Cantón Aguas Blancas
Estuvimos ahí, en el lugar en donde prosperó la lujuria y el
malevaje – según la historia - y en donde solo quedaron los muertos como
testigos de su existencia. Los vestigios de aquel poblado ya no existen y si no
fuese por la pluma e investigación del recordado maestro Don Floreal
Recabarren. Yungay solo sería un punto más del desierto, un punto irrelevante que
formó parte del antiguo cantón de Aguas Blancas.
¿Qué dice la Historia?
Dentro de las distintas estaciones en la vía, la de Yungay se
consolidó como la más importante, donde en 1909 comenzó la formación de un
pueblo, iniciativa de un visionario General de Ejército que pidió esos terrenos
baldíos en concesión y los arrendó en lotes. Rápidamente Yungay se convirtió en
uno más de los pueblos pampinos ligados muy fuertemente al ferrocarril.
Pero ¿Qué nos dice Don Floreal Recabarren?
La Segunda Región despertó a la prosperidad económica a fin
del siglo XIX. La industria del nitrato que se había desarrollado con éxito en Tarapacá,
comenzó a declinar por la escasez y pobreza de las calicheras. Entonces, los más
poderosos empresarios miraron hacia Antofagasta, instalándose más de cien
oficinas en el Cantón Central, El Toco, Taltal y Aguas Blancas, este último
ubicado a 100 kilómetros al sureste de Antofagasta.
Los capitalistas Matías Granja y Baltazar Domínguez idearon
un audaz proyecto: construir un nuevo puerto de embarque de salitre, y
conectarlo por vía férrea con Aguas Blancas. Así nació Coloso y el ferrocarril
salitrero. El tren partía desde el nuevo puerto, encaramándose por la
cordillera de la Costa a través de la quebrada La Negra y se internaba por el
desierto en dirección sureste. Después de cinco horas llegaba a la estación
Yungay. El ferrocarril fue inaugurado oficialmente el 11 de octubre de 1902.
Aguas Blancas se transformó en un centro económico de importancia, con grandes
oficinas salitreras. Alrededor de ese Cantón salitrero nació el pueblo de
Yungay.
ARRIENDAN SITIOS
Yungay fue una estación ferroviaria unida a Coloso y
Antofagasta no solo por el tren, sino también por una línea telefónica. El
correo funcionaba con normalidad.
En 1909 comenzó a publicitarse en la prensa local avisos
ofreciendo terrenos en el pueblo en construcción. Fueron colocados por
iniciativa del General (r) José María Soto Pereira: había solicitado un pedimento
minero en un terreno cercano a la pequeña estación Yungay, que carecía de
valor, pero que se adecuaba a su propósito. El avispado General mando a dibujar
un plano de un poblado con todos los requisitos: calles, plazas, locales comerciales
y para servicios públicos. Un pueblo para vivir y también para morir: en un pequeño
cerrito se levantaba el cementerio. El General había realizado la increíble
hazana de lotear el desierto y ofrecía "arrendar sitios por nueve años a razón
de 20 y 30 centavos el metro cuadrado y pagaderos en semestres adelantados. Don
José María tenía un ojo muy hábil para los negocios. Anteriormente había
intentado hacer lo mismo con Caleta Coloso, sin resultados. Luego se dio cuenta
de la importancia del Cantón de Aguas Blancas e hizo el pedimento minero para
vender o arrendar sitios.
El 28 de octubre "El Industrial" informo que estaban
muy adelantados los trabajos de edificación en la nueva población de Yungay, fundada
por el General José María Soto".
UN PUEBLO LUJURIOSO
El General era un hombre excepcional. Ingresó al Ejercito en
1857, en calidad de sargento del Batallón 4"de Línea. Participo en la
Guerra del Pacifico, como ayudante del Estado Mayor y resultó herido en la
Batalla de Chorrillos. Jubilándose en 1893. Se caso con doña Luganda Terán; enviudo
y contrajo nuevo matrimonio con doña Cantalicia Cañas. Cuando salió del
Ejercito fijo su residencia en Concepción y, posteriormente emigró hacia el norte,
instalándose en Yungay.
Aguas Blancas se constituyó en una Subdelegación y el
Gobierno nombro a su representante. También quedo comprendido dentro del
territorio gobernado por la Municipalidad de Antofagasta, la que estaba
obligada a mantener servicios públicos. De allí se derivó una constante disputa
entre el alcalde y el General ¿Quién manda en Yungay? Hacia 1913 el pueblo
contaba con cuatro manzanas edificadas con irregularidad, con una población
cercana a las quinientas personas. Tenía alumbrado público de gas de acetileno
y en igual forma se iluminaban las viviendas y establecimientos comerciales.
Don Gerónimo Yankovic mantenía el servicio telefónico; Sepúlveda era el sastre;
don Uldorico se preocupaba de la carpintería; y, por supuesto, existía la
infaltable botica, donde además se sacaban muelas.
Pero, el número de almacenes de alcoholes y sitios para beber
sobrepasaban las demandas de la población. Tres billares, dos almacenes de
licores y un hotel donde también se vendía alcohol. A esto hay que agregarle
veinticuatro prostíbulos, algunos tan pintorescos como "El pájaro
verde" y "El poncho roto.
Es justo decir que había una Escuela Mixta funcionando en un
local cedido por el General y con una asistencia media de 45 alumnos. La Policía,
a cargo de un Sargento, un Cabo y un Soldado, ocupaba un local inadecuado y que
ni siquiera tenía calabozos. "Los detenidos - decía un informe de 1913-
están bajo la palabra de caballeros de no abandonar el local: La situación
moral era desastrosa. Yungay era el centro donde trabajaban más de tres mil
obreros y, por lo mismo, trescientas personas diarias formaban parte de la población
flotante que se divertía en cantinas y prostíbulos. Las peleas y asesinatos eran
el pan de cada día: la prensa contaba el caso de un parroquiano que dormía "su
mona" en una mesa de billar. De pronto, desde la calle sonaron tiros y la
cabeza del ebrio voló en mil pedazos. Así de simple. La situación de las "asiladas"
era mucho peor. Un informe graficaba que: "es cosa común ver a las mujeres
semidesnudas. en cualquier hora del día, atravesar la población y se solicitaba
reglamentar las horas en que las mujeres debían salir a la calle. El mismo artículo
decía que era necesario" impedir el negocio descarado de trata de blancas
que ejercen los regentes de los prostíbulos:
Así vivió y murió el pueblo del General hasta 1932. La crisis
y el desarme de Caleta Coloso terminaron con su mundana y lujuriosa existencia.
Cuenta la Historia:
Atravesando las vicisitudes del mercado salitrero llega el
año de 1932, cuando la paralización de las oficinas de Aguas Blancas hace
inoficiosa la mantención del puerto de Coloso. El 3 de mayo de 1932 se autoriza
levantar la línea entre el puerto y Carrizo (km 11,5), y finalmente el 30 de
septiembre se declaran caducadas las concesiones relativas a la Caleta. Ese
mismo mes se habían entregado las últimas obras del nuevo puerto de
Antofagasta, que se había comenzado a construir en 1918 y que desde 1929
operaba lentamente. Desde fines de los veinte se había negado al FCAB cualquier
ampliación de muelles en Coloso, para no afectar el nuevo puerto.
La empresa Barceló y Peillard y el inglés Roberto Bell se
encargaron de desarmar todas las instalaciones y el pueblo de la antigua
caleta, “vidrio por vidrio y clavo por clavo”, hasta hacerla desaparecer.
Sin embargo, la red ferroviaria en la pampa siguió
existiendo. La oficina “Valparaíso” trabaja algunos años a fines de los treinta
(entre 1954 y 1956 lo hará nuevamente con el nombre de “San Martín”), y se
moviliza el salitre remanente de las oficinas cerradas. La principal producción
es el sulfato de sodio, a manos de la COSATAN, en las antiguas salitreras Eugenia,
Petronila y Bonasort.
En noviembre de 1945 el ferrocarril pide autorización para
levantar la mayoría de los ramales, dejando parte de ellos y la línea
principal. En mayo de 1949 se pide modificar esta autorización, lo que es
aceptado en agosto. Se levantaron los ramales a Rosario, Castilla y María
Teresa (se dejaron 500 m de este último en el cruce con el Longitudinal) y,
debido a la explotación de sulfato, se dejó completo el ramal a Bonasort, a
Petronila y parte de los ramales a Oriente, Avanzada y Renacimiento (ex San
Gregorio). La línea a la Valparaíso también fue mantenida. Por su parte, la
línea a Dominador se levanta en 1946.
En 1961, habiendo paralizado la totalidad de las actividades extractivas en el cantón, se desarman los ramales que quedaban y la línea principal. El Ferrocarril de Aguas Blancas deja de existir, al cumplirse 60 años del recorrido de su primera locomotora.
Para saber algo más del Cantón de Aguas Blancas
El Ferrocarril de Aguas Blancas
https://amigosdeltren.cl/ferrocarril-de-aguas-blancas
Cantón Aguas Blancas
https://www.albumdesierto.cl/aguas.htm
Gracias me gusta saber e historia
ResponderEliminarEs una muy linda istoria que tiempos aquellos
ResponderEliminarMe encanta conocer historas de las salitreras antiguas,gracias los felicitos.Chango.
ResponderEliminarQue bueno que por estos medios tecnologicos , conoscamos nuestra verdadera historia , ami me gusta leer y saber mas del norte de mi pais Chile mi padre y sus hermanos fueron mineros ,y aveces recordaban minas donde trabajaron Chuquicamata MariaElena ,el teniente Suwuel el Soldado minas Calera ,eran muy mal pagados pero ellos muy andariegos o (patiperros)
ResponderEliminarFelicitaciones por los excelentes reportajes históricos que publican.
ResponderEliminarEsperamos más. Saludos.
Estimados excelente pasaje de nuestra historia, los felicito. Claro que nuestro país está en deuda con el norte.
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