¿Nos estamos apolillando?
Cada cierto tiempo, es decir, de cuando en vez, asoman por nuestra ciudad o territorio algún minúsculo (digamos bicho o insecto) que llama profundamente la atención de la comunidad por su forma y cantidad. Los más, solo preguntan si pueden ser peligrosos para el sapiens-sapiens, otros, los menos, lo asocian inmediatamente a los Anunakis y alguna que otra teoría del fin del mundo, uno de los siete sellos y trompetas.
Qué nos dice al respecto el Sr. Bichólogo. Don Rodrigo
Castillo del Castillo y Castillo Tapia.
En los últimos días, se nos ha consultado repetidamente por
una extraña “polilla”, que sorprende a muchos por la inusual forma y posición
de sus alas.
De manera que para informar a todos y acabar con las dudas,
les hablaremos un poco sobre ellas.
Estas polillas son pequeñas mariposas nocturnas de la Familia
Crambidae, una de las familias más numerosas de estos insectos. Dentro de ella
se agrupan miles de especies, algo más de 10.300, que tienen muy diversas formas
y tamaños.
Las que nos ocupan en esta ocasión pertenecen a la Tribu
Lineodini, y no sabríamos decir específicamente si son del género Lineodes o
Atomopteryx, ya que no alcanzan nuestros conocimientos para ir tan lejos, pero
sí que corresponden a uno de estos.
Otra cosa que podemos decir con toda propiedad es que en esta
ciudad nuestra estas polillas -que son siempre inofensivas para las personas-
no revisten mayor importancia tampoco para las plantas, ya que no las hay en
tal abundancia que pudieran significar un problema. Algunas especies de
Lineodini son consideradas dañinas para la agricultura, pero obviamente en
zonas donde hay extensos cultivos, que podrían ser afectados por ellas.
Para nosotros no son más que pequeñas mariposas que se esfuerzan
por sobrevivir en nuestra ciudad, pese a lo agreste del territorio y a lo poco
acogedora que ella es (para los insectos, aclaremos). Su preferencia son las solanáceas, familia de
plantas que incluye a los tomates y a las papas, pero que también incluye a
varias especies de plantas nativas, que se pueden encontrar tanto en los cerros
circundantes como en nuestros jardines, plazas y calles.
Su curioso aspecto, muy notorio cuando están posadas en algún
lugar, se debe solamente a que pliegan sus alas, como quien cierra un abanico,
en lugar de extenderlas como hacen las otras polillas de su familia. Esto les
da un ligero parecido a esos dípteros que tan poco queremos, los zancudos, y
quizá a ello se deba que las personas sienten cierto temor -o rechazo- al
verlas.
Pero podemos estar tranquilos, estas pequeñas maripositas no
tienen forma alguna de causarnos daño y, aparte de observar su curioso aspecto,
no hay necesidad de hacer nada más, cuando nos encontremos con una.
Imágenes aportadas por el gran fotógrafo Sergio Cuellar.
Grande Sergio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario