una abeja que llama atención por su colorido, tiene ojos
verdes y pilosidad anaranjada, así como franjas blancas que resaltan sobre el
negro del abdomen. En este caso, las hembras son más coloridas que los machos.
Es una muy eficiente polinizadora, visitando gran cantidad de
flores nativas. En nuestra región es fácil encontrarla en los árboles del
género Prosopis, es decir, en Tamarugos y sus parientes. Anidan en laderas
arenosas, donde puedan excavar galerías en las que depositar sus huevos, cosa
que también tuvimos oportunidad de ver.
Centris, no menos llamativas que la anterior, a estas abejas
las hemos podido ver a lo largo de la cordillera costera, aunque se pueden
encontrar incluso sobre los 3000 msnm en la región.
Las Centris, en general, son abejas que están ampliamente
presentes en Sudamérica, y de las que se conocen unas 200 especies. Se les
conoce como abejas colectoras de aceite porque están adaptadas para llevar,
además de polen y néctar (o en su lugar), aceites florales. Son abejas más bien
grandes, que se encuentran generalmente en los desiertos.
Nosotros hemos podido ver Centris buchholzi, Centris nigérrima, Centris tamarugalis y algunas especies más cuya completa identificación no hemos logrado.
Colletes, abejas algo más pequeñas que las Centris, de tamaño
y aspecto similar a las abejas melíferas, a las que se conoce como “abejas del
celofán”, porque producen una sustancia muy similar a este material, con el que
recubren sus nidos.
Las hemos observado en varias ocasiones, pero no contamos con
información suficiente para llegar a su especie.
Trichoturgus (género de la Familia Megachilidae). Estas
abejas podrían considerarse especialistas en polinizar flores de cactus, aunque
se las pueda encontrar en otras plantas también, dada la escasez de ellas. De
hecho, hay cactus que dependen de estas abejas para su polinización, por lo que
su importancia como polinizadores es innegable.
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