PRÓXIMAS RUTAS

viernes, 2 de febrero de 2024

EL TREN. UNA OBRA MÁS DEL MALULO

 

Todas las generaciones han tenido que vivir su preciado momento de asombro. Los de mayor edad – los eméritos - con la férrea y consabida resistencia a los cambios mientras que los más jóvenes, siempre dispuestos a aceptar estos, plegándose jubilosos a los adelantos, comprendiendo los beneficios.

Imagen del Ferrocarril de Taltal, gentileza del Sr. Pedro Mercado.


Ahora bien, la historia nos dice que el hombre comenzó a vencer las distancias con el simple acto de caminar. Aquello de subirse al lomo de un animal no fue tarea fácil, los cuadrúpedos eran usados (en sus inicios) sólo para el trabajo y la carga, y hubo de pasar mucho tiempo antes de que llegaran a servir de transporte para el hombre.

El navegar, algo que también acompaña al hombre desde tiempos inmemoriales, llevaba implícito un gran número de vicisitudes y de inimaginables peligros, algunos de los cuales siguen plenamente vigentes.

Aquello de volar, finalmente, no estaba en el consciente de la gente (salvo en las ideas de unos cuantos, adelantados a sus tiempos) y tardó mucho tiempo en llegar a materializarse, pero en el transporte terrestre el desarrollo fue más continuo. Del uso de animales para carga se pasó a la tracción animal, y de ésta al vapor como fuerza motriz. Con el vapor llegó el tren, en los inicios de la revolución industrial. El tren, una maquinaria que sobrepasaba a cualquiera otra de la época, y que impresionaba profundamente a la gente. Por esto, cuando asomó el tren por primera vez en nuestro país, estas enormes bestias de metal, escupidoras de humo, causaron más de algún estropicio y pánico entre la población.

En nuestro norte, el arribo e instalación de la población fue relativamente tardía y la llegada del tren, ya conocido a nivel nacional, fue casi simultáneo. Mas, era totalmente desconocido e inimaginable para las poblaciones locales, algunas de las cuales que no conocían ni el mar, y tuvieron que enfrentarse por primera vez a una locomotora. Ciertamente era de esperarse que, de acuerdo a las creencias de esos tiempos, aquellos lejanos tiempos en que se pensaba que todo lo extraordinario e inexplicable, todo lo nuevo, era obra del malulo, la gente creyese que el tren, esa maquinaria humeante alimentada por el fuego, era su última creación, destinada a causar calamidades entre los vivos.

Imagen del Ferrocarril de Taltal, gentileza del Sr. Pedro Mercado.


BIOGRAFIA DEL TREN

De Don Andrés Sabella Gálvez

 

En la “Cantina”, flotaba un sabor a sangre entre los platos. desgracia del tren rayaba de luto la mirada de los obreros:

-         ¡Mierda debería volvérsele el pan a ese bestia del maquinista! Mandíbulas de piedra tibia.

Una viejecilla mascaba, cuidadosamente, atisbando en su derredor, como si esperara a alguien. Y en verdad que esperaba a alguien: a sus perdidas remembranzas. Pronto llegaron y la viejecilla empezó a conversar con un tono de guitarra oscura. La escuchaban los obreros y un solo ruido de cucharas sinfonizaba su charla:

-El tren es obra del Malo, m’hijitos . . . El Malo anda metido en su barriga. ¿No ven cómo corre, cómo escupe fuego, cómo huele a no sé qué cochinada? Los trenes de hoy son menos criminales que los de mi juventud:

¡i están bautizados!

El primer tren era “moro” y el Malo lo guiaba como un loco, para que los cristianos se mataran, a montones. ¡Ay, las desgracias que nos daba el tren! Un curita arregló Ia cuestión y se propuso bautizarlo. Juntó a dos señoras y a dos generales para padrinos y una tarde que lo pilló tranquilito, le echó agua bendita con un hisopo grandazo...

iEstaba bautizado! Le pusieron Santiago:

“Santiago se llama el tren

porque corre muy ligero,

porque mató a un caballero

luego que empezó a correr...”

- ¡Güeno la agüela memoriona! -subraya una chiquilla que se ha quedado con los platos en el aire, durante el relato.

-Es cosa de Dios, mi linda...

Un tajazo de viento salta por la ventana. La viejecilla quiere desembuchar todo lo que recuerda a propósito del tren:

-Cuando apareció el tren, un cuyano vino a conocerlo y, como era tan reintrusazo, no se cansaba de mirarlo; de repente, el tren movió sus patazas y se fue; entonces el cuyano le gritaba:

-Ché, no te vayás..., dejáme verte, conocerte bien. ..., esperáte un momentito. . .

-Y el tren le contestaba bien relejos con una risa de endemoniado:

-Píllame si podís, pus, cuyano e'mierda . . .

Un carpintero se paró y tosió, irónicamente, como un catedrático. Se caló el calañés y se marchó, silbando. La viejecilla reparó en su actitud y sentenció: 

-Tan diablazos que son y cuando divisan al malo se cagan tóos…

Volvía la muchacha con el té. La viejecilla proseguía:

¿Conocen la herejía que vomita el tren cuando se echa a correr? Se le corea:

¡Quién me ataja, quién me ataja con cuchillas y navajas! . . .

La narradora, confundida de voces, no se amilana y prosigue su lección.

-Es el Malo el que lo hace tirar la provocación, porque el Malo necesita gente que perder.

Ultimo sorbo. La viejecilla entorna los ojos. Cae el silencio.

El viento blande estrellas en las calles. Los obreros se retiran. La viejecilla dormita. Un trencito de fuego le cruza la frente: la muerte se lleva a los cristianos en un trencito negro, como culebrón de azogue. La viejecilla, despierta, temblando.

Un canto de mujer joven levanta el pecho de la noche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Biblioteca fotográfica de Caminantes del Desierto.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Biblioteca fotográfica de Caminantes del Desierto.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Biblioteca fotográfica de Caminantes del Desierto.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Gentileza del Sr. Manfredo Tuniche.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Biblioteca fotográfica de Caminantes del Desierto.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Biblioteca fotográfica de Caminantes del Desierto.

Imagen captada en el museo del Ferrocarril de Baquedano, comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta-Chile. Biblioteca fotográfica de Caminantes del Desierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario